viernes, 2 de septiembre de 2016

8 REFLEXIONES DE ECKHART TOLLE QUE TE AYUDARÁN A SER MÁS FELIZ


UNA DE LAS VOCES MÁS PROMINENTES DE LA ESPIRITUALIDAD CONTEMPORÁNEA ES UNA BUENA FUENTE DE REFLEXIONES PARA ACERCARNOS A LA FELICIDAD

Si bien la felicidad es un bien que culturalmente nos exigimos, lo cual, como reflexionamos aquí, es algo triste, también es un estado al cual muchos desearíamos llegar (y lo antes posible). En todo caso, y no sin antes recordar que la felicidad es algo que se trabaja y no que sólo se obtiene, existen ciertos hacks mentales o reflexiones que sin duda pueden ayudarnos a cultivar dicho estado y a vivir mejor.

Cuando se trata de reflexiones nutritivas una de las voces más importantes de la última década es Eckhart Tolle, célebre autor del libro El poder del ahora (1999), al cual miles de personas reconocen como una herramienta especialmente valiosa para su desarrollo personal. A lo largo de las últimas 2 décadas este filósofo y pensador alemán se ha consolidado como uno de los "líderes espirituales" de nuestros tiempos.

Y entre las múltiples reflexiones que afloran en su obra o que comparte en sus charlas e intervenciones, hemos elegido ocho que fácilmente podrían inducir esos clics necesarios para acercarte a un estado de mayor plenitud y, por qué no, felicidad:

El ahora

Cuando te haces amigo del momento presente, te sientes como en casa dondequiera que estés. Si no te sientes cómodo en el ahora, te sentirás incómodo dondequiera que vayas.

Los problemas

La verdadera inteligencia actúa silenciosamente. Es en la quietud donde encontramos la creatividad y la solución a los problemas.

La alegría

Las cosas y las condiciones externas pueden darte placer, pero no pueden darte alegría. Nada puede darte alegría. La alegría no tiene causa y surge de adentro como alegría de ser.

La infelicidad

La causa principal de infelicidad nunca es la situación sino tus pensamientos sobre ella.

El amor verdadero

LAS CÉLULAS DEL CUERPO EMITEN LUZ ANTES DE MORIR, IGUAL QUE LAS SUPERNOVAS EN EL ESPACIO


UNO DE LOS DESCUBRIMIENTOS MÁS POÉTICOS DE LA HISTORIA DE LA ANATOMÍA: LAS CÉLULAS SON COMO PEQUEÑAS ESTRELLAS Y AL MORIR INTENSIFICAN SU IRRADIACIÓN DE LUZ

Do not go gentle into that good night.
Rage, rage against the dying of the light.

Dylan Thomas

El científico alemán Fritz Albert Popp, continuando el trabajo de Alexander Gurwitsch, logró comprobar hace más de 3 décadas que los seres humanos (y todo los seres) vivos emiten luz. Popp ha teorizado que estas emisiones de luz ultradébil, a las cuales designó como "biofotones", juegan un papel importante en la comunicación celular, articulando literalmente un lenguaje de luz que interviene en la organización de diferentes funciones. Sus descubrimientos sugieren que el nivel de coherencia de estas emisiones biofotónicas se correlaciona con el nivel de salud de un organismo y ciertas enfermedades pueden identificarse por patrones de emisión caótica, como explicó Popp en una entrevista a la periodista Lynne McTaggart, quien publicó esta información en su libro The Field. Recientemente, según publicó la revista de tecnología del MIT, el científico Sergey Mayburov confirmó que las emisiones biofotónicas intervienen en algún tipo de comunicación celular.

El origen de estos fotones almacenados en las células es altamente poético a la vez que simple y eficaz (en la naturaleza la poesía no está peleada con la economía). Popp cree que las células almacenan fotones del Sol y de los alimentos que consumen --siendo las plantas los organismos que mayor cantidad de emisión biofotónica presentan. En esto coincide con el premio Nobel Albert Szent-Györgyi, quien teorizó que la energía fundamental que llamamos vida es en realidad un circuito eléctrico que une al Sol con todos los organismos de la Tierra. De acuerdo con Szent-Györgyi: "Una célula requiere energía no sólo para realizar todas sus funciones sino para el mantenimiento de su estructura. Sin energía, la vida se extinguiría instantáneamente, y el tejido celular se colapsaría. La fuente de esta energía es la radiación del Sol".

