miércoles, 21 de octubre de 2015

¿Quieres Ayuda?, Ayúdate primero.


Solo los amados aman.
Solo los libres libertan.
Solo son fuentes de paz quienes
están en paz, consigo mismos.
Los que sufren, hacen sufrir.
Los fracasados necesitan ver fracasar o otros.
Los resentidos siembran violencia.
Los que tienen conflictos provocan
conflictos a su alrededor.
Los que no se aceptan no pueden
aceptar a los demás.
Es tiempo perdido y utopía pura
pretender dar lo que tú no tienes.
Debes empezar por ti mismo.
Motivarás a realizarte a tus allegados
en la medida que tú estés realizado.
Amarás realmente al prójimo en la medida
en que aceptes y ames serenamente
tu persona y tu pasado.
Amarás al prójimo como a ti mismo,
sin perder de vista,
que la medida eres tú mismo.
Para ser útil a otros, él importante eres tú.
Sé feliz tú y tus allegados se llenarán de tu alegría.

Nuestras relaciones son reflejos del nivel de conciencia personal en que vivimos. Si queremos mejorar nuestras relaciones, tenemos que empezar por nosotras mismas.

-Sanando el Yo psicológico de cualquier desamor sufrido durante la época de mayor vulnerabilidad en la niñez.

-Rompiendo las asociaciones mentales aprendidas de amor con sufrimiento y reprogramando nuestra mente, con nuevas creencias más positivas.


-Haciendo conscientemente conexión con nuestra alma desarrollando autoestima.
¡Esa es medicina para el ego: valoración interna y eterna!

-Poniendo en práctica el discernimiento para saber cuándo dejar ir y perdonar. Sobre todo, cuándo entregar las cargas que no nos corresponden.

-Manteniendo la conexión divina y la comunicación intuitiva en la práctica de la oración y la meditación.

Cuando unimos mente, emociones y espíritu, nuestras relaciones fluyen en armonía y respeto mutuo. Son apreciativas y generosas; libres de necesidades y adicciones, de luchas de poder y de miedos manipulantes. Son relaciones sanas y felices.

Esta meta es posible cuando nos proponemos expandir nuestra conciencia con el crecimiento personal. ¡Este aprendizaje dura toda la vida!

¿Qué ha sido un tu vida más fuerte, el dolor o el amor? Sánate
¿Cómo estas experiencias se reflejan en tus relaciones? Libérate
¿Qué vas a hacer diferente para mejorar tus relaciones? Ámate, Reinvéntate.


 Carlos Cuauhtémoc Sánchez



fuente:http://reflexionesjovenes.blogspot.com.es/

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