jueves, 3 de marzo de 2016

POR QUÉ LO INVISIBLE ES SIEMPRE SUPERIOR A LO VISIBLE


Intentaremos aquí exponer la primacía de lo invisible y revaluar aquello que no percibimos por nuestros sentidos ordinarios y que se escapa de la densidad material a la que estamos acostumbrados. En esta supremacía de lo invisible se encuentran y coinciden de alguna forma la ciencia, la filosofía y el misticismo. En el caso de la ciencia, cabe puntualizar, esto sólo se da en un aspecto cuantitativo, en el caso de la materia oscura: un misterioso tipo de materia invisible más abundante que la materia común en el universo; pero no ciertamente desde el paradigma dentro del que opera, en el cual predomina la determinación de estudiar y reducir los fenómenos solamente a sus componentes materiales, argumentando que lo que no se puede observar con los aparatos y la metodología científica no puede existir.

Pero acaso la ciencia olvida que la forma y el lugar desde el cual formulamos la pregunta delimita la respuesta que podemos recibir. Haremos aquí entonces un recorrido desde otro lugar más cercano a la poesía y a la filosofía que, en cambio, se deleitan en lo misterioso, a la manera de una pequeña antología a favor de lo invisible; una invitación a mirar hacia aquello que permanece oculto, que no se revela, que seduce en silencio y que pide de nosotros la sutileza de ver más allá de las apariencias.

Con el término "invisible" aquí nos referimos no sólo a cuerpos sutiles o entidades numinosas que yacen en una banda elusiva del espectro de la percepción, nos referimos también a las ideas, pensamientos, emociones,  valores, arquetipos y la suma de las partes que conforman unidades a las cuales llamamos la esencia de las cosas, la personalidad o el espíritu y que nunca se muestran de manera explícita y exhaustiva en la materia visible, sino que solamente se manifiestan a través de ella --que la utiliza como se usa un vehículo, como algo que irradia o que refulge pero que se retira igualmente de nuestra percepción, nunca permaneciendo como algo que ha sido enteramente revelado. Siempre, como escribió Saint-Exupéry, "lo esencial es invisible a los ojos". Siempre en el mundo de la conciencia existe una relación metafísica con la realidad, siempre se tienden puentes invisibles para poder relacionarnos con las cosas al nivel de la experiencia y la memoria.

Ya sea que tomemos la postura platónica de la naturaleza o la postura aristotélica, la esencia al final de cuentas es invisible y superior a lo visible. Para Platón, lo equivalente a lo que aquí llamamos esencia no está circunscrito a los cuerpos, sino que los cuerpos son imágenes de formas o ideas universales, modelos o copias que han sido moldeados por las energías de la inteligencia, ya sea del individuo (como alma racional) o del cosmos mismo (como animal divino), en su movimiento bajo las leyes y los arquetipos matemáticos que existen sub specie aeternitatis, inmutables más allá del tiempo.

En la filosofía de Platón la superioridad del alma sobre el cuerpo hace de la misma manera que lo invisible sea superior a lo visible, siendo que, como explica en la alegoría de la cueva, lo que pensamos que es real y luminoso es sólo una sombra de la verdadera luz y realidad, la cual está más allá de los cuerpos y los sentidos materiales. La labor del ser humano en este mundo, entonces, es abrir el ojo espiritual para ver las formas universales y recordar lo que el alma ha presenciado en el cielo o en el mundo de las ideas, ver, por ejemplo, en una flor no ya sólo la belleza de esa flor en particular, sino servirse del color y la forma de esta flor para percibir la invisible belleza que existe en todas las flores y en todas las cosas bellas, una especie de esencia o alma universal que se transparenta.

La función de lo material es únicamente llevarnos a lo espiritual; de lo visible, llevarnos hacia lo invisible. En un sentido ciertamente místico, dice Platón en Las Leyes: "Todos los hombres perciben el cuerpo del Sol, pero ninguno su alma". Percibir el alma del Sol es el fruto radiante de la percepción y del trabajo filosófico, como para Einstein la física era el medio para el supremo deseo de conocer "los pensamientos de Dios", aquello que yace detrás del tejido del espacio-tiempo.

