La Clave del Misterio de la Vida ~ El Designio Inteligente
¿Es errónea la Teoría de la Evolución de las especies de Darwin?
¿Tenemos equivocada nuestra concepción de que somos, de donde venimos y a donde vamos como especies?
Durante los últimos 15 años el filósofo y científico Stephen C. Meyer, ha estado trabajando para dar respuesta a estas preguntas, Meyer a desarrollado un argumento para demostrar que el Designio Inteligente proporciona la mejor explicación para el origen de la información necesaria para construir la primera célula viva.
En 1993, el Profesor Phillip E. Jonson de la universidad de California en Berkley, invitó a un grupo de científicos y filósofos a una pequeña población playera de la costa central de California. Procedían de importantes centros académicos, incluyendo Cambridge, Munich y la universidad de Chicago para cuestionar una teoría que había dominado la ciencia durante 150 años, la teoría de la Evolución de Darwin. En 1859, Charles Darwin publicó "El Origen de las Especies".
En esta obra, argumentaba Darwin que toda la vida en la tierra era producto de procesos naturales sin dirección. Sólo tiempo, azar y selección natural. A partir de Darwin, los biólogos se han valido de estos procesos para explicar el origen de los seres vivos.
Pero en la actualidad este mecanismo se está poniendo en tela de juicio como nunca en el pasado. "La Clave del Misterio de la Vida" cuenta la historia de científicos coetáneos que están proponiendo una potente idea, pero objeto de mucho debate "La Teoría del Designio Inteligente". Utilizando animaciones fruto de los últimos avances de la técnica de sistemas computacionales. "La Clave del Misterio de la Vida" le transportará al interior de la célula viva para explorar sistemas y máquinas que dan una evidencia inequívoca de diseño. Motores giratorios que dan vueltas a 100.000 rpm.
Un sistema biológico de tratamiento de información más potente que ninguna red de computadoras. Y una molécula en forma de hebra que almacena instrucciones para construir los componentes esenciales de cada organismo viviente sobre la tierra.
Este convincente documental examina una idea que tiene la capacidad de revolucionar nuestra comprensión de la vida.... y de desvelar el misterio de su origen.
ADN, Intrones y Extrones: Cientificos demuestran que el ADN es preexistente a la vida.
Hoy podemos decir, como confirmación de lo que fuera transmitido por los grupos de contacto desde hace más de 30 años, que grandes autoridades científicas creen que la vida a la Tierra llegó desde el espacio. Tenemos el caso, por ejemplo, del experto genetista reconocido mundialmente, el Dr. Sir Francis Crick, nada menos que Premio Nobel, quien asegura que seres llegados desde un remoto lugar del Universo habrían sembrado la vida sobre la Tierra, hipótesis que aparece relatada ya en las antiguas tradiciones sumerias, entre otras.
Por lo tanto, según la ciencia seríamos algo así como hijos de las estrellas. Y quizá allí, se pudiera encontrar el origen de la esencia humana, el código genético que nos ha preparado para evolucionar hasta convertirnos en seres inteligentes. Entonces, la pregunta inmediata que surge es ¿intervino alguien ajeno a nuestro planeta en la creación del ser humano?, para nosotros la respuesta es afirmativa, y creemos que no se puede plantear ya la existencia de la raza humana sobre el planeta, y armar su historia sin tomar a los extraterrestres en cuenta.
Curiosamente, esa posible intervención aparece reflejada nada más iniciado el primer versículo del GENESIS, donde se cita a los ELOHIM, (plural de Eloha), como creadores de los cielos y la Tierra y posteriormente de ADAN (Gen. 2,7) y EVA (Gen. 2,22). Pero cuando nos referimos a Elohim, no estamos hablando de Dios, como se ha traducido convenientemente actualizando los textos bíblicos, sino a un concepto plural – Ellos o los dioses – que habrían sido los sembradores de la vida inteligente en el cosmos.
PANSPERMIA
La postura científica, más aceptada en nuestro tiempo es la que explica el origen de la vida en la Tierra como el producto de la “siembra” de microorganismos llegados desde el espacio a través de asteroides, que bombardean permanentemente, como si fueran espermatozoides cósmicos fecundando el óvulo fértil que sería nuestro planeta – hipótesis que se conoce con el nombre de “PANSPERMIA” – teoría que fuera enunciada en su versión más primitiva por el químico sueco Arrhenius que vivió entre 1859 y 1927.
Sin embargo, el Dr. Francis Crick, premio Nobel en Genética, por haber sido quien descifró “la estructura del ADN”, junto con el renombrado Dr. James Watson y su equipo de expertos, (lo que abrió la puerta a obtener el Genoma Humano, o mapa genético del ser humano), publicó en 1981 en su obra de estudio “La vida misma” (The Life Itself), un enunciado que da un giro sin precedentes a la Panspermia, considerando que la misma debió haber sido necesariamente dirigida inteligentemente. Según su opinión, estos microorganismos habrían sido “colocados” o “sembrados” por una civilización extraterrestre que habría llevado a cabo su proyecto genético evolutivo hace millones de años.
Asimismo el Dr. Crick, a expuesto en congresos internacionales textualmente que: “Estos seres descubrieron nuestro mundo en formación y se embarcaron en la experiencia de crear vida inteligente. No exactamente igual que el Dios de la Biblia, pero casi, Ellos hicieron que, en ese barro original, se pudiera sembrar una bacteria u otro microorganismo programado de tal forma que, al cabo de varias decenas de miles de años, desembocara en lo que somos hoy”.
“la nebulosa de Orión”
Por otro lado, la prestigiosa y estricta revista de divulgación científica SCIENCE (Ciencia), aseguró que habría una altísima probabilidad que la vida a la Tierra hubiera llegado desde “la nebulosa de Orión”, ya que la misma presenta las características idóneas para que surgieran las primeras moléculas generadoras de vida en nuestro planeta.
Esta afirmación para nosotros es fundamental, en cuanto a la confirmación de la información transmitida, por los propios extraterrestres en las experiencia de contacto de nuestros grupos, afirmando ya en 1974 que ellos eran originarios de planetas pertenecientes justamente a la nebulosa de Orión...
Algunos investigadores desde la antropología de vanguardia, se inclinan a ver la aparición repentina del Homo Sapiens como el producto de una manipulación genética, una mutación controlada, que sería la única explicación posible para entender un proceso evolutivo que forzosamente debió haber sido muchísimo más lento y sin embargo en “tiempos” antropológicos, amen de haber sido absolutamente exclusivo del hombre, ocurrió de forma totalmente repentina, en tiempos totalmente inexplicables para la ciencia.
“Los Dioses del Nuevo Milenio”
Investigadores de renombre como el Profesor Alan Alford, en su obra: “Los Dioses del Nuevo Milenio” (Ed. Martínez-Roca), se inclina firmemente por la intervención de inteligencias extraterrestres en la gestación del ser humano mediante manipulación genética directa. Es la misma línea de investigación abierta por Erich Von Däniken (Recuerdos del Futuro, El Oro de los Dioses, etc.), pionero de la astro arqueología, que se convirtió en el más popular defensor de la tesis de la genética alienígena.
En opinión de Alford el primer Adán sería “una mezcla híbrida de Dios y Homo-erectus”. El Homo-sapiens habría aparecido así “hace unos 200.000 años, con un 50% de incremento del tamaño del cerebro, incorporando la facultad del lenguaje y una anatomía moderna”.
Por otra parte, las teorías de la arqueología “oficial”, que son varias, son tan probables y sostenibles, como la intervención extraterrestre. Además cabría preguntarse, si tomamos como base que la naturaleza es sabia y se encarga de reequilibrar a todas las especies para que sobrevivan unas respecto de otras, ¿cómo es posible que el ser humano haya evolucionado tanto hasta el extremo de poner en peligro la supervivencia del resto de las especies, como también la suya propia y hasta de todo el ecosistema y del planeta mismo?
En realidad era de esperarse que la naturaleza se hubiera encargado de reequilibrar esto, antes de llegar a los extremos actuales, a no ser que... hubiera existido una intervención externa, que se impusiera sobre el natural desarrollo de la evolución de la especie humana.
Como prueba científica apelamos por ejemplo a la casi milagrosa eliminación del vello corporal y un aumento impensable de la inteligencia frente a nuestros parientes los monos, lo que induce a pensar que alguien intervino deliberadamente en esta aceleración del proceso. Y todo ello partiendo de una mísera diferencia genética con el resto de los primates solamente un 1,6%, en lo que a mapa genético se refiere. Así pues, resulta difícil aceptar una simbólica costilla en vez de un alarde de ingeniería genética que habría dado como resultado el actual genoma humano.
La polémica afirmación de manipulación genética extraterrestre, no parece hoy tan delirante cuando nosotros mismos ya poseemos la tecnología de la fecundación in-vitro, la congelación de embriones, para su utilización posterior, la microinyección de espermatozoides o el transplante de mitocondrias de un óvulo a otro. Ni que hablar de la clonación y de la posibilidad muy cercana de modificación de la cadena genética para conseguir seres de diseño, tanto a nivel físico como mental, específico para desarrollar determinadas tareas.
Que no podrían haber hecho seres de civilizaciones, que si pudieron llegar hasta aquí, recorriendo tal vez miles de años luz, seguramente cuentan con un desarrollo tecnológico miles o millones de años más adelantados que nosotros.
Zacharia Sitchin
Otro científico de vanguardia como lo es Zacharia Sitchin, autos del conocido libro El Duodécimo Planeta, cree que la creación del hombre fue una estrategia llevada a cabo por los “nefilim”, presuntos dioses extraterrestres que habrían llegado a la Tierra hace 450.000 años. El resultado fue la creación de una nueva y singular clase de seres, La Raza Humana, fruto de la mezcla de los genes de los visitantes con los de nuestros ancestros, lo que también se puede observar en los relatos de las tradiciones de antiguas culturas así como también en las narraciones del Génesis Bíblico.
