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jueves, 2 de noviembre de 2017

La salud de la glándula pineal


La glándula pineal es un misterioso epicentro de la anatomía humana, que ha llamado nuestra atención durante siglos. Evita su calcificación.


Ubicada entre los hemisferios cerebrales, junto al tercer ventrículo (digamos que un par de centímetros arriba de tu entrecejo, y a la mitad del camino entre tu frente y tu nuca), y con escasos 5-8 milímetros de tamaño, se encarga de liberar, entre otras funciones, la hormona conocida como melatonina. Además, tiene propiedades ‘foto-sensibles’ –utiliza la luz solar para inducir variaciones anímicas–, por lo que es fundamental en la regulación de nuestros biorritmos.

Este diminuto órgano ha centrado la atención de diversas culturas a lo largo de la historia. En el hinduismo se considera el “tercer ojo” o la “ventana de Brahma”, entre los antiguos egipcios, el “ojo de Horus” entre los antiguos egipcios. En el siglo XVII, Descartes le asignó el sobrenombre del “asiento del alma” y según éste, la glándula pineal representaba el punto de unión entre el cuerpo y la mente.

Sus antecedentes dentro de ancestrales tradiciones místicas, han hecho de la glándula pineal uno de los ingredientes predilectos del nuevo misticismo. Múltiples conceptos del New Age se asocian con el despertar de  este órgano, y su popularidad ha aumentado en la última década gracias a desbordada irrupción del consumo de N-dimethyltryptamine (DMT) en la cultura pop. A pesar de que aún no está plenamente probado, existen buenas razones para pensar que esta misma sustancia es secretada en nuestra glándula pineal en determinados momentos, por ejemplo, nuestra concepción y muerte. También se le asocia a fenómenos como los sueños lúcidos y la creatividad.

Independientemente de que sobrenombre elijamos para ella, o de si creamos o no en algunos postulados semi-científicos, lo cierto es que la glándula pineal posee un apasionante, y hasta cierto punto enigmático, papel dentro de nuestra fisiología.

Varios investigadores advierten de un proceso de endurecimiento, por calcificación, de esta glándula. Factores como la edad y la exposición a sustancias tóxicas, así como los efectos de ciertos estados psicológicos, por ejemplo el estrés, al parecer van neutralizando las funciones de esta glándula.

Muchos hábitos del estilo de vida contemporánea atentan contra su funcionamiento: 

el consumo de alcohol, tabaco, cafeína, azúcar refinado, mercurio y el flúor, ingrediente de pastas dentales y otros productos dentríficos.


Si sientes la necesidad de descalcificar, limpiar o cuidar esta importante estructura cerebral, aparentemente los siguientes alimentos pueden acelerar la desintoxicación de tu glándula pineal:


Chocolate puro, Ácido cítrico, Aceite de orégano, Extracto de Neem, Vinagre de manzana puro, Ajo, Tamarindo, Vitaminas K1 y K2, Boro y MSM (Metilsulfonilmetano).


El consumo de estos alimentos no son recomendaciones médicas. En cambio, exponerte a diario unos minutos directo a la luz del sol si ha sido científicamente probado que estimula el funcionamiento de la glándula pineal.

También existen diversas meditaciones y ejercicios respiratorios que supuestamente sirven para limpiar y activar este órgano, pero como suele suceder con estos temas, las fuentes son poco ortodoxas, lo cual tampoco se traduce en que deban desestimarse. Supongo que aquí es donde debe de activarse nuestro discernimiento.




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