La transformación sucede cuando no existe en ti carga alguna, cuando te relacionas sin carga. A veces queremos un estado permanente de amor-alegría-unidad y esto se convierte en una obsesión. Podemos estar en un estado alterado de conciencia una semana, un día, una hora… y entonces sentimos ese estado de amor-alegría-unidad aunque puede variar en intensidad; pero en ese estado alterado de conciencia no se puede estar siempre porque moriríamos. Entonces, ¿cómo podemos medir el estado de crecimiento? Medimos el crecimiento por cómo estás a gusto contigo mismo, con tus pensamientos, con tus emociones, por cómo estás a gusto con la vida.
¿Cómo estás de cómodo con todos los estados que tienes? Si no tienes pasión por el crecimiento, no creces. Si no te esfuerzas por crecer, no creces. El crecimiento requiere ponerse manos a la obra y centrarse y dar y servir y contribuir a una causa… Y así creces. La pasión quiere decir que tienes una visión sobre tu vida. Tener esa pasión es un estado de gracia divina pero siempre hay algo que puedes hacer, pasos que puedes dar.
Hay dos etapas para el crecimiento; en la primera nos centramos en nuestro crecimiento y para ello tenemos que sanar las relaciones y liberar el pasado. En la segunda nos involucramos con la contribución: sólo dando puedes recibir.
En la vida humana atravesamos por diferentes fases, se trata de un proceso de aprendizaje. Hay una fase en la que estamos centrados en nosotros mismos, otra en la que somos responsables, otra en la que somos generosos y otra en la que trascendemos todo esto.
En la 1ª fase (niño, joven) sólo te preocupas de ti y esto es normal, así estamos diseñados. Si has vivido esta fase sin ser juzgado por otro o por ti, entonces floreces a la 2ª fase; pero en muchos casos nos volvemos jueces y nos puntuamos… y nos quedamos atascados ahí y no evolucionamos a la siguiente fase.
En esta 2ª fase dejas de ser tú el centro de ti mismo. Se trata de ti y de tu entorno inmediato. El Yo se expande, se amplía para incluir el entorno, la familia, los amigos. Y te vuelves persona responsable. Piensas en ti y en los de tu alrededor y en esta fase quieres compartir toda la alegría, tus puntos de vista, etc. Es tu Yo expandido y si atraviesas con éxito ésta fase, cuando tus relaciones no son dañinas y sientes conexión con los de tu alrededor, floreces a la 3ª fase en la que los límites se amplían más.
En la 3ª fase el Yo se expande más y te inclinas a servir a una causa más grande que tú y tu familia porque vivir por y para ti ya no te satisface. Hay una inclinación a servir a más personas, pueden ser las artes, la ciencia, los negocios, la espiritualidad. Pero siempre pensando en beneficiar a un grupo de gente y una vez que atraviesas esta fase, llegas a la 4ª fase y es el final de toda separación.
En la 4ª fase ya no sirve servir a otros, te conviertes en los otros porque eres los otros y esto es la unidad y sucede de manera natural. Si somos conscientes de en qué fase de evolución nos encontramos, el mero hecho de darte cuenta de en qué punto estás, te ayuda a avanzar, te ayuda a crecer.
Sea cual sea la fase en la que estés, con comprensión, debes permitirte florecer y pasar a la siguiente fase.
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