En primer lugar afirmamos por nuestra propia experiencia algo fundamental: Quien Realmente Eres lo tienes que descubrir tú mismo/a.
Desde nuestra evolución podemos añadir que Quien en verdad Eres, es lo mismo en esencia a lo que Somos Todos. ¿Por qué hacemos este matiz? Porque hemos llegado a la comprensión de que existe una semilla profunda en todo ser humano, una especie de recuerdo, en el que cada aspecto de la vida que nos hace sentir bien, tiene una analogía completa con una sensación de bienestar universal. Y esto es algo que no podemos eludir. Desde nuestra experiencia a nivel interno, hemos aceptado que cada Ser es una chispa de la vida, y que ésta, la vida, siempre será -por siempre- parte de todo lo que vive, parte de todo lo que Es. Y también sabemos por esta aceptación, que la vida no conoce muerte alguna. Si quieres saber Quién Eres, sería muy interesante que supieras qué es todo aquello que no eres. Si de alguna forma te resuena que no eres el cuerpo físico que tienes, ya tienes en tu haber un avance muy importante.
Sentimos que tal vez solo te resuene esto si comienzas a mirar desde otro lugar que no sea el habitual cuestionamiento mental al que siempre hemos recurrido. Si miras desde tu zona emocional (tu corazón), puede que no solo intuyas lo que te acabamos de comentar, sino, que incluso, llegues a deducir desde esa brújula real que es tu corazón, que el traje físico que llevas puesto es un mero vehículo para poder tener una larga experiencia humana. Experiencias que no puedes tener en el mundo real al que perteneces, en la Luz que sentimos como origen verdadero de tu Ser y, dicho proceso de prácticas te permite evolucionar y saber quién no eres para saber mejor Quien Realmente Eres.
Justo aquí hacemos un inciso para comentarte que todas esas interactuaciones que has tenido, han sido posible gracias también al grupo de seres que han venido contigo, y éstos han desempeñado un papel importante interpretando también aquello que no son, actuando con un guión preestablecido (si se quiere entender así), para que todos podamos crecer en estas experiencias. Sentimos que para tener experiencias acerca de quien no eres, era necesario que olvidases primero Quien Eres. De esta forma, en el momento del olvido (en el nacimiento en este planeta), comenzaste a tener esas oportunidades de evolución. Si has llegado leyendo hasta aquí y te motiva saber más de ti mismo/a, es porque tal vez comienzas a estar bien cansado/a de todas las experiencias que han suplantado a tu real Ser. De esta forma, se hace más fácil deducir y encajar lo que nosotros comenzamos a sentir tras tirar aquellos aspectos que no somos: antes de nacer aquí, ya elegiste cómo iba a ser tu vida en este planeta.
Sabemos por medio de la intuición (tu brújula), que estás aquí tan sólo para recordar Quien Eres. Pero es algo que no podemos demostrar a no ser que quieras ir poniendo en profundidad todo esto que nosotros hemos llegado a constatar por medio de otro tipo de acoplamiento. Ese recuerdo, es algo que comienza a expandirse cuando tiras todas las cosas que no eres, que no pertenecen a tu verdadera naturaleza. Es a partir de aquí, cuando has dejado ir todos los miedos, dependencias, apegos, sistemas de creencias, cuando comienza una vida mucho más acorde a la felicidad que buscas y es cuando en verdad comienza a despegar la vida, tu vida.
Dicho de otra forma, si quieres ser tú, deja de interpretar el papel que llevas mucho tiempo intentando entender, imposible de ver desde el sistema de creencias o configuración mental que hayas creado y de paso te haga defender una serie de pensamientos que tampoco eres tú y por ello te hacen sentir mal. Para poder comprenderlo, puede que sea mejor verlo como una energía enferma situada en tu zona mental que siempre vuelve a plantearte las mismas situaciones, las mismas proposiciones una y otra vez.
Puedes hacerte a un lado comprendiendo, que si tu felicidad depende de toda esta avalancha de ideas de cómo deben ser las cosas, tu felicidad estará en graves problemas.
