sábado, 12 de marzo de 2016

La maravillosa amplitud de las inteligencias


La maravillosa amplitud de las inteligencias
que todos poseemos…

“Los analfabetos del sigo XXI no serán los que no sepan leer ni escribir,
sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender.”
                                                                                                    Alvin Toffler

Se dice que utilizamos solo el 10 % de nuestras capacidades…
Y es muy común sentir que no estamos experimentando todo lo que somos…

Entonces nos surgen algunas preguntas:
¿qué más habrá dentro nuestro? ¿cómo encontrarlo? y ¿qué hacer con eso?

¿Una única respuesta correcta?

Pensamiento lógico y pensamiento lateral

Si revisamos nuestro patrón de acción histórico, es muy probable que descubramos un sistema repetido de actitudes, el cual nos conduce –por supuesto- a los mismos resultados…

Sabemos que esos patrones de acción, responden a preconceptos: pensamientos previos, no muy conscientes, que damos por hecho, obviedades que creemos lógicas. Esto es así porque siempre lo fue, tiene una sola respuesta correcta.
He aquí el asunto: la lógica, lo pre-supuesto, no siempre es la mejor respuesta a la situación que la realidad nos presenta.

Edward De Bono postula que existe una inteligencia lógica, que es lineal, sucesiva, que busca una sola respuesta“correcta” a cada problema y que “cava siempre en el mismo lugar… cada vez más profundo” para encontrar siempre el mismo tipo de razonamiento.

A diferencia de esto, dice De Bono, la inteligencia lateral es diversa, busca ideas nuevas, “cavar en otros lugares”, produce respuestas creativas, sencillas y eficaces.
Si entonces la mayoría de las veces (sino todas!) respondemos a los desafíos que se nos presentan, de la misma manera, por nuestras ideas pre-concebidas; surge la pregunta: ¿todas las situaciones son iguales?

Si no lo son ¿porqué respondemos de la misma manera?

Entonces revisar nuestros supuestos es el punto de partida para saber con qué preconceptos estamos juzgando una situación dada. Al encontrar ese supuesto –que la mayoría de las veces no somos concientes de su existencia- muy a menudo vemos que no es coherente con la realidad y suele ser más una creencia legitimada que una observación lúcida. Una vez revisados nuestros preconceptos, es como si hubiéramos limpiado la superficie del escritorio donde vamos a trabajar.

Einstein decía que ante un problema había que responder con diez distintas soluciones posibles. Al hacer esto, encontramos que la creencia de que ante tal problema solo cabe tal solución, no es real. Vemos que se abren diversos caminos, los cuales luego pueden integrarse y brindar otra solución que los incluya. Las alternativas son infinitas y se van enriqueciendo entre sí. Finalmente, podemos elegir la más adecuada a esa situación, lo que no es garantía de que “a partir de ahora voy a tomar esa como modelo”, pues como dijimos anteriormente: cada situación es distinta, y nosotros también lo somos en nuestro constante devenir.

Dar por supuesto es cerrar posibilidades. Cuanto menos demos por supuesto una situación, persona, objeto o a nosotros mismos, mejor preparamos el terreno para trazar nuevos caminos.

Las inteligencias múltiples

Según algunos autores, existen diversos tipos de destrezas o inteligencias, que otorgan capacidades bien distintas unas de otras e independientes entre sí.

Cada persona cuenta con una o más inteligencias que son innatas. Las mismas se pueden desarrollar o inhibir durante el proceso de crianza, según el ambiente. Y desde ya, nunca es tarde para desarrollar y descubrir dentro de nosotros cualquiera de ellas. Howard Gardner propuso que existen ocho inteligencias:

Lingüística:
Es la inteligencia de las palabras y el lenguaje. Su campo de acción incluye leer, escribir, hablar, comunicarse, contar cuentos, hacer juegos de palabras, escribir prosa y poemas, hacer discursos, etc.

Lógico-matemática:
Sus mecanismos de pensamiento son el razonamiento, la lógica y el lenguaje de los números. Las personas con desarrollo en esta inteligencia tienen la habilidad de manejar largos hilos de razonamiento. Hábiles para cuestionar, solucionar, manipular mucha información.

