Miedo y vanidad; vanidad y miedo. Y una huida constante, ansiando desesperadamente
tu cuidado y tu contento, del sufrimiento originado precisamente por la vanidad y el
Y al observarte, te aceptes a ti mismo y, a partir de ahí, a los demás y cuanto te rodea. Y
al aceptar, ames. Y al amar, te sientas Amado por la Vida y la Creación. Y al sentirte
Amado, te rindas.
¡Ríndete!. Total y definitivamente. Comprobarás entonces y sólo entonces que la
Rendición no es fruto de la impotencia, sino del empoderamiento; que no es efecto de
tu pequeñez, sino del endiosamiento que florece al constatar que Dios es yo y yo soy
Dios cuando todo cesa y dejo de identificarme con cualquier tipo de identidad, sea física
o espiritual, sea individual o colectiva.
Con la Rendición explosionará en ti, de manera natural y sencilla, una Nueva Vida que
no puede ser pensada, ni conceptualizada ni predefinida. En ella luce exclusivamente la
Bandera Blanca de la Rendición plena.
Para que ondee y se despliegue en su colosal dimensión y hermosura, insuflará la
Bandera Blanca una Libertad radical y completa que emanará de tu interior como
espléndida y sutil brisa de Amor.
Es una brisa suave, sí, pero implacable. Te despojará de cuanto has sido, tenido,
anhelado y temido; te impulsará al abandono y al desalojo hasta vaciarte de toda
vanidad, en cualquiera de sus manifestaciones; y, finalmente, te llevará a donde le dé la
gana.
Y tú no tendrás miedo. Vacío, sin nada ni necesidad de nada, tampoco de las personas,
te dejarás llevar, fluirás y no tendrás miedo. Nunca jamás.
La Confianza habrá anclado para siempre en tu Corazón y tú ya no serás tú: sabrás bien
lo que supone “Nacer de Nuevo” y te habrás transformado en el Viento que todo mece,
todo acuna y todo Ama, pues es el Amor mismo Puro y Perfecto.
¿Qué es tu vida?.
La respuesta, como intuyó Dylan, está flotando en el Viento. Y el Viento es Tú, que eres
Yo como Yo Soy Tú. Es decir, Amor
¿Dónde puede llevarnos ese Viento?.
Pues ¡al lugar desde donde aquí nos trajo!. La Brisa del Amor nos lleva a nuestro
Origen, al toroide de la Creación que está en ti y en todo y en todo es y subyace, allí
donde la Quietud es Movimiento y todo fluye, refluye y confluye en la Perfección de
cuanto Es.
¿No lo entiendes?. ¡Activa tu “recuerdo”!.
Tú, lo que eres más allá de tu actual percepción de corporeidad, ya experimentaste
antes de tu presente forma humana la Rendición plena, desprendiéndote de toda
vanidad; ya lograste la Libertad absoluta, que conlleva también no renunciar a nada; y
ya permitiste, sin sentir ningún miedo, que la Brisa del Amor te llevara donde le diera la
gana. Por eso la Rendición, la Libertad y la ausencia de vanidad y miedos, aún