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jueves, 22 de diciembre de 2016

EL PODER DE LA INTENCIÓN CAPITULO 3.


CAPITULO 3. 

CONECTARSE A LA INTENCIÓN:

La forma de establecer una relación con el Espíritu y de acceder a este principio creativo consiste en contemplar que te rodean las condiciones que deseas producir.

Reflexiona sobre la idea de una fuerza infinita, suprema, que produce los resultados que tú deseas, esta fuerza es la fuerza creativa del universo, responsable de que todo empiece a definirse.



Entrar en el Espíritu de la intención:

Cuanto te propongas crear en tu vida supone generar la misma cualidad dadora de vida gracias a la cual existe todo, solo tienes que activarla en tu interior, ya que la fuerza de la intención simplemente está a la espera de que seas capaz de establecer la conexión.

Los sentimientos son la clave de tu destino y tu potencial, en busca de la expresión completa de la vida a través de ti.

¿Cómo entrar en el espíritu de la intención, de los sentimientos que expresan la vida? Simplemente tienes que basarte en tu capacidad para confiar completamente en que el Espíritu se exprese a través de y por ti. Tu tarea consiste en contemplar las energías de la vida, el amor, la belleza y la amabilidad.



Tu voluntad y tu imaginación:

Tu fuerza de voluntad es mucho menos eficaz que tu imaginación, que constituye el vínculo con la fuerza de la intención. La imaginación es el movimiento de la mente universal en tu interior, es la que crea el cuadro interior que te permite participar en el acto de la creación, es el vínculo invisible que te conecta con la manifestación de tu destino, es el concepto del Espíritu que existe en tu interior, es tu Dios interior.

Tu imaginación te concede el extraordinario lujo de pensar desde el fin y no hay manera de parar a quien puede pensar desde el fin. Imagina que soy y seré.

Aplicar las siete caras a la conexión con la intención:

¿Qué tengo que hacer para conseguir lo que tengo intención de crear? Estando en armonía con la fuerza de la intención, responsable de toda la creación, iguálate con la intención y contribuirás a crear cuanto contemplas. Hasta que no trasciendas el ego, no podrás sino contribuir a la locura del mundo. Cuando renuncies al ego y regreses a aquello de lo que emanaste en origen, empezarás a ver inmediatamente que la fuerza de la intención trabaja contigo, y para y por mediación de ti, de múltiples maneras.

Vamos a revisar las siete caras para ayudarte a que empiecen a formar parte de tu vida:


1. Sé creativo. Significa confiar en tu propósito y tener una actitud de firme determinación en tus actividades y pensamientos cotidianos. Poner las intenciones por escrito, por ejemplo

Mi intención es que todas mis actividades estén dirigidas por el Espíritu.

Mi intención es reconocer el Espíritu como mi Fuente y distanciarme de mi ego.

2. Sé bondadoso. Haz un esfuerzo por vivir con bondad y alegría:

– Bondad para contigo mismo, trátate con bondad cuando comas, cuando hagas ejercicio, juegues, trabajes, ames y todo lo demás.

– Bondad para con los demás. Un principio básico para funcionar y ser feliz y recibirás bondad a cambio. Bondad especialmente cuando tratas con personas indefensas, ancianas, con problemas mentales, pobres, discapacitadas, etc. Ya que forman parte de la perfección de Dios y también están conectadas contigo.

– Bondad para con la vida entera.

3. Sé amor. Tú naciste de la intención del amor y debes amar si quieres tener intención.

– El amor es colaboración, no competición. Todos compartimos la misma fuerza vital y la misma inteligencia invisible que hace latir tu corazón y el mío, el corazón de todos los seres del planeta.

– El amor es la fuerza tras la voluntad de Dios. Es la vibración espiritual que lleva las intenciones divinas de la expresión amorfa a la concreta. Está en cada uno de nosotros, es lo que es Dios.

Cuanto más extiendas ese amor, más te aproximarás a ser amor y en el ser del amor se alcanza la intención y florece la manifestación.

4. Sé belleza. Tienes que experimentar la belleza en todas tus tareas. Vida, verdad y belleza son símbolos de lo mismo, un aspecto de la fuerza divina.

5. Sé expansivo. Manteniéndote dispuesto a no sentirte apegado a lo que pensabas o eras antes, pensando desde el fin y manteniendo una actitud abierta para recibir la orientación divina, acatas la ley del crecimiento y eres receptivo a la fuerza de la intención.

6. Sé abundante. La intención es infinitamente abundante, por eso cuando no piensas en abundancia, te repites una y otra vez que eres ilimitado. A medida que pienses en abundancia, empezarás a actuar con un firme propósito.

7. Sé receptivo. La mente universal está dispuesta a responder a cualquiera que reconozca su verdadera relación con ella. En otras palabras: es receptiva a cuanto se mantiene en armonía con ella y mantiene una relación de respeto hacia ella. Hay que meditar, porque al estar tranquilo, receptivo y en silencio, te modelas a imagen y semejanza de Dios y recuperas el poder de la Fuente.

Resumen de este capítulo:

. No puedes conocer el significado de tu vida hasta que te hayas conectado al poder que te creó.

. No eres este cuerpo, no eres esta mente; eres el Espíritu… esa es la mayor verdad.

. Tienes que conocer tu Espíritu… pues sin conocer tu Espíritu no puedes conocer la verdad.

. La meditación es la única forma de crecer, no existe otra salida porque cuando meditas, estás en silencio, estás en la consciencia sin reflexión y es entonces cuando tiene lugar el crecimiento de la consciencia.

Conéctate a la fuerza que te creó, ten la certeza de que tú eres esa fuerza, comulga íntimamente con esa fuerza y medita para que se produzca ese crecimiento de la consciencia.



Cinco sugerencias para poner en práctica las ideas de este capítulo:

1. Para hacer realidad tus deseos, ajústalos a tu discurso interno.

2. Piensa desde el fin.

3. Para llegar a un estado de impecabilidad has de tener un propósito firme.

4. Copia las siete caras de la intención en tarjetas de ocho por doce centímetros, plastifícalas y colócalas en sitios cruciales, en los que tengas que mirar todos los días, te servirán de recordatorios para mantenerte en hermandad con el Espíritu creador.

5. Ten siempre en mente el pensamiento de la abundancia de Dios y cuando se te ocurra otro pensamiento, sustitúyelo por el de la abundancia de Dios.


Wayne Dyer

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