jueves, 29 de junio de 2017

La mejor filosofía que se puede tener en la vida es el amor…


La eterna búsqueda del ser humano, nos lleva a recorrer caminos inciertos, creencias, doctrinas, filosofías, búsquedas espirituales que de alguna manera nos permitan reencontrar nuestra verdadera esencia, muchas vertientes existen hoy día que pueden ser capaces de satisfacer, medianamente o de manera íntegra, lo que requerimos en un momento determinado.

El amor es: el dolor de vivir lejos del ser amado. 
Anónimo


Podemos tomar muchos caminos, estudiar muchas verdades, en realidad nunca sabremos a ciencia cierta que depara ese grandioso universo para nosotros, universo además que no puede ser negado por creencia alguna, esa majestuosidad de aquello que no percibimos pero que presentimos, ese deseo latente de descubrir…


Únicamente una palabra llena todos los espacios, de todas las maneras y en todos los caminos, esa palabra, ese sentir y esa emoción es el amor. Desde cualquier punto que decidamos llegar a nuestro ser, el amor termina siendo siempre el principio y el fin único, el camino, la manera, el instrumento y la meta, el amor lo llena todo, lo ensancha, lo traspasa y lo purifica y no existe además momento y rincón alguno que el amor no llene en alguna circunstancia, por más que se huya y se reniegue, que te escondas y pretendas protegerte, el amor siempre llega a ti y es que no puede ser de otra manera cuando nace de ti mismo.

Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender. Françoise Sagan


El amor es ley universal, innata, parte y esencia de cada uno de nosotros, es mandato, es obligación para el ser humano experimentar el ser amado y amar a otros, aprender a través del amor y hacerlo extensivo a los demás y ensanchar nuestra alma con cada nuevo amor que sumamos a nuestra vida.

Podemos pasar por muchas enseñanzas, podemos pasar la vida en una búsqueda eterna de lo que verdaderamente somos y deseamos, de nuestra propia luz y de nuestra conexión con ese espacio místico que forma parte de nuestra vida y que nos lleva de alguna manera a presentir el amor y a necesitarlo.

No importa cual sea tu creencia, tu estudios de vida, tu filosofía de vida, el amor es parte esencial de cada momento de tu vida, en todos sus grados, en todos los espacios, desde el odio que representa el nivel mas bajo del amor, hasta los sentimientos más trascendentales y comprometedores que tenemos hacia los demás.

Cuando logramos asimilar que somos indivisibles de este maravilloso sentimiento, de esta vibración universal, cada experiencia en nuestra vida será importante, cada visión de las cosas nos permitirá librarnos de prejuicios y ver las cosas desde su realidad, no desde lo que nuestros pensamientos alimentan, el amor nos hace libres, nos hace grandes, cura heridas y cultiva maravillosos momentos.

“Dale un momento a tu alma para que te alcance”, un hermoso relato africano


A veces un relato nos llega mucho más al alma de lo que podrían llegar otro tipo de reflexiones. Esta vez traemos un antiguo relato africano que habla acerca de esa forma de vivir en la que las acciones van por un lado y el corazón por otro, debido a que no hay un tiempo para el encuentro. Dice así.

Se cuenta que un hombre se aventuró a internarse en territorios inhóspitos de África. Solo lo acompañaban sus porteadores. Todos ellos llevaban un machete en la mano y se abrían paso por entre la vegetación espesa. Su objetivo era avanzar a cualquier precio.


“Una de las grandes desventajas de la prisa es que lleva demasiado tiempo”.

-Gilbert Keith Chesterton-

Si aparecía un río, lo cruzaban en el menor tiempo posible. Si había una colina, apuraban el paso para no perder ni un minuto. Sin embargo, de repente los porteadores se detuvieron. El expedicionario se sorprendió. Llevaban tan solo unas cuantas horas de marcha. Así que les preguntó: “¿Por qué habéis parado? ¿Acaso ya estáis cansados con apenas unas horas de camino?”


