lunes, 22 de febrero de 2016

“Plenitud”


“¿Por qué, después de un momento de gran intensidad espiritual, experimentáis un sentimiento de plenitud? 

Exteriormente, sin embargo, no os ha sucedido nada; nada ha cambiado, pero os sentís colmados, como si hubieseis sido alimentados, saciados… 

Los ignorantes dirán, claro, se trata de una ilusión. Pero entonces, cuando sufren, cuando se sienten desdichados sin causa aparente, ¿son también ilusiones esos momentos de angustia, de depresión? 

No, para ellos son una realidad, el sufrimiento es una realidad, pero el gozo espiritual es una ilusión.

 ¡Qué razonamiento!
Procurad, de ahora en adelante, elevaros hasta las regiones del alma y del espíritu, comed, bebed y sabréis lo que es la plenitud. 

Entonces, ya no será como en el plano físico en donde cada día nos vemos obligados a comer para no encontrarnos hambrientos y sin fuerzas. 

El alimento que tomáis en las regiones sublimes os sacia durante días y días. El mundo divino está hecho de elementos de una riqueza tal que, si llegáis a probarlos, sólo una vez, la sensación de plenitud que os darán ya no os abandonará nunca más. 

Nada podrá quitaros esta sensación de eternidad. Evidentemente, antes de llegar hasta ahí, deberéis

La Práctica del No Sufrir

Tomado del Libro Las Cuatro Revelaciones del Dr. Alberto Villoldo, 
esta práctica forma parte de la primera revelación “El Camino del Héroe”.


La siguiente práctica es la del no sufrir, lo cual quiere decir no escribir historias sobre nuestro dolor.  Aquí nos abrimos a la posibilidad de aprender directamente de la infinita sabiduría del Universo –ya no necesitamos padecer las mismas desgracias una y otra vez-. Sin embargo, es imperativo que aprendamos nuestras lecciones o acabaremos perpetuando nuestra propia infelicidad. En Oriente, a esto se le llama romper el ciclo del karma y entrar en el dharma. Los laicas lo llaman practicar el «éxtasis».

El sufrimiento se produce cuando formas una historia en torno de los hechos. En algún momento, vas a perder a uno de tus padres, o a un ser querido o un empleo, y entonces podrás convertir este hecho en un relato tan dramático como desees. Por ejemplo, te puedes decir a ti mismo: «Ahora ya no tengo madre, nadie va a cuidar de mí». Esto se convertirá en algo enorme, y los otros te verán siempre como  «la persona que ha perdido a su madre».

A menudo decidimos lo importante que nuestra historia debería ser guiándonos por la opinión de los demás, de la misma forma que cuando un niño pequeño se cae, mira inmediatamente a su madre, como preguntando: « ¿Cómo de grave ha sido la caída? ¿De qué forma debo comportarme?». Luego crea una historia que se ajuste a la intensidad de la reacción de su madre. De la misma manera, nos rodeamos de amigos que se compadecen de nosotros; sin embargo, al hacer esto, les permitimos colaborar en nuestra historia de víctima, e incluso agrandarla. Puede que nos digan que no deberíamos estar irritados con nuestra situación; ¡deberíamos sentirnos furiosos! O puede que reconozcan que tenemos todo el derecho de sentirnos fatal o profundamente resentidos. En cualquier caso, con su aliento, creamos una historia dramática en que la gente se aprovecha de nosotros, no nos comprende y nos maltrata.

Buda vino a enseñarnos que aunque el sufrimiento es parte de la condición humana, no es necesario. Esto no quiere decir que el dolor no exista –el dolor es inevitable porque todos tenemos un sistema nervioso que siente el fuego y la pérdida-. Como les suelo decir a mis alumnos, si quieres comprender la diferencia entre el dolor y el sufrimiento, prueba lo siguiente: cuando te estés dando una agradable ducha caliente, gira la llave hacia la posición de frío, pero hazlo en dos etapas. Primero, coloca la mano sobre el grifo y nota cómo tu cuerpo se estremece en anticipación a lo que va a suceder –esto essufrimiento-. Luego, cuando gires de golpe la llave hacia la posición de frío, lo que vas a experimentar es dolor. Como puedes ver, el sufrimiento y la angustia suceden cuando te pones a pensar en lo fría que va a estar el agua y lo mucho que te va a doler cuando la sientas golpeándote la piel.

Cuando un dentista administra un anestésico local, puede extraerte un diente y no vas a sentir el menor dolor. Sin embargo, sí sentirás una sensación de tracción o presión. Deberíamos ser capaces de relajarnos totalmente, conscientes de que no sentimos ningún dolor, pero nuestra mente comienza a pensar en la experiencia en cuestión: «Ése es el sonido del taladro, y ¡realmente me está sacando un diente!». Nos ponemos nerviosos y nos sentimos incómodos porque estamos creando una historia en torno a un dolor que ni siquiera estamos sintiendo.