A diferencia de Platón, Aristóteles creía que la esencia estaba unida al cuerpo (en Platón el alma sólo desciende parcialmente); pero esta esencia, a la cual llama también alma, es superior al cuerpo en tanto a que es su causa formal, eficiente y final. Si bien en Aristóteles el alma tiene una sustancia material, no puede reducirse solamente a su forma, sino que es su actualidad. Y, aunque el alma para este filósofo no puede separarse del cuerpo, el alma no es un cuerpo como tal y por lo tanto no es algo que podamos llamar visible.

De alguna manera, Aristóteles concibe al alma como una fuerza vital, literalmente lo que anima a un cuerpo, a veces asociado con el corazón. Si lo anterior es un poco confuso, todo lo más si consideramos que Aristóteles argumenta en su tratado sobre el alma De Anima iii 5 que el intelecto activo (nous poiêtikos) tiene una existencia inmortal separada del cuerpo. Dice ahí que "la mente existe llegando a ser todas las cosas y un tipo de mente existe produciendo todas las cosas, como un efecto positivo, igual que la luz.

Puesto que en cierta forma, la luz hace que los colores que existen en potencia se vuelvan colores en actualidad". Y esta mente se separa del cuerpo y "solo ésta es como es, y solo ésta es inmortal y eterna". El anterior pasaje es uno de los más controversiales y algunos han querido interpretar que Aristóteles no habla de la mente del individuo sino de una mente universal divina que sería lo que permite establecer la facultad intelectual en el individuo.



Habiendo repasado estas dos grandes corrientes originarias de la filosofía occidental, consideremos el lugar de lo invisible en la física moderna. Actualmente se piensa que la materia oscura constituye 85% de la masa total del universo y aunque sólo podemos observar esta sustancia invisible a través de su interacción con la fuerza de la gravedad, se cree que es una especie de sustancia o estructura de cohesión sobre la que las galaxias se integran.

Algunos científicos recientemente han teorizado que la materia oscura es responsable de los ciclos de extinción de 26 millones de años que, por ejemplo, han borrado de la faz de la Tierra a los dinosaurios, esto a través de una atracción gravitacional que puede desviar cometas de sus órbitas. Así la materia oscura, dentro de su invisibilidad, podría estar ejerciendo toda una serie de importantes efectos que apenas estamos descubriendo.

La influencia y potestad de lo invisible sobre lo visible nos provoca temor e incomodidad, psicológicamente hemos aprendido a rechazar la incertidumbre y a suprimir lo que no podemos explicar. Ya lo dice el Libro 4 del Corpus Hermeticum: "las cosas visibles nos deleitan, pero las invisibles producen desconfianza". Esto, como hemos visto, es la ilusión fundamental de la materia, la seducción del maia, que nos hace cautivarnos en las formas físicas, en la celada (y en la celda) de los sentidos y dejar a un lado la naturaleza esencial.

Hace unos 2 mil 500 años Heráclito había advertido que "la naturaleza ama ocultarse" y por lo tanto si queremos acceder al conocimiento verdadero debemos de ir más allá de lo aparente, hacia lo oculto. Es por esto que tenemos toda una tradición filosófica que llamamos ocultismo, ciertamente despreciada en la actualidad pero que tiene una razón de ser que se apuntala en este valor esencial de que existen cosas que van más allá de nuestras facultades sensibles y que se debe cultivar una percepción y un entendimiento de lo oculto si se quiere tener una visión completa del mundo.

En su poema "La rima del antiguo marinero", Samuel Taylor Cooleridge elije el siguiente epígrafe del texto Archaeologiae Philosophicae (1692):

Sin temor a equivocarme creo que existen más naturalezas invisibles que visibles en el universo. ¿Pero quien nos explicara la familia de estos seres, sus jerarquías, sus relaciones y características y funciones distintivas? ¿Qué hacen? ¿Qué lugares habitan?

Diferentes científicos opinan sobre la Inmortalidad de la Conciencia



En el libro The Secret PhysicsThe Secret Physics of Coincidence. Quantum phenomena and fate - Can quantum physics explain paranormal phenomena?, el doctor Rolf Froboese compila una serie de investigaciones entre científicos con una mentalidad más abierta para sondear los misterios de la conciencia, quienes sugieren que ésta podría ser una propiedad más fundamental de la naturaleza que la materia y quizás también explicar fenómenos paranormales y hasta soteriológicos. Compartimos aquí algunos ejemplos, traducidos de aquí.