Entonces uno de los porteadores lo miró y le dijo: “No señor, no estamos cansados. Simplemente hemos avanzado muy de prisa y por eso hemos dejado nuestra alma atrás. Ahora tenemos que esperarla hasta que nos alcance de nuevo”.

Un relato que te llama a conectarte contigo mismo

Todos nos hemos sentido alguna vez desconectados de nosotros mismos. Como si el que se levantara de la cama, el que fuera a trabajar, el que hablara, no fuera uno, sino algún extraño. Es una sensación que frecuentemente aparece cuando nos hemos sumergido en una rutina exigente y no encontramos la forma de salir de ella.



De lo que se trata es de volver a encontrar de nuevo nuestro centro. Como lo señala el relato, de dejar que vuelva “nuestra alma” a su lugar. A veces es suficiente con hacer una reflexión concienzuda de la situación, pero otras veces necesitamos algo más que eso.

Si no contamos con la sensación de conexión y de un control relativo sobre nuestra vida, fácilmente aparece la desmotivación. Esta puede transformarse en tristeza, o en ansiedad. En ese punto, todo comienza a complicarse. Hay un sencillo método para salir de esos estados y solo te toma unos cuantos minutos al día. Enseguida te contamos de qué se trata.

Siéntate un momento al lado del camino

Así como hacen los porteadores del relato africano, si te sientes desconectado de tu centro, lo indicado es hacer una pausa. Lo más probable es que hayas recorrido el camino con excesiva premura. Eso te ha impedido ver el paisaje y, sobre todo, conectar tu alma con el sendero.

Lo recomendable es buscar un momento tranquilo, mejor en las últimas horas del día. Es tu momento de intimidad contigo mismo y lo vales. Relájate y pregúntate simplemente: ¿Cómo ha sido el día de hoy? Después solo tienes que repasar los hechos que viviste durante la jornada.



No pienses solamente en las acciones que realizaste, sino en los pensamientos y sentimientos que llegaron a tu mente. ¿Qué fue lo primero que se te vino a la cabeza cuando despertaste? ¿Cómo te sentiste a lo largo del día frente a otros, a las situaciones y a ti mismo? Dedícale al menos unos cinco minutos a este repaso mental sobre tu día.

Decanta la reflexión y deja que tu alma vuelva

miércoles, 28 de junio de 2017

Aprende a decretar lo que quieres en tu vida


El poder de la palabra, la manera más efectiva de comunicarnos, de manifestar lo que deseamos y queremos que el otro sepa, es la manera de dar forma a nuestros pensamientos.

Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma. Julio Cortázar


Las palabras contienen la fuerza más poderosa que posee la humanidad. Podemos elegir utilizar su fuerza constructivamente con palabras de aliento, o destructivamente utilizando palabras negativas.


Nos educaron que lo negativo era para este momento mientras que lo positivo era para el futuro; olvidándonos que el único tiempo real es este instante; por lo tanto, debemos aprender a decretar en el aquí y en el ahora.

Con la palabra podemos hacer que otros tomen decisiones, cambiar su actitud e incluso hacerles creer algo imposible, tanto bueno como negativo, lo peor es que el principal daño es a nosotros mismos, no nos damos cuenta de la capacidad que tiene un simple gesto, de transformar una vida.


Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces palabras para el que no obra de acuerdo con ellas. Buda


El pensamiento va apoyado por la palabra y así como hemos sido programados a pensar mal, hemos aprendido a hablar peor, se nos olvida el poder de la palabra y la usamos sin ninguna conciencia, sin importar lo profundo que pueda llegar a alguien más, olvidamos que todo  retorna, que las palabras se conectan en el universo entero al igual que el pensamiento, con todas aquellas que vibran en la misma frecuencia.

Las 4 cualidades del amor de las enseñanzas de Buddha


Como occidentales, a menudo no contamos con la sabiduría ofrecida por las culturas orientales, sólo porque hemos sido programados para dudar de sutiles matices en la relación humana, y de la compleja y a la vez sencilla sabiduría que nos infunden.