Cuando practicas el no sufrir, aceptas los hechos de la vida y las lecciones que han venido a enseñarte. Si estos hechos son dolorosos, naturalmente vas a sentir ese dolor, pero no lo intensificas agravando la historia y diciéndote a ti mismo: «Esto es devastador. No puedo soportar el sufrimiento de vivir sin mi pareja. Es demasiado grande. Me va a destruir».

Después de haber perdido a un ser querido, es natural que tus sentimientos de tristeza se activen de vez en cuando. Puedes experimentar esa pena y escribir un relato heroico en que el dolor sea una parte importante de tu curación, o una historia que te confirme como víctima y te condene a un sufrimiento aún mayor. Puedes pensar: «Yo lo amaba tanto… Él me dio tantas cosas buenas, y le estoy agradecido por eso.

Fue maravilloso tener ese tipo de relación con otro ser humano, y me gustaría tener otra así algún día». O puedes decir seguir diciéndote a ti mismo:

La Física Cuántica Confirma Que Creamos Nuestra Realidad


Durante décadas, los poderes de la mente han sido cuestiones asociadas al mundo “esotérico”, cosas de locos. La mayor parte de la gente desconoce que la mecánica cuántica, es decir, el modelo teórico y práctico dominante hoy día en el ámbito de la ciencia, ha demostrado la interrelación entre el pensamiento y la realidad. Que cuando creemos que podemos, en realidad, podemos. Sorprendentes experimentos en los laboratorios más adelantados del mundo corroboran esta creencia.

El estudio sobre el cerebro ha avanzado mucho en las últimas décadas mediante las “tomografías”. Conectando electrodos a este órgano, se determina donde se produce cada una de las actividades de la mente. La fórmula es bien sencilla: se mide la actividad eléctrica mientras se produce una actividad mental, ya sea racional, como emocional, espiritual o sentimental y así se sabe a qué área corresponde esa facultad.

Estos experimentos en neurología han comprobado algo aparentemente descabellado: cuando vemos un determinado objeto aparece actividad en ciertas partes de nuestro cerebro… pero cuando se exhorta al sujeto a que cierre los ojos y lo imagine, la actividad cerebral es ¡idéntica! Entonces, si el cerebro refleja la misma actividad cuando “ve” que cuando “siente”, llega la gran pregunta: ¿cuál es la Realidad? “La solución es que el cerebro no hace diferencias entre lo que ve y lo que imagina porque las mismas redes neuronales están implicadas; para el cerebro, es tan real lo que ve como lo que siente”, afirma el bioquímico y doctor en medicina quiropráctica, Joe Dispenza en el libro “¿y tú qué sabes?”. En otras palabras, que fabricamos nuestra realidad desde la forma en que procesamos nuestras experiencias, es decir, mediante nuestras emociones.

La farmacia del cerebro

En un pequeño órgano llamado hipotálamo se fabrican las respuestas emocionales. Allí, en nuestro cerebro, se encuentra la mayor farmacia que existe, donde se crean unas partículas llamadas “péptidos”, pequeñas secuencias de aminoácidos que, combinadas, crean las neurohormonas o neuropéptidos. Ellas son las responsables de las emociones que sentimos diariamente. Según John Hagelin, profesor de física y director del Instituto para la ciencia, la tecnología y la política pública de la Universidad Maharishi, dedicado al desarrollo de teorías del campo unificado cuántico: “hay química para la rabia, para la felicidad, para el sufrimiento, la envidia…”

En el momento en que sentimos una determinada emoción, el hipotálamo descarga esos péptidos, liberándolos a través de la glándula pituitaria hasta la sangre, que conectará con las células que tienen esos receptores en el exterior. El cerebro actúa como una tormenta que descarga los pensamientos a través de la fisura sináptica. Nadie ha visto nunca un pensamiento, ni siquiera en los más avanzados laboratorios, pero lo que sí se ve es la tormenta eléctrica que provoca cada mentalismo, conectando las neuronas a través de las “fisuras sinápticas”.

Cada célula tiene miles de receptores rodeando su superficie, como abriéndose a esas experiencias emocionales. La Dra. Candance Pert, poseedora de patentes sobre péptidos modificados, y profesora en la Universidad de Medicina de Georgetown, lo explica así: “Cada célula es un pequeño hogar de conciencia. Una entrada de un neuropéptido en una célula equivale a una descarga de bioquímicos que pueden llegar a modificar el núcleo de la célula”.

