Algunas de las explicaciones que suelen darse para comprender el Registro Akáshico son: lugar donde se inscribe la historia personal de cada alma encarnada en la Tierra; memoria universal de la existencia; espacio multidimensional que de alguna forma archiva las experiencias del alma, pero incluyendo todos los conocimientos y las experiencias de vidas pasadas, la presente e incluso posibles escenarios futuros. Nada se pierde; todo coexiste en los distintos planos de la línea multidimensional.
Estos registros guardan estrecha relación con las “Tablas de Thoth” en Egipto, el “Libro de la vida” en la Biblia, la “Tabla Eterna” en el Islam y el “Banco Psi” para los Mayas. Los semitas, los árabes, los asirios, los fenicios, los babilonios y los hebreos creían en estos Registros, como tabletas celestiales con la historia de la humanidad y toda su información espiritual. Se cree que los registros podían consultarlos los iniciados y sacerdotes de la antigüedad, en templos sagrados, para ayudar a la evolución del hombre y entender nuestra conexión con los Seres de Luz y con Dios.
Quizás una de las mejores formas de entender claramente qué son los Registros Akáshicos es la siguiente definición: Memoria de todo lo que ha acontecido desde el inicio de los tiempos que estaría registrada en el éter, fluido intangible, impalpable y sutil que los hinduistas creían que penetraba el universo como vehículo del sonido y la vida. En estos registros se almacena todo lo acontecido, desde el inicio de los tiempos, y los conocimientos del universo en su totalidad.
En el plano individual, planetario y universal existen frecuencias vibratorias distintas. La energía de los Registros Akashicos contiene potencialidades que el Alma tiene, en esencia, para su propia evolución en esta vida y su “verdadera razón de ser”, dentro del sentido de la existencia.