viernes, 29 de julio de 2016

El miedo y la libertad


Osho (De: “Tao, los tres tesoros”)

“…El miedo tiene que ver con la vida no vivida… Tienes miedo de que no has sido capaz de vivir, de amar, y la muerte se acerca, y acabará con todo. Ya no existirás, y no has sido capaz de amar.

Es como un árbol que no ha florecido, y el leñador se acerca, así que el árbol se asusta, sin saber lo que va a suceder. El miedo no viene de la muerte, el miedo viene de algo que no ha sucedido. 

El árbol sabe muy bien que no han llegado sus frutos, que no han llegado las flores, que no ha florecido. 

El árbol aún no ha conocido la primavera; no ha bailado con los vientos; no ha amado y no ha vivido. La vida no vivida crea el miedo… y el leñador se acerca… Cuando llegue no habrá futuro (no habrá continuidad). Muerte significa no-futuro. El pasado se ha ido, no hay futuro, y el presente es tan estrecho… El miedo te invade, tiemblas…

El miedo siempre es ‘lo no vivido’. Si vives totalmente no tienes miedo a nada. Si la muerte llega ahora mismo, estoy listo. He vivido. Todo está completo, nada está incompleto. La muerte no puede destruir lo total. Si algo estuviese incompleto, entonces me gustaría que la muerte esperase un poco, pero todo está completo. He tomado mi baño esta mañana; os he hablado, todo lo que tenía que suceder, ha sucedido. 

Estoy completamente dispuesto. Si viene la muerte estoy dispuesto; no siquiera miraré hacia atrás una sola vez, porque no hay nada que mirar. Todo está completo. Y siempre que algo está completo te liberas de ello; con una vida vivida realmente, uno queda libre de ella; con una vida no vivida (o vivida fragmentariamente), nunca puedes quedar libre de ella. Puedes irte a las cuevas, a los Himalayas, al Tibet, puedes irte a cualquier sitio, pero nunca serás libre, y siempre tendrás miedo.

El miedo y la libertad no pueden existir juntos. Cuando llega la libertad – y “la libertad llega solo cuando has vivido, florecido, y todo está completo y acabado”-, entonces ¿para qué vas a anhelar vivir más tiempo? No necesitas ni un solo momento más. Entonces, el miedo se ha ido…”

Una respuesta de J. Krishnamurti. (Párrafo extraído de: “El Lector Pingüino”)

“…Si no reflexionas por ti mismo sobre la muerte y la comprendes, irás interminablemente de un predicador a otro, de una esperanza a otra, de una creencia a otra, tratando de hallar una solución a este problema de la muerte. ¿Comprendes? No sigas preguntando a algún otro, trata más bien de descubrir por ti mismo la verdad de ello. Formular innumerables preguntas sin tratar jamás de averiguar o descubrir es característico de una mente trivial.

Mira, tememos a la muerte sólo cuando nos aferrarnos a la vida. La comprensión de todo el proceso del vivir es también la comprensión del significado del morir. La muerte es meramente la extinción de la continuidad, y lo que tememos es no poder continuar; pero lo que continúa jamás puede ser creativo. Reflexiona sobre ello, descubre por ti mismo lo que es verdadero.

jueves, 28 de julio de 2016

“En vuestra cabeza y en vuestro corazón”


“Entre los más grandes sufrimientos, las mayores desgracias que los humanos deben sufrir, están sobre todo las que no cesan de infringirse mutuamente y que se infringen a sí mismos por la misma causa. 

¿No me creéis?… Pues bien, mirad.

Cuando alguien expresa pensamientos, sentimientos, deseos que no compartís, empezáis a considerarlo como vuestro enemigo y decidís combatirle. 

A partir de este momento, empezáis a interpretar toda su conducta de un modo negativo, os sentís agredido por él cuando en realidad no os desea ningún mal y ni siquiera sabe lo que queréis reprocharle. 

Sois vosotros quienes, con vuestra manera de considerarlo, os fabricáis un enemigo y así destruís algo en vuestra cabeza y en vuestro corazón. 