Esta conexión entre la vida y la luz o entre las células y el Sol tiene un elegante detalle "microcósmico", según ha observado Popp. Estudiando diversas enfermedades, Popp y sus colegas descubrieron que cuando una célula está por morir emite una radiación biofotónica cientos de veces mayor a la que despide normalmente, algo que ha sido comparado con la explosiva muerte de las supernovas (estrellas masivas que emiten un enorme resplandor en su colapso gravitacional). Estudiando células bajo estrés Popp ha teorizado que esta emisión anómala de luz es un mecanismo de defensa para restablecer el equilibrio del sistema. Quizás la emisión de luz en las células mortecinas tenga un resultado similar a la explosión de las supernovas que contribuye a enriquecer el medio galáctico al diseminar elementos químicos pesados y formar nuevas estrellas. Ya que nuestro organismo está constantemente renovándose, podemos decir que millones de pequeñas estrellas mueren y nacen cada instante en nuestro cuerpo.

Esta bellísima coincidencia (que quizás no sea una coincidencia, sino la expresión de un mismo principio a diferente escala) nos hace pensar en la más antigua de las filosofías naturales, de la cual en gran medida nació lo que hoy llamamos ciencia y que nos parece tan lejana de este pensamiento de correspondencias. Esto es, la idea de una relación analógica entre el macrocosmos y el microcosmos (como es arriba, es abajo). Para la mayoría de las culturas antiguas, el ser humano y la naturaleza en su conjunto eran una imagen del cielo y los procesos fisiológicos y psicológicos de todos los seres vivos en la Tierra estaban estrechamente vinculados con los procesos cósmicos. Esto es una forma sencilla, pero no por ello menos elegante, de explicar la unidad de todas las cosas. Una misma energía original que se imprime en todas las cosas pero a diferente magnitud.

Los antiguos chinos derivaron su medicina del movimiento creativo del cosmos (el taiji, que es precedido por lo inmanifiesto e ilimitado wuji)... y 3 mil años después esta medicina, que es sobre todo una filosofía, sigue practicándose con efectividad. Se ha sugerido que los "acupuntos" en el cuerpo humano utilizados por la acupuntura guardan cierta relación con las constelaciones en el cielo (el hombre es un pequeño universo). Y, por supuesto, cada una de las cinco estructuras anatómicas fundamentales y sus órganos relacionados están ligados directamente con uno de los cinco planetas.

jueves, 1 de septiembre de 2016

¿Es una utopía el Regreso al Hogar; cuál es nuestro verdadero Hogar (Entrevista a Emilio Carrillo)


Si para "Recordar" quién soy es necesaria la dualidad y para "Olvidarme" es necesario estar en Unidad, en ese AMOR INCONDICIONAL, ¿es una utopía el Regreso al Hogar de manera eterna ya que todo es un proceso cíclico de experimentación (recuerdo-olvido-recuerdo-olvido)? Entonces, si somos impermanentes, si nuestro principio es a la vez nuestro final, si nunca nos quedamos “en casa”, ¿cuál es nuestro verdadero Hogar?

Nuestro verdadero Hogar es el Aquí-Ahora. El Hogar no es un espacio físico, no es un sitio donde tengamos que estar, no es ni siquiera una especie de sentimiento o emoción. El Hogar es el momento presente. ¿Por qué? Porque el momento presente es la vida. El pasado no es la vida. Lo fue cuando fue presente, pero ya no lo es. El futuro… ni siquiera alguna vez ha sido real. La Vida es nuestro Hogar. Es elemental, pero desde la mente esto te tambalea. La vida es vivir viviendo el momento presente.

La gente empieza a hablar contigo y mantienes una conversación con ella, pero te das cuenta que, de pronto, esa persona se ha ido. Hay un momento de la conversación que ya no está ahí. Sí, está ahí aparentemente, pero no lo está porque alguna cosa que has compartido le ha llevado mentalmente a un recuerdo de “no sé qué” y ese pensamiento la ha situado en otro lugar. Y tú, estando delante, te has convertido en invisible para ella.