Ahora bien, el drástico salto evolutivo hacia el Homo Sapiens, existió, y a pesar de las intensas investigaciones los antropólogos convencionales aún no han podido encontrar el llamado “eslabón perdido”, si es que hubiera existido, ni han podido dar una explicación satisfactoria al respecto. Gracias a los estudios realizados por la genetista Rebeca Cann, de la Universidad de Berkeley, y miembro del equipo de investigadores que en 1987 divulgaron sus sorprendentes conclusiones tras estudiar el ADN mitocondrial, que se hereda sólo de mujer a mujer, de 147 personas y que remitía el origen de toda la especie humana a una sola madre común, de aspecto fornido y con piel y cabellos negros, que habitó en África hace 200.000 años. Ahora la pregunta sería, ¿fue en realidad sobre una “Eva” practicada la manipulación genética, en vez de un “Adán”?, como dicen las escrituras bíblicas, o es que éstas son el resultado del “patriarcalismo” de la época en la que fueron escritas.
Nuevamente a la luz de la ciencia actual, nos surge la confirmación de lo transmitido por los extraterrestres en las experiencias de contacto, los que dijeron (recordemos hace más de 30 años) que habían modificado originalmente la genética de los proto-homínido partiendo de las hembras, contrariamente a lo que surge de los textos sagrados.
También según información extraterrestre, estos experimentos se habrían llevado a cabo sobre una gigantesca nave-laboratorio, que habría descendido en el África Central, en tiempos remotos, instalando allí lo que se interpretó como el mítico Jardín del Edén, el paraíso terrenal, custodiado por “ángeles-querubines”, que no serían otros que seres extraterrestres ingenieros genéticos.
Todo lo planteado no deja dudas de lo que nos confirma, con respecto a la información fruto del contacto extraterrestre.
Incluso hay científicos que aseguran que el proceso evolutivo controlado sigue llevándose a cabo hoy en día. Como ya lo adelantaban Jaques Bergier y Louis Pauwels, en su libro “El retorno de los brujos”, podemos estar asistiendo a una nueva mutación genética de la especie humana. Y ésta puede que no sea fruto de la casualidad, sino que esté “dirigida”. Se trataría de una manifestación espiritual de la Humanidad, la evidencia del paso de un nivel de conciencia a otro superior.
Como conclusión queremos dejar bien claro que pensamos que todo esto no es en menoscabo de ninguna idea religiosa, por el contrario estamos seguros que desde la Humanidad hacia arriba, pasando por las fuerzas de la naturaleza, por seres extraterrestres o ángeles, como se prefiera, hasta llegar a Dios, es todo lo mismo y una sola cosa, y tenemos la convicción que todo es parte y responde a un mismo y maravilloso...PLAN COSMICO.
Capitulo extraído del libro "LOS PELUCHES DE DIOS II"
lo puedes leer en
http://www.eraestelar2012.com/libros.html
LA DECIMOTERCERA HEBRA.
La importancia del Ser Humano
en el Plan Cósmico.
“En cuanto a vosotros, hasta los pelos de la cabeza tenéis contados”
(Mt 10, 30)
Antes de adentrarnos en la recta final del libro hacia los niveles
de atención encaminados a la disolución del ego, debemos aclarar
los secretos del ADN previo a su manipulación.
El número trece goza de muy mala fama. Todos lo sabemos.
Cada vez que lo escuchamos o lo vemos escrito, algún relé del
sistema nervioso salta sin control. Aún así, ¿Cuántos de nosotros
conocemos los auténticos motivos? No apostaría una fortuna
contigo a que tú los desconoces, por no arruinarte. Yo tampoco
los sé. No obstante te daré un supuesto motivo cargado de ciertos
toques de credibilidad.
Siendo niño escuché una causa bastante convincente, al menos
lo fue en aquel momento. Estábamos en Torredonjimeno, el pueblo de mis abuelos, reunidos en familia y al sentarnos a la mesa
para comer, una de mis tías abuelas se sentó en una mesa aparte.
Cuando se la inquirió al respecto, respondió:
“Quita, quita que somos trece”.
Nadie añadió nada a su comentario, todos dieron por buena la
contestación manteniéndose en silencio. Entonces pregunté qué
tenía que ver el número con comer juntos en una misma mesa.
“En la última cena de nuestro Señor, eran trece y uno de ellos murió, así
que no tentemos al Diablo”, fue la respuesta.
No sé si es una contestación adecuada para un niño de corta edad tan abierto a nuevas infl uencias pues podría habérseme
instalado una creencia bastante limitante en ese preciso instante.
Lo cierto es que no me afecto lo más mínimo pues pensé: “Vaya
tontería. ¿Cuántas otras muchas cenas habrían estado los doce apóstoles y
Jesús juntos, y nada había pasado al día siguiente?”. Pero como los niños
buenos no replican, callé. Además no murió, se iluminó, por tanto debería ser considerado un número sagrado en vez de maldito,
pero en fi n, el Anticristo sabe muy bien lo que se hace. De todos
modos, gracias a su respuesta comprendí el resquemor generado
por dicha cifra.
Yahushua se rodeó de innumerables apóstoles, la mayoría fé-
minas, tal cual hoy en día suele ocurrir en temas afi nes con el
despertar de conciencia. Si no te crees lo de las mujeres apóstoles
mírate en el Nuevo Testamento (textos reconocidos por la Iglesia;
debió de escapárseles) la siguiente cita en Corintios 9, 5:
“¿No tenemos derecho a hacernos acompañar de una esposa cristiana
como los demás apóstoles hermanos del Señor?”
Más clarito el agua, había al menos el mismo número de mujeres que de hombres acompañando a Yahushua en sus aventuritas
terrenales.
Si asistes a un taller o curso de Crecimiento Personal verás una
proporción del orden de un ochenta-veinte a favor de las mujeres;
la mayoría de las veces, más. (En mis talleres de ho´oponopono,
en contadas ocasiones aparece un valiente, lo normal es encontrarme a solas con las chicas, vamos, el sueño de cualquier seductor). Yahushua, siendo consciente de la necesidad de unifi car
la energía femenina con la masculina como condición inevitable
de la salida de la dualidad, compartía con hombres y mujeres sin
distinción. El Anticristo, conocedor de esa premisa, realizó a la
perfección su trabajo defenestrando a una de las partes. Lo siento
chicas, os tocó. Por ello, a las representantes del género femenino,
se las borró del mapa evangélico por lo comentado en el anterior
libro, dejémoslo pues. Lo concerniente a lo tratado en el presente
capítulo es centrarnos en lo mencionado en las Sagradas Escrituras. Según ellas fueron doce los discípulos del Hermano Mayor.
Ajustémonos a ese hecho pues es donde reside el mensaje oculto
por nuestros ancestros para darnos las posibles claves del juego.
Las preguntas adecuadas, según lo veo, son:
¿Por qué doce y no otra cifra?
¿Tiene esto algo que ver con el mensaje oculto en nuestro ADN?,
pues no debe ser casual la coincidencia de cifras…
Si te das cuenta (todo esto es simbólico pero atiende a las
entrelíneas por favor), el rodearte de doce alumnos es como si
te concediera el reconocimiento de maestro. Parece como si se
hiciera necesario de doce testigos para dar testimonio de la elevación hacia la maestría. O sea que numéricamente se necesita
de doce colaboradores para ayudarte a recordar quien eres, para
que a su vez el “maestro” (quien primero recuerda) ayude al resto. Son, por otro lado, doce las constelaciones del zodiaco.
Un camino iniciático que comienza con la cabra abriéndose camino
con ímpetu y concluye con la espiritualidad de piscis.
O doce los escalones necesarios para alcanzar el numero trece en la cúspide
de la pirámide masónica de los billetes de dólar (tema para un libro entero).
También podemos encontrar esa cifra en el Cubo de
Metatrón, con doce círculos rodeando en dos capas a uno central
generando el Merkabah que tienes en la portada del libro (otra
vez doce rodeando uno).
Encontramos de nuevo ese guarismo en
las 13 Calaveras de Cristal (doce más una maestra), cuyas leyendas
cuentan que el día en el cual los Hombres alcancen el nivel moral necesario, podrán ser reunidas de nuevo para revelar a todos sus conocimientos.
O siguiendo en América, las leyendas de los
Trece Discos Solares, cuyo círculo principal pudiera estar a buen
recaudo en el Paititi en las selvas peruanas, mientras el resto se
encuentran escondidos por la Gran Hermandad Blanca a lo lar-
go de la geografía americana. Según la tradición amerindia, estos
discos se revelan como los guardianes del tiempo encargados de
reunificarnos con el tiempo real de nuestro Universo Local.
O ya puestos, el famoso calendario maya de las trece lunas.
Podemos seguir especulando con semejante número, si no te
molesta ojear la Biblia, imbuyéndonos en el Apocalipsis. En dicho texto, Juan nos describe como será la nueva Jerusalén (nuevo mundo) después de las tribulaciones:
“Tenía una muralla grande y alta, con doce puertas y doce ángeles custodiándolas, grabados en ellas los doce nombres de las doce tribus de Israel”
(Apocalipsis 21, 12 ¿casualidad?).
“La muralla de la ciudad tiene doce piedras como cimientos que llevan los
nombres de los doce apóstoles del cordero” (Apocalipsis 21, 14). Curiosamente, Juan incluye al defenestrado Judas.
“(Medidas de la ciudad)…doce mil estadios, igual en longitud, anchura y altura. Midió la muralla: ciento cuarenta y cuatro codos (12 x 12= 144, ¿te suena la cifra?).
En medio de la plaza y en los márgenes del río crece el Árbol de la Vida,
que da fruto doce veces, una cada mes… y ya nada será maldito (Apocalipsis 22, 2).
Vamos, que para dar creación a la nueva Jerusalén, “el nuevo
mundo”, hacen falta las doce hebras de ADN.
O por rizar el rizo, y con esto no me extiendo más en ello,
el reciente descubrimiento por parte de los químicos y físicos
cuánticos del isótopo del Carbono-7, formado de 6 electrones, 6
protones y un neutrón; 6+6+1. El cual tiene la increíble cualidad
de aglutinar en torno suyo campos interdimensionales como por
ejemplo los generados por los pensamientos, tal cual el hierro
atrapa los campos magnéticos.
¿Y a qué viene todo esto? Buena pregunta.
Compartiré con vosotros, tal como he estado haciendo a lo
largo de los dos libros, una información que bien pudiera ser consecuencia de una mente ansiosa por recordar, a la cual, cualquier
cosa le vale sea producto de su imaginación o no. Por ello, por
favor permítete apelar al sentido crítico de tu corazón y dejar que
sea él quien te de respuestas.