Como señala Menday Wang en la cultura oriental versus occidental, la gente oriental vive en el tiempo, lo que significa que siguen el orden natural del tiempo para hacer las cosas paso a paso, sin querer apartarse de un programa establecido, mientras que los occidentales viven en el espacio; siguiendo sus sueños para hacer lo que desean, pero a veces faltan algunos de los pasos importantes a lo largo del camino que ayudan a definir nuestro viaje como seres humanos viviendo una experiencia terrenal.

Uno de los “pasos” más importantes a lo largo del camino es el amor, pero para experimentarlo, debemos “soñarlo” y aquí es donde Oriente se encuentra con Occidente.



El Zen señala el camino



El zen enseña, o más bien señala el camino, como diría D. T. Suzuki, para que podamos aprender a amar mejor. En las enseñanzas budistas clásicas – informadas en gran medida por el sentimiento de Oriente, aprendemos la bondad amorosa, la compasión, la alegría apreciativa y una forma particular de ecuanimidad – todas las formas de amor. En Occidente, aprendemos por casualidad. Conocemos a alguien, anhelamos, buscamos y caemos, y esperamos. Después, a través de experimentar un corazón magullado y un ego herido, buscamos otras maneras de amar a otro más profundamente.

No sabemos cómo amar correctamente. Este es el sentimiento expresado por uno de los maestros budistas zen contemporáneos más citados, Thich Nhat Hanh. El maestro Zen afirma que “Amar sin saber amar es herir a la persona que amamos”.


¿Qué quiere decir Thich Nhat Hanh con esto?




Esencialmente, si falta el amor de una de las cuatro cualidades discutidas en el budismo (así como muchas otras enseñanzas antiguas) entonces difícilmente será amor. Es algo que llamamos amor, pero es más que probable que sea una proyección de nuestras necesidades egoicas.

“Las enseñanzas sobre el amor dado por el Buda son claras, científicas y aplicables … El amor, la compasión, la alegría y la ecuanimidad son la naturaleza misma de una persona iluminada. Son los cuatro aspectos del amor verdadero dentro de nosotros mismos y dentro de todos y de todo. “
~Thich Nhat Hanh


El zen ofrece algunos puntos muy sobresalientes una vez que buscamos amar mejor que antes, si llegamos a ese deseo de un conjunto de normas sociales o occidentales. Estas son las cuatro cualidades:

1. Maitri – Amabilidad afectuosa –

Maitri se deriva del sánscrito, que significa amigo. En primer lugar, debemos ser amigos de todos aquellos a los que queremos amar. Considera tus relaciones románticas: si simplemente deseas a otro, con la necesidad de conquistarlo, no estás siendo su amigo. Este primer precepto también nos anima a mirar nuestra relación con nosotros mismos. ¿Somos “amistosos” con nosotros mismos? Si no, ¿cómo podemos ser amigos de otro si estamos en guerra por dentro?

El enemigo detrás de todos los problemas que enfrentas no suele estar fuera, sino que mora dentro de tu mente presente. Sin tu conocimiento consciente, las características psicológicas construidas a lo largo del tiempo y la experiencia, inhiben tu ser interior, y hacen elecciones por ti. Si aprendes a descubrir ese arquitecto silencioso interior de tu vida, puedes exponer y despedir a estos personajes comprometidos y revelar la verdad acerca de quién eres en realidad.

2. Karuna – Compasión –

La compasión se define como una simpatía activa o la voluntad de compartir las cargas de los demás. En la lengua Pali, la palabra es panna. Significa ‘penetración’, ‘discernimiento’ o ‘conciencia’. Verdaderamente, si no hemos alcanzado cierto nivel de visión o conciencia, todavía vemos las heridas de otro como separadas de las nuestras, y no tenemos deseo de soportar la carga de otro.

martes, 27 de junio de 2017

De los dioses que se aferran al inconsciente colectivo


Dejamos de lado de momento todo el proceso que hemos estado explicando de cómo potenciar la conexión con nuestro ser, Yo Superior, etc., esperando que, poco a poco, aquellas personas que lo vayan trabajando sean capaces de establecer, aunque sea de forma esporádica, la suficiente conexión directa y consciente para ir viendo cómo esa parte más elevada de todos y cada uno de nosotros puede guiarnos y hacernos caminar por los senderos que cada uno debe recorrer de la forma más adecuada y alineada con la hoja de ruta que tengamos.

