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sábado, 12 de diciembre de 2015

LA INTELIGENCIA DE NUESTRAS RELACIONES



“A través de nuestras heridas somos sanados…”

Nuestras heridas no son nuestras. No se originan desde nuestro interior, tampoco son el resultado de una mente defectuosa o de una naturaleza dañada. Tampoco surgen como enemigos externos a nosotros, como si se tratara de fuerzas oscuras enviadas para destruirnos. Descartes (“Pienso, luego existo”), ¡benditos sean sus diminutos calcetines de algodón! era un desolado y aislado hombre que creó una fría, egoísta, y altamente intelectual filosofía de separación cuerpo-mente, que simplemente no puede hacer frente a la investigación directa.

 Cuando observamos detenidamente nuestra experiencia en tiempo real y de primera mano, nos damos cuenta que no podemos encontrar ninguna entidad llamada ‘mente’, con un interior y un exterior, y ciertamente no encontramos tampoco ninguna 'mente’ separada de ningún 'cuerpo’ - simplemente descubrimos la interminable danza de pensamientos y sensaciones frente a un quieto telón de fondo de la presencia no-conceptual que somos, que acoge el pensamiento y la sensación sin que éstos lo limiten.

Nuestras heridas no se forman ni dentro ni fuera de nosotros, sino en el contexto de las relaciones. Somos seres sociales, egos no separados flotando en el espacio anhelando conectarse, y todo aquello que es pasado por alto, desatendido, no acogido en nuestras primeras relaciones con aquellos que se encargaban de nosotros, esa parte de la experiencia que no se sacó a la luz - el dolor, la pena, el miedo, la ira, la impotencia - después es vista como algo que amenaza al amor, a la seguridad, al bienestar y, en última instancia, a la vida misma, y se convierten en las partes 'negativas’, 'oscuras’, 'pecaminosas’, 'intocables’, de nuestro lastimado ser; las partes vergonzosas que ocultamos unos a otros por temor a perdernos mutuamente. Imaginamos que tenemos un lado luminoso y otro oculto, un despreciable lado secreto, un yo bueno y un yo malo, un yo pecaminoso y uno piadoso, y la gran Guerra comienza. Lo Innombrable se oculta en las profundidades, y nos precipitamos hacia la luz…

Las heridas se forman en el contexto de las relaciones, y las heridas son sanadas en el contexto de las relaciones. Más adelante en nuestras vidas, somos conducidos de manera inteligente hacia aquellos que pueden sanarnos, aquellos que, a sabiendas o no, sacan a relucir lo ignorado, lo no amado, esas partes que pasamos por alto en nosotros mismos, invitando a que la oscuridad vuelva hacia la luz. Y así, la sanación podría lucir un tanto desagradable en un principio, y las relaciones podrían sentirse increíblemente desafiantes, y por un rato podríamos no estar dispuestos a ver la inteligencia en nuestra relación, la cual podría parecer como que está operando en nuestra 'contra’, que es realmente una amenaza para nuestro sanar.

¡Nos podríamos llegar a sentir peor!

 Pero con el tiempo, y con una profunda reflexión, con auto indagación y honestidad, y dejando ir todos los conceptos acerca del 'amor’ y el 'sanar’, podríamos llegar a ver que nuestros mayores conflictos con los demás nos enseñaron muchísimo, y que nuestros supuestos 'enemigos’ psicológicos nos estaban realmente forzando a poner atención a algo que habíamos descuidado en nosotros, y que las rupturas sólo nos estaban ayudando a aprender a sentarnos con nuestro dolor, a acunar a 'ese que sufre’, a abrazar esas partes negadas, esos fragmentos rechazados inteligente y creativamente cuando éramos jóvenes.

Estás rodeado de gurús de todas formas y tamaños, y todo aquello que te atrae, rechazas o temes en los demás podría ser algo que necesitas acoger en ti. Tal vez, solamente. Pero ese 'tal vez’ podría ser todo cuando se trata del amor, y no hay ningún encuentro desperdiciado aquí, en este extraordinariamente inteligente y reflexivo universo.

- Jeff Foster

fuente:http://presenciaconsciente.tumblr.com/post/134984222937/la-inteligencia-de-nuestras-relaciones

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