Conviértete en lo que eres


Se ha dicho que la sabiduría más elevada estriba en el desapego, o según palabras de Chuang-tse: El hombre perfecto utiliza su mente como un espejo; no se aferra a nada, no rechaza nada; sólo recibe, pero no retiene. El desapego significa no sentir ningún remordimiento por el pasado ni miedo por el futuro; dejar que la vida siga su curso sin intentar interferir en su movimiento y cambio, sin intentar prolongar las cosas placenteras ni provocar la desaparición de las desagradables. Actuar de este modo es moverse al ritmo de la vida, estar en perfecta armonía con su música cambiante, a esto se llama iluminación.

Dicho brevemente;

es no apegarse al pasado ni al futuro y vivir en el eterno ahora. Ya que, en realidad, ni el pasado ni el futuro tienen una existencia separada de este ahora; por sí mismos son una ilusión. La vida existe sólo en este preciso momento, y es en este momento cuando es infinita y eterna. Ya que el momento presente es infinitamente pequeño, antes de que podamos medirlo ha desaparecido, y sin embargo persiste para siempre. Este movimiento y este cambio ha sido llamado Tao por los chinos pero, en realidad, no hay movimiento, ya que el movimiento es la única realidad y no existe nada más allá en relación a lo cual pueda decirse que se mueve. De ahí que, en definitiva pueda denominarse el eterno movimiento y el eterno reposo.

¿Cómo podemos vivir en armonía con el Tao?

 Un sabio dijo que si pretendemos vivir en armonía con el Tao, debemos alejarnos de él. Pero no acababa de estar en lo cierto. Ya que lo curioso del caso es que no podemos alejarnos de él aunque queramos; aunque tus pensamientos huyan hacia el pasado o corran hacia el futuro, no pueden escapar del momento presente. Por mucho que quieran retroceder o avanzar para escapar, nunca pueden separarse del momento, ya que esos pensamientos se hallan en el momento; al igual que todo cuanto comparten, de hecho son el movimiento de la vida, que no es otra cosa que el Tao. Quizá te creas fuera de la armonía de la vida y de su eterno ahora; pero no podrías existir, ya que tú eres vida y existes ahora, de otro modo no estarías aquí. De ahí que no sea posible escapar ni atrapar el Tao infinito; no hay ni un acercarse a él, ni un alejarse de él, simplemente es, y tú lo eres. Por lo tanto, conviértete en lo que eres.


Una vez Chesterson dijo que los ángeles saben volar porque se toman a sí mismos a la ligera. Uno ve tantos rostros ensombrecidos por la seriedad que sería comprensible si estuviera provocada por el dolor. Pero esta clase de seriedad que arrastra al ser humano a la tierra y mata la vida de su espíritu no es hija del dolor, sino de cierto tipo de representación en la que el actor se engaña al identificarse con su papel. Cuando los niños participan en la representación también lo hacen con seriedad, pero es diferente, porque el niño es consciente de que solamente es un juego y su seriedad es una forma indirecta de divertirse.

Pero en el adulto esta seriedad se convierte en vicio, porque transforma el juego en religión, identificándose con el papel o posición en la vida que tanto teme perder. Esto ocurre especialmente cuando la persona no iluminada alcanza cualquier nivel de responsabilidad; desarrolla una falta de ligereza, de abandono, y una rigidez que indica que está utilizando su dignidad como unos zancos para mantener la cabeza por encima de la adversidad. El problema estriba en que, en lugar de representar su papel, es éste el que lo representa a él, convirtiéndole en el hazmerreír de todos cuantos le observan a través de su disfraz.

EL CAMINO DEL AMOR


Según Christopher Hansard, autor del Arte tibetano de la serenidad, el mayor logro que todos conseguiremos en la vida es simplemente amar y ser amados. La compasión es la que nos ofrece la oportunidad de amar, por eso, si deseas seguir el camino que lleva al amor, debes conocer la naturaleza de la compasión. 

La compasión no es amor, aunque a veces confundamos una cosa con la otra, sino la absoluta bondad de la sabiduría que conoce la esencia del sufrimiento. En cambio, el amor es el gozo de la vida, tal como es. 

El poder de la compasión transforma el miedo. Para conocer la compasión, es necesario dejar de culpar a los demás, incluyéndose a uno mismo. Al hacerlo, aprendes a confiar en tu interior y tu corazón se abre permitiéndote conocer tu verdadera naturaleza, la cual ama sin miedo ni inseguridad.

Al desarrollar la serenidad, reconoce todo aquello que te hace estar de mal humor y elimínalo, hasta que sólo quede la serenidad en ti.