El doctor Hans-Peter Dürr, del Instituto Max Planck de Física, sugiere que la dualidad onda-partícula que existe en el mundo subatómico en realidad se halla en todas las magnitudes, en todo el universo. Por lo tanto, se puede hablar de un componente espiritual a la par de un componente material:

Lo que consideramos como aquí y ahora, este mundo, es en realidad sólo el nivel material de lo que comprendemos. Lo que yace más allá de esto es infinitamente más grande. Que es en lo que este mundo está enraizado en. 

Así, nuestras vidas en este plano están ceñidas, rodeadas por lo que se conoce como el mundo de más allá. Podemos imaginar esto de la siguiente forma: escribimos nuestra existencia en una especie de hard drive de lo tangible (en el cerebro), pero también transferimos esta data a un campo cuántico espiritual, de tal forma que cuando morimos, no perdemos esta información, esta conciencia. El cuerpo muere pero el campo cuántico espiritual continúa. De esta forma soy inmortal. 

El doctor Christian Hellweg, también investigador del Max Planck pero de biofísica, explica:

Nuestros pensamientos, nuestra voluntad, nuestra conciencia, y nuestros sentimientos muestran propiedades que podrían llamarse espirituales. Ninguna interacción conocida con las fuerzas fundamentales de la ciencia natural, como la gravedad, las fuerzas electromagnéticas, etc., puede detectarse en lo espiritual. Sin embargo, las propiedades espirituales corresponden exactamente con las características distinguidas en el extremadamente enigmático mundo cuántico. El mundo cuántico, en este caso, es ese reino en nuestro mundo que no es todavía factual; en otras palabras, el reino de la posibilidad, de la incertidumbre, donde sabemos "qué", pero no exactamente "dónde o cuándo". 

Según el físico David Bohm, existe una totalidad implicada de la cual emerge el mundo que percibimos cotidianamente, esta totalidad implicada es un mundo de infinito potencial energético en el que de hecho todas las cosas yacen en un estado de completa unidad. "El resultado de las ciencias naturales tiene sentido sólo si asumimos una realidad interna, uniforme y trascendente que es la base de toda la data y las experiencias externas". Bohm sugiere que la conciencia es esta misma realidad unitara trascendente. 

Jeremy Hayward, de la Universidad de Cambridge, señala una cierta tendencia entre físicos que colocan a la conciencia dentro de la ecuación fundamental del universo:

miércoles, 2 de marzo de 2016

Programas y patrones en la memoria y consciencia celular


Es impresionante la cantidad de información que se guarda en multitud de sitios diferentes en nuestro complejo sistema físico y energético. Nuestra esfera de consciencia aloja en su centro de gravedad la conexión con nuestro Yo Superior, su superficie es nuestra consciencia artificial, y los miles de puntos que la forman es nuestra personalidad virtual a través de centenares de “Yos”, sub-personalidades o facetas de nuestra fachada ante el mundo.

Nuestro programa ego gestiona la psique y la mente, compuesta por centenares de programas, patrones y arquetipos en seis esferas mentales diferentes, que abarcan desde el pre-consciente hasta la mente subliminal. El cuerpo mental en sus diferentes sub-capas y estratos es el repositorio de millones de datos, experiencias, vivencias, formas mentales de todo tipo. El patrón conductual marca nuestro comportamiento y carácter base, así como las modificaciones constantes que se realizan en el mismo, tanto las que queremos como las que nos imponen externamente, grabándonos en las runas formas de reaccionar ante el mundo según interese.

Los átomos simiente actúan de enorme “caja negra” y base de datos de lo que sucede en cada uno de los cuerpos sutiles respectivos a los que pertenecen, enlazados por el llamado cordón de plata. El ADN a nivel energético contiene información en varios sectores y a diferentes niveles sobre todas nuestras áreas de vida, composición multidimensional y decenas de programas, y, por si el estudio y compresión de todo esto, para posterior sanación de posibles bloqueos y problemas causados por disfunciones en estas áreas,  no fuera suficiente para explorar y tratar de escribir alguna página más en el manual de cómo estamos hechos los seres humanos, también hemos de sumar la enorme cantidad de información, programas y patrones que se almacenan en la memoria celular, de órganos, tejidos, huesos, músculos, etc., y que pueden marcar enormemente el estado vibracional, energético, y, por supuesto, mental y emocional de cada uno.

