En el post sobre equilibrando los centros de control del cuerpo humano decíamos:
En general, el problema es que nunca hay energía de más. Recordad que el mundo está hecho para que nunca tengamos energía suficiente para nosotros mismos, y que la energía que consumimos tenga una calidad pésima (comida de baja calidad, aire contaminado, impresiones y entornos energéticos negativos), de forma que el consejo de ahorrar energía es aún más importante cuando piensas que, por mucho que te esfuerces, en el mundo occidental, todos sobrevivimos energéticamente, ya que no llegamos a absorber más que la dosis diaria de combustible que necesitamos para existir otro día más. Si no ahorras algo de lo que obtienes, no se puede dar el paso a vivir y desarrollarse.
Para ahorrar energía y usar correctamente la que tenemos, hemos de conocer cómo se distribuye la misma, ya que el sistema energético de nuestro vehículo físico es complejo y permite que seamos capaces de obrar grandes proezas cuando la vitalidad del mismo es usada correctamente. Tenemos todos varios circuitos interdependientes, los cuales, y a grosso modo, podemos clasificar de la siguiente forma:
– El circuito de conexión entre los chakras principales (a veces llamado el circuito kundalini): son los canales sushumna, ida y píngala de la medicina ayurvédica y otras filosofías no occidentales.
– Los centros de almacenaje energético: llamados hornos, calderos o tantiens.
– Los chakras primarios: 7 en el cuerpo físico y dos por encima del mismo (diferentes nombres según diferentes autores, pero el 8º correspondiente al centro intelectual superior y el 9º correspondiente al centro de consciencia universal, en el centro de la esfera de consciencia).
– Los múltiples chakras secundarios o menores
– Los puntos de intercambio energético o circuitos terciarios, que actúan de “intercambiadores” y receptores a lo largo del sistema de canales y del cuerpo etérico.
Cada uno de estos circuitos tiene diferentes funciones, tanto a nivel físico, bioenergético como etérico y, mientras que cada uno puede ser visto como un sistema completamente independiente, todos están interconectados y trabajan en conjunto soportando los requerimientos y funciones mutuas, ya que son partes integrales de las estructuras subyacentes de soporte energético del cuerpo físico, descritas normalmente como componentes del cuerpo vital o etérico que poseemos.
Desarrollo de las funciones superiores del ser humano
Los chakras primarios y sus funciones superiores no pueden ser manifestadas o usadas plenamente (al menos en la mayoría de personas), hasta que las estructuras de soporte de la energía necesaria para ello hayan sido desarrolladas para permitirlo. En muchos casos, si se hacen intentos por desarrollar y usar estos vórtices primarios antes de preparar apropiadamente los canales que los alimentan, la apertura y uso completo lleva una gran cantidad de tiempo, pues, primero, y por lógica, el sistema energético del cuerpo va a “montar” y poner en marcha los “cimientos” energéticos, para que estos puedan responder a las nuevas demandas a las que están siendo sometidos, antes que “activar” esas funciones y potenciales latentes que deben ser alimentados. Este desarrollo, normalmente, empieza por la actualización y desarrollo del circuito energético secundario, chakras menores que, en respuesta a la demanda energética de los chakras primarios, cuando queremos que estos vayan más allá de sus funciones “rutinarias”, son los que se ponen en marcha para redirigir y hacer circular los pedidos “extra” de energía solicitada.
Así, nuevas rutas de energía se forman y las viejas o las que se encuentran bloqueadas, se redefinen y limpian a medida que uno inicia el trabajo con toda la estructura de soporte energético que tenemos. Esto sucede simplemente como una consecuencia de la necesidad que los chakras primarios imponen sobre el conjunto del sistema distribuidor de energía para los cambios requeridos y, en general, hasta que estas estructuras de apoyo no se desarrollan al punto en que puedan satisfacer la demanda, la energía no podrá ser redirigida desde las áreas de almacenaje del cuerpo energético, los tantiens, al resto del sistema. Funciona como si de una presa de agua con diferentes compuertas se tratara, siendo el retén y balsas de energía principal los tantiens mencionados, de ahí pasando a los circuitos terciarios y secundarios, desarrollando los centros secundarios y los canales de transmisión energética de los chakras, y luego pudiendo abrir estos a su máximo potencial y manifestar las funciones superiores de los vórtices principales.
Cuando no funciona bien