Reflexiona cada día un rato sobre lo siguiente: la verdad del amor es la verdad del universo. El amor es como la comprensión que se ilumina cada vez más a medida que contempla las numerosas verdades. Cuando en tu experiencia del amor conoces la verdad, esa misma verdad es la lámpara del alma que te revela los secretos de una terrible oscuridad.

Al afrontar los problemas de la vida, recuerda que estás simplemente iniciándote en los misterios del amor. Si te enfrentas a tus problemas con serenidad y amor, cada uno de estos misterios se te revelarán por sí solos.

miércoles, 27 de julio de 2016

“La tarde va unida a la mañana”


“Cuando os despertáis por la mañana, tenéis a veces el cerebro nublado y os resulta difícil encontrar nuevamente el contacto con los poderes creativos y luminosos de la vida. 

Esto depende mucho de la manera en que habéis vivido el día anterior y, en particular, las horas antes de acostaros.

La mañana va unida a la tarde, la tarde va unida a la mañana y cada momento debe estar preparado de antemano. 

Al igual que por la mañana debéis pensar en la tarde que viene, por la tarde debéis pensar también en la mañana siguiente. 

Es muy importante que por la noche, antes de dormiros, no os vayáis al otro mundo en cualquier estado interior, porque tenéis que presentaros ante potestades celestiales. 

Debéis pues prepararos para este viaje con el recogimiento y el silencio de vuestra alma. Y si, una vez acostados, sentís una perturbación, una angustia, no os quedéis en la cama. 

“10 Consejos que Recibimos Antes de Venir al Planeta”


Fragmentos extraídos de un libro sagrado budista.

10 consejos para poder estar preparado para la próxima vida:

1. Recibirás un cuerpo, puede gustarte o no, pero aunque no te guste, será tuyo todo el tiempo que estés en la Tierra, aprende a aceptarlo sea cual sea tu opinión sobre él.

2. Aprenderás lecciones, estarás inscrito de manera permanente a la escuela de la vida, por lo que cada día tendrás la oportunidad de aprender valiosas lecciones. Puedes amar esas lecciones o puedes en cambio considerarlas estúpidas e irrelevantes…

3. Nunca habrá errores, sólo y únicamente lecciones. El crecimiento es un proceso de ensayo y en el que tenemos que experimentar el error muchas veces. Los experimentos o experiencias fallidas son parte del proceso, así como las experiencias que nos instan a trabajar…

4. La lección se repetirá hasta que se aprenda, se presentará en diversas formas; y cuando la hayas aprendido, te moverás hacia la siguiente.

5. Las lecciones de aprendizaje son una tarea sin fin. No hay ninguna parte de la vida que no contenga lecciones. Si estás vivo, hay lecciones que deben ser aprendidas y enseñadas.

6. Siempre desearás estar mejor en otro lado, más que en el que estás, pero no encontrarás bienestar hasta que entiendas que el aquí es el único lugar.

7. Los otros son simplemente espejos de ti. No puedes amar u odiar algo de otra persona a menos que refleje algo que amas u odias en ti mismo.

martes, 26 de julio de 2016

“Neutralizar las corrientes negativas”


“La medicina continuará progresando y los laboratorios seguirán fabricando nuevos medicamentos. 

Pero continuará habiendo virus y microbios, el aire seguirá aún contaminado, los alimentos seguirán estando más o menos manipulados y, sobre todo, terribles tensiones psíquicas seguirán haciéndose sentir en el mundo. 

Así pues, tomad precauciones para no sucumbir.

Cualesquiera que fueren los acontecimientos, procurad preservar vuestro mundo interior. 

Acostumbraos a echar un vistazo dentro de vosotros mismos, varias veces al día, para aseguraros de que nada amenaza vuestro equilibrio, vuestra estabilidad. 

Aunque sólo podáis consagrar a ello uno o dos minutos cada vez, es suficiente, hacedlo. Y en cuanto sintáis un trastorno, una indisposición, intervenid.

Retiraos un momento a un lugar donde nadie pueda veros u oíros, cerrad los ojos, concentraos en una imagen que le hable a vuestra alma, pronunciad una fórmula que sepáis que va a ayudaros a volver a tomar posesión de vosotros mismos.

Si os encontráis en la calle, podéis deteneros delante del escaparate de una tienda, como si observarais los objetos que se exponen.