Si acaso te preguntas de donde saco la información, te diré
que muchos otros comparten cosas parecidas producto de canalizaciones con seres extraterrestres o extradimensionales. Yo no
estoy en contra de esas supuestas comunicaciones con el más allá,
sólo digo que corremos el peligro de dejar de escuchar al corazón,
guía solitario en esta maravillosa aventura, cada vez que ponemos
la atención en esas energías procedentes de otros planos de manifestación. Muchas de las canalizaciones son auténticos libros del
saber cargados con infi nidad de contestaciones adecuadas para
un corazón inquieto. De todos modos, si al fi nal cuenta lo dictado
de tu interior, ¿por qué tanto empeño en seguir buscado fuera si
eres un Universo por ti mism@ poseedor de todas las respuestas?
Tal como dije al inicio, las siguientes conclusiones no son producto de un dictado por parte de una presencia ajena, o al menos
así lo creo, lo son de un recordar. Simplemente estoy comenzando a acordarme de quien soy, de donde vengo y comparto contigo mis descubrimientos. Eres tú quien debe decidir qué hacer con
lo que se te es dado.
Mencionamos en varias ocasiones la existencia de doce cadenas de ADN diseñadas, en un principio, para determinar las
coordenadas de salida de la dualidad. Seres de avanzada elevación
espiritual (nosotros mismos en un estado mayor de conciencia,
pero que lo trataremos como externos a nosotros, para facilitar
la explicación), conscientes de sus propias limitaciones, pusieron
todo su empeño en crear un plan de retorno a la Casa Divina. He-
mos hablado de ello, pero permíteme por favor que profundice
en el tema. Son poseedores de una profunda sabiduría, conocen
los misterios de la Creación, el amor corre por sus venas y la serenidad es su bandera, pero a pesar de todo ello, se encuentran
prisioneros de la dualidad. Su función ahora es proteger la gestación donde se está dando. Más no pueden hacer. Existe una ley
universal de no intervención. No es gratuita, tiene un porqué muy
bien defi nido. Si ellos intervinieran lo harían desde donde saben y
lo que saben los mantiene en dualidad. Su sabiduría tan profunda
les autoimpone esa ley, haciéndoles mantenerse al margen precisamente para no intervenir, pues si lo hicieran terminarían por estropearlo. Se limitan pues solo a dar cobijo a nuestra germinación.
Por otro lado, nos encontramos con hermanos nuestros (nosotros mismos en un estado más denso de conciencia) vibrando
en el miedo y por tanto en la oscuridad. Estos sí que han intervenido y es algo de lo que tendrán que responsabilizarse tarde o
temprano.
Unos y otros se encuentran estancados en su proceso evolutivo sin poder dar salida a un nivel superior de conciencia encaminado hacia la Divinidad. Aunque no lo recordemos, nosotros,
en la ilusión del tiempo, fuimos antaño seres espirituales procedentes de esas civilizaciones. Tuvimos el coraje, la gallardía de
ofrecernos voluntarios para sacar adelante el experimento. Me he
encontrado con cantidad de personas que me suelen decir: “yo me
siento de Sirio, yo de Arcturus, yo pleyadiano…etc.”, son muchos los que
comienzan a recordar. Por nuestro voluntariado nos honran con
admiración pues nos consideran almas viejas con la fuerza sufi -
ciente como para adentrarnos en una densidad tan profunda de
dualidad. En cuestión de un minuto podemos pasar de un estado
de extrema desesperación, con los actos que eso puede acarrear,
a sentimientos de genuino amor de entrega total. Algo de locos si
lo viéramos desde la perspectiva serena de un Ser dimensional de
elevada vibración amorosa o desde la de un Ser Mental carente de
emociones. Nuestra particularidad reside en poder elegir dentro
del abanico inmenso existente entre la pura lógica y la emoción
suprema.
Nuestros hermanos del Cosmos llevan eones en pugna dual,
en constante enfrentamiento sin llegar a buen puerto. Cosas de la
dichosa dualidad. Me los puedo imaginar, a unos diciendo: “Mira
a éstos mojigatos Adámicos pasionales que se dejan arrastrar por las emociones, ¡vamos a acabar con todos! Y a los otros: “Éstos Reptilianos cabezas
cuadradas que no les sacas de dos más dos, es que no se puede uno comunicar
con ellos, ¡eh! Cómo si pudiera verlos, en fi n.
Los seguidores de las canalizaciones de la Confederación Galáctica son conocedores de la Gran Guerra de Orión entre Adá-
micos y Reptilianos (alguno más hubo, como Insectoides, Draconianos, Felinos y demás).
“Se declaró la guerra en el Cielo. Miguel y sus ángeles luchaban contra el
dragón, el dragón luchaba asistido de sus ángeles pero no vencían y perdieron
su puesto en el Cielo” (Apocalipsis 12, 7-8).
Es más, en este preciso instante, ahí arriba, a escasos miles de
kilómetros de distancia, se están enfrentando en combate unos
contra otros.
Aunque no siempre fue así. Hubo un momento de tregua para
buscar un modo de entenderse el uno con el otro. Tanta guerra no
les llevaba a ningún lado. Para dar con las claves, para encontrar
las llaves de los portales de salida, tuvieron que hacer algo distinto a lo realizado hasta la fecha. Debieron buscar otro modo de
abandonar el universo diabólico. No tuvieron más remedio que
reunirse y llegar a un acuerdo para generar una nueva raza capaz
de dar con las soluciones. De ello surgió la mezcolanza genética
de infinidad de especies alienígenas para dar vida a nuestro ADN.
De hecho, fue acogido con tanto entusiasmo, que infinidad de
especies cósmicas quisieron poner su granito genético en el asunto. Si te informas, o ya sabrás, nuestro cerebro más profundo es
reptiliano. Somos una legítima creación con lo mejor de cada uno.
En cierta ocasión leí o escuché en algún lugar o lo soñé, no lo
recuerdo, que era tal cantidad de civilizaciones, que si cada una
de ellas introdujera a un solo representante en la Tierra, no cabríamos físicamente todos juntos. Quizá sea por ello la ingente
cantidad de conciencias energéticas habitando el planeta en otro
nivel de manifestación, empapándose de cada uno de los avances
acaecidos, quien sabe.
Esta nueva especie necesitaba de entidades espirituales para
dar vida en ella a sus cuerpos y es ahí donde apareces tú mi
querido/a lector/a. Lo recuerdes o no (permite a tu corazón dejarse sentir) en el momento de la creación de “Adán y Eva”, tú
decidiste comprometerte hasta la médula (recuerda lo del cerdo y
la gallina del libro anterior) para llevar este experimento hasta sus
últimas consecuencias. El Hijo Pródigo Cósmico está tomando
la decisión en el centro de su corazón, donde reside un electrón
llamado Tierra y habitado por siete mil millones de conciencias,
las cuales vamos a originar las coordenadas de salida de juego de
la dualidad buscando el camino directo al Hogar. Con esto os
estoy diciendo que cada uno de los presentes hoy en día en el planeta somos voluntarios. Un día nos plantamos ante el “Consejo
de Ancianos” co-creadores del experimento para ofrecernos de
manera potestativa como artífi ces directos de tamaña aventura.
Te doy las gracias y te honro por ello hermano/a.
Se nos admira, honra y respeta por nuestro valor. No es fá-
cil permanecer en un estado tan denso de dualidad sin perder
la cabeza. Es un sacrifi cio enorme haberse introducido en este
maremágnum de emociones encontradas de miedo y amor, para
después compartir con nuestros hermanos mayores del Cosmos
nuestro descubrimiento del camino de vuelta a Casa. Se nos ad-
mira por ello y es tal la esperanza puesta en nosotros que solo nos
queda asumir la responsabilidad de habernos ofrecido voluntarios
a ello.
Por demás podemos deducir que, si hay tantos mundos implicados y todos desean ser partícipes del episodio, somos unos
auténticos privilegiados. De hecho, tenemos la inmensa suerte de
estar en primera fi la de los acontecimientos. Algo propio de un
Ser auténticamente responsable. ¿Entiendes por qué hablo tanto
de responsabilidad?
No podemos anclarnos en la sensación de víctimas pues eso
nos arrebata todo el poder. Hay demasiado en juego como para
dejarse arrastrar por semejante actitud.
Para todo esto crearon (en realidad creamos) un ADN de doce
hebras entrelazadas entre sí. En él se esconderían todos los secretos de la Creación procedentes de la inmensidad de mundos
evolucionados de todos los rincones del Cosmos. Cada una de
esas civilizaciones representantes aportaría su saber impregnándolo en los fi lamentos. Una selección de información aunada en
un solo Ser con la capacidad de dar sentido a cada una de las
claves implícitas. Algo que el resto por si solos son incapaces de
hacer. El quid, pues, se encuentra en la unión de todos. De nuevo
la maravillosa Unidad.
Se tenía la esperanza de que la interacción entre ellas diera lugar a un “algo distinto” esquivo. Esa característica extraordinaria
fue la decimotercera hebra, la determinante del evento concluyente, la portadora del mapa de regreso a Casa.
Esta nueva cadena no fue creada por nadie de los participantes
del “experimento” sino que surgió de la nada, del mismo modo
que varias notas musicales al unísono generan una armónica entre
ellas.
Lo conmovedor de la situación es que al anular una de las
notas, la armónica se difumina también. Ésta última, surgida de
la nada, necesita de las otras para existir, al igual que el decimotercero fi lamento de ADN necesita de los otros doce para su manifestación.
En mi opinión, en mi “ilusorio” recordar, apostaría que esa
hebra bautizada con el fatídico número, es la portadora de la llave
del portalón de entrada en los Cielos. Del mismo modo que lo
protagonizado por los doce apóstoles dándole un sentido a la
iniciación de su mentor. En el número trece reside la clave de
ascensión hacia la vuelta a Casa. ¿Será por ello que las energías
anticrísticas del miedo pusieran tanto empeño en crear resquemor
hacia el citado algoritmo? No sería de extrañar, siendo nuestra
garantía de regreso al estado de Unidad Divina.
