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lunes, 14 de marzo de 2016

Un momento crucial



La Tierra está pasando por una transición en la que las energías cósmicas más potentes y puras comienzan a impregnarla y a alejar las fuerzas negativas que durante milenios estuvieron instaladas aquí.

Consciente o subconscientemente, todos saben de qué se trata cuando escuchan hablar de esa transición y, enseguida, presienten algo que transformará toda la superficie del planeta. Sienten tensión, temor o depresión a medida que caen sus viejos valores. Sobre todo en las metrópolis, la decadencia de las bases de esta civilización asume grandes proporciones, altera el ánimo, la armonía y el equilibrio, e impide la paz entre los seres y en el interior de cada uno.
Pero es posible estar delante de esta transición planetaria de manera inteligente, no como víctima, sino como colaborador de las energías superiores, radiantes y luminosas, que comienzan a implantarse. Para ello, es importante saber que los pensamientos y las emociones en general están inmersos en ese contaminado campo colectivo de tensión y de conflicto y que, por lo tanto, no son confiables.

El primer paso es tomar consciencia de que en el propio ser existe un núcleo que está por encima de los pensamientos normales y de las emociones, un núcleo de armonía estable que no se deja perturbar por ninguna situación externa. Se trata de aspirar al contacto y a la identificación con ese núcleo.
El segundo paso consiste en aprender a frenar la mente para impedir su tendencia a involucrarse con los estímulos inarmónicos que recibe.

Estos dos pasos -reconocer el núcleo de paz interior y controlar la mente- son fundamentales. Ante cualquier situación conflictiva, esos pasos tienen mucho valor.

Otro paso esencial es no dejar que la inercia se implante en el ser. La tensión y la depresión debilitan el cuerpo de energías, el llamado cuerpo etérico que, si está sin vitalidad, lleva a la apatía. Es indispensable usar correctamente la voluntad y realizar actividades evolutivas. Las personas que estén pasando por el asedio de fuerzas psíquicas desordenadas o que hayan sido perturbadas por algún shock o pérdida, no deberían aislarse ni confirmar ese estado, sino ir al encuentro de actividades que puedan beneficiar a los demás.

La higiene, el orden y la armonía en sí mismo y en el ambiente son más importantes de lo que se piensa, pues evitan el ingreso en estados de caos. Mantenerlos, es una especie de medida preventiva, profiláctica, que no debe faltar, ya que las fuerzas conflictivas de los niveles psíquicos se nutren de esas desarmonías. Además, ante la inestabilidad emocional o mental, la relación con el alimento se desequilibra: la persona tanto puede comer en demasía, en el intento de compensar la falta de vitalidad -lo cual no soluciona nada, pues su causa no es física-, como puede perder el apetito debido a la apatía y al desinterés por la vida. En cualquier circunstancia, la alimentación simple, sin mucho condimento, contribuye para regular los ritmos orgánicos.

También es fundamental
ser siempre independiente con respecto a las opiniones y a las ideas circulantes, que en general solo confunden; un ejemplo de esto es la ansiedad que se instala por creer que se pierde la salud del cuerpo si no se duerme bien. Si la persona no logra dormir, en vez de dejarse llevar por esa ansiedad o por la angustia, debería usar el tiempo creativamente, realizando alguna tarea útil y buscando disciplinar la actividad mental que, cuando es desordenada, es la principal causa de insomnio.

Una ayuda poderosa para el restablecimiento del equilibrio es escuchar piezas musicales inspiradas. Las obras de elevada calidad son capaces de reorganizar las energías de la persona y pueden ser curativas, al igual que una buena lectura.

Estas sugerencias son preliminares para vivir en paz interior y con sabiduría en la época actual. Cuando alguien las adopta con determinación, puede canalizar e irradiar las energías del porvenir en un mundo que hoy está desorientado. En síntesis, la fe, la autodisciplina y la ausencia de especulaciones mentales llevan al contacto con la vida interior, encuentro que no se puede postergar en los tiempos que corren.

fuente:http://www.mantra.com.ar/trigueirinho/momentocrucial.html

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