Kinestésica o corporal: 
las personas que tienen desarrollado este tipo de inteligencia piensan con el cuerpo. Necesitan moverse y expresarse a través de él. Gran destreza física.

Musical: 
las personas con desarrollo en esta inteligencia suelen manifestar su pensamiento a través de ritmos o canciones. Tienen memoria auditiva.  Encuentran música en los sonidos de la vida cotidiana: el ascensor, las puertas, los objetos que se caen, el viento…

Espacial o visual: 
las personas con desarrollo en este tipo de inteligencia piensan en imágenes. Tienen memoria visual. Los colores y las formas son muy importantes para ellos. Se sienten cómodos con esquemas y utilizan mapas conceptuales para organizar su comprensión de un tema determinado.

Intra-personal: los seres con desarrollo en esta inteligencia tienen facilidad para sumergirse en su mundo a bucear información acerca de sus sentimientos y procesos. Gran capacidad para el autoconocimiento y la reflexión. Se encuentran a gusto meditando. Les gusta trabajar solos y respetar su ritmo.

Inter-personal: los seres con desarrollo en esta inteligencia son hábiles para los vínculos. Son muy sociables y tienen capacidad de empatizar con el otro, es decir comprender las emociones de los demás.  Les gusta estar en grupo y suelen ser líderes. Son extrovertidos y organizadores.

Naturalista:
los seres con desarrollo en esta inteligencia aman la Naturaleza y necesitan estar en entornos naturales con regularidad. Investigan los procesos y adoran a los animales.

El Dr. Gardner planteó una inteligencia adicional, que llamó trascendente que incluye capacidades psíquicas, gran desarrollo de la intuición (conocimiento instantáneo) y profunda sensibilidad. Y podemos agregar varias inteligencias más: Inteligencia práctica, inteligencia social, inteligencia humorística, inteligencia lúdica, entre otras.

Por otra parte Daniel Goleman han investigado profundamente acerca de la inteligencia emocional.  Goleman postula que existen el cerebro emocional (ubicado en el sistema límbico)  y el cerebro racional (en el neocortex). Ambos están conectados y trabajan regulándose el uno al otro y afirma que “cuanto mayor es el número de tales conexiones, mayor es también la variedad de respuestas posibles”. Es decir: un repertorio variable y amplio de respuestas posibles, es una gran caja de diversas herramientas para utilizar en las situaciones cambiantes de la vida.

El Dr. Norberto Levy nos enseña a tomar de cada emoción la valiosa señal que nos está mostrando, en lugar de combatirla. Por ejemplo nos dice que el miedo nos está señalando que hay un defasaje entre la situación a enfrentar y los recursos con que se cuenta.  La ira resulta ser un deseo frustrado, y la culpa, que hemos transgredido alguna norma de nuestro código moral.

En cuanto a las características de la inteligencia en general, Ken Robinson explica que es diversa, dinámica y peculiar: “la inteligencia de cada persona –dice- es tan singular como una huella digital.” Y nos invita a buscar un sistema de elementos que ayuden a que nuestras destrezas se desplieguen con amplitud: el vehículo de expresión de esa destreza, el ambiente, personas que resuenen con esa actividad etc. A esto lo llama “estar en el propio Elemento” y dice que algunas personas lo encuentran muy pronto y otras deben hacer un proceso de búsqueda, pero que todos, en definitiva, contamos con más de una destreza que es especial, tiene que ver profundamente con la esencia de uno y es lo que nos hace sentir felices cuando lo desplegamos. En definitiva, está hablando de una vida con sentido.

Todas estas visiones amplían considerablemente aquella vieja visión estandarizada de inteligencia, que reduce a un solo tipo de inteligencia: la que solo realiza procesos lógicos y lingüísticos.
Esta es la visión aún es sostenida por gran parte de la educación oficial alrededor del mundo, cuyo origen, dice Robinson, surgió con el propósito de servir al sistema emergente durante la revolución industrial, hace dos siglos. Pero que actualmente es claramente un paradigma que reduce la enorme riqueza y variedad de ofrendas que los seres humanos podemos hacernos a nosotros mismos, a quienes nos rodean y a nuestra gran Casa, la Tierra.

