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sábado, 27 de junio de 2015

Cómo conocer a Dios


—Difícilmente parece práctico pensar en Dios —observó cierto visitante.

Paramahansaji respondió:

—El mundo concuerda con usted, ¿y es el mundo acaso un sitio feliz? La verdadera felicidad elude al hombre que abandona a Dios, pues Él es la Felicidad Misma. Sus devotos en la tierra viven en un cielo de paz interior. Pero quienes se olvidan del Señor pasan sus días en un infierno de inseguridad y decepción, creado por ellos mismos. ¡El «hacerse amigo» del Señor significa ser realmente práctico!


Cultiva tu relación con Dios, y te será posible llegar a conocerle tan bien como conoces a tu amigo más querido. Ésa es la verdad.


En primer lugar, debes tener un concepto apropiado de Dios, una idea definida mediante la cual puedas establecer una relación con Él. A continuación, debes meditar y orar hasta que ese concepto mental se convierta en una percepción real. Entonces le conocerás. Si eres perseverante, el Señor acudirá a ti.


Hay personas que describen a su Creador como alguien que autoritariamente pone a prueba al hombre con el humo de la ignorancia y el fuego del castigo, y que juzga las acciones humanas con insensible severidad. Ellas distorsionan así el verdadero concepto de Dios como Padre Celestial, amoroso y compasivo, atribuyéndole la falsa imagen de un tirano inflexible, despiadado y vengativo. Sin embargo, los devotos que comulgan con Dios saben que es insensato concebirle de otro modo que como el Ser Misericordioso que es el receptáculo infinito de todo amor y bondad.


Dios es Bienaventuranza eterna. Su ser es amor, sabiduría y dicha. Él es tanto impersonal como personal, y puede manifestarse en cualquier forma, según sea su voluntad. Aparece ante sus santos en el aspecto más amado por cada uno de ellos: un cristiano ve a Cristo, un hindú ve a Krishna o a la Madre Divina, y así sucesivamente. Aquellos devotos que adoran a Dios en su aspecto impersonal se tornan conscientes de Él en la forma de Luz infinita o del maravilloso sonido de Om, la Palabra primordial, el Espíritu Santo. La más elevada experiencia que puede tener un hombre es la de sentir en sí mismo aquella Bienaventuranza en la cual están plenamente presentes todos los demás aspectos de la Divinidad: el amor, la sabiduría, la inmortalidad.

Meditaciones guiadasMas ¿cómo puedo comunicarte en palabras la naturaleza de Dios? Él es inefable, indescriptible. Sólo a través de la meditación profunda conocerás su esencia única.

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