La gente va por la calle y sí, está aparentemente en la calle, pero es sencillo darte cuenta que no lo están. Las personas cuando pasean, por cualquier plaza, por cualquier calle de cualquier ciudad, están ausentes, sumidas en sus pensamientos, en otro lugar. Nada más que hay que mirarlas a los ojos. Esas personas no están ahí. Vete a saber dónde están: en el trabajo, peleándose con la pareja… No están ahí.

Esto es totalmente absurdo. Lo consideramos normal cuando no lo es. Es frecuente, pero no es normal. Hay cosas frecuentes que son profundamente anormales; y hay cosas normales que son muy infrecuentes. Vivir en ese mundo absurdo de la mente, de estos vaivenes que acabo de comentar, es frecuente, pero profundamente anormal. El Aquí y Ahora es la vida.

Entonces, cuando la gente me habla del Hogar, del Amor, de “no sé qué”, de “no sé cuanto”… ¡Vive, vive! Es la vida. ¿Qué es lo que somos? ¿Tú qué eres? ¿Yo qué soy? Ese conductor al que hago referencia lo podemos llamar de muchas formas: consciencia, espíritu, alma, amor, energía. Pero, realmente, ¿qué es, más allá de los nombres que le queramos dar? Es Vida: vivo, existo, soy.

El Aquí-Ahora, el momento presente, tiene dos dimensiones: la dimensión que podemos denominar superficial y la dimensión que podemos llamar subyacente. La dimensión superficial del momento presente es aquella parte del momento presente que va cambiando de momento en momento. Tú y yo llevamos ya una hora aproximadamente hablando y de momento en momento han ido cambiando las cosas: mi postura, la mano, el movimiento de cabeza, las palabras que he utilizado, tu movimiento… Sin embargo, el momento presente tiene una dimensión subyacente: aquello que de momento en momento no cambia, aquello que es inmutable, aquello que no varía, aquello que era, es y sigue siendo igual de momento en momento. Aquello que cuando tú y yo nos sentamos a iniciar la conversación estaba ahí y de momento en momento sigue estando sin cambio. Y cuando terminemos esta conversación y cerremos Skype, seguirá estando.

Y la pregunta que hace la mente es: ‘¿Y qué es eso que no cambia? ¿Qué es eso que permanece inmutable? ¿Cuál es el contenido de la dimensión subyacente del momento presente?’. 

Muy sencillo. El hecho de que yo vivo. Yo vivía y existía cuando comenzamos esta conversación. Yo vivo y existo en cada momento que se ha ido desplegando nuestra conversación. Ahora, en este momento presente, vivo, existo, soy. Y cuando terminemos, vivo, existo, soy. Y, además, como la muerte es un imposible porque es el coche “el que muere”, pero el conductor nunca muere, eso significa que por los siglos de los siglos Yo Soy: vivo, existo, soy... fuera del tiempo y del espacio. En cada momento, eso no cambia. La dimensión superficial sí, cambia mucho. Pero Yo no.

Cuando percibimos esto, podemos percatarnos igualmente de lo siguiente. Cuando te das cuenta de que Tú Eres, que Yo Soy y sigo siendo de momento en momento, te percatas de un hecho que a la mente la distorsiona tremendamente. Y es que la vida existe porque yo existo. Si yo no existiera, tú no existirías. Si yo no existiera, los demás no existirían. Si yo no existiera, la vida no existiría. Ante esto, ¿qué es lo que nos dice la mente?: ‘No Emilio, no. Estás equivocado. Si tú no existes, el mundo continúa existiendo. Si tú no existes, la vida sigue’. Pues no. Eso es una falacia mental. Si yo no existo, tú has dejado de existir. Te has diluido. Tu presunta existencia es un juego mental. Si yo dejara de existir, la vida entera dejaría de existir conmigo. Mi existencia es infinita y eterna.