El único error es el concepto de “error”

En nuestra cultura actual, la ilusión del “éxito” nos lleva a su vez otra ilusión: concebir los procesos de experimentación y aprendizaje, como “error”, en la creencia de que las cosas se deben hacer “bien” en el primer intento.

Sería interesante preguntarnos:

– ¿Cómo aprender sino probando distintas maneras hasta encontrar una o algunas más eficientes para la situación que se me presente?

– ¿Cómo responder adecuadamente a cada situación (siempre distinta) si no probamos y descartamos lo que no nos sirvió?

– ¿Hay en definitiva, un lugar estático y “correcto” a donde llegar y uno “incorrecto”?

Podemos concluir que el error es el nombre que le ponemos a las pruebas que hemos hecho en el proceso de aprendizaje, que descartamos finalmente al encontrar la manera más apropiada. Pero es evidente que no la hubiéramos encontrado, si no hubiéramos probado otras antes. Por lo tanto, eso que llamamos “error” fueron en verdad pasos fundamentales para nuestro aprendizaje. Por lo que pretender no “cometer” (palabra asociada a “pecado”) errores sería igual a no experimentar y por lo tanto a no aprender.

De esto resulta: que aprender es errar todo lo que sea necesario para encontrar las mejores maneras y obtener un conocimiento amplio del territorio en el que nos estamos moviendo.
Entonces es muy probable que quien más erra, más conocimiento del terreno tiene.

La solución a un problema puede ser olvidarse de él por un momento

Creemos que darle vueltas a un asunto obsesivamente será la solución al problema.
Pero la experiencia nos dice que pensar lo mismo, no solo nos deja entrampados sino que agota nuestra energía.

Albert Einstein tocaba el violín para dejar que los pensamientos se acomodaran y así encontrar soluciones.

La mente necesita volver a cero cada tanto para renovarse y estar mejor predispuesta, a fin de hacer nuevas conexiones entre la información que maneja.
Dormir lo necesario, oxigenarse, estar un momento cerca de la Naturaleza o meditar, son algunas actividades cotidianas que colaboran en el descanso del trabajo mental. Una mente que se satura de información es como un cuerpo que se atiborra de alimento. Es necesario un equilibrio.

El arte es también una inigualable y placentera actividad que moviliza otro tipo de pensamiento, distinto del análitico, la lógica o el lenguaje. Es un medio de comunicación con otros mundos: el mundo interno, el del inconsciente, el del alma y la sabiduría trascendente a la que todos podemos acceder. El lenguaje del arte linda con el de los sueños, sabias respuestas nos llegan desde lugares trascendentes de nosotros mismos. Y nos comunica con los otros, de una manera diferente al diálogo coloquial, el de todos los días.

Podemos encontrar diferentes puertas que nos lleven por diversos caminos, sobre los que es posible transitar. Caminos tan inteligentes como la antigua huella de la lógica y el sentido común, por la que hemos sobre-transitado, pero que al ser nuevos, nos posibilitan otras maneras de actuar y vivir, y así obtener resultados tal vez más satisfactorios.

Caminos

Encontrar nuevas maneras de mirar el mundo, de pensarnos a nosotros, a los otros y las cosas que nos suceden, puede no ser una tarea fácil, rápida, ni individual, pero sí constituye un desafío fundamental para quienes deseamos experimentar plenamente  todo lo que somos.
Entender que la vida no es una preparación para otra instancia, sino que es esta maravillosa oportunidad que está sucediendo AHORA, nos empuja a animarnos a aprovechar cada momento y oportunidad que se nos brinda.

Encontrar nuestros talentos, capacidades, nuestras inteligencias y la creatividad que todos tenemos, es una búsqueda que no podemos dejar de intentar, para lograr paulatinamente desplegar, a nosotros mismos y a quienes nos rodean, los distintos tesoros que todos llevamos dentro, nuestra única y particular luz.

Autora: Fernanda Caffaro Taboada

http://lateralesmultiples.blogspot.com/

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