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jueves, 5 de noviembre de 2015

COMO ESTAR EN PAZ CONSIGO MISMO


Hay tantas maneras y formas de estar en el mundo como individuos lo habitan y cada quien con sus propias percepciones y su particularidad es responsable de encontrar un modo de estar en paz consigo mismo que no pase por encima de su singularidad.

Aquí encontrarás consejos para tu vida cotidiana y una relación pacífica contigo mismo:

Se consciente de tu responsabilidad

Es menester asumir la responsabilidad por la propia vida, las emociones, las decisiones y los efectos de las acciones. La responsabilidad es un valor de la consciencia y significa estar presente para responder ante lo que acontezca y ante los compromisos. El primer compromiso que hay que atender es siempre con uno mismo.

Es de suma importancia que tomes consciencia de en tu vida hay un ser que necesita toda tu atención, presencia y compromiso: tú mismo.

Habita tu cuerpo

En el mundo actual, donde el pensamiento parece tener más importancia que otros aspectos del ser humano, se produce una fragmentación propia de la actividad de la mente analítica que separa para comprender. Por este camino te alejas del cuerpo. El cuerpo no sabe mentir.

Busca habitar completamente tu casa, habilita la sensibilidad y el respeto hacia tus sensaciones físicas: si sientes malestar, reconócelo, si sientes placer, se consciente de que sientes placer. No hay secretos, utiliza la respiración para llegar a cada zona de tu cuerpo.

Reconoce tus emociones

Bajo la creencia de que hay emociones negativas o que “roban” energía se cae en el escapismo de reconocer lo que realmente hay, lo que se siente. Juzgar una emoción resulta dañino y perpetúa el aislamiento con la vida y las personas.

Es sumamente importante que te permitas sentir exactamente lo que sientes. Todas las emociones tienen su función y no necesitan más que ser reconocidas y escuchadas por ti.

Intenta observar

Cuando conectes con alguna sensación física o una emoción evita elaborar mentalmente cualquier justificación, cualquier juicio hacia ti mismo. Quizá sea este el punto más difícil si estas acostumbrado a evitar sentir lo que sientes mediante pensamientos.

No hay nada que temer, deja pasar los pensamientos como vagones de un tren, mas no te sumas a ninguno. Intenta sólo observar el movimiento.

Entabla un diálogo interno

Como si dentro tuyo existieran muchas personas y cada una tuviera algo importante que decir, escucha. Cada voz, cada movimiento interno merece su espacio de expresión.

Habla en voz alta contigo mismo, atrévete a decir aquello que callas.

Busca la coherencia

Reconoce cada parte de ti: tu cuerpo te habla, tus emociones te hablan, tus pensamientos te hablan. ¿Qué dice cada aspecto? Escucha atentamente y observa tus acciones. ¿Existe coherencia entre lo que sientes, piensas y haces?

Continuo darse cuenta

A medida que reconozcas tus paisajes internos surgirán uno tras otro momentos de consciencia, darse cuenta. Observa este proceso dinámico en ti, eso que sientes y surge de tu interior está en movimiento, transformándose.

Es la vida misma fluyendo dentro.

Vive en el presente



Tener demasiada atención en el pasado genera angustia y depresión. Pensar mucho sobre el futuro te hará caer en la ansiedad.

Vive el presente, sea cual sea, pues es tu regalo. Lo que está aconteciendo aquí y ahora es lo real, todo lo demás sólo existe en tu imaginación o tu mente.

Acciona desde el corazón

Pasar a la acción y hacer contacto con el mundo externo desde tu corazón, desde tu sentir. Comparte con las personas, genera una comunicación verdadera y amorosa con quienes te rodean.

Exprésate

Busca la expresión de tu mundo interno. El hecho de exteriorizar aquello que vives te llevará hacia una mayor comprensión de ti mismo.

Deja de ocultar aquello que sientes, deja de juzgarte, simplemente vívelo genuinamente, verbaliza, ¡expresa!

Suelta tus preocupaciones

Pasar el día preocupado es un estado común y muchas personas sólo saben vivir de esa manera. Por más que cueste, intenta soltar tus preocupaciones.

Es crucial que puedas ver las verdaderas dimensiones de lo que percibes como un problema a resolver y te ocupes de ello de manera práctica.

Encuentra actividades que te llenen de energía

El mundo está lleno de estímulos y resulta fácil perderse en la superficialidad de las formas dejando ir tras ellas la energía vital.

Aprende a discernir entre lo que te aporta energía y te vitaliza y aquello que te agota. Elije a cada momento.

Haz ejercicio

Busca alguna actividad física que te de placer. Puede ser una caminata por un sitio natural, practicar natación, yoga.

Sea la actividad que sea, elije una que disfrutes hacer.

Busca tu placer

Busca tu placer en lo cotidiano. ¿Lo reconoces? Dedica tiempo a actividades placenteras y descubre también el placer en las pequeñas cosas: el aroma de una flor, una comida que sea de tu agrado.

Se un proveedor de placer para ti mismo.

Conecta con tu propia voluntad

Busca en ti esa fuerza para vivir tu propia vida. La voluntad mueve montañas, pon en marcha la tuya. Establece una meta y ve por ella.

Ejercita tu voluntad a diario.

Dedica tiempo al arte

A veces el mundo interno no se puede expresar con palabras, para eso es sumamente útil el recurso del arte en cualquiera de sus formas.

Canta, baila, teatraliza, dibuja, pinta, haz música, recicla, teje.

Haz lo que te haga feliz

Sólo dedica el mayor tiempo posible a ser feliz, a hacer lo que te colme de alegría.

Poco importa en realidad la opinión de los demás, pues quien vive tu vida eres tu.

Se como un niño

Permítete jugar, permítete equivocarte y pasar por tonto. Conecta con la frescura natural de los niños, deja de tomar todo tan en serio.

La vida es para ser vivida, con errores incluidos.

Encuentra tu lugar

Es sumamente importante que encuentres tu lugar en el mundo, que halles un sitio donde te sientas en paz.

Si aún no lo has encontrado, ¿qué estás esperando?

Encuentra tus potenciales y dones

Muchas personas buscan saber cuál es su misión en el mundo. Es importante que sepas que todos poseemos potenciales y dones enormes.

Bucea en tu interior, obsérvate, ¿qué es lo que sale con facilidad y placer de ti? ¿En qué actividades has sentido mayor satisfacción? Ve en busca de tus tesoros internos.

Comparte tus dones con el mundo

Desarrolla tus dones. ¿En qué eres realmente bueno?

Desarrolla aquello que amas hacer, haz que crezca tu potencial. Despliega y comparte tus tesoros con el mundo. El mundo necesita de ti y de eso que puedes darle.


fuente:http://www.taringa.net/

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