Puesto que lo anterior es un proceso que depende del trabajo interior, y conociendo lo que debe suceder, ya no tiene sentido estar repitiéndolo una y otra vez, pues aunque los procesos y rutinas de la psique, y el programa ego van a tratar de que todo lo anterior no se lleve a cabo, el simple hecho de que todo lo que se ha explicado ya esté imbuido en alguna parte de nosotros bastará para que, desde dentro, puedan irse dando los pequeños cambios que llevarán a conseguir ese enlace mente consciente-ser y se detonen más fácilmente, por ser comprendidos a nivel consciente, las experiencias y vivencias necesarias para completar lo que cada uno tenga que completar.


Que sucede en el inconsciente colectivo

Nuestro siguiente objetivo es explicar porqué debemos hacer estos cambios mencionados y porqué nos centramos en ellos, ya que están relacionados con los movimientos que han de darse en el inconsciente colectivo del que ya hemos hablado muchas veces. A este respecto, os decía en el anterior artículo:

el inconsciente colectivo se nutre de las proyecciones de todos nosotros, y de ahí nace la realidad consensuada en la que vivimos, teniendo en cuenta que, además, contiene las formas mentales provenientes de las manipulaciones que insertan aquellos en el poder, para que pensemos en ciertas direcciones o tengamos ciertas ideas sobre ciertos temas.

La razón principal por la que no tenemos aun el potencial de librarnos de las grandes razas que gestionan el sistema de vida en nuestro planeta es que tienen un agarre brutal y profundo sobre este inconsciente colectivo. Debido a que hay muchas personas, sabiéndolo y sin saberlo, que están conectando, llamando, vibrando, o pidiendo ayuda a diferentes formas, energías, egregores, “dioses”, etc., creadas por estas razas, estamos sosteniendo, sin ser conscientes de ello, el permiso que les hemos dado, desde la antigüedad, para que puedan mantenerse en control.

Básicamente, cualquiera de estos Dracos, mantids, Anunnakis y demás dicen algo así como “no podéis echarnos porque hay muchas personas que siguen clamando nuestra ayuda”, mientras que en el otro bando dicen “si, pero esas personas no saben que están clamando la ayuda de aquellos que les someten y manipulan, y que están siguiendo engañadas para que os permitan estar aquí”.

Básicamente, ya os podéis imaginar que las peticiones de ayuda o de conexión que se les hacen están imbuidas en la mayoría de religiones, sistemas de creencias, plegarias y ritos del planeta, donde, al solicitar asistencia de un Yahvé y sus derivados, de un dios tal, o de un dios pascual, no hacemos más que pedir que sigan conectados y presentes en nuestro sistema de creencias aquellos que en su día se hicieron pasar por esos dioses arquetípicos, lo cual les proporciona ese agarre que os comentaba directamente a la parte central del inconsciente colectivo, desde donde se gestionan los arquetipos más importantes que el ser humano usa para la proyección de la realidad consensuada y general.


Una limpieza a cuenta gotas

La auto-indagación: ¿Quién soy yo?



"¿Cuál es el sentido de la existencia? ¿Qué es la vida? ¿Quién soy yo? ¿Cuál es mi verdadera naturaleza? Tarde o temprano cualquier persona inquisitiva hace estas preguntas."

