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viernes, 9 de septiembre de 2016

Para sacar lo mejor de alguien, hay que poner lo mejor de nosotros


Seguramente en algún momento de tu vida te hayas sentido frustrado porque veías cómo alguien con un gran potencial humano no te estaba dando lo mejor de sí. Incluso, puede que alguna decepción te haya llevado a plantearte si es suficiente con poner lo mejor de uno para poder sacar lo mejor del otro.
Lo cierto es que cuando hablamos de relaciones interpersonales, aunque no siempre podamos ponerle una etiqueta a esa relación, todo lo positivo suma. En algún caso quizás no conseguiremos impulsar la relación para que sea todo lo buena que nos gustaría, puesto que la última palabra es del otro, pero sí nos acercaremos.
Recuerda que lo importante es que el otro nos trate lo mejor que pueda, aunque a veces no sea capaz de aportar tanto como nos gustaría. La paciencia en este caso puede ser una aliada, pensemos que las relaciones también necesitan desarrollarse y crecer para poder brillar.

Mereces tanto como los demás

En nuestras relaciones con los demás, es conveniente no exigir el cumplimento exacto de nuestros deseos, puesto que esta exigencia puede tener el reverso contrario. Piensa que no es una relación sana aquella en la que ambas partes se sienten completamente condicionadas e incluso faltas delibertad. En lugar de eso, poner lo mejor de ti con flexibilidad y paciencia pueden ser la mejor invitación para que otros hagan lo mismo contigo.
Candando en forma de corazón
¿Y no es verdad que, ya sea en una amistad, en una relación amorosa e, incluso, una familiar, nos sentimos queridos cuando ambos nos esforzamos? De hecho, tener en cuenta esta reciprocidad es también beneficioso para con nosotros: de la misma manera que pones lo mejor de ti, también eres capaz de ver el un comportamiento equitativo en el otro.


El equilibrio de una relación simétrica nos contribuirá a que desarrollemos en ella la mejor versión de nosotros, incluso de manera inconsciente. Eso querrá decir que  percibimos que la otra persona merece la pena y que formamos un buen equipo.

Poner lo mejor de ti es un síntoma de confianza

Stephen Covey afirmó que “si uno quiere despertar confianza, debe ser digno de confianza” y efectivamente para que los demás se abran, puede que debamos ser nosotros los primeros que nos abracemos unidireccionalmente. No tengas miedo a hacerlo, puesto que conocer tus miedos y tus virtudes hará que los demás depositen su confianza en ti para desvelar los suyos, y es muy gratificante que alguien nos considere dignos de ello.
Dos personas en el campo
De hecho, ser capaz de poner lo mejor de uno mismo significa tener la confianza suficiente como para saber que esos miedos, defectos u oscuridades interiores no son lo suficientemente grandes como para eclipsar todo lo bueno que podemos ofrecer. Por ello no te temas, dado que conocerte y valorarte dará la oportunidad, a que quienes te rodean, para que vean todas y cada una de tus virtudes.
“La confianza es un camino de dos direcciones -dijo él con dureza-
-¿Qué insinúa?
-Que no se puede exigir confianza cuando no se otorga”
Dolores Redondo, de Legado en los huesos-
Todos apreciarán que confíes en ti y, por lo tanto, se sentirán seguros en tu compañía: en los vínculos que poseemos se crea una especie de círculo cerrado en el que varias personas se mueven al unísonoy los aristas se suavizan.

Ofrecer sin interés, recibir con gratitud

Todos conocemos el refrán de “cada uno recoge lo que siembra“. ¿Alguna vez lo has sentido así? Puede que a corto plazo no veamos resultados en poner lo mejor de nosotros mismos, pero a la larga, será un motivo más de felicidad.
manos con flores
En primer lugar, por lo bien que sienta dar; en segundo lugar, porque nuestras relaciones serán más fuertes; en tercer lugar, porque los demás se darán a nosotros honestamente y sin que lo pidamos.
Probablemente, alguna vez hayamos experimentado esta sensación con el resto y ellos también lo hayan hecho con nosotros: si exigimos continuamente y no reconocemos lo que hacen para que nos sintamos mejor, les acabará costando darnos todo lo que podrían. Sin embargo, habitualmente los demás ponen lo mejor de sí mismos cuando ven que nosotros también lo hacemos.


Descubrir lo que hay en el interior de aquellos a los que queremos es tan bonito como darse cuenta de lo que hay en el nuestro. La reciprocidad es la clave entre dos personas que se esfuerzan por mantener lazos fuertes y sanos: se acaba convirtiendo en lo que nos salva -como diría Neruda– de la vida, el amor.

fuente:https://lamenteesmaravillosa.com/

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