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martes, 24 de febrero de 2015

INCONSCIENTE Y PROCESOS DE LA INFORMACIÓN


El término inconsciente se utiliza para designar el conjunto de procesos mentales que no necesitan depender de una prioridad, pues no son relevantes para la tarea que se está desarrollando o porque ya tienen un camino establecido que responde a los sucesos de forma automática, por lo que no son pensados conscientemente. Es el conjunto de procesos mentales de los que no es consciente la persona, pero que afectan a su manera de obrar o a su carácter.

En psicoanálisis, el inconsciente es el concepto clave de la teoría, y designa un sistema y un lugar psíquico desconocido para la conciencia (“la otra escena”) y en el sentido dinámico al conjunto de los contenidos reprimidos que son mantenidos al margen, apartados de la conciencia.

En la filosofía

Se debió a René Descartes (1596-1650) el principio de un dualismo cuerpo-mente que llevaba a hacer de la conciencia el lugar de la razón, opuesto al universo de la sinrazón. El pensamiento inconsciente apareció entonces domesticado, sea para integrarlo a la razón, o para ubicarlo en la locura.
A lo largo del siglo XIX, con Nietzsche, o Schopenhauer, la filosofía alemana adoptó una visión del inconsciente opuesta a la del racionalismo y sin relación directa con el punto de vista terapéutico de la psiquiatría dinámica. Subrayó el lado nocturno del alma humana y trató de hacer emerger el rostro tenebroso de una psique enterrada en las profundidades del ser.

Procesos inconscientes y la mente inconsciente

Algunas investigaciones neurocientíficas apoyan la existencia de la mente inconsciente. Investigadores del Centro Médico de la Universidad de Columbia, han comprobado que imágenes fugaces de rostros (imágenes espeluznantes que aparecen y desaparecen tan rápidamente que escapan a la conciencia consciente) producen ansiedad inconsciente, la cual puede ser detectada en el cerebro con las máquinas de neuroimagen. La mente consciente (que implica la capacidad de ser conscientes de un objeto en el exterior o en nuestra mente) es por lo tanto cientos de milisegundos más lenta que los procesos inconscientes.

Para entender esta investigación, se ha de distinguir entre procesos inconscientes y la mente inconsciente. La mente inconsciente y sus contenidos psicoanalíticos también difieren de la inconsciencia, el coma, y el estado mínimo de conciencia. La diferencia en el uso de los términos puede ser explicada, hasta cierto grado, por las diferentes hipótesis sobre el sujeto. Una conjetura tal es la teoría psicoanalítica.

El Inconsciente en Sigmund Freud

Freud elaboró una concepción del inconsciente llamada psicoanálisis y proporcionó una teoría al funcionamiento del inconsciente a partir de la interpretación de los sueños.
Para Freud el inconsciente ya no es una “supraconsciencia” o un “subconsciente”, situado sobre o más allá de la consciencia; se convierte en una instancia a la cual la conciencia no tiene acceso, pero que se le revela en una serie de formaciones como los sueños, los lapsus, los chistes, los juegos de palabras, los actos fallidos y en los síntomas. El inconsciente, según Freud, es interno al sujeto (y a su consciencia) y escapa a toda forma de dominio por el pensamiento consciente.
El inconsciente freudiano es un sistema psíquico que se rige por leyes y posee una economía de energía que le son propias.



En adelante, junto al consciente había que concebir dos tipos de inconsciente: el inconsciente propiamente que no podía llegar nunca a la conciencia, mientras que los contenidos del otro, denominado por tal razón preconsciente (sistema del aparato psíquico intermedio entre los otros dos sistemas, inconsciente y consciente), alcanzaban la conciencia en ciertas condiciones, sobre todo después de pasar el control de una forma de censura.

Dentro de la teoría de Freud acerca de la constitución del aparato psíquico, el inconsciente designa uno de los tres sistemas psíquicos que conforman el psiquismo (los otros dos son el consciente y el pre-consciente). El sistema inconsciente está constituido en gran parte (pero no solamente) por contenidos reprimidos a los que se les ha impedido el acceso a la conciencia, justamente por obra del mecanismo de la represión. El contenido del inconsciente son los “representantes psíquicos” de las pulsiones.

Estos representantes, al estar investidos con energía pulsional, buscan permanentemente abrirse paso hacia la consciencia, en lo que se denomina retorno de lo reprimido. La única manera en que logran acceder al sistema preconsciente y a la consciencia es a través de formaciones de compromiso, procurando el máximo de satisfacción pulsional, pero logrando burlar la censura.
Evidentemente, el inconsciente sólo se puede conocer cuando ya no es inconsciente. Lo que podemos llegar a saber de éste es lo que ya ha “experimentado una transposición o traducción a lo inconsciente”. El psicoanálisis consistiría según Freud en eso: “El trabajo psicoanalítico nos brinda todos los días la experiencia de que esa traducción es posible. Para ello se requiere que el analizado venza ciertas resistencias, las mismas que en su momento convirtieron a eso en reprimido por rechazo de lo consciente”.

Es en 1920 Freud hace un viraje en su teoría con su texto titulado Más allá del principio de placer. En dicho texto Freud redefine los conceptos de placer y displacer. Ya no se trata de la oposición de una serie de complementarios sino que placer y displacer son disimétricos.

La guerra recientemente desatada abre la pregunta sobre una fenomenologia particular: las neurosis de guerra. Le llama la atención a Freud que los que han estado en situaciones traumáticas, como haber estado en el frente de batalla, sueñan reiteradamente con la situación traumática, una y otra vez se representa en lo sueños la vivencia traumática. Y se pregunta cómo puede encajar este fenómeno con la tesis de que el sueño es un cumplimiento de deseo. Freud redefine el concepto de fijación de la pulsión (impulso psíquico): Hay algo propio de la pulsión que es traumático. Esto le posibilita pensar un inconsciente no todo reprimido, solo le resta conceptualizar el cambio de meta, es decir el displacer como meta. Cuestión que teoriza en 1923 en su texto El problema económico del masoquismo.

Lo Inconsciente colectivo en Carl Gustav Jung
Es la conceptualización de la teoría del inconsciente, entre otras razones, la que propiciará la separación entre Freud y Jung. Este último replanteará y ampliará el carácter personal del inconsciente freudiano, extendiéndolo a un inconsciente colectivo cuyo contenido primordial serán los arquetipos. Así, y siempre desde el marco teórico de la psicología analítica (conocida como psicología de los complejos y psicología profunda) el inconsciente quedará estratificado en dos niveles:

La propia denominación del inconsciente de Freud, al que llamará inconsciente personal, donde los contenidos centrales o constelaciones del inconsciente serán distinguidos bajo el término de complejos (conceptos o imágenes cargadas emocionalmente que actúa como una personalidad autónoma escindida), residiendo un arquetipo en el núcleo de cada uno de ellos.

El propio inconsciente colectivo, sede de y constituido por los arquetipos.


Mente inconsciente en psicología cognitiva contemporánea


La mayoría de la investigación sobre procesos inconscientes se ha llevado a cabo desde el paradigma del procesamiento de la información. Es opuesta a la tradición psicoanalítica, que está dirigida por conceptos teóricos relativamente especulativos (difíciles de verificar empíricamente) como el complejo de Edipo o el complejo de Electra.

La investigación cognitiva ha revelado que automáticamente, y fuera de la toma de conciencia, los individuos registran y adquieren más información que la que pueden experimentar a través de sus pensamientos conscientes.


fuente:http://elgrancielo.blogspot.com.es/

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