La auto-indagación ¿quién soy yo?
Podemos responder a la más esencial de todas las preguntas, es decir, "¿quién soy yo?" o, más apropiadamente, "¿qué soy yo?", "¿cuál es mi verdadera naturaleza?", "¿por qué nací?", "¿por qué debo morir?", "¿cuál es mi relación con mis semejantes?" Ser humano significa hacerse estas preguntas, y ser verdaderamente humano, significa que se ha de encontrar una respuesta. Hasta que estas preguntas no afloren en nuestra conciencia, podremos sólo adornar nuestra vida con toda clase de actividades ―compromisos mundanos―, pero éstas no nos darán la oportunidad de reflexionar sobre nosotros mismos. Pero, más tarde o más temprano, surgen estas preguntas y entonces ya no hay escapatoria. Éstas arden dentro de nosotros y las respuestas intelectuales no nos dejan en paz. Leemos libros que tratan sobre la condición humana, sobre el significado de la vida y obtenemos pomposas frases, elaboradas metáforas, pero no responden a la pregunta. Sólo la experiencia esencial del propio despertar satisface la pregunta esencial. La experiencia personal es el testimonio final a la Verdad.

Philip Kapleau, Despertar al Zen (Editorial Pax México, 2006)
Debemos hacernos sin descanso la pregunta "¿quién soy yo?". Dirigiendo el pensamiento, no hacia los objetos, sino hacia su fuente, finalmente descubrimos el elemento fundamental del Ser. El hombre posee en el fondo de sí mismo lo esencial de toda sabiduría. Lo sepa o no, pero la verdad está en él mismo y en ninguna otra parte.

Jean Klein, Sea usted lo que Es (Ediciones Vía Directa, 2008)
Creo que en la vida de todo ser humano aparece un momento en que surge la pregunta "¿qué es la vida?". Cuando uno realmente se da cuenta de esto ve que está constantemente en el proceso de llegar a ser, nunca en el ahora. Está constantemente en el pasado-futuro, pasado-futuro. Preparando el futuro con el pasado. Al tomar nota de esto, uno se ve impelido a preguntar: "¿Quién soy yo? ¿Qué es la vida?" Mientras el estudiante no llegue a este punto no es un estudiante.

En el momento en que el estudiante hace la pregunta y no tiene ninguna referencia al pasado, él se encuentra espontáneamente en un estado de no-saber. En este no-saber él está en una nueva dimensión. Ni siquiera es una nueva dimensión porque en ésta, no hay ninguna dirección. Uno debe vivir con la pregunta. Por vivir con la pregunta quiero decir no buscar una conclusión, una respuesta, ya que el vivir con la pregunta es en sí la respuesta. Pero buscamos constantemente una respuesta.

Jean Klein, Living Truth (Third Millennium Publications, 1995)
Nadie puede decirte quién eres. Sería sólo otro concepto, así que eso no te cambiará. Quién tú eres no necesita creencias. De hecho, toda creencia es un obstáculo. Ni siquiera necesita que te des cuenta, puesto que ya eres quien eres. Pero, si no te das cuenta, quien tú eres no brillará en este mundo. Permanecerá en lo no manifestado, que es, por supuesto, donde más a gusto estás. Entonces eres como una persona aparentemente pobre que no sabe que tiene una cuenta bancaria con 100 millones de euros, y así su riqueza se queda como un potencial no manifestado.

Eckhart Tolle, Un nuevo mundo, ahora (Grijalbo, 2006)
Es una forma de madurez en la vida que lleva a uno a hacerse ciertas preguntas. De todas esas preguntas se llega a la pregunta original fundamental: ¿Quién soy yo? Esta pregunta, ¿Quién soy yo?, sólo viene cuando se ha indagado en todas las direcciones posibles. Sólo cuando se ha explorado todas las direcciones se llega a la fase madura de preguntar ¿quién soy yo? En esta pregunta, ¿quién soy yo ?, una mente madura dice: "No lo sé". Es sólo en este "no lo sé" que hay algo cognoscible, perceptible. Porque el "no lo sé", no es un estado en blanco, el verdadero "no lo sé" se refiere a sí mismo y ahí la pregunta es la respuesta. Es una percepción instantánea de nosotros mismos. Es nuestra intemporalidad. Cuando hemos explorado todas las direcciones, hay una renuncia natural. Y entonces lo que renuncias ―lo que renuncia― tiene un nuevo significado.