La inteligencia celular y la memoria del cuerpo

Todos los que trabajáis conscientemente con el vehículo que nos permite tener un soporte para movernos por este plano físico, o al menos os habéis parado a escucharlo alguna vez, sabéis que el cuerpo tienen memoria, tiene inteligencia, tiene conciencia. La tiene desde el primer momento que las células empiezan a desdoblarse para crecer y dar forma a este traje humanoide que habitamos. El primer acuerdo que hacemos con nuestro cuerpo sucede en el momento de nuestra encarnación, dónde la consciencia y el ser que somos se ha de poner a colaborar con la conciencia del cuerpo.

En la mayoría de los casos se llevan bien, se aceptan, y ambas conciencias se convierten en una sola, con una especie de acuerdo simbiótico, sin el cual, ni la una ni la otra podrían funcionar a su máximo nivel. El cuerpo sin la conciencia directora de la mónada, el Yo Superior, el alma y el resto de aquello que somos, no sería más que una máquina biológica con una limitada consciencia de si mismo. Por otro lado, nosotros, sin el vehículo de crecimiento y experimentación que es el cuerpo, no podríamos jamás adquirir experiencias y crecer en nuestro camino de compresión de la vida y evolución a través de la misma.


Pero ¿de dónde viene la memoria de las células?

No es demasiado complicado. El cuerpo tiene memoria, ya lo hemos dicho, de hecho, la memoria y consciencia del cuerpo no es más que la suma de los trillones de pequeñas memorias y conciencias de cada una de nuestras células, cadenas de ADN y elementos químicos de los que estamos hechos. Ese conjunto responde como una sola entidad, con la cual podemos “conversar”, hablar, comunicarnos. Muchos ya lo hacen, a través de la kinesiología, otros muchos a través de la meditación o la terapia craneosacral, y otros muchos más no tienen ni la más remota idea de que pueden hacerlo.

Pero lo que si que sabemos es que todos estamos hechos de millones de células, que contienen en su núcleo la información necesaria para la función que realizan, y para el conjunto al que pertenecen, y con el cual deben interactuar. No solo la célula “nace” de base con una codificación determinada para su trabajo, dada por el ADN, sino que además recoge y graba en su memoria las impresiones recibidas, los patrones adquiridos y los programas que ejecutamos. Esto es posible porque toda la parte física de nuestro cuerpo son mónadas con aspecto materia que en su momento llamamos de “tipo 3”. Para recordar la explicación de los diferentes tipos de “bloques básicos” que forman todo lo que existe podéis remontaros a este artículo primero y luego a este otro.


Mónadas que “aprenden” por almacenamiento de patrones

El encuentro más íntimo no es el sexual, es el desnudo emocional


El encuentro más íntimo entre dos personas no es el sexual, es el desnudo emocional.Un intercambio que se produce cuando se vence el miedo y nos damos a conocer al otro tal y como somos en cada una de nuestras vertientes.
No es fácil de lograr. De hecho, un desnudo emocional no es algo que se consiga a la ligera ni con cualquiera. Hace falta tiempo, fuerza y ganas de escuchar, sentir y abrazar emociones. Autoconocimiento y heteroconocimiento, es decir, el conocimiento de uno mismo y el de la realidad del otro.
Visto así, no parece casual término que los escritos bíblicos utilizan para hablar de amor sexual o del establecimiento de la intimidad es CONOCER. De conocernos y desnudarnos en pasiones, en sentimientos y en historia emocional va a tratar este artículo…

El desnudo emocional comienza por uno mismo

El desnudo emocional comienza por uno mismo. Es decir, es muy importante que las personas nos identifiquemos con lo que sentimos y nos demos cuenta de cómo nos sentimos cómodos o incómodos, qué pensamos y cómo podemos utilizar nuestras emociones al servicio de nuestros pensamientos.
Escucharnos, conectar y conocer nuestra herencia emocional, es decir, escanear nuestro cuerpo emocional es imprescindible para destapar nuestros miedos, nuestros conflictos, nuestras inseguridades, nuestros logros, nuestros aprendizajes, etc.
Conocer nuestra filosofía emocional, explorar nuestras vulnerabilidades permanentes, ser conscientes de lo doloroso y que eso fluya, es imprescindible para poder contemplar la imagen que nuestro espejo emocional nos proyecta al quitarnos las prendas que nos“visten”.
El autoconocimiento de nuestras vulnerabilidades emocionales no hace que estas desaparezcan, pero tener una concepción más profunda sobre ella implica que cada vez que aparezca en nuestra vida podamos identificarla y actuar sobre ella, impidiéndole que ahogue nuestras conexiones emocionales.
pareja-abrazada