Te sugiero veas la película “El guerrero número 13”, basada
en una novela de Michael Crichton y protagonizada por Antonio
Banderas. Podrás comprobar hasta qué punto desconocer lo que
enfrentas puede llevarte a altas cotas de miedo. Ambientada en
la época de los Vikingos, se nombran 13 guerreros para desafi ar
al terror, uno de ellos, el número 13, extranjero, de Arabia y por
tanto muy distinto al resto. Tan distinto que por no ser, ni siquiera
es guerrero sino un embajador pacífi co. ¿Imaginas quien sufre
la gran iniciación cuando por fi n confronta sus temores? Ahora,
¿imaginas quien es el/la guerrero/a número 13 de tu mundo personal?
Por otro lado, a modo de anécdota, hay un momento entra-
ñable cuando Iben, el protagonista, reza a Alá ante la seria posibilidad de estar viviendo sus últimos momentos. Me encanta
ese instante. No viene a cuento pero no he podido resistirme a
escribirlo y como el escritor soy yo pues eso…
Pero volvamos a lo nuestro. Por todo esto, la innumerable cantidad de civilizaciones pendientes del proceso están mordiéndose
las uñas por todo lo acontecido aquí. De nosotros depende si da-
mos con la coordenada de salida del juego o de si permanecemos
en él por otros tantos eones.
El problema surgió, y con ello el fi n de la tregua, cuando los
representantes de la Oscuridad cayeron en la cuenta de que, si se
daba con las coordenadas de salida de la dualidad, todos pasaríamos por el proceso de disolución del ego, pues iríamos encaminados de la mano hacia la fusión del Dos en Uno. Su mental entró
en pánico e introdujeron mano en el experimento. Fue cuando se
dio la manipulación genética de anulación de las 10 hebras dejando solo dos, las sufi cientes para esclavizarnos, mantenernos con
vida y sin la conciencia de quienes somos. Por demás los pobres
con esa intervención, se generaron una paradoja al no poder ahora dar marcha atrás. En muchas ocasiones abducen a generaciones dentro de una misma familia para buscar las claves del ADN,
sin darse cuenta que no es en lo físico donde se encuentran. La
clave que nos lleva a la Unidad Divina se refugia en la decimotercera hebra. La paradoja donde se encuentran estos individuos
(a nivel de fi chas del tablero) es que si permanecen buscando en
los doce fi lamentos físicos no van a encontrar nada signifi cativo
y si las activan todas para dar origen a la armónica, en ese instante tendríamos conocimiento absoluto de quienes somos y por
tanto imposibles de manipular ante nuestra conciencia divina.
Reconociéndonos como Hijos de Dios cargados de sus mismos
dones, ¿Quién podría manipularnos?, ¿quién podría engañarnos?,
o como se suele decir: Si Dios conmigo, ¿Quién contra mí? (Romanos
8, 31)
Sigan actuando o no, lo imparable es precisamente eso, imparable. Eso lo saben bien los del otro bando y ha llegado el momento de confrontar cada uno el papel elegido en el cuento. La
Naturaleza se abre camino, el Universo tiende al equilibrio, era
cuestión de tiempo, dentro de la ilusión del mismo, que todo vol-
viera a su cauce. El Hunab-ku citado por los Mayas está siendo el
interruptor de la reactivación del ADN. Nada es tan poderoso
como aquello a lo que le ha llegado su momento. El propio Cosmos se va a encargar de despertar de nuevo todas aquellas cadenas de nuestra genética que están adormecidas.
Al igual que la historia de Josue (Génesis, capítulos 37 al 41).
Este fue vendido como esclavo por sus hermanos envidiosos.
Tras derroteros de la vida y un sincero perdón de corazón hacia
ellos, termina por convertirse en el regente de Egipto. Sus hermanos al intentar evitar su elevación, esencialmente propiciaron lo
que más deseaban evitar. Esa será nuestra historia. Nuestros hermanos nos esclavizaron encerrándonos en las sombras (todo esto
a nivel fi chas, no lo olvides), pero ahora, siguiendo las enseñanzas
de Yahushua en la cruz y Josue en la esclavitud, solo hemos de
perdonar al saber que lo único que hicieron fue dejarse arrastrar
por un ego asustado.
Estamos encaminados a plantarnos delante de nuestros hermanos, tal cual diría Yahushua, “tanto los de un redil como los
del otro”, para que puedan escuchar nuestra voz y marcarles el
camino a Casa. A unos invitarles a buscar la inocencia de la Esencia Divina escondida tras los temores de un Ego asustado, y a los
otros a responsabilizase de sus actos y ponerse a compensarlos.
Está en ellos si quieren escucharnos o no, esa es nuestra función
ante el diseño del plan. Si los hermanos de la Luz llegan a comprender la inocencia de la Oscuridad y los hermanos de las tinieblas a hacerse cargo de sus acciones, ambos “bandos” se fundirán
en un abrazo fraternal pletórico de compasión (sintiendo con el
otro); elevándose por encima de la perspectiva dual de cada uno
de ellos hacia la Unidad. Es como cuando juntas dos ascuas que
por si mismas son incapaces de crear una llama, pero que unidas,
entre ellas surge una de la nada. “Si dos o más se reúnen en mi nombre,
yo estaré allí entre ellos” (Mt 18, 20).
Yahushua, nuestro hermano, fue uno de los voluntarios para el
plan que despertó un instante antes que nosotros y vino a zarandearnos, pero nuestro papel y el suyo es el mismo, aunar a todos
los seres de la Creación sumergidos en la Dualidad para reunirlos
en un solo rebaño hacia la Unidad Divina. Somos los pastores,
mira tú la responsabilidad que portamos de cuidar las piaras. Si
logramos reunirlos a todos en un solo rebaño nuestra decisión de
volver a Casa habrá tenido su fruto. El Hijo Pródigo Universal
habrá regresado al Hogar.
Si no se logra, tampoco pasaría nada, simplemente transitaríamos a una dimensión superior de conciencia, llamémosla “quinta”, y seguiríamos jugando dentro del juego de la dualidad en busca de una solución escudriñando las puertas de salida. Será por
“tiempo”.
De todos modos en el fondo de mi estoy lleno de confi anza.
La historia es testigo silente de nuestro buen hacer en los estadios
más dramáticos de la misma. Períodos como por ejemplo el Holocausto Judío, donde la barbarie humana llegó a límites inimaginables, nos sumergieron en el dolor y la desesperanza. Se nos
mostró el rostro más horrible del ser humano, pero al tiempo se
nos alentó a confraternizar con aquellos que se encontraban en
el mismo estado de desesperación e incluso a dar sentido al papel
de los verdugos. Semejantes desgracias han terminado por alentar
la esperanza, al descubrir que somos capaces de ver a través del
sufrimiento conectando con la compasión y el perdón.
La siguiente oración escrita en un trozo de papel de estraza
encontrada en el Campo de Concentración de Ravensburg, no
puede ser más elocuente, llena de amor, compasión y arrojo ante
la adversidad:
“Acuérdate, Señor, no sólo de los hombres y mujeres de buena voluntad,
sino también de los de mala voluntad.
No recuerdes tan sólo todo el sufrimiento que nos han causado; recuerda
también los frutos que hemos dado gracias a ese sufrimiento: la camaradería,
la lealtad, la humildad, el valor, la generosidad y la grandeza de ánimo que
todo ello ha conseguido inspirar. Y cuando los llames a ellos a juicio, haz que
todos esos frutos que hemos dado sirvan para su recompensa y su perdón.”
Es en los instantes más dramáticos cuando surge nuestro verdadero amor. Es ahí donde reside el sendero a seguir, el cual me
parece que estamos transitando a la perfección.
No obstante, no me tomes demasiado en serio, quizá solo soñé
esta aventura cargada de romanticismo novelesco de “buenos” y
“malos”, quizá me fue implantado en la mente semejantes lances.
La respuesta solo podrás encontrarla en tu corazón.
Por favor, búscala ahí.
El humano y su extraña evolución¿Es errónea la Teoría de la Evolución de las especies de Darwin?
¿Tenemos equivocada nuestra concepción de que somos, de donde venimos y a donde vamos como especies?
Durante los últimos 15 años el filósofo y científico Stephen C. Meyer, ha estado trabajando para dar respuesta a estas preguntas, Meyer a desarrollado un argumento para demostrar que el Designio Inteligente proporciona la mejor explicación para el origen de la información necesaria para construir la primera célula viva.
En 1993, el Profesor Phillip E. Jonson de la universidad de California en Berkley, invitó a un grupo de científicos y filósofos a una pequeña población playera de la costa central de California. Procedían de importantes centros académicos, incluyendo Cambridge, Munich y la universidad de Chicago para cuestionar una teoría que había dominado la ciencia durante 150 años, la teoría de la Evolución de Darwin. En 1859, Charles Darwin publicó "El Origen de las Especies".
En esta obra, argumentaba Darwin que toda la vida en la tierra era producto de procesos naturales sin dirección. Sólo tiempo, azar y selección natural. A partir de Darwin, los biólogos se han valido de estos procesos para explicar el origen de los seres vivos.
Pero en la actualidad este mecanismo se está poniendo en tela de juicio como nunca en el pasado. "La Clave del Misterio de la Vida" cuenta la historia de científicos coetáneos que están proponiendo una potente idea, pero objeto de mucho debate "La Teoría del Designio Inteligente". Utilizando animaciones fruto de los últimos avances de la técnica de sistemas computacionales. "La Clave del Misterio de la Vida" le transportará al interior de la célula viva para explorar sistemas y máquinas que dan una evidencia inequívoca de diseño. Motores giratorios que dan vueltas a 100.000 rpm.
Un sistema biológico de tratamiento de información más potente que ninguna red de computadoras. Y una molécula en forma de hebra que almacena instrucciones para construir los componentes esenciales de cada organismo viviente sobre la tierra.
Este convincente documental examina una idea que tiene la capacidad de revolucionar nuestra comprensión de la vida.... y de desvelar el misterio de su origen.
ADN, Intrones y Extrones: Cientificos demuestran que el ADN es preexistente a la vida.
En los ultimos días hay varios estudios que están revolucionando el conocimiento humano: El primero y más prometedor es el realizado por Matthew Powner, y publicado en la revista Journal of the American Chemical Society, doi.org/h6q. Según Powner, la molécula AICA (Una especie de azúcar semejante a la que utilizamos para endulzar el café) reacciona con fósforo y desencadena procesos del denominado RNA, que son preexistentes a la vida misma.