Jean Klein, Living Truth (Third Millennium Publications, 1995)
En su vida un hombre puede hacerse muchas preguntas pero todas giran en torno a una pregunta: "¿Quién soy yo" Todas las preguntas se derivan de ésta. Así que la respuesta a "¿Quién soy yo?" es la respuesta a todas las preguntas, la respuesta definitiva.

Jean Klein, Yo Soy (Third Millennium Publications, 1989)
¿Qué es este "yo"? ¿De dónde viene este "yo"? Cuando mueres, ¿a dónde va? Estas son las preguntas más importantes que siempre puedes hacerte. Si realizas este "yo" alcanzas todo. Eso se debe a que este "yo" es parte de la sustancia universal. Tu sustancia, la sustancia de este escritorio, la sustancia de este palo, del sol, de la luna, de las estrellas ― la sustancia de todo es la misma sustancia. Así que si quieres comprender tu verdadera naturaleza, primero tienes que alcanzar tu sustancia original. Esto significa alcanzar la sustancia universal y la sustancia de todo. Todo en este mundo ―el sol, la luna, las estrellas, las montañas, ríos y árboles― todo está en constante movimiento. Pero hay una cosa que nunca se mueve. Nunca va o viene. Nunca ha nacido y nunca muere. ¿Qué es esta cosa que no se mueve? ¿Puedes decírmelo? Si la encuentras, encontrarás tu verdadero ser y alcanzarás la sustancia universal. Pero el entendimiento no puede ayudarte a encontrar ese punto. Incluso cien doctorados no te enseñarán tu verdadera naturaleza.

Seung Sahn, The Compass of Zen (Shambhala, 1997)

El método de la auto-indagación
"La pregunta '¿Quién soy yo?' No viene de la mente. Preguntar '¿Quién soy yo?' se acompaña de una tremenda energía; usted está ardiendo."

La auto-indagación es el único medio infalible, el único directo, para realizar lo incondicionado, el Ser absoluto que eres en realidad. El intento de destruir el ego o la mente a través de las prácticas espirituales que no sean la auto-indagación es como el ladrón que se hace policía para atrapar al ladrón que es él mismo. Sólo la auto-indagación puede revelar la verdad de que ni el ego ni la mente existen realmente y hace posible que uno realice al Ser puro, indiferenciado del Sí mismo o Absoluto. Después de haber realizado el Sí mismo, nada queda por conocer, porque es perfecta Dicha, es el Todo.

Arthur Osborne, Ramana Maharshi and the Path of Self-Knowledge, (Century, 1987)
P: ¿Qué es la práctica?

R: Una búsqueda constante del "Sí mismo" que es la fuente del ego. Encuentre "¿Quién soy yo?" El puro "Sí mismo" es la realidad, la Existencia-Consciencia-Felicidad Absoluta. Cuando se olvida Eso, aparecen todas las miserias; y cuando se aprehende Eso, las miserias no afectan a la persona.

Ramana Maharshi, Conversaciones con Sri Ramana Maharshi, Tomo I (Sanz y Torres, 2006)
P: ¿Cómo realizar el Sí mismo?
R: ¿El Sí mismo de quién? Encuéntrelo.

P: ¿Quién soy yo?
R: Encuéntrelo usted mismo.

P: Yo no sé.
R: Piense. ¿Quién es el que dice "yo no sé"? ¿Qué es lo que no se conoce en esa afirmación? ¿Quién es el "yo"?

P: Alguien en mí.
R: ¿Quién es ese alguien? ¿En quién?

lunes, 26 de junio de 2017

DEJA DE PENSAR


Los años pasan volando. Tu vida pasa volando. Antes de que te des cuenta estarás fuera de tu cuerpo y ¿dónde estarás?
Si sabes quién eres, no estarás en ninguna parte. Si piensas que sabes quién eres, estarás en alguna parte.

