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jueves, 1 de diciembre de 2016

Si piensas que el silencio no es una respuesta… aún te falta mucho por aprender


Es muy común quejarnos y conocer de quejas, que tienen que ver directamente con el silencio como respuesta, generalmente causa un rechazo hacia los demás el no tener una respuesta clara y de alguna manera el silencio suele confundir de una manera impresionante.

Quizás sea esto lo que más molestia causa en las personas, que al tener silencio como respuesta, no podemos descifrar lo que estamos recibiendo, no comprendemos si realmente estamos recibiendo una respuesta, si debemos reaccionar, en muchas oportunidades desata furias, en otras confusión, en otras desesperación, el caso es que desde muchos ángulos, el silencio como respuesta queda descartado.


Ocurre que si no entendemos que el silencio es una respuesta directa, aún nos falta mucho por aprender en la vida. Guardar silencio es una manera de expresión tan atrayente, que en muchas personas remueve sus pasiones más ocultas y las interpretaciones más  descabelladas, pero es evidente que no sabemos aún que palabras poner en ese silencio que recibimos y curiosamente cuando llenamos ese silencio de palabras, nunca es a nuestro favor, para nuestro bienestar, por el contrario, asumimos de alguna manera que todos los pensamientos negativos que hemos tenido, respecto a esa situación, se hacen realidad y el silencio los evidencia.

Guardar silencio es una manera de responder, aunque tenga muchos matices, puede significar sensatez, calma, represión, mentira, desinterés o total atención, el silencio suele detener actos terribles, puede apaciguar ánimos de manera inmediata, puede reflejar madurez y capacidad de escuchar, no siempre tenemos que tener respuestas representadas en acciones verbales, en gestos, gritos y actos desenfrenados, si podemos reaccionar ante una lágrima, la entendemos, nos llega y nos activa, por qué nos cuesta tanto entender el silencio como respuesta?



El silencio es el único amigo que jamás traiciona. Confucio


De manera directa, podemos pensar que tiene que ver con nuestras interpretaciones, nos agobia el silencio porque ello significa que la respuesta la pondremos nosotros, según nuestros pensamientos e interpretaciones, cada palabra no dicha quedará a nuestra imaginación, esto se debe a la creciente e inagotable necesidad de siempre generar una reacción en los demás, de que sea una comunicación de toma y dame, cuando las mejores charlas parten del silencio, de las miradas, de las sensaciones, de esos espacios donde podemos decir lo que pensamos y dejar que el silencio actúe, sin interpretaciones, especialmente cuando ellas van orientadas hacia el sufrimiento.


Aprender a recibir el silencio como respuesta, no solo te ayudará enormemente a calmar tus reacciones y enfocarte en tus acciones, a dar paso a la serenidad, a dejar esos espacios breves del pensamiento, donde se barre con toda intención y se escucha más allá de lo que se piensa que es, más allá de la interpretación, consiste en escuchar con la mente vacía, es descifrar si esa respuesta es una petición de calma, de espacio, de momento o si simplemente es una mera agonía por dar término a todo aquello que suponemos y que generalmente nos lastima.



El silencio es como el viento: atiza los grandes malentendidos y no extingue más que los pequeños. Elsa Triolet


Respuestas en la vida, muchas, pues el silencio es una de las más valiosas que quizás aprendamos a recibir y especialmente a dar…



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