jueves, 3 de noviembre de 2016

Los milagros siempre vienen de la mano con la fe

Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro. ― Albert Einstein

Definitivamente existen cualquier cantidad de milagros en la vida, algunos tan cotidianos que los pasamos por alto y otros que parecen ser producto de algún tipo de intervención divina.
Cuando hacemos un recorrido de ellos nos damos cuenta de que en lo más simples siempre existe la costumbre de darlos por sentado, creemos en ellos, creemos que ocurrirán, pero sin dar mayor fuerza para generarlos, como cuando ponemos nuestro despertador para el día siguiente con la convicción de que tendremos al menos un día más de vida.
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Y para las cosas de mayor envergadura, que vemos que se materializan en nuestras vidas, ocurre algo similar, solo que lo potenciamos con mayor fuerza, cuando creemos firmemente en algo y no damos posibilidad a la duda, cuando estamos seguros de que algo nos ocurrirá no hay manera de que no sea así.
Muchos pueden pensar siempre he querido sanarme de alguna dolencia, o he querido hacer determinado viaje, sin embargo, no se ha materializado. Pero solo deja de materializarse cuando ponemos peros, cuando sembramos dudas, cuando no nos sentimos capaces de realizarlo.
13 - estrellas en la mano
Muchas veces damos más atención a lo que no queremos que nos ocurra, que a lo que sí, y por eso terminamos manifestando lo contrario. No importa a quien le endosemos los milagros, muy probablemente cada uno sea capaz de generarlos, pero si queremos ponerle algún nombre diferente a nuestro propio ser, que ya contiene toda la divinidad del universo y su poder creador, podemos hacerlo, porque lo que determina la creación es la seguridad de poderlo materializar.
Nuestra energía se alinea con la del universo y creamos nuestra realidad, así que no importa en lo que creas, solo cree, cree con cada fibra de tu ser, que algo que esperas ocurrirá y harás que los milagros ocurran.
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Preocuparnos no sirve de nada, le damos más fuerza a los problemas, comencemos repitiéndonos cosas como: No necesito preocuparme por esto, estoy actuando para que los resultados me sean favorables y sé que todo se resolverá.
Démonos la oportunidad de probar la fuerza que tiene nuestro ser, nuestro Yo Superior, alejemos de nuestra mente todo aquello que sea un obstáculo para conseguir lo que queremos, no le demos fuerza a lo que nos limita, sino a lo que nos fortalece, con la plena convicción de que los milagros están allí disponibles para cada uno que crea en ellos.


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