En los textos antiguos, por ejemplo en la Biblia cristiana, a la divinidad se le asocia al Yo Soy. Y muchas corrientes conscienciales más recientes (Saint Germain, por ejemplo) insistieron mucho en el Yo Soy. Esto es el Yo Soy. El Yo Soy es percatarte de lo que tú eres, de que existes, de que vives, de que tú eres la vida. Y la vida está en el momento presente, en el Aquí-Ahora. No está en el antes, ni en el después. Éste es tu Hogar. Y tú y yo, Aquí-Ahora, estamos compartiendo esta charla por Skype encarnados en seres humanos. Éste es nuestro Hogar: el aquí-ahora, la vida. No hay otro Hogar. No hay un sitio donde ir, al que llegar.

Por supuesto que de momento en momento, tú y yo, que no cambiaremos nunca (vivo, existo, soy), estaremos en muchos sitios. Y hemos estado en muchísimos sitios. Y en otros mundos, en otros planos... Pero ahora la vida es ésta. Puede ser incluso que seamos multidimensionales, pero tú y yo ahora la consciencia que tenemos es de este momento aquí y ahora. Y éste es nuestro Hogar. Este espacio sagrado de libertad. Este sitio que está siempre leno de Amor y donde puedo moverme en libertad y decidir y modular (salvo que los sistemas de creencias y los viajes mentales por el tiempo me tengan aturdido) la frecuencia vibracional de las actitudes con las que vivo las experiencias cotidianas y las acciones que derivan de esas actitudes.

Una persona que ha profundizado mucho en la práctica del Aquí y Ahora es Eckhart Tolle. Voy a utilizar dos palabras que, a modo de mantra, se pueden tomar de la obra de Tolle para no olvidar lo que estamos compartiendo, para que esté presente en tu vida. Y son dos palabras muy sencillas traducidas al castellano: alerta y espacio.

¿Qué es eso de alerta? 

No olvidar lo que eres. No olvidar que existes. No olvidar el Yo Soy. Eso es estar alerta. En tu vida pasan cosas. Unas, tu mente las califica de placenteras. Otras, de turbulencias. Vale, ahí están. Incluso en tu cuerpo físico puede aparecer la enfermedad, el dolor o el placer. Eso va a ir mutando. Eso va a ir cambiando. De momento en momento va a haber cambios.

¿Qué es lo que no cambia? 

Tomando la responsabilidad de los cambios



¿Cómo se cambian entonces las realidades a nivel macro? Muy sencillo, a partir del concepto de masa crítica, es decir, que cuando un cierto número de personas cambian sus realidades personales, y suman la energía y consciencia necesaria para cambiar la realidad consensuada, partiendo de un cambio en el inconsciente colectivo de la humanidad.

¿Porqué tenemos que hacer este cambio de realidad entre todos y no puede hacerlo una sola persona que consiga destapar todo su potencial y hacer el trabajo por los demás? Es decir, si vivimos en una realidad que es totalmente modificable y manipulable a partir del potencial de nuestra mónada, ¿no sería suficiente que una sola de ellas hiciera el trabajo a través de una sola persona que la lograra manifestar en su totalidad?

Cuestión de crecimiento y aprendizaje

A nadie que llega a los niveles evolutivos necesarios para poder modificar y aplicar todo su potencial sin restricciones a la modificación instantánea de su realidad personal se le escapa el enorme trabajo de crecimiento interior y transformación personal que esto representa y requiere, y la enorme responsabilidad que se adquiere, para con el resto, cuando eso sucede. Esto, de una forma u otra, es una escuela, donde todos estamos por decisión propia matriculados, ya que fue una decisión consciente de aquello que somos realmente estar donde estamos ahora. De esa misma manera, si uno llega a esos niveles de consciencia donde te das cuenta de esto, también te das cuenta que no puedes cambiar las reglas consensuadas y aceptadas del decorado y del holograma, pues son las que permiten a otros tener los detonantes y catalizadores necesarios para alcanzar ese mismo estadio de crecimiento al que tu has llegado.