De alguna forma el ADN se configuraría como una estructura preexistente a la vida misma y presente en el Universo a nivel prebiológico. Las implicaciones de este estudio son tales que la revista NewSCientist, dedica un monográfico completo a las investigaciones de Powner , así como otros investigadores de la talla de Jack Szostak, de la Harvard Medical School.
En este caso, Szostak, habla de las moléculas que denomina “mongrel” y que contienen una mezcla de ADN con nucleótidos de ARN que suponen un estadio intermedio a la formación de las cadenas del ADN. El artículo pueden verlo en (Proceedings of the National Academy of Sciences, doi.org/bj8r97)
Pero sin duda de todos los anteriores, el reciente hallazgo de los mecanismos de los intrones y extrones en el (hasta ahora) denominado ADN Basura, ha trascendido todas las expectativas de la comunidad científica.
Encode (acrónimo inglés de Enciclopedia de elementos de ADN) para describir todas las partes del genoma que tienen alguna función, aunque estén fuera de los genes convencionales, es un superconsorcio científico internacional —solo la lista de los 442 firmantes ocupa una página y media con letra de prospecto— que presentó a día 3 de septiembre sus resultados en seis artículos en Nature y otros 24 artículos en otras revistas científicas.
El principal resultado de esta especie de Proyecto Genoma II es que lo que se consideraba basura no era tal. El 80% del genoma humano resulta tener al menos una función bioquímica en al menos algún tejido del cuerpo y en al menos alguna fase del desarrollo o de la vida adulta. Y nada menos que el 95% del genoma está implicado en la regulación de los genes convencionales. De hecho, la mayoría de las variaciones implicadas hasta ahora en alguna enfermedad humana está en estas zonas que se consideraban basura, lo que abrirá nuevas posibilidades a la medicina.
En la línea de lo expuesto. Desde 1989 hasta la fecha, el papel de los Intrones estaba siendo estudiado respecto de las denominadas eucariotas, que eran claves en la comprensión de los procesos del ARN.
Pero qué son los Intrones?
Pues bien, los intrones o segmentos de ADN no codificadores, son igualmente misteriosos en computación evolutiva que en Biología, pareciendo desafiar a la teoría misma de la evolución.
La cuestión reviste especial interés. Siguiendo a Rocío Reyes Díaz y Team, literalmente podemos leer que hasta 2010, se desconocía prácticamente el papel modulador de los intrones y Exones o Extrones (Según la literatura científica). De hecho se pensaba que el ADN Basura eran secuencias no codificadas.
En Septiembre de 2011, ya salió a la luz un interesante estudio publicado en 1992 por la Revista Scientific American que vinculamos aquí, que demostraba que el ADN presentaba correlaciones fractales.
Pero sin duda las implicaciones de los intrones y exones son claves en la activación de los procesos y la curación de las enfermedades. Los mecanismos de activación y desactivación y funcionamiento de los intrones y extrones, recuerdan a los procesos de la materia oscura en la formación del Universo, y en ese microcosmos que sin duda es el ADN humano, dichos procesos de intrones y extrones son claves para conocer quiénes somos y cómo modificamos nuestros procesos biofísicos y biologicos. Por así decirlo el “junk ADN” no lo conocemos, lo que claramente implica su importancia para entender las modificaciones genéticas.
En la misma línea los últimos estudios sobre Junk ADN, desvelan la importancia de esos interruptores denominados intrones y exones.
fuente del texto/starviewer.wordpress.com
El Gen Extraterrestre y el Origen del Hombre
Francis Crick, premio Nobel en Genética
Hoy podemos decir, como confirmación de lo que fuera transmitido por los grupos de contacto desde hace más de 30 años, que grandes autoridades científicas creen que la vida a la Tierra llegó desde el espacio. Tenemos el caso, por ejemplo, del experto genetista reconocido mundialmente, el Dr. Sir Francis Crick, nada menos que Premio Nobel, quien asegura que seres llegados desde un remoto lugar del Universo habrían sembrado la vida sobre la Tierra, hipótesis que aparece relatada ya en las antiguas tradiciones sumerias, entre otras.
Por lo tanto, según la ciencia seríamos algo así como hijos de las estrellas. Y quizá allí, se pudiera encontrar el origen de la esencia humana, el código genético que nos ha preparado para evolucionar hasta convertirnos en seres inteligentes. Entonces, la pregunta inmediata que surge es ¿intervino alguien ajeno a nuestro planeta en la creación del ser humano?, para nosotros la respuesta es afirmativa, y creemos que no se puede plantear ya la existencia de la raza humana sobre el planeta, y armar su historia sin tomar a los extraterrestres en cuenta.
Curiosamente, esa posible intervención aparece reflejada nada más iniciado el primer versículo del GENESIS, donde se cita a los ELOHIM, (plural de Eloha), como creadores de los cielos y la Tierra y posteriormente de ADAN (Gen. 2,7) y EVA (Gen. 2,22). Pero cuando nos referimos a Elohim, no estamos hablando de Dios, como se ha traducido convenientemente actualizando los textos bíblicos, sino a un concepto plural – Ellos o los dioses – que habrían sido los sembradores de la vida inteligente en el cosmos.
PANSPERMIA
La postura científica, más aceptada en nuestro tiempo es la que explica el origen de la vida en la Tierra como el producto de la “siembra” de microorganismos llegados desde el espacio a través de asteroides, que bombardean permanentemente, como si fueran espermatozoides cósmicos fecundando el óvulo fértil que sería nuestro planeta – hipótesis que se conoce con el nombre de “PANSPERMIA” – teoría que fuera enunciada en su versión más primitiva por el químico sueco Arrhenius que vivió entre 1859 y 1927.
Sin embargo, el Dr. Francis Crick, premio Nobel en Genética, por haber sido quien descifró “la estructura del ADN”, junto con el renombrado Dr. James Watson y su equipo de expertos, (lo que abrió la puerta a obtener el Genoma Humano, o mapa genético del ser humano), publicó en 1981 en su obra de estudio “La vida misma” (The Life Itself), un enunciado que da un giro sin precedentes a la Panspermia, considerando que la misma debió haber sido necesariamente dirigida inteligentemente. Según su opinión, estos microorganismos habrían sido “colocados” o “sembrados” por una civilización extraterrestre que habría llevado a cabo su proyecto genético evolutivo hace millones de años.
Asimismo el Dr. Crick, a expuesto en congresos internacionales textualmente que: “Estos seres descubrieron nuestro mundo en formación y se embarcaron en la experiencia de crear vida inteligente. No exactamente igual que el Dios de la Biblia, pero casi, Ellos hicieron que, en ese barro original, se pudiera sembrar una bacteria u otro microorganismo programado de tal forma que, al cabo de varias decenas de miles de años, desembocara en lo que somos hoy”.
“la nebulosa de Orión”
Por otro lado, la prestigiosa y estricta revista de divulgación científica SCIENCE (Ciencia), aseguró que habría una altísima probabilidad que la vida a la Tierra hubiera llegado desde “la nebulosa de Orión”, ya que la misma presenta las características idóneas para que surgieran las primeras moléculas generadoras de vida en nuestro planeta.
Esta afirmación para nosotros es fundamental, en cuanto a la confirmación de la información transmitida, por los propios extraterrestres en las experiencia de contacto de nuestros grupos, afirmando ya en 1974 que ellos eran originarios de planetas pertenecientes justamente a la nebulosa de Orión...
Algunos investigadores desde la antropología de vanguardia, se inclinan a ver la aparición repentina del Homo Sapiens como el producto de una manipulación genética, una mutación controlada, que sería la única explicación posible para entender un proceso evolutivo que forzosamente debió haber sido muchísimo más lento y sin embargo en “tiempos” antropológicos, amen de haber sido absolutamente exclusivo del hombre, ocurrió de forma totalmente repentina, en tiempos totalmente inexplicables para la ciencia.
“Los Dioses del Nuevo Milenio”
Investigadores de renombre como el Profesor Alan Alford, en su obra: “Los Dioses del Nuevo Milenio” (Ed. Martínez-Roca), se inclina firmemente por la intervención de inteligencias extraterrestres en la gestación del ser humano mediante manipulación genética directa. Es la misma línea de investigación abierta por Erich Von Däniken (Recuerdos del Futuro, El Oro de los Dioses, etc.), pionero de la astro arqueología, que se convirtió en el más popular defensor de la tesis de la genética alienígena.
En opinión de Alford el primer Adán sería “una mezcla híbrida de Dios y Homo-erectus”. El Homo-sapiens habría aparecido así “hace unos 200.000 años, con un 50% de incremento del tamaño del cerebro, incorporando la facultad del lenguaje y una anatomía moderna”.
Por otra parte, las teorías de la arqueología “oficial”, que son varias, son tan probables y sostenibles, como la intervención extraterrestre. Además cabría preguntarse, si tomamos como base que la naturaleza es sabia y se encarga de reequilibrar a todas las especies para que sobrevivan unas respecto de otras, ¿cómo es posible que el ser humano haya evolucionado tanto hasta el extremo de poner en peligro la supervivencia del resto de las especies, como también la suya propia y hasta de todo el ecosistema y del planeta mismo?
En realidad era de esperarse que la naturaleza se hubiera encargado de reequilibrar esto, antes de llegar a los extremos actuales, a no ser que... hubiera existido una intervención externa, que se impusiera sobre el natural desarrollo de la evolución de la especie humana.
Como prueba científica apelamos por ejemplo a la casi milagrosa eliminación del vello corporal y un aumento impensable de la inteligencia frente a nuestros parientes los monos, lo que induce a pensar que alguien intervino deliberadamente en esta aceleración del proceso. Y todo ello partiendo de una mísera diferencia genética con el resto de los primates solamente un 1,6%, en lo que a mapa genético se refiere. Así pues, resulta difícil aceptar una simbólica costilla en vez de un alarde de ingeniería genética que habría dado como resultado el actual genoma humano.