Nuestra herencia emocional, la clave para conectar

Nuestra herencia emocional ejerce un fuerte impacto tanto en nuestra capacidad de conectar emocionalmente con los demás como en las ocasiones que tenemos de hacerlo. Es precisamente este bagaje, esta piel, la que nos hace matizar y actuar sobre nuestras sensaciones, sentimientos y emociones de una determinada manera.
Exponernos a nuestros recuerdos y a aquellas sensaciones que pueden resultarnos desagradables no es fácil y muchas veces ni siquiera se contempla como útil. Sin embargo, existen muchas razones por las que resulta recomendable quitarse las prendas:
  • Si queremos tener relaciones más significativas, es importante que nos detengamos a mirar al pasado y a sanar las heridas emocionales de nuestra infancia.
  • El cableado de conducción que transporta nuestros mensajes emocionales debe ser descubierto para que nuestras reacciones no nos manejen. Por ejemplo, cuando decimos que “nuestro hermano nos saca de quicio”, realmente estamos teniendo la sensación de que sabe en qué tecla tocar para enfadarnos.
  • Conocer estas pautas de reacción emocional y comunicarlas nos ayuda a regenerar nuestros pensamientos y nuestro estado de bienestar general.
  • Así, cuando realizamos una labor de autoconocimiento, nuestro diálogo interno puede lograr cambiar de “Las personas son peligrosas para mí” a “La forma en que me trataron me hizo daño, pero ya soy consciente y procuro que eso no influya”.
  • Cuando accedemos a nuestra herencia emocional y comprendemos cómo los sentimientos del pasado matizan las experiencias del presente, podemos ser más hábiles a la hora de establecer fuertes y sanos lazos de unión con quien nos rodea.
  • Ser conscientes de los filtros emocionales, de los abrigos y de las corazas que nos ponemos contribuye a hacernos hábiles lectores e intérpretes tanto de los intentos de conexión de los demás como de los propios.

Pareja abrazada mirando al horizonte

No es fácil desnudar a una persona herida

El Mundo tal como lo Conocemos…ha Cambiado y No hay Vuelta Atrás a lo que Fue…

por Michael Forrester
 12 Enero 2016
del Sitio Web PreventDisease
Michael Forrester es un consejero espiritual y es un orador motivacional practicando para corporaciones en Japón, Canadá
y los Estados Unidos.
Hace poco más de cuatro años, pasamos un portal hacia lo desconocido.
Un lugar donde la conciencia humana nunca ha estado. Habían dudas y escepticismos con respecto al proceso de la ascensión, pero está aquí… está ahora y aquí y no hay vuelta atrás. La nueva energía que todo lo abarca, omnipresente e innegable, incluso para aquellos que lo niegan.
En ningún otro momento en la historia de este planeta ha estado la conciencia humana tan alta como lo está ahora.
La Tierra y sus habitantes están ahora en un curso de cambiar la naturaleza de las poblaciones humanas a tal punto, que las sociedades serán irreconocibles en menos de 50 años y no hay absolutamente nada que pueda detenerlo.