Todos los que estamos encarnando en la Tierra en estos momentos (o lo han estado en otros), podemos tener acceso a la visión que tiene nuestro Yo Superior o estratos superiores de cada uno sobre cómo es el “juego” en el que nos metemos. Está diseñado de esa forma para que el tablero en el cual experimentamos la vida sea lo más eficiente posible. Lo que percibimos como control, negatividad, crisis, problemas, son, desde otros niveles más elevados, oportunidades. A medida que avanza el tiempo lineal y se acercan posibilidades de “cambio evolutivo”, se requiere que, el nivel de dificultad, para muchos, se incremente. Eso se manifiesta en realidades, para algunos, más duras. Pero, desde puntos de vista más allá de la personalidad, todo es una proyección holocuántica creada por todos nosotros, increíblemente complicada, multinivel y multidimensional, en la cual obtenemos todo lo que necesitamos para poder trascender este ciclo. En general, no se puede permitir que cambien mucho las reglas del juego, si no las cambiamos entre todos, pues son estas precisamente las que nos hacen evolucionar con extrema rapidez.

Todo tiene una razón de ser

Precisamente el hecho de que el mundo en el que encarnamos esté tan controlado y manipulado, es lo que permite que podamos parametrizar nuestras vidas con lecciones sobre solidaridad, compañerismo, ayuda incondicional, tolerancia, amor, comprensión, serenidad, paciencia, empatía, etc. De lo contrario seria imposible imponer este tipo de aprendizaje si no hubiera piezas en el tablero, a todos los niveles, que permitieran crear las circunstancias para que esas lecciones y aprendizajes tuvieran lugar.

Aun así, tenemos todos plena libertad para crear la realidad personal e individual que deseamos, de ahí todo lo que os he explicado en los dos artículos anteriores sobre el potencial que tenemos latente y la realidad consensuada. El tablero de juego tiene unas normas, pero quien no desea verse afectado por ellas no lo es cuando llega al nivel evolutivo y de consciencia en el que las entiende, en los diferentes niveles multidimensionales en los que estas normas aplican, por lo tanto, a partir de ahí, pocas  manipulaciones del tipo que sea llegan a influirle o a crear disrupciones importantes en su existencia, si esa persona es capaz de trascenderlas tras haber comprendido su finalidad. Todo depende del nivel de conciencia y comprensión de la realidad que desarrolle cada persona gracias a su propio esfuerzo y procesos de alquimia interior.

¿Ayuda externa?

El cariño


El cariño es una energía muy poderosa que se genera y se transmite a través de seres vivos. Es calidez, reconfortamiento, alimento del alma. Es la dimensión refinada del amor.
Se genera en la cercanía, en la proximidad, pero también se puede reconocer en la lejanía, en la distancia, porque su poder es palpable y familiar. El cariño es la dosificación de un amor expansivo llevado a la práctica. Convierte cualquier tipo de relación, o interactuación, en una atmósfera agradable y acogedora.
Es una esfera donde no gobiernan las emociones negativas o los sentimientos generados por el odio o el rencor. Nace de la claridad mental y de un corazón distendido y no contraído. Es la comunicación de seres más elocuente, donde su profundidad alcanza grados de comprensión lejos de razonamientos y lógicas aplastantes.

En ausencia de cariño se marchita el espíritu, el mundo deja de ser un hogar y la desconfianza puede comenzar a brotar. El cariño es la lumbre que derrite el frío constante al relacionarnos, propulsa el ánimo y enciende un sentimiento de unicidad que elimina asperezas y roces. Es la primera comunicación directa de una madre con su hijo, la manera de entenderse una enfermera con sus pacientes, el empuje de un maestro para transmitir a sus alumnos, los signos de muestra de un animal con su dueño, la energía que siente una planta al ser regada con cariño.
El cariño es la señal de sentirnos queridos y considerados noble y sanamente. Se evapora el temor, se esfuman los miedos. En darlo ya lo estamos recibiendo, siempre y cuando sea de corazón y no por exposición, porque nos colma, nos satura de una cualidad especial en donde dejamos a un lado las diferencias para fundirnos en un plano emocional que nos completa e integra.
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El cariño encuentra muchas vías para manifestarse. Desde el afecto, la caricia, un silencio expresivo o un inminente abrazo. Pero ni todo el mundo está preparado para mostrarlo, ni todo el mundo está capacitado para recibirlo. En el momento en que transmitimos cariño el mundo se detiene, la mente se silencia y erupciona dentro de nosotros una rebosante sensación de plenitud que queremos hacer llegar y compartir.
En la entrega de cariño no todo son gestos afectuosos, también hay cabida para las restricciones, las negativas y las muestras de firmeza con carácter constructivo, porque a veces es el canal en el que podemos hacer llegar un cariño arropado de vestiduras que reconduzcan una situación.
Mostrar cariño no es signo de debilidad, como tampoco lo es saber reconocerlo y valorarlo. El cariño mostrado es una extensión de nuestro bienestar emocional, una irradiación de nuestra esencia más cercana y benévola, la propagación de una llama de nuestra hoguera interior. Si nuestro corazón está cristalizado, no somos ni huésped ni anfitrión del cariño. Si estamos acorazados de miedo y temor, no estamos capacitados para abrir nuestros brazos, y menos aún, recibir o dar un abrazo.
El cariño debería de ser nuestro principal lenguaje a la hora de entendernos con nuestro entorno. En lo que decimos, las maneras, los gestos… Todo puede estar rociado de cariño, endulzado de esta cualidad que no tiene mayor misterio que el de transmitir lo mejor de nosotros a todo ser y criatura que, al igual que nosotros, desea y anhela sentirse querido, añorado y envuelto bajo el manto del cariño.

miércoles, 31 de agosto de 2016

El tiempo, la ilusión de lo ilimitado


Dice una cita de Han Shan que nadie puede beber el agua de un espejismo. Ese charco en el desierto que a lo lejos nos parece tan real se difumina conforme nos acercamos hasta que, al estar lo suficientemente cerca, nos damos cuenta de que realmente no existe: el agua no era más que una ilusión, un deseo.
Algo similar ocurre con el tiempo y la vida. Desde lejos parece no acabarse nunca, vemos el fin del mismo como algo lejano que no sucederá próximamente pero, conforme nos vamos acercando, vamos haciéndonos conscientes de que así como el charco no era real, la ilusión infinita del tiempo, tampoco lo es.
La vida está cargada de ilusión y de espejismos que nos hacen ver lo ficticio como si fuese real o lo finito como ilimitado. Aunque somos conscientes de muchas de las ilusiones que nos rodean, vivimos como si fuesen ajenas a nosotros, dejándonos llevar por la belleza del espejismo que nuestros ojos ven y al que nuestra mente de forma silenciosa se aferra para calmar el miedo.

La ilusión de lo infinito

Uno de los espejismos más comunes en nuestras vidas es el que atañe al tiempo. Todos somos conscientes de que nuestros días y los de nuestros seres queridos algún día terminarán. Sin embargo,vivimos como si el tiempo fuese un camino que nunca llegará a su fin.
Finalmente ¿Qué es el éxito?
Siempre estamos muy ocupados, muy cansados o simplemente no encontramos el momento para hacer aquello que no borramos de nuestra agenda porque lo deseamos, pero que posponemos una y otra vez. Quedar con una amiga que hace tiempo que no vemos, recordarle lo que sentimos a esa persona especial, apuntarnos a esa actividad que tanta ilusión nos hace o hacer el viaje que siempre quisimos son actividades valiosas que posponemos “para cuando tengamos tiempo”.
Pasan los días, las semanas, los meses y algunas de las metas vitales que perseguimos son alcanzadas mientras que otras quedan relegadas y pospuestas “hasta que tengamos tiempo” para ellas. Pero a veces, ese tiempo, nunca llega.

Aunque le hagamos el vacío, la muerte nos alcanzará igualmente

Sea o no de nuestro agrado lo único seguro que tiene la vida es la muerte. Es difícil aceptar este hecho y para sobrellevarlo tendemos a utilizar algunas estrategias que alivien la presión de esta verdad como, por ejemplo, la idea de una vida más allá, evitar pensar en la muerte o creer que son muchos los días que aún nos quedan.
No podemos vivir continuamente pensando que hoy será nuestro último día, ni podemos vivir aterrados con la llegada de la muerte. Pese a ello, sí podemos tomar consciencia de que, tarde o temprano, nosotros moriremos, al igual que las personas a las que queremos.
barca-transitando-muerte
¿Alguna vez has pensado en tu muerte?, ¿cómo sería tu funeral, qué personas acudirían y qué te dirían una vez muerto? Si supieses que tu muerte es inminente y tus días llegan ya a su fin ¿qué metas se quedarían pendientes?, ¿con quién te hubiese gustado compartir tus últimos momentos?, ¿qué no has hecho o dicho aún y te hubiera gustado hacer antes de morir?

