La crítica es una manera, para algunos, natural, de prestarle atención a la vida de los demás. De hecho algunos dedican más tiempo a criticar a los demás que a encargarse de sus propias vidas. Cuando eso ocurre la crítica y el juicio se vuelve un hábito, en donde ya se hace imposible mirar y simplemente contemplar.
“En lugar de censurar a la gente, tratemos de comprenderla. Tratemos de imaginarnos por qué hacen lo que hacen. Eso es mucho más provechoso y más interesante que la crítica; y de ello surge la simpatía, la tolerancia y la bondad.” ― Dale Carnegie
Para el que critica, todo lo que ve puede ser realizado de una mejor manera, ellos siempre en la teoría tienen la mejor forma de solventar un conflicto, de responder ante una situación, de actuar, de expresar, se sentir… de ser. Y es que la teoría de la vida es más sencilla que la práctica, además de que cada apreciación que hacemos del mundo, simplemente es un reflejo de lo que creemos, de lo que para nosotros está bien, de lo que conforma nuestra realidad y nuestros estados ideales.
“El hombre de talento es naturalmente inclinado a la crítica, porque ve más cosas que los otros hombres y las ve mejor.” ― Montesquieu
Más allá de la crítica asumida como forma de vida y de interacción social, lo que nos llama la atención en el otro, bien sea en positivo o en negativo, nos ofrece una muy valiosa herramienta para crecer. Todo lo que vemos en el otro y nos genera rechazo, nos invita a mirar adentro de nosotros mismos para ubicar un porqué.
Nuestras relaciones todas son espejos, vemos como realmente somos. La apreciación del otro, no es otra cosa, más que nuestra proyección. Así que nos conviene estar muy atentos a todas aquellas cosas que criticamos en los demás, que no aceptamos, porque quizás sean esas mismas cosas las que no aceptamos en nosotros mismos.
Muchas veces escucharemos a personas decir: yo no me identifico en absoluto con tal o cual comportamiento, más bien la rechazo de manera categórica. Pero puede ocurrir que no apliquemos esa conducta con alguien más, pero lo hagamos con nosotros mismos sin darnos cuenta.
Toda crítica refleja algo que resolver a nivel interior, bien sea en la manera en la cual vemos la vida, que bien dice que la belleza solo está en los ojos de quien mira, o bien qué somos realmente y qué logramos identificar y aceptar en nosotros mismos.
La aceptación de aquellas cosas, que inclusive no nos gusten, normalmente resulta en el punto departida de una transformación. Cuando dejamos de negar, de ignorar o de resistirnos, los cambios fluyen de forma natural y aquello que nos hacía peso consciente o inconscientemente, es soltado y de esta manera dejamos de verlo en los demás, porque sencillamente ya no capta nuestra atención.
Así que cualquier crítica es una oportunidad de revisarnos y de ser cada día una persona más consciente, con cristales más ligeros, que nos permitan enfocarnos en las cosas positivas de la vida, aceptando, aportando y creciendo en este proceso tan enriquecedor.
Sara Espejo
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