Hola que tal amigos.
Esta vez hablaremos sobre el EGO… ese con el cual nos encontramos luego de iniciar nuestro camino espiritual. Vamos Allá ;)
El ego ha sido y seguirá siendo por unos buenos años más, uno de los grandes desafíos de toda persona que inicia el camino espiritual. Existe una polaridad opuesta entre los objetivos de una persona espiritual y los objetivos del Ego.
El ego, nace de una palabra latina que simplemente significa “YO”. El ego marca e individualiza a una persona o ser. El ego indica y oficializa que existe un YO al cual atender y poner atención.
Cual es realmente el propósito del ego?
Realmente todos los seres vivientes tienen un ego, puesto que el ego también se identifica con la personalidad de un ser. Por esta razón, no solo las personas tenemos un ego, también los animales y todos los seres que puedan expresarse hacia los demás.
El propósito del ego, desde los primeros inicios de la evolución, es más que nada, ser una especie de protección en un mundo desafiante y poco amistoso. Supónganse ustedes una manada de leones, cada cual con su propio ego. En dicha manada, rige una ley, la ley del más fuerte. Quien tenga la personalidad y cuerpo físico más fuerte se podrá elevar sobre el resto y gozar de una efímera y temporal superioridad. Y a quien esté en dicho puesto, se le respetará, se le hará caso en lo que decida e incluso se le tendrá miedo. Por esta razón, el ego en su etapa inicial y bestial fue una protección para quien poseía el ego más fuerte de todos.
Este ejemplo, es lo que ha sido y fue el propósito del ego en sus primeros comienzos. Este propósito también se aplica a los individuos de las sociedades y grupos de personas donde existen relaciones sociales.
Evidentemente, nosotros los seres humanos, la mayoría no vivimos bajo una “Ley del más fuerte” (aunque hay algunos que si) pero si bajo una de la competencia continua que es a la que nos lleva el sistema actual de la sociedad.
El ego por tanto, para nosotros, se identifica con los siguientes aspectos, con nuestra apariencia física, nuestra personalidad, nuestras posesiones materiales y nuestros logros personales.
Y además de esto, existe un aspecto muy importante para el ego. Esto es lo que yo conozco como “Sentido de importancia”.
Este sentido de importancia del que les hablo, es básicamente que tan importante se siente nuestro ego en el grupo social donde nosotros pertenecemos. Y para quienes tienen un gran ego que alimentar, este sentido de importancia es de vital relevancia pues es necesario que siempre esté lleno y rebosante como un vaso de agua.
Si lo piensan bien, este llamado, “Sentido de importancia” es lo que en realidad, motiva a muchas personas a hacer lo que hacen. El sentido de importancia motiva desde las madres a hacer un buen almuerzo para su familia, hasta motivar a peligrosos delincuentes en busca de fama y reconocimientos entre sus pares. Un ejemplo de esto es, el caso de una madre que se esmera en hacer un buen y delicioso almuerzo para su familia… Si el almuerzo les gusta a sus hijos, entonces estos se lo dirán y se lo agradecerán (así deberían hacerlo), por lo tanto, la madre se sentirá útil e importante, por lo que seguirá esmerándose por hacerles bien a sus hijos y a su familia agradecida.
En el caso de un delincuente, el sentido de importancia también funciona y motiva a la persona a realizar cosas que lo hagan resaltar entre sus pares (cosas limitadas a su sistema de valores y principios). Por esta razón, para el delincuente realizar un asalto en el que salga “victorioso” y que más encima, que éste llegue a salir en los periódicos y noticias es para él, algo que llena su sentido de importancia, por lo cual, es una de las razones para seguir haciéndolo…
Dicho esto, todos tenemos este sentido de importancia, con la única diferencia que quienes tienen un ego hambriento buscan llenarlo a más no poder, mientras quienes tienen un ego domado o moderado, solo les importa que su sentido de importancia esté cargado pero no necesariamente lleno y rebosante.
Si piensan en los aspectos que engloba el ego (nuestra apariencia física, nuestra personalidad, nuestras posesiones materiales y nuestros logros personales) se darán cuenta que son meras cosas temporales y superficiales. Ninguno de estos aspectos es trascendental y duradero como nuestra esencia, el alma o nuestro espíritu. Por esta razón, el principal y más grande desafío para todo aquel que inicia el camino espiritual es domar su ego.
Cabe destacar que el ego siempre existirá, nosotros en esta realidad física y material no podemos vivir sin un ego. Ya que esta conforma una parte de nuestra existencia actual. Lo que sí se puede hacer es domar al ego. Que este no busque darse más importancia de la que debe y que solo actué más de la cuenta cuando el entorno así lo requiera.
Existen dos grandes exaltaciones del ego, una de ellas es el egocentrismo y la otra es el egoísmo. Ambas son una dificultad para el camino espiritual.
En el artículo, “El Fluir del Universo” desarrolle la idea de cómo compartir nuestros conocimientos y la información que manejamos nos ayuda a crear sincronicidades (conocidas comúnmente como coincidencias o causalidades) favorables que nos ayudan en nuestras vidas. Por lo tanto, si queremos una vida armoniosa y una ayuda, tenemos también que ayudar a los demás. Y eso también involucra nuestros conocimientos y ser un canal de ellos para las personas, ayudar a los demás a través de nuestro conocimiento. Por esto, el egoísmo es una piedra en el zapato para quienes tenemos intereses espirituales.
Para qué decir del egocentrismo… esta es una necesidad extrema de llenar el sentido de importancia! El egocentrismo hace creer a la persona que siempre tiene la razón y que sus ideas y acciones son más importantes que las de otras personas, cosa que es un gravísimo error! Puesto que todos somos tan importantes en esta creación… que somos como un músico de una orquesta donde, si falta uno, la canción no se tocará bien. Ya que Todos tenemos nuestra parte, somos una pieza importante, única e irremplazable de canción de la vida en esta creación.
El ego además, también se interpone en nuestro camino espiritual puesto que busca objetivos distintos a los que busca una persona espiritual. Alguien que se considera persona espiritual está buscando vivir en armonía con el mundo, acercarse más a Dios, al Amor, Ser mejor persona y crear entre todos, una consciencia de unidad-hermandad donde por fin todos nos reconozcamos como uno. Pues en la consciencia de unidad nos damos cuenta de que en definitiva, todos somos uno, no estamos separados y todos somos el reflejo de todos a la vez, co-creando esta realidad.
Es por esto que, si la persona espiritual busca crear esa consciencia de unidad, el ego por su parte busca separase de ello, y hacer que todo gire en torno a él. El ego crea barreras y divisiones donde no las hay, clasifica a los demás, y se clasifica a sí mismo como mejor o peor que los demás (Egos). También se identifica con nuestra temporal y efímera existencia humana, hace creer a muchos que, “Nosotros somos este cuerpo”, cuando la verdad es que “Nosotros solo tenemos este cuerpo”, pero no lo somos, nuestra esencia no es material, es espiritual, es energía, es Alma. Y es por esto básicamente que el ego es la polaridad opuesta del espíritu, pues solo se identifica con lo material y superficial.
Cuando la persona en su camino espiritual se topa con su ego, entonces surge una lucha entre su espíritu que desea aflorar y ser tal cual como es, y su ego que lo limita y lo enclaustra en su superficialidad. Es aquí cuando surgen algunos tipos de egos no totalmente domados que intentan engañar a la persona haciéndole creer que su ego no les afecta en su camino.