A dónde vamos depende de nuestros pensamientos.
La mente es la misma, incluso después de la así llamada muerte. Tus pensamientos determinan adónde vas.

Por ejemplo: Si crees en el cielo y el infierno. Si crees en el infierno más que en el cielo, te encontrarás después de salir de tu cuerpo en una situación infernal. Pero tú has creado esa situación. Nadie te envía allí. No hay nadie que te envíe a ningún lugar. Tú creas el lugar al que vas por lo que sabes.
Si crees que mereces ir al cielo te encontrarás en un lugar celestial. Pero eso es sólo por un corto tiempo. Entonces la ley del karma se hace cargo y te lleva donde se supone que debes estar. Puedes encarnar en este planeta de nuevo. O puedes ir a un planeta diferente.

Por lo tanto, la persona sabia, no quiere ir a ninguna parte.
La persona sabia nunca muere. Porque nunca ha nacido.
No hay ningún lugar adónde ir y no hay nada que hacer. Simplemente te fundes en la consciencia. Te conviertes en consciencia. Te conviertes en omnipresencia y siempre eres feliz.
No hay nacimiento y no hay muerte. No hay un ir y venir. No hay absolutamente nada. Pero la nada a la que me refiero se llama consciencia-dicha. La nada a la que me refiero es, tú no pierdes tu individualidad, tu individualidad se expande y te vuelves omnipresente.

Puede que hagas la pregunta, "¿Cómo puede la individualidad de cada uno expandirse de la misma manera? ¿Entonces habrá miles de millones de individualidades?"
No, sólo hay una individualidad y ésta es el Ser (Sí mismo). Y ésta eres tú. Tú eres la Realidad Última. Pero ahora mismo con tu mente finita es difícil que lo comprendas. Es por eso que tienes que entender que tú no eres tu cuerpo-mente fenoménico. En cuanto te deshaces del concepto de cuerpo-mente eres libre.

Siempre y cuando creas que eres la consciencia del cuerpo-mente, estás bajo las leyes del karma. Y todo lo que le hagas a otra persona, vendrá de regreso a ti. Tendrás que pagar por todo. Todo lo que hagas a otra persona siempre vuelve.
La única libertad que tienes es comprender que tú no eres el cuerpo y guardar silencio o no reaccionar ante cualquier condición.

La mente nunca se detiene, siempre va de acá para allá. La mente no sabe la diferencia entre el cuerpo actuando o el cuerpo no actuando. La mente se mueve por los mismos pensamientos que tienes. Es sólo cuando los pensamientos paran, cuando cesan, que la mente deja de moverse. Y cuando la mente deja de moverse, todo el karma cesa.

Y cuando no hay karma, ya no tiene ningún poder sobre ti. No estás bajo ninguna ley. Así que no hay nada que puedas hacer y eres libre. Ya no hay nacimiento ni muerte para ti. Ya no hay ningún ir y venir. Tus acciones se convierten en acciones sin valor, ya que la acción sólo es vista por la persona inconsciente. En realidad, la persona consciente, despierta, no realiza ninguna acción.

Si quieres encontrar la libertad y la liberación en esta vida, tienes que ralentizar tu mente y parar tus pensamientos. Son tus pensamientos los que te mantienen en la esclavitud. La única cosa en que tus pensamientos piensan, es en el pasado y en el futuro. Pero de alguna manera tienes que llegar a estar centrado en el momento y llegar a ser totalmente espontáneo.

Sé que parece una especie de locura cuando se piensa en ello, porque te dices a ti mismo: "Bueno, ¿no tengo que planificar mi futuro? ¿No tengo que aprender las lecciones de mi pasado? ¿No tengo que trabajar hacia mi meta, lograr algo en este mundo?"
Todas estas son tendencias humanas. Suena muy lógico cuando se piensa en ello. Pero date cuenta de lo que he dicho, "¡Cuando se piensa en ello!".

Ahora, ¿qué crees que pasaría si no tuvieras pensamientos?