Nuestro cerebro crea estos neuropéptidos y nuestras células son las que se acostumbran a “recibir” cada una de las emociones: ira, angustia, alegría, envidia, generosidad, pesimismo, optimismo… Al acostumbrarse a ellas, se crean hábitos de pensamiento. A través de los millones de terminaciones sinápticas, nuestro cerebro está continuamente recreándose; un pensamiento o emoción crea una nueva conexión, que se refuerza cuando pensamos o sentimos “algo” en repetidas ocasiones. Así es como una persona asocia una determinada situación con una emoción: una mala experiencia en un ascensor, como quedarse encerrado, puede hacer que el objeto “ascensor” se asocie al temor a quedarse encerrado. Si no se interrumpe esa asociación, nuestro cerebro podría relacionar ese pensamiento- objeto con esa emoción y reforzar esa conexión, conocida en el ámbito de la psicología como “fobia” o “miedo”.

Mente Cuántica  Todos los hábitos y adicciones operan con la misma mecánica. Un miedo (a no dormir, a hablar en público, a enamorarse) puede hacer que recurramos a una pastilla, una droga o un tipo de pensamiento nocivo. El objetivo inconsciente es “engañar” a nuestras células con otra emoción diferente, generalmente, algo que nos excite, “distrayéndonos” del miedo. De esta manera, cada vez que volvamos a esa situación, el miedo nos conectará, inevitablemente, con la “solución”, es decir, con la adicción. Detrás de cada adicción (drogas, personas, bebida, juego, sexo, televisión) hay pues un miedo insertado en la memoria celular.
La buena noticia es que, en cuanto rompemos ese círculo vicioso, en cuanto quebramos esa conexión, el cerebro crea otro puente entre neuronas que es el “pasaje a la liberación”. Porque, como ha demostrado el Instituto Tecnológico de Massachussets en sus investigaciones con lamas budistas en estado de meditación, nuestro cerebro está permanentemente rehaciéndose, incluso, en la ancianidad. Por ello, se puede desaprender y reaprender nuevas formas de vivir las emociones.



Mente creadora  

Mente CreadoraLos experimentos en el campo de las partículas elementales han llevado a los científicos a reconocer que la mente es capaz de crear. En palabras de Amit Goswani, profesor de física en la universidad de Oregón, el comportamiento de las micropartículas cambia dependiendo de lo que hace el observador: “cuando el observador mira, se comporta como una onda, cuando no lo hace, como una partícula”. Ello quiere decir que las expectativas del observador influyen en la Realidad de los laboratorios… y cada uno de nosotros está compuesto de millones de átomos.
Traducido al ámbito de la vida diaria, esto nos llevaría a que nuestra Realidad es, hasta cierto punto, producto de nuestras propias expectativas. Si una partícula (la mínima parte de materia que nos compone) puede comportarse como materia o como onda… Nosotros podemos hacer lo mismo.



La realidad molecular

Gracias y AmorLos sorprendentes experimentos del científico japonés Masaru Emoto con las moléculas de agua han abierto una increíble puerta a la posibilidad de que nuestra mente sea capaz de crear la Realidad. “Armado” de un potente microscopio electrónico con una diminuta cámara, Emoto fotografió las moléculas procedentes de aguas contaminadas y de manantial. Las metió en una cámara frigorífica para que se helaran y así, consiguió fotografiarlas. Lo que encontró fue que las aguas puras creaban cristales de una belleza inconmensurable, mientras que las sucias, sólo provocaban caos. Más tarde, procedió a colocar palabras como “Amor” o “Te odio”, encontrando un efecto similar: el amor provocaba formas moleculares bellas mientras que el odio generaba caos.  

Por último, probó a colocar por un lado música clásica y música relajante, y por otro lado música thrash metal, con resultados similares. La explicación biológica a este fenómeno es que los átomos que componen las moléculas (en este caso, los dos pequeños de Hidrógeno y uno grande de Oxígeno) se pueden ordenar de diferentes maneras: armoniosa o caóticamente. Si tenemos en cuenta que el 80% de nuestro cuerpo es agua, entenderemos cómo nuestras emociones, nuestras palabras y hasta la música que escuchamos, influyen en que nuestra realidad sea más o menos armoniosa. Nuestra estructura interna está reaccionando a todos los estímulos exteriores, reorganizando los átomos de las moléculas.

El valioso vacío atómico  

Atomo GalaxiaAunque ya los filósofos griegos especularon con su existencia, el átomo es una realidad científica desde principios de siglo XX. La física atómica dio paso a la teoría de la relatividad y de ahí, a la física cuántica. En las escuelas de todo el mundo se enseña hoy día que el átomo está compuesto de partículas de signo positivo (protones) y neutras (neutrones) en su núcleo y de signo negativo (electrones) girando a su alrededor. Su organización recuerda extraordinariamente a la del Universo, unos electrones (planetas) girando alrededor de un sol o núcleo (protones y neutrones). Lo que la mayoría desconocíamos es que la materia de la que se componen los átomos es prácticamente inexistente. En palabras de William Tyler, profesor emérito de ingeniería y ciencia de la materia en la universidad de Stanford, “la materia no es estática y predecible. Dentro de los átomos y moléculas, las partículas ocupan un lugar insignificante: el resto es vacío”.