* SATURACIONES SOCIALES
En cada vida hay cierta predisposición para que algunas cosas cambien porque son rechazadas y esa inapetencia o, cosas que suceden en cualquier lugar, incidencias con las que nos negamos a convivir, se repiten y se repiten, vuelven una y otra vez y nos saturan. Sucede a menudo que se quiere evitar esa parte de lo que sucede y, se complica, y, las partes indeseables o bien se afianzan o bien adquieren tonos inesperados más desagradables. Entonces haces un plan, te dices que para la próxima vez vas a cambiar esto o aquello, y lo cambias. La próxima vez es otro escenario de la vida, con otras personas, con otras historias que dices conocer y en muchas ocasiones las conoces, al menos en su superficie. Tu plan es infalible en esos aspectos que crees dominar porque te dices que no te la van a dar de nuevo. Tu predisposición está afilada, a punto para desactivar esos errores que te decepcionaron.
Bien, ahora la cosa cambia, resulta que la madre de lo inoportuno ahora es el disfraz que lleva puesto el padre cariñoso de un buen amigo/a y, sin venir a cuento apareció el primo-hermano de la desdicha que opositó al sanguinario de tu predisposición. Para mayor espectáculo, aprovechó la situación la mujer del primo de tu hermana que es adicta al drama, intervino sin que lo esperases y, claro, sacó nuevas cartas con las que no contabas. Por esta regla de muchos, complicada por el desatino de otros candidatos a estorbarte, toda una nueva familia de raros aconteceres que no conocías de nada, se ha erguido ante tus planes y los ha bloqueado, o, más bien ahora tienes que disponerte de otra manera para que nunca más se dé otro caso así. Y tienes razón, posiblemente nunca más se dará el mismo caso.
Tu decepción, que hizo tocar el tambor del ahogo con alguna cosa que aún quedaba por ahí dentro suelta, se juró un descanso de varios días que no te gustará volver a recordar ante nadie. No importa, no importa en absoluto, hace ya dos meses que aquello quedo atrás y te olvidaste tantas veces de dejar de acudir a las desventuras que eso lo convertiste en una asignatura que siempre apruebas. Además, ya te has dicho otra vez que a ti aquello no te volverá a ocurrir. ¿Cómo va a ocurrir lo que tú dices que sabes que no puede ocurrirte? Mas sabes que tu felicidad se encuentra tan lejos como para no encontrarla por mucho tiempo. Bien, ya estás listo/a para otra de estas heroicidades que traen cola. Pero sucedió algo, algo con lo que no contabas de nuevo. Entonces aparece otra catástrofe que esta vez te ingresa en algún rincón de tu no volveré. Por el momento. Todo esto siempre suele ser por el momento.
Queremos apostar por algo que la experiencia nos muestra muchas veces: siempre está la persona acorralada cuando niega parte de cuanto sucede. La explicación la vemos muy sencilla. Cada vez que negamos algo que sucede, nos convertimos en el juicio que sentencia, en el esto no puede ser así, cuando en realidad sí fue así. Convertimos la sucesión de hechos negados en la parte contra-atacante de uno mismo, cuando tanto los hechos como uno mismo, ambos están en la misma vida. Queremos decir que cuando negamos la vida, nos negamos a nosotros mismos. Por tanto, podemos ver de forma clara que cuando nos oponemos a la existencia, dejamos de pertenecer a ella, y, nos instalamos en otra cosa. Y la vida lo es todo ya que todo cuanto sucede, sucede en la misma vida. ¿Y si no te gusta tu vida… por qué no la cambias? ¿Porque no la puedes cambiar? ¿Entonces cómo es que pretendes cambiar lo que no te gusta?
Si a fin de cuentas vas a perderte aquellos aspectos que puedes aprender de aquello que dices que no te gusta. Toda resistencia es inservible, todo combate por querer cambiar lo que se asigna desde la inteligencia determinante, es inútil.
* EL PENSAMIENTO NEGATIVO