Imagínese la misma melodía sonando en su radio su vida entera. Eso es todo lo que resonaría…
La Tierra se ha acostumbrado y adaptado a la misma melodía durante los últimos 300,000 años. La misma frecuencia con poco o ningún cambio, hasta ahora.
Contrario a sus libros de historia, ha habido muchas civilizaciones avanzadas en la Tierra antes de ésta y todas ellas han fracasado. Fracasaron porque el pensamiento espiritual no podía mantenerse al día con la tecnología avanzada. No reconocieron que la naturaleza y la vida misma era benevolente. 
Fueron incapaces de apreciar la verdadera conexión que tenía la humanidad a su fuente creativa.
Eso ha cambiado y está cambiando…
¿Dónde estamos ahora?
La humanidad ha recorrido un largo camino desde su pérdida de identidad de grupo y el desarrollo de la identidad individual en la tercera dimensión.
Es la única dimensión que sufre de la ilusión de la separación del Espíritu. Es uno de los pocos lugares donde las almas vienen a experimentar el ateísmo porque no es posible en dimensiones superiores.
La tercera dimensión es una vibración que crea la ilusión de la separación tan intensamente que presenta un enorme desafío para los que tratan de elevar la frecuencia entre los habitantes de la Tierra.
Los seres humanos en esta dimensión están centrados en,
  • su mortalidad
  • su necesidad de aparearse
  • poseer cosas materiales
  • controlar su espacio
  • obtener poder personal para gobernar a otros
Actualmente la humanidad todavía está pasando por un período de transición a la cuarta densidad o la realidad de la quinta dimensión, que puede dar cuenta de muchos cambios acelerados. Es desde aquí que muchas lecciones sobre la integración se aprenden.
Este es el más intenso de todos los niveles en su cultivo de crecimiento con nuestro ser innato o lo que realmente somos.
La mente egotista ha tenido un momento difícil renunciando a sus apegos y expectativas de resultados particulares. Mientras que todos sienten sed de cambio, también tememos a lo desconocido. Al ego le gusta estar en control, y el cambio rápido requiere soltarlo el control y estar en el momento presente, que es muy difícil para la gente.
La mayoría no se sienten a gusto dando un paso fuera de su zona de confort. Al movernos hacia adelante este año, no tendrán otra opción.
¿Hacia dónde vamos?

martes, 1 de marzo de 2016

«¿Qué es Dios?»


“Si le preguntáis a un sabio: «¿Qué es Dios?», permanecerá en silencio, porque a esta pregunta sólo se puede responder con el silencio. 

Sólo el silencio, el verdadero silencio, consigue expresar la esencia de la Divinidad. 

Decir que Dios es amor, sabiduría, poder, justicia… es verdad, pero estas palabras no transmiten nada de su infinitud, de su eternidad, de su perfección. 

No conocemos a Dios hablando o escuchando hablar de Él, Le conocemos cuando nos esforzamos por entrar dentro de nosotros mismos con el fin de alcanzar esta región que es justamente el silencio.


El silencio es la región más elevada de nuestra alma y, cuando alcanzamos esta región, entramos en la luz cósmica. 

Compartir: da, sin esperar contrapartidas, y se te dará más


Compartir: da, sin esperar contrapartidas, y se te dará más (Recordando lo que Es: 31)

      La vida es un hondo equilibrio entre echar afuera e invitar adentro. El armónico fluir de esta dinámica tiene su clave en compartir: da y se te dará más. Por ejemplo, en la respiración, cuanto más espiras, más inspiras. Espira más para que puedas crear un vacío dentro y entre más aire. 

Fíjate que no es preciso que pienses en inspirar: espira tanto como puedas y todo tu ser inspirará. De idéntico modo, Ama más y tu cuerpo recogerá energía de todo el Cosmos. Crea el vacío y la energía vendrá. Y lo mismo sucede con todos los procesos de la vida… Comprende cómo funciona la vida: da más y tendrás más para dar. Comparte tus dones y talentos, tu energía, el dinero, el Amor que eres, tu divinidad en cualquiera de sus manifestaciones… 

Comparte sin esperar nada a cambio y tu ser aumentará y la vida te dará más… 
Compartir es gozar de la vida; retener, encarcelarla entre los barrotes de la ansiedad y la inquietud del ego… La vida crece en el gozo. 

Aquellos que comparten obtendrán más, porque cuanto más disfrutan más crecen… Fluye compartiendo y aprende a recibir los regalos que la vida te hace llegar permanentemente… ¡Comparte! No lo dudes. Y hazlo desde tu esencia, sin buscar resultados ni contrapartidas. Y la vida, mágicamente, armónicamente, te dará más… Cristo Jesús afirmó algo paradójico (Evangelio de Mateo 25, 29): 

“Cuanto más tengas, más te será dado; y si no tienes nada, hasta lo que tienes te será quitado”.

 ¿No te parece un mensaje muy cristiano?