Atomo Manos  En otras palabras, que el átomo no es una realidad terminada sino mucho más maleable de lo que pensábamos. El físico Amit Goswani es rotundo: “Heinsenberg, el codescubridor de la mecánica cuántica, fue muy claro al respecto; los átomos no son cosas, son TENDENCIAS. Así que, en lugar de pensar en átomos como cosas, tienes que pensar en posibilidades, posibilidades de la consciencia. La física cuántica solo calcula posibilidades, así que la pregunta viene rápidamente a nuestras mentes, ¿quién elige de entre esas posibilidades para que se produzca mi experiencia actual? La respuesta de la física cuántica es rotunda: La conciencia está envuelta, el observador no puede ser ignorado”.

¿Qué realidad prefieres?

domingo, 21 de febrero de 2016

Descifran ADN de un oso cavernario de hace 400.000 años ¿ que sera lo próximo? Descubrelo

Hueso del oso cavernario encontrado en Atapuerca.

En los últimos años los científicos han logrado recuperar muestras de ADN de animales y homínidos primitivos conservadas en los hielos perpetuos del Ártico. Recientemente, un equipo científico recuperó el genoma completo de un caballo primitivo de hace 700.000 años o cuando un trabajo con participación española descifró la información genética de un homínido de 70.000 años de antigüedad.

Pero ni la ciencia ficción ha imaginado nunca que se pueda recuperar material genético de un yacimiento paleontológico situado en un clima templado como el mediterráneo. Y eso es precisamente lo que ha logrado un equipo internacional con participación española a partir de muestras de un ejemplar de oso cavernario de hace 400.000 años encontrado en las excavaciones de Atapuerca (Burgos).

El trabajo recién publicado en la revista científica 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS) ha reconstruido una parte del material genético de este pariente de los osos actuales ('Ursus deningeri') de más de 16.000 unidades básicas de ADN -pares de bases nitrogenadas- a partir de fragmentos de no más de 50 unidades.


Mandíbula del oso cavernario
"Esto demuestra que las secuencias genéticas muy degradadas se pueden recrear y ensamblar para reconstruir genomas, como en este caso el genoma mitocondrial del oso cavernario", ha explicado a ELMUNDO.es Juan Luis Arsuaga, director científico del Museo de la Evolución Humana, codirector del yacimiento de Atapuerca y uno de los autores del trabajo.








Abre la puerta a secuencias humanas primitivas

Los investigadores obtuvieron las muestras de ADN de este animal primitivo en la parte cortical de un hueso largo -en lenguaje más coloquial, la caña del hueso- encontrado en la sima de los huesos del productivo yacimiento burgalés, donde se hallaron los restos de 'Homo antecessor', considerado el homínido más antiguo de Europa.

El logro científico y técnico que supone este trabajo tiene gran importancia para los estudiosos de esta especie situada muy al inicio del árbol evolutivo de los osos. Pero resulta casi imposible no preguntarse si este nuevo método puede servir para descifrar secuencias de ADN más largas que permitan conocer el genoma completo de especies animales o humanas de hace varios cientos de miles de años.

El autor principal del trabajo, el investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania) Jesse Dabney, no tiene ninguna duda de que es posible. "Por supuesto, el método no discrimina las moléculas de ADN nuclear. Pero la clave es cuánto ADN ha sobrevivido en la muestra. Casi siempre lo que ocurre es que no hay suficiente material como para rehacer el puzle de las secuencias genéticas largas", ha asegurado a este diario.

"Este método es actualmente la mejor opción para las muestras muy antiguas, como las de 'Homo heidelbergensis', o para muestras que contengan ADN muy dañado", explica Dabney. "Por supuesto que hay muchos más retos en la reconstrucción de estos genomas humanos antiguos, pero la mejora del método de extracción incrementa la probabilidad de éxito", explica.

fuente:http://www.elmundo.es/elmundo/2013/09/09/ciencia/1378753013.html

Y lo siguiente ya saben que será.

Los nuevos mendigos


Los nuevos mendigos ya no son los que miran para ver lo hay dentro de los contenedores de basura, los nuevos mendigos son los que miran sin cesar en las pantallas a ver si hay algo para ellos.

¿Hay algún Whatsapp, algún Twitter, algo en Instagram o en Facebook para mí? Tengo algún correo electrónico nuevