miércoles, 23 de septiembre de 2015

Las cuatro leyes de la espiritualidad


Dicen que existe un breve momento en la vida en el que te sientes más perdido que nunca y que ese es el momento de un encuentro. Un encuentro contigo mismo, con tus abismos, con tus miedos, con tu alma.

La espiritualidad va más allá de lo material y lo terrenal. No es una religión ni una doctrina, la espiritualidad es cuidar y mimar nuestro interior, dejar que nuestro corazón salte los abismos que crea nuestra mente y cultivar nuestros valores humildemente.

Dicen que si este texto llega a tus manos, no es por casualidad, sino porque hay algo que necesitas comprender. Estas son las cuatro leyes de la espiritualidad de la filosofía hindú…

1. La persona que llega a tu vida siempre es la persona correcta

Cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevan mucho pero, no habrá quien no deje nada. Esta es la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.

Jorge Luis Borges

Nadie llega a nuestra vida por casualidad. Todas las personas que nos rodean están ahí por algo, incluso las personas tóxicas. En cada intercambio y en cada momento, todos nos aportamos algo.

Vivimos en un mundo con tonalidades grises. No todos somos siempre alumnos o siempre maestros. Cada uno de nosotros aporta algo positivo, aunque sea a través de un rasgo negativo, como por ejemplo algo que no aguantamos o que nos hace daño.

Las personas somos siempre linternas en la oscuridad. Hay personas más representativas que otras pero todas, sin excepción, tienen algo que decirnos. Por eso, con el tiempo llegamos a agradecer las piedras de nuestro camino, tales como que alguien nos complicara la existencia en un momento dado o que nos apoyara fielmente.

Todo, absolutamente todo, suma en la vida. Esta es la razón por la que debemos tener una buena predisposición hacia los demás y no desestimar ningún aprendizaje.

2. Lo que sucede es la única cosa que podría haber sucedido

Somos una casualidad llena de intención

Nada de lo que acontece en nuestras vidas podría haber sido de otra forma. Desde que pasó lo que pasó ya es lo único que podía haber pasado. Lo que nos sucede es lo que nos tiene que suceder, lo adecuado en cada momento y a través de lo cual tenemos que extraer un significado concreto.

Estamos acostumbrados a pensar en lo que podría haber sido, en crear situaciones hipotéticas en las que actuábamos de otra manera y, como consecuencia, obteníamos otro resultado.

Cada cambio genera situaciones impredecibles, por esto, debemos aceptar que lo que sucede ya lo ha hecho y no hay otras posibilidades. Lo hecho, hecho está. Cada uno de nuestros comportamientos generará en nuestro entorno una cadena secuencial de acontecimientos que marcan nuestro camino.

No nos amarguemos con lo que podíamos haber hecho y no hicimos, cada cosa tiene su momento y lleva su tiempo asumir los aprendizajes necesarios. Como dicen, no puedes hacer una maratón si antes no caminaste y no puedes caminar si antes no gateaste. En definitiva, no podemos evitar dar los pasos necesarios en la vida.

3. Cualquier momento en el que algo comience es el momento correcto.

“Las emociones afectan a nuestra genética”.

Dan Winter

Dan Winter, físico, psicofisiólogo, músico, investigador poligráfico, analista de sistemas IBM

56 años. Nací en Nueva York y vivo en el campo, en el sur de Francia. Tengo pareja. El éxtasis, la felicidad, las experiencias pico… son absolutamente necesarios para la salud y son pura física. Mis conocimientos como ingeniero eléctrico conforman mi idea religiosa


Sabe esa aureola  que les ponen a los santos…? Es pura ciencia.

¿Se puede ver y medir?

Uno de mis colegas, el profesor Konstantin Korotkov, catedrático de la Universidad de San Petersburgo, ha creado un aparato, el GDV (visualización por descarga de gas), que conectado a la punta de los dedos ya un ordenador muestra el aura de todo el cuerpo; es decir, el campo energético.

¿…?

Están utilizándolo ya más de 10.000 médicos, incluida la asociación médica estadounidense. Con el GDV obtenemos información sobre el estado físico y psicológico del paciente. Nos permite abordar un nuevo nivel del ser humano, el energético.

Póngame un ejemplo concreto de lo que puede medir el GDV.

La empatía entre las personas: vemos cómo el aura de las parejas bien avenidas se mue- ve entre los dos cuerpos; y también cómo la gente que toma drogas, legales o ilegales, tiene agujeros en su aura.


Columna Dan Winter¿Y usted investiga con eso?

Sí. Entre otras cosas, con lo que ocurre con el aura tras la muerte.

Creo que tendremos que ir despacio.

Cuando morimos, el campo eléctrico, o lo que llamamos vida, sale del cuerpo. Las constantes de Kluver (un científico que se dedicó a investigar las experiencias cercanas a la muerte) es lo que la gente suele ver cuando muere. Se trata de un patrón de simetrías.

¿Todos ven lo mismo?

Sí, primero ven una rejilla, luego una especie de telaraña, un túnel y finalmente una espiral. Lo que hemos descubierto es que esos cuatro pasos  se corresponden con la geometría de pliegues de nuestro ADN.

¿Y?

Nosotros somos un colectivo de 3 billones de células, y probablemente cuando morimos nuestro campo electromagnético se va hacia el centro de cada una de esas células, nuestro ADN, para luego salir de nuestro cuerpo. Adónde llegue después depende del grado de fractalidad del entorno en que morimos y de nuestra preparación; puede llegar a cualquier punto del universo.

Defíname fractalidad.

Una rosa, un helecho, una piña, las muñecas rusas…, es decir: el interior tiene exactamente la misma forma que el exterior, y eso es lo que produce la fuerza centrante, la implosión, lo que provoca que todo se mantenga alrededor de un centro, incluido  nuestro campo electromagnético. En realidad, la fractalidad es lo que genera la gravedad.

¿Todo se pliega sobre sí mismo?

martes, 22 de septiembre de 2015

Los combustibles fósiles acaban de perder la carrera contra la energía renovable



De acuerdo al fundador de la BNEF, Michael Liebreich, el sistema eléctrico está cambiando y se hará cada vez más limpio y esto podría ser el principio del fin para los combustibles fósiles. Cada vez más, la energía eólica y solar se están haciendo más baratas, incluso en muchos sitios hoy se encuentran a la par que el precio de la red eléctrica tradicional. Si bien la energía solar ocupa solamente un 1% del mercado eléctrico,para el año 2050 podría ser el principal recurso del mundo.

Marian Kow - Es AMOR


Es AMOR, lo que falta es AMOR...

Todo se trata del AMOR.....

No se puede resumir mejor el mal que aqueja este mundo.
Os dejo con esta hermosa canción en un ritmo roquero inmejorable.




Ismael

Eckhart Tolle: ¿Quién ve el ego? Nuestro ego. - La abundancia


Nuestro sentido de lo que somos determina cuáles han de ser nuestras necesidades y las cosas a las cuales les atribuiremos importancia en la vida; y todo aquello que nos parezca importante tendrá el poder de perturbarnos e irritarnos. Esto se puede utilizar como criterio para descubrir hasta qué punto nos conocemos a nosotros mismos. Lo que nos importa no es necesariamente lo que expresamos ni aquello en lo cual creemos, sino aquello que se manifiesta como serio e importante a través de nuestros actos y de nuestras reacciones.

Entonces conviene preguntarnos: “¿Cuáles son las cosas que me irritan y me alteran?” Si las nimiedades tienen el poder para molestarnos, entonces eso es exactamente lo que creemos ser: un ser insignificante. Esa será nuestra noción inconsciente. ¿Cuáles son las cosas insignificantes? En últimas, todas las cosas son insignificantes, porque todas las cosas son transitorias.

Podemos decir, “sé que soy un espíritu inmortal”, o “estoy cansado de este mundo de locos y lo único que deseo es paz”, hasta cuando suena el teléfono. Malas noticias: hubo un colapso de la bolsa de valores; se dañó el negocio; se robaron el automóvil; llegó la suegra; se canceló el viaje; se canceló el contrato; el compañero se ha ido; piden más dinero; dicen que es culpa nuestra. Entonces se levanta en nuestro interior una oleada de ira o ansiedad. La voz se torna dura: “no soporto más esto”. Acusamos, culpamos, atacamos, nos defendemos o nos justificamos, y todo eso sucede en piloto automático.
Obviamente hay algo más importante para nosotros que la paz interior que pedíamos hace un momento, y tampoco somos ya un espíritu inmortal. El negocio, el dinero, el contrato, la pérdida o la amenaza de pérdida son más importantes. ¿Para quién? ¿Para el espíritu inmortal que dijimos ser? No, para mí. Para ese pequeño yo que busca la seguridad o la realización en cosas transitorias y que se enoja o se pone nervioso cuando no las encuentra. Bueno, por lo menos ahora sabemos quiénes creemos ser realmente.

Si la paz es realmente lo que deseamos, debemos elegir la paz. Si la paz fuera más importante para nosotros que todo lo demás y si supiéramos de verdad que somos espíritu en lugar de un pequeño yo, no reaccionaríamos sino que nos mantendríamos totalmente alertas frente a situaciones o personas difíciles.
Aceptaríamos inmediatamente la situación y nos haríamos uno con ella en lugar de separarnos de ella. Entonces, a partir del estado de alerta, vendría la reacción. Sería una reacción proveniente de lo que somos (conciencia) y no de lo que creemos ser (el pequeño yo). Sería entonces una respuesta poderosa y eficaz que no convertiría a la persona o a la situación en enemiga.

El mundo siempre se encarga de que no nos engañemos durante mucho tiempo acerca de lo que pensamos ser, mostrándonos las cosas que realmente nos importan. La forma como reaccionamos ante las personas y las situaciones, especialmente en los momentos difíciles, es el mejor indicador del conocimiento real que tenemos de nosotros mismos.

Mientras más limitada y más egotista sea nuestra idea de nosotros mismos, más atención prestaremos y más reaccionaremos ante las limitaciones del ego, ante la inconsciencia de los demás. Los “defectos” que vemos en los otros se convierten, para nosotros, en su identidad. Eso significa que veremos solamente el ego en los demás, reforzando así el nuestro. En lugar de mirar “más allá” del ego de los demás, fijamos nuestra atención en él. ¿Quién ve el ego? Nuestro ego.

Las personas que viven en estado profundo de inconsciencia experimentan el ego viendo su reflejo en los demás. Cuando reconocemos que aquellas cosas de los demás que nos producen una reacción son también nuestras (y a veces sólo nuestras), comenzamos a tomar conciencia de nuestro propio ego. En esa etapa es probable que también nos demos cuenta que les hacíamos a los demás lo que pensábamos que ellos nos hacían a nosotros. Dejamos de considerarnos víctimas.
Puesto que no somos el ego, el hecho de tomar conciencia de él no significa que sepamos lo que somos: sólo reconocemos lo que no somos. Pero es gracias a ese conocimiento de lo que no somos que logramos eliminar el mayor obstáculo para llegar a conocernos realmente.

Nadie puede decirnos lo que somos. Sería apenas otro concepto más, incapaz de cambiarnos. No hace falta una creencia para saber lo que somos. En efecto, todas las creencias son obstáculos. Ni siquiera necesitamos alcanzar la realización, porque ya somos lo que somos. Pero sin la realización nuestro ser no puede proyectar su luminosidad sobre el mundo. Permanece en el ámbito de lo inmanifiesto, es decir, en nuestro verdadero hogar. Entonces somos como la persona que finge ser pobre mientras tiene cien millones de dólares en su cuenta, con lo cual el potencial de su fortuna jamás se manifiesta.



LA ABUNDANCIA

La noción de lo que creemos ser también está íntimamente relacionada con la forma como percibimos el tratamiento que recibimos de los demás. Muchas personas se quejan de que los demás no los tratan como se merecen. “No me prestan atención, no me respetan, no reconocen lo que hago”, dicen. “Es como si no existiera”. Cuando las tratan con amabilidad, sospechan algún motivo oculto. “Los otros tratan de manipularme y aprovecharse de mí. Nadie me quiere”.

lunes, 21 de septiembre de 2015

What's Up - Canción subtitulada en Español -


PRECIOSA CANCIÓN Y MENSAJE


Salir de la Matrix de la mano del Yo Superior


Darse cuenta que estamos en un sueño no es suficiente. Creer que ese sueño es inducido por alguien externo a nosotros nos ata aún más a la propia ilusión. 

No hay nadie ahí fuera engañándonos para mantenernos atrapados. Somos nosotros mismo quienes lo hacemos. 

Es momento de hacerse cargo de ello y tomar la decisión de despertar poniéndonos en las manos de nuestro Guía Interno o Yo Superior.

La búsqueda Sagrada y el equilibrio


Los primeros minutos de la velada gratuita con Mariano Alameda sobre el anhelo más importante de la historia de la humanidad: la búsqueda de la verdad sobre sí mismo y sobre el mundo que nos rodea.

Somos una especie de simio inteligente que vivimos en la superficie de una esfera gigante de agua y tierra. Esta bola inmensa gira en el espacio alrededor de otra incandescente y desmesurada. Y así, la danza de las esferas se extiende por los vacíos siderales en la inmensidad del tiempo y los espacios en un misterio que no llegamos ni a comprender ni a descifrar...

Casi ninguno de los humanos tiene muy claro quién es y qué hace aquí. ¿Cuál es el propósito de la existencia? ¿Quiénes somos? ¿Para qué esta existencia ensoñada de polvo y luz? ¿A dónde nos lleva el baile alternativo entre la felicidad y la desdicha?

Nacemos sin conocerlo previamente y nos toca ser alguien predeterminado. ¿Estamos en manos de lo desconocido, somos unos seres determinados por un destino ajeno a nosotros o, en cambio, somos los dueños de nuestra realidad?

Algunos seres humanos han experimentado una extraordinaria lucidez, otra forma de vivir y de ser, una llegada a su verdadera realidad. Estos seres extraordinarios contaron su experiencia a los demás y en base a su conocimiento se extendieron las prácticas y las creencias de lo que proponían. Es el origen de las religiones.

La ciencia, a base de investigar durante siglos, está llegando a conclusiones que parecen más místicas que las de los propios maestros espirituales.

Vivimos en una crisis de todos los aspectos sociales, culturales, políticos. Lo nuevo no ha llegado todavía y lo viejo no acaba de morirse.

¿Cuál es el principio de la búsqueda? ¿Cómo es la mejor manera de viajar hacia la cima de la montaña? ¿Quién estará sentado arriba?

Conocerse a sí mismo es conocer al mundo.