No gastes la vida para perder libertad

El ex presidente de Uruguay, José Mujica, dijo en uno de sus famosos vídeos: “la única cosa que no se puede comprar es la vida. La vida se gasta. Y es miserable gastar la vida para perder libertad“. Con este mensaje tan potente nos recuerda el valor de la vida.
La vida pasa, se gasta y no regresa. El tiempo es demasiado valioso para malgastarlo persiguiendo metas que no concuerdan con nuestros objetivos vitales. Dentro de nuestro margen de maniobra debemos invertir el tiempo en aquello que para nosotros es valioso.
En la sociedad en la que vivimos, si queremos poder comprar bienes y servicios básicos, debemos trabajar. Necesitamos dinero para muchas de las cosas que necesitamos en el día a día. El dinero nos permite vivir pero, en contra del famoso dicho, no nos da la felicidad.

Llena la vida de significado

No dejes que nadie te haga creer que no mereces lo que deseas


Haz oídos sordos al “tú no sabes”, “tú no mereces” o “tú no puedes”. El primer paso del crecimiento personal es la liberación de todo aquello que vulnera y que cercena, porque si tú sabes lo que eres y lo que vales, debes hacer lo posible por alcanzar aquello que sí mereces: la felicidad.
En la millonaria industria del crecimiento personal se bordea siempre a través de los cursos de coaching, de los libros y las conferencias, en ese complejo océano que supone el logro de la felicidad. No obstante, a veces, acabamos desesperados. Nos preguntamos si esa búsqueda por el equilibrio, la calma y el logro no será más que un Santo Grial, una entelequia inalcanzable.
Podríamos decir sin equivocarnos que no existe una teoría acertada sobre la felicidad. En realidad, existen muchas. Lo único que hay que hacer es coger ingredientes de todas ellas para crear nuestra propia fórmula en base a esas complejidades y necesidades que nos definen, sin olvidarnos, eso sí, incluir un aditivo más: la valentía.
Porque aquello que mereces está más allá de las fronteras del miedo. Más allá de los vetos de quienes ponen hilos a las fisuras de tus inseguridades. Quítales poder y empieza a modificar tus estilos cognitivos para tomar las riendas de estos mares convulsos que nos alejan de nuestras islas de calma. De nuestra auténticas identidades.
Te proponemos ahondar con nosotros en estas cuestiones.
mujer triste

Cuando olvidas aquello que mereces y te vuelves invisible

A veces ocurre. Ocurre que nos volvemos invisibles, que nuestra voz se convierte en el eco de otras voces o que nuestras necesidades y deseos, desaparecen para mutar en otros nuevos que encajan mejor en las expectativas ajenas. No sabemos muy bien cómo ha empezado todo, pero lo que sí percibimos es el dolor al respirar y la corriente fría de esa autoestima tan raída, tan maltratada.
Podríamos echarle la culpa a nuestra familia, tan tóxica y egoísta. Podríamos también responsabilizar de nuestra infelicidad a esa relación afectiva tan caótica y dolorosa. Sin embargo, y aunque suene duro, la responsabilidad es solo nuestra. No es el entorno quien nos genera ansiedad es el modo en que nos vinculamos a dichos escenarios, a dichas personas hasta el punto de volvernos invisibles, de volvernos cautivos del miedo.
Hay que tomar concienciadebemos dejar a un lado lo que sentimos para recordar lo que merecemos.Algo así solo se consigue siendo plenamente responsables de nosotros mismos. Los pensamientos rumiantes y la indecisión nos hacen caer en los abismos del miedo hasta el punto de permitir que sean otros quienes decidan por nosotros. Otros quienes nos te dicten qué mereces y qué no.
hombre-lobo
No lo permitas: viste armaduras que tengan tu talla, calza suelas más fuertes  y camina por un nuevo sendero vital habitado por la responsabilidad personal y la determinación. Mereces aquello que deseas.

Quitar poder a quien te roba libertades