Si la tormenta solar extrema de julio de 2012 se hubiera adelantado solo unos días, habría golpeado de lleno la Tierra y «todavía estaríamos recogiendo los pedazos», aseguran los científicos. Su impacto económico sería equivalente al de 20 huracanes como el Katrina
La nube procedente de una
tormenta solar extrema, la más poderosa en los últimos 150 años, atravesó la órbita de la Tierra el 23 de julio de 2012, hace ahora dos años. De haber ocurrido una semana antes, habría impactado de lleno contra nuestro planeta. El riesgo de que esto ocurra en los próximos diez años es del 12%.
«Si nos hubiera golpeado, todavía estaríamos
recogiendo los pedazos», dice Daniel Baker, de la Universidad de Colorado. Baker, junto con colegas de la NASA y de otras universidades, publicó un estudio sobre la tormenta en la edición de diciembre 2013 de la revista Clima Espacial. Su artículo, titulado
«Un gran evento eruptivo solar en julio de 2012», describe cómo una poderosa eyección de masa coronal (CME) atravesó la órbita de la Tierra el 23 de julio de 2012. Afortunadamente la Tierra no estaba allí. En cambio, la nube de tormenta golpeó la nave espacial STEREO.
«Estoy más convencido que nunca tras nuestros estudios recientes de que la Tierra y sus habitantes fueron increíblemente afortunados de que la erupción de 2012 ocurriera cuando lo hizo», dice Baker. «Si la erupción se hubiera producido sólo una semana antes, la Tierra habría estado en la línea de fuego».
Las tormentas solares extremas representan una amenaza para todas las formas de alta tecnología. Comienzan con una explosión - una llamarada solar- en el dosel magnético de una mancha solar. Los rayos X y la radiación ultravioleta extrema llegan a la Tierra a la velocidad de la luz, ionizando las capas superiores de nuestra atmósfera; los efectos secundarios de esta explosión solar incluyen apagones de radio y errores de navegación GPS. Minutos u horas más tarde, llegan las
partículas energéticas. Moviéndose sólo ligeramente más lentos que la propia luz, los electrones y los protones acelerados por la explosión pueden electrificar satélites y dañar sus componentes electrónicos.
Luego vienen las CMEs, nubes de mil millones de toneladas de plasma magnetizado que tardan un día o más en cruzar la distancia del Sol a la Tierra. Los analistas creen que el impacto directo de una CME extremo como el que se perdió la Tierra en julio de 2012 podría provocarapagones generalizados, desactivando todo lo que se conecta a un enchufe de pared, informa la NASA.
Antes de julio de 2012, cuando los investigadores hablaban de las tormentas solares extremas, se referían al emblemático evento Carrington de septiembre 1859, en homenaje al astrónomo inglés Richard Carrington que vio aquella eyección con sus propios ojos. En los días que siguieron a su observación, una serie de poderosas CME golpeó la Tierra con una potencia que no había sentido antes o desde entonces. Tormentas geomagnéticas intensas provocaron auroras hasta el sur de Cuba y estropearon líneas telegráficas mundiales, prendiendo fuego a algunas oficinas de telégrafos y deshabilitando así la 'Internet victoriana'.
20 veces peor que el Katrina
Una tormenta similar en la actualidad podrían tener un efecto catastrófico. Según un estudio de la Academia Nacional de Ciencias, el impacto económico total podría exceder los 2.000 millones de dólares en Estados Unidos o 20 veces mayor que los costes del huracán Katrina.
«En mi opinión, la tormenta de julio 2012 fue en todos los aspectos al menos tan fuerte como el evento Carrington de 1859», dice Baker. «La única diferencia es que se perdió».