La polémica afirmación de manipulación genética extraterrestre, no parece hoy tan delirante cuando nosotros mismos ya poseemos la tecnología de la fecundación in-vitro, la congelación de embriones, para su utilización posterior, la microinyección de espermatozoides o el transplante de mitocondrias de un óvulo a otro. Ni que hablar de la clonación y de la posibilidad muy cercana de modificación de la cadena genética para conseguir seres de diseño, tanto a nivel físico como mental, específico para desarrollar determinadas tareas.
Que no podrían haber hecho seres de civilizaciones, que si pudieron llegar hasta aquí, recorriendo tal vez miles de años luz, seguramente cuentan con un desarrollo tecnológico miles o millones de años más adelantados que nosotros.
Zacharia Sitchin
Otro científico de vanguardia como lo es Zacharia Sitchin, autos del conocido libro El Duodécimo Planeta, cree que la creación del hombre fue una estrategia llevada a cabo por los “nefilim”, presuntos dioses extraterrestres que habrían llegado a la Tierra hace 450.000 años. El resultado fue la creación de una nueva y singular clase de seres, La Raza Humana, fruto de la mezcla de los genes de los visitantes con los de nuestros ancestros, lo que también se puede observar en los relatos de las tradiciones de antiguas culturas así como también en las narraciones del Génesis Bíblico.
Ahora bien, el drástico salto evolutivo hacia el Homo Sapiens, existió, y a pesar de las intensas investigaciones los antropólogos convencionales aún no han podido encontrar el llamado “eslabón perdido”, si es que hubiera existido, ni han podido dar una explicación satisfactoria al respecto. Gracias a los estudios realizados por la genetista Rebeca Cann, de la Universidad de Berkeley, y miembro del equipo de investigadores que en 1987 divulgaron sus sorprendentes conclusiones tras estudiar el ADN mitocondrial, que se hereda sólo de mujer a mujer, de 147 personas y que remitía el origen de toda la especie humana a una sola madre común, de aspecto fornido y con piel y cabellos negros, que habitó en África hace 200.000 años. Ahora la pregunta sería, ¿fue en realidad sobre una “Eva” practicada la manipulación genética, en vez de un “Adán”?, como dicen las escrituras bíblicas, o es que éstas son el resultado del “patriarcalismo” de la época en la que fueron escritas.
Nuevamente a la luz de la ciencia actual, nos surge la confirmación de lo transmitido por los extraterrestres en las experiencias de contacto, los que dijeron (recordemos hace más de 30 años) que habían modificado originalmente la genética de los proto-homínido partiendo de las hembras, contrariamente a lo que surge de los textos sagrados.
También según información extraterrestre, estos experimentos se habrían llevado a cabo sobre una gigantesca nave-laboratorio, que habría descendido en el África Central, en tiempos remotos, instalando allí lo que se interpretó como el mítico Jardín del Edén, el paraíso terrenal, custodiado por “ángeles-querubines”, que no serían otros que seres extraterrestres ingenieros genéticos.
Todo lo planteado no deja dudas de lo que nos confirma, con respecto a la información fruto del contacto extraterrestre.
Incluso hay científicos que aseguran que el proceso evolutivo controlado sigue llevándose a cabo hoy en día. Como ya lo adelantaban Jaques Bergier y Louis Pauwels, en su libro “El retorno de los brujos”, podemos estar asistiendo a una nueva mutación genética de la especie humana. Y ésta puede que no sea fruto de la casualidad, sino que esté “dirigida”. Se trataría de una manifestación espiritual de la Humanidad, la evidencia del paso de un nivel de conciencia a otro superior.
Como conclusión queremos dejar bien claro que pensamos que todo esto no es en menoscabo de ninguna idea religiosa, por el contrario estamos seguros que desde la Humanidad hacia arriba, pasando por las fuerzas de la naturaleza, por seres extraterrestres o ángeles, como se prefiera, hasta llegar a Dios, es todo lo mismo y una sola cosa, y tenemos la convicción que todo es parte y responde a un mismo y maravilloso...PLAN COSMICO.
lo puedes leer en
http://www.eraestelar2012.com/libros.html
LA DECIMOTERCERA HEBRA.
La importancia del Ser Humano
en el Plan Cósmico.
“En cuanto a vosotros, hasta los pelos de la cabeza tenéis contados”
(Mt 10, 30)
Antes de adentrarnos en la recta final del libro hacia los niveles
de atención encaminados a la disolución del ego, debemos aclarar
los secretos del ADN previo a su manipulación.
El número trece goza de muy mala fama. Todos lo sabemos.
Cada vez que lo escuchamos o lo vemos escrito, algún relé del
sistema nervioso salta sin control. Aún así, ¿Cuántos de nosotros
conocemos los auténticos motivos? No apostaría una fortuna
contigo a que tú los desconoces, por no arruinarte. Yo tampoco
los sé. No obstante te daré un supuesto motivo cargado de ciertos
toques de credibilidad.
Siendo niño escuché una causa bastante convincente, al menos
lo fue en aquel momento. Estábamos en Torredonjimeno, el pueblo de mis abuelos, reunidos en familia y al sentarnos a la mesa
para comer, una de mis tías abuelas se sentó en una mesa aparte.
Cuando se la inquirió al respecto, respondió:
“Quita, quita que somos trece”.
Nadie añadió nada a su comentario, todos dieron por buena la
contestación manteniéndose en silencio. Entonces pregunté qué
tenía que ver el número con comer juntos en una misma mesa.
“En la última cena de nuestro Señor, eran trece y uno de ellos murió, así
que no tentemos al Diablo”, fue la respuesta.
No sé si es una contestación adecuada para un niño de corta edad tan abierto a nuevas infl uencias pues podría habérseme
instalado una creencia bastante limitante en ese preciso instante.
Lo cierto es que no me afecto lo más mínimo pues pensé: “Vaya
tontería. ¿Cuántas otras muchas cenas habrían estado los doce apóstoles y
Jesús juntos, y nada había pasado al día siguiente?”. Pero como los niños
buenos no replican, callé. Además no murió, se iluminó, por tanto debería ser considerado un número sagrado en vez de maldito,
pero en fi n, el Anticristo sabe muy bien lo que se hace. De todos
modos, gracias a su respuesta comprendí el resquemor generado
por dicha cifra.
Yahushua se rodeó de innumerables apóstoles, la mayoría fé-
minas, tal cual hoy en día suele ocurrir en temas afi nes con el
despertar de conciencia. Si no te crees lo de las mujeres apóstoles
mírate en el Nuevo Testamento (textos reconocidos por la Iglesia;
debió de escapárseles) la siguiente cita en Corintios 9, 5:
“¿No tenemos derecho a hacernos acompañar de una esposa cristiana
como los demás apóstoles hermanos del Señor?”
Más clarito el agua, había al menos el mismo número de mujeres que de hombres acompañando a Yahushua en sus aventuritas
terrenales.
Si asistes a un taller o curso de Crecimiento Personal verás una
proporción del orden de un ochenta-veinte a favor de las mujeres;
la mayoría de las veces, más. (En mis talleres de ho´oponopono,
en contadas ocasiones aparece un valiente, lo normal es encontrarme a solas con las chicas, vamos, el sueño de cualquier seductor). Yahushua, siendo consciente de la necesidad de unifi car
la energía femenina con la masculina como condición inevitable
de la salida de la dualidad, compartía con hombres y mujeres sin
distinción. El Anticristo, conocedor de esa premisa, realizó a la
perfección su trabajo defenestrando a una de las partes. Lo siento
chicas, os tocó. Por ello, a las representantes del género femenino,
se las borró del mapa evangélico por lo comentado en el anterior
libro, dejémoslo pues. Lo concerniente a lo tratado en el presente
capítulo es centrarnos en lo mencionado en las Sagradas Escrituras. Según ellas fueron doce los discípulos del Hermano Mayor.
Ajustémonos a ese hecho pues es donde reside el mensaje oculto
por nuestros ancestros para darnos las posibles claves del juego.
Las preguntas adecuadas, según lo veo, son:
¿Por qué doce y no otra cifra?
¿Tiene esto algo que ver con el mensaje oculto en nuestro ADN?,
pues no debe ser casual la coincidencia de cifras…
Si te das cuenta (todo esto es simbólico pero atiende a las
entrelíneas por favor), el rodearte de doce alumnos es como si
te concediera el reconocimiento de maestro. Parece como si se
hiciera necesario de doce testigos para dar testimonio de la elevación hacia la maestría. O sea que numéricamente se necesita
de doce colaboradores para ayudarte a recordar quien eres, para
que a su vez el “maestro” (quien primero recuerda) ayude al resto. Son, por otro lado, doce las constelaciones del zodiaco.
Un camino iniciático que comienza con la cabra abriéndose camino
con ímpetu y concluye con la espiritualidad de piscis.
O doce los escalones necesarios para alcanzar el numero trece en la cúspide
de la pirámide masónica de los billetes de dólar (tema para un libro entero).
También podemos encontrar esa cifra en el Cubo de
Metatrón, con doce círculos rodeando en dos capas a uno central
generando el Merkabah que tienes en la portada del libro (otra
vez doce rodeando uno).
Encontramos de nuevo ese guarismo en
las 13 Calaveras de Cristal (doce más una maestra), cuyas leyendas
cuentan que el día en el cual los Hombres alcancen el nivel moral necesario, podrán ser reunidas de nuevo para revelar a todos sus conocimientos.
O siguiendo en América, las leyendas de los
Trece Discos Solares, cuyo círculo principal pudiera estar a buen
recaudo en el Paititi en las selvas peruanas, mientras el resto se
encuentran escondidos por la Gran Hermandad Blanca a lo lar-
go de la geografía americana. Según la tradición amerindia, estos
discos se revelan como los guardianes del tiempo encargados de
reunificarnos con el tiempo real de nuestro Universo Local.
O ya puestos, el famoso calendario maya de las trece lunas.
Podemos seguir especulando con semejante número, si no te
molesta ojear la Biblia, imbuyéndonos en el Apocalipsis. En dicho texto, Juan nos describe como será la nueva Jerusalén (nuevo mundo) después de las tribulaciones:
“Tenía una muralla grande y alta, con doce puertas y doce ángeles custodiándolas, grabados en ellas los doce nombres de las doce tribus de Israel”
(Apocalipsis 21, 12 ¿casualidad?).
“La muralla de la ciudad tiene doce piedras como cimientos que llevan los
nombres de los doce apóstoles del cordero” (Apocalipsis 21, 14). Curiosamente, Juan incluye al defenestrado Judas.
“(Medidas de la ciudad)…doce mil estadios, igual en longitud, anchura y altura. Midió la muralla: ciento cuarenta y cuatro codos (12 x 12= 144, ¿te suena la cifra?).
En medio de la plaza y en los márgenes del río crece el Árbol de la Vida,
que da fruto doce veces, una cada mes… y ya nada será maldito (Apocalipsis 22, 2).
Vamos, que para dar creación a la nueva Jerusalén, “el nuevo
mundo”, hacen falta las doce hebras de ADN.
O por rizar el rizo, y con esto no me extiendo más en ello,
el reciente descubrimiento por parte de los químicos y físicos
cuánticos del isótopo del Carbono-7, formado de 6 electrones, 6
protones y un neutrón; 6+6+1. El cual tiene la increíble cualidad
de aglutinar en torno suyo campos interdimensionales como por
ejemplo los generados por los pensamientos, tal cual el hierro
atrapa los campos magnéticos.
¿Y a qué viene todo esto? Buena pregunta.
Compartiré con vosotros, tal como he estado haciendo a lo
largo de los dos libros, una información que bien pudiera ser consecuencia de una mente ansiosa por recordar, a la cual, cualquier
cosa le vale sea producto de su imaginación o no. Por ello, por
favor permítete apelar al sentido crítico de tu corazón y dejar que
sea él quien te de respuestas.
Si acaso te preguntas de donde saco la información, te diré
que muchos otros comparten cosas parecidas producto de canalizaciones con seres extraterrestres o extradimensionales. Yo no
estoy en contra de esas supuestas comunicaciones con el más allá,
sólo digo que corremos el peligro de dejar de escuchar al corazón,
guía solitario en esta maravillosa aventura, cada vez que ponemos
la atención en esas energías procedentes de otros planos de manifestación. Muchas de las canalizaciones son auténticos libros del
saber cargados con infi nidad de contestaciones adecuadas para
un corazón inquieto. De todos modos, si al fi nal cuenta lo dictado
de tu interior, ¿por qué tanto empeño en seguir buscado fuera si
eres un Universo por ti mism@ poseedor de todas las respuestas?
Tal como dije al inicio, las siguientes conclusiones no son producto de un dictado por parte de una presencia ajena, o al menos
así lo creo, lo son de un recordar. Simplemente estoy comenzando a acordarme de quien soy, de donde vengo y comparto contigo mis descubrimientos. Eres tú quien debe decidir qué hacer con
lo que se te es dado.
Mencionamos en varias ocasiones la existencia de doce cadenas de ADN diseñadas, en un principio, para determinar las
coordenadas de salida de la dualidad. Seres de avanzada elevación
espiritual (nosotros mismos en un estado mayor de conciencia,
pero que lo trataremos como externos a nosotros, para facilitar
la explicación), conscientes de sus propias limitaciones, pusieron
todo su empeño en crear un plan de retorno a la Casa Divina. He-
mos hablado de ello, pero permíteme por favor que profundice
en el tema. Son poseedores de una profunda sabiduría, conocen
los misterios de la Creación, el amor corre por sus venas y la serenidad es su bandera, pero a pesar de todo ello, se encuentran
prisioneros de la dualidad. Su función ahora es proteger la gestación donde se está dando. Más no pueden hacer. Existe una ley
universal de no intervención. No es gratuita, tiene un porqué muy
bien defi nido. Si ellos intervinieran lo harían desde donde saben y
lo que saben los mantiene en dualidad. Su sabiduría tan profunda
les autoimpone esa ley, haciéndoles mantenerse al margen precisamente para no intervenir, pues si lo hicieran terminarían por estropearlo. Se limitan pues solo a dar cobijo a nuestra germinación.
Por otro lado, nos encontramos con hermanos nuestros (nosotros mismos en un estado más denso de conciencia) vibrando
en el miedo y por tanto en la oscuridad. Estos sí que han intervenido y es algo de lo que tendrán que responsabilizarse tarde o
temprano.
Unos y otros se encuentran estancados en su proceso evolutivo sin poder dar salida a un nivel superior de conciencia encaminado hacia la Divinidad. Aunque no lo recordemos, nosotros,
en la ilusión del tiempo, fuimos antaño seres espirituales procedentes de esas civilizaciones. Tuvimos el coraje, la gallardía de
ofrecernos voluntarios para sacar adelante el experimento. Me he
encontrado con cantidad de personas que me suelen decir: “yo me
siento de Sirio, yo de Arcturus, yo pleyadiano…etc.”, son muchos los que
comienzan a recordar. Por nuestro voluntariado nos honran con
admiración pues nos consideran almas viejas con la fuerza sufi -
ciente como para adentrarnos en una densidad tan profunda de
dualidad. En cuestión de un minuto podemos pasar de un estado
de extrema desesperación, con los actos que eso puede acarrear,
a sentimientos de genuino amor de entrega total. Algo de locos si
lo viéramos desde la perspectiva serena de un Ser dimensional de
elevada vibración amorosa o desde la de un Ser Mental carente de
emociones. Nuestra particularidad reside en poder elegir dentro
del abanico inmenso existente entre la pura lógica y la emoción
suprema.
Nuestros hermanos del Cosmos llevan eones en pugna dual,
en constante enfrentamiento sin llegar a buen puerto. Cosas de la
dichosa dualidad. Me los puedo imaginar, a unos diciendo: “Mira
a éstos mojigatos Adámicos pasionales que se dejan arrastrar por las emociones, ¡vamos a acabar con todos! Y a los otros: “Éstos Reptilianos cabezas
cuadradas que no les sacas de dos más dos, es que no se puede uno comunicar
con ellos, ¡eh! Cómo si pudiera verlos, en fi n.
Los seguidores de las canalizaciones de la Confederación Galáctica son conocedores de la Gran Guerra de Orión entre Adá-
micos y Reptilianos (alguno más hubo, como Insectoides, Draconianos, Felinos y demás).
“Se declaró la guerra en el Cielo. Miguel y sus ángeles luchaban contra el
dragón, el dragón luchaba asistido de sus ángeles pero no vencían y perdieron
su puesto en el Cielo” (Apocalipsis 12, 7-8).
Es más, en este preciso instante, ahí arriba, a escasos miles de
kilómetros de distancia, se están enfrentando en combate unos
contra otros.
Aunque no siempre fue así. Hubo un momento de tregua para
buscar un modo de entenderse el uno con el otro. Tanta guerra no
les llevaba a ningún lado. Para dar con las claves, para encontrar
las llaves de los portales de salida, tuvieron que hacer algo distinto a lo realizado hasta la fecha. Debieron buscar otro modo de
abandonar el universo diabólico. No tuvieron más remedio que
reunirse y llegar a un acuerdo para generar una nueva raza capaz
de dar con las soluciones. De ello surgió la mezcolanza genética
de infinidad de especies alienígenas para dar vida a nuestro ADN.
De hecho, fue acogido con tanto entusiasmo, que infinidad de
especies cósmicas quisieron poner su granito genético en el asunto. Si te informas, o ya sabrás, nuestro cerebro más profundo es
reptiliano. Somos una legítima creación con lo mejor de cada uno.
En cierta ocasión leí o escuché en algún lugar o lo soñé, no lo
recuerdo, que era tal cantidad de civilizaciones, que si cada una
de ellas introdujera a un solo representante en la Tierra, no cabríamos físicamente todos juntos. Quizá sea por ello la ingente
cantidad de conciencias energéticas habitando el planeta en otro
nivel de manifestación, empapándose de cada uno de los avances
acaecidos, quien sabe.
Esta nueva especie necesitaba de entidades espirituales para
dar vida en ella a sus cuerpos y es ahí donde apareces tú mi
querido/a lector/a. Lo recuerdes o no (permite a tu corazón dejarse sentir) en el momento de la creación de “Adán y Eva”, tú
decidiste comprometerte hasta la médula (recuerda lo del cerdo y
la gallina del libro anterior) para llevar este experimento hasta sus
últimas consecuencias. El Hijo Pródigo Cósmico está tomando
la decisión en el centro de su corazón, donde reside un electrón
llamado Tierra y habitado por siete mil millones de conciencias,
las cuales vamos a originar las coordenadas de salida de juego de
la dualidad buscando el camino directo al Hogar. Con esto os
estoy diciendo que cada uno de los presentes hoy en día en el planeta somos voluntarios. Un día nos plantamos ante el “Consejo
de Ancianos” co-creadores del experimento para ofrecernos de
manera potestativa como artífi ces directos de tamaña aventura.
Te doy las gracias y te honro por ello hermano/a.
Se nos admira, honra y respeta por nuestro valor. No es fá-
cil permanecer en un estado tan denso de dualidad sin perder
la cabeza. Es un sacrifi cio enorme haberse introducido en este
maremágnum de emociones encontradas de miedo y amor, para
después compartir con nuestros hermanos mayores del Cosmos
nuestro descubrimiento del camino de vuelta a Casa. Se nos ad-
mira por ello y es tal la esperanza puesta en nosotros que solo nos
queda asumir la responsabilidad de habernos ofrecido voluntarios
a ello.
Por demás podemos deducir que, si hay tantos mundos implicados y todos desean ser partícipes del episodio, somos unos
auténticos privilegiados. De hecho, tenemos la inmensa suerte de
estar en primera fi la de los acontecimientos. Algo propio de un
Ser auténticamente responsable. ¿Entiendes por qué hablo tanto
de responsabilidad?
No podemos anclarnos en la sensación de víctimas pues eso
nos arrebata todo el poder. Hay demasiado en juego como para
dejarse arrastrar por semejante actitud.
Para todo esto crearon (en realidad creamos) un ADN de doce
hebras entrelazadas entre sí. En él se esconderían todos los secretos de la Creación procedentes de la inmensidad de mundos
evolucionados de todos los rincones del Cosmos. Cada una de
esas civilizaciones representantes aportaría su saber impregnándolo en los fi lamentos. Una selección de información aunada en
un solo Ser con la capacidad de dar sentido a cada una de las
claves implícitas. Algo que el resto por si solos son incapaces de
hacer. El quid, pues, se encuentra en la unión de todos. De nuevo
la maravillosa Unidad.
Se tenía la esperanza de que la interacción entre ellas diera lugar a un “algo distinto” esquivo. Esa característica extraordinaria
fue la decimotercera hebra, la determinante del evento concluyente, la portadora del mapa de regreso a Casa.
Esta nueva cadena no fue creada por nadie de los participantes
del “experimento” sino que surgió de la nada, del mismo modo
que varias notas musicales al unísono generan una armónica entre
ellas.
Lo conmovedor de la situación es que al anular una de las
notas, la armónica se difumina también. Ésta última, surgida de
la nada, necesita de las otras para existir, al igual que el decimotercero fi lamento de ADN necesita de los otros doce para su manifestación.
En mi opinión, en mi “ilusorio” recordar, apostaría que esa
hebra bautizada con el fatídico número, es la portadora de la llave
del portalón de entrada en los Cielos. Del mismo modo que lo
protagonizado por los doce apóstoles dándole un sentido a la
iniciación de su mentor. En el número trece reside la clave de
ascensión hacia la vuelta a Casa. ¿Será por ello que las energías
anticrísticas del miedo pusieran tanto empeño en crear resquemor
hacia el citado algoritmo? No sería de extrañar, siendo nuestra
garantía de regreso al estado de Unidad Divina.
Te sugiero veas la película “El guerrero número 13”, basada
en una novela de Michael Crichton y protagonizada por Antonio
Banderas. Podrás comprobar hasta qué punto desconocer lo que
enfrentas puede llevarte a altas cotas de miedo. Ambientada en
la época de los Vikingos, se nombran 13 guerreros para desafi ar
al terror, uno de ellos, el número 13, extranjero, de Arabia y por
tanto muy distinto al resto. Tan distinto que por no ser, ni siquiera
es guerrero sino un embajador pacífi co. ¿Imaginas quien sufre
la gran iniciación cuando por fi n confronta sus temores? Ahora,
¿imaginas quien es el/la guerrero/a número 13 de tu mundo personal?
Por otro lado, a modo de anécdota, hay un momento entra-
ñable cuando Iben, el protagonista, reza a Alá ante la seria posibilidad de estar viviendo sus últimos momentos. Me encanta
ese instante. No viene a cuento pero no he podido resistirme a
escribirlo y como el escritor soy yo pues eso…
Pero volvamos a lo nuestro. Por todo esto, la innumerable cantidad de civilizaciones pendientes del proceso están mordiéndose
las uñas por todo lo acontecido aquí. De nosotros depende si da-
mos con la coordenada de salida del juego o de si permanecemos
en él por otros tantos eones.
El problema surgió, y con ello el fi n de la tregua, cuando los
representantes de la Oscuridad cayeron en la cuenta de que, si se
daba con las coordenadas de salida de la dualidad, todos pasaríamos por el proceso de disolución del ego, pues iríamos encaminados de la mano hacia la fusión del Dos en Uno. Su mental entró
en pánico e introdujeron mano en el experimento. Fue cuando se
dio la manipulación genética de anulación de las 10 hebras dejando solo dos, las sufi cientes para esclavizarnos, mantenernos con
vida y sin la conciencia de quienes somos. Por demás los pobres
con esa intervención, se generaron una paradoja al no poder ahora dar marcha atrás. En muchas ocasiones abducen a generaciones dentro de una misma familia para buscar las claves del ADN,
sin darse cuenta que no es en lo físico donde se encuentran. La
clave que nos lleva a la Unidad Divina se refugia en la decimotercera hebra. La paradoja donde se encuentran estos individuos
(a nivel de fi chas del tablero) es que si permanecen buscando en
los doce fi lamentos físicos no van a encontrar nada signifi cativo
y si las activan todas para dar origen a la armónica, en ese instante tendríamos conocimiento absoluto de quienes somos y por
tanto imposibles de manipular ante nuestra conciencia divina.
Reconociéndonos como Hijos de Dios cargados de sus mismos
dones, ¿Quién podría manipularnos?, ¿quién podría engañarnos?,
o como se suele decir: Si Dios conmigo, ¿Quién contra mí? (Romanos
8, 31)
Sigan actuando o no, lo imparable es precisamente eso, imparable. Eso lo saben bien los del otro bando y ha llegado el momento de confrontar cada uno el papel elegido en el cuento. La
Naturaleza se abre camino, el Universo tiende al equilibrio, era
cuestión de tiempo, dentro de la ilusión del mismo, que todo vol-
viera a su cauce. El Hunab-ku citado por los Mayas está siendo el
interruptor de la reactivación del ADN. Nada es tan poderoso
como aquello a lo que le ha llegado su momento. El propio Cosmos se va a encargar de despertar de nuevo todas aquellas cadenas de nuestra genética que están adormecidas.
Al igual que la historia de Josue (Génesis, capítulos 37 al 41).
Este fue vendido como esclavo por sus hermanos envidiosos.
Tras derroteros de la vida y un sincero perdón de corazón hacia
ellos, termina por convertirse en el regente de Egipto. Sus hermanos al intentar evitar su elevación, esencialmente propiciaron lo
que más deseaban evitar. Esa será nuestra historia. Nuestros hermanos nos esclavizaron encerrándonos en las sombras (todo esto
a nivel fi chas, no lo olvides), pero ahora, siguiendo las enseñanzas
de Yahushua en la cruz y Josue en la esclavitud, solo hemos de
perdonar al saber que lo único que hicieron fue dejarse arrastrar
por un ego asustado.
Estamos encaminados a plantarnos delante de nuestros hermanos, tal cual diría Yahushua, “tanto los de un redil como los
del otro”, para que puedan escuchar nuestra voz y marcarles el
camino a Casa. A unos invitarles a buscar la inocencia de la Esencia Divina escondida tras los temores de un Ego asustado, y a los
otros a responsabilizase de sus actos y ponerse a compensarlos.
Está en ellos si quieren escucharnos o no, esa es nuestra función
ante el diseño del plan. Si los hermanos de la Luz llegan a comprender la inocencia de la Oscuridad y los hermanos de las tinieblas a hacerse cargo de sus acciones, ambos “bandos” se fundirán
en un abrazo fraternal pletórico de compasión (sintiendo con el
otro); elevándose por encima de la perspectiva dual de cada uno
de ellos hacia la Unidad. Es como cuando juntas dos ascuas que
por si mismas son incapaces de crear una llama, pero que unidas,
entre ellas surge una de la nada. “Si dos o más se reúnen en mi nombre,
yo estaré allí entre ellos” (Mt 18, 20).
Yahushua, nuestro hermano, fue uno de los voluntarios para el
plan que despertó un instante antes que nosotros y vino a zarandearnos, pero nuestro papel y el suyo es el mismo, aunar a todos
los seres de la Creación sumergidos en la Dualidad para reunirlos
en un solo rebaño hacia la Unidad Divina. Somos los pastores,
mira tú la responsabilidad que portamos de cuidar las piaras. Si
logramos reunirlos a todos en un solo rebaño nuestra decisión de
volver a Casa habrá tenido su fruto. El Hijo Pródigo Universal
habrá regresado al Hogar.
Si no se logra, tampoco pasaría nada, simplemente transitaríamos a una dimensión superior de conciencia, llamémosla “quinta”, y seguiríamos jugando dentro del juego de la dualidad en busca de una solución escudriñando las puertas de salida. Será por
“tiempo”.
De todos modos en el fondo de mi estoy lleno de confi anza.
La historia es testigo silente de nuestro buen hacer en los estadios
más dramáticos de la misma. Períodos como por ejemplo el Holocausto Judío, donde la barbarie humana llegó a límites inimaginables, nos sumergieron en el dolor y la desesperanza. Se nos
mostró el rostro más horrible del ser humano, pero al tiempo se
nos alentó a confraternizar con aquellos que se encontraban en
el mismo estado de desesperación e incluso a dar sentido al papel
de los verdugos. Semejantes desgracias han terminado por alentar
la esperanza, al descubrir que somos capaces de ver a través del
sufrimiento conectando con la compasión y el perdón.
La siguiente oración escrita en un trozo de papel de estraza
encontrada en el Campo de Concentración de Ravensburg, no
puede ser más elocuente, llena de amor, compasión y arrojo ante
la adversidad:
“Acuérdate, Señor, no sólo de los hombres y mujeres de buena voluntad,
sino también de los de mala voluntad.
No recuerdes tan sólo todo el sufrimiento que nos han causado; recuerda
también los frutos que hemos dado gracias a ese sufrimiento: la camaradería,
la lealtad, la humildad, el valor, la generosidad y la grandeza de ánimo que
todo ello ha conseguido inspirar. Y cuando los llames a ellos a juicio, haz que
todos esos frutos que hemos dado sirvan para su recompensa y su perdón.”
Es en los instantes más dramáticos cuando surge nuestro verdadero amor. Es ahí donde reside el sendero a seguir, el cual me
parece que estamos transitando a la perfección.
No obstante, no me tomes demasiado en serio, quizá solo soñé
esta aventura cargada de romanticismo novelesco de “buenos” y
“malos”, quizá me fue implantado en la mente semejantes lances.
La respuesta solo podrás encontrarla en tu corazón.
Por favor, búscala ahí.
Fuimos creados por manipulación genética, a esa conclusión llegan los estudios de Lloyd Pye, un investigador que desde hace 30 años estudia la evolución del Homo Sapiens. Existen numerosas pruebas que hacen pensar que el hombre es una especie totalmente inadaptada al medio, una especie con carga genética incomprensible en el modelo de adaptación al medio y en el modelo evolutivo. Por contra, parece como si hubiésemos sufrido una especie de mestizaje entre algún tipo de homínido terrestre y seres inteligentes procedentes de otra biosfera distinta a la terrestre, estoy hablando claramente de intervención extraterrestre. Somos dioses menores, resultado de dicho mestizaje cuyo objeto es servir de mano de obra autosuficiente, adaptativa e inteligente para estos seres presuntamente extraterrestres. Con todo esto, os dejo con el video donde explicamos punto por punto las pruebas que nos indican la conclusión evolutiva de la que estamos hablando, a buen seguro os sorprenderá.
Lloyd Pye relata la historia del cráneo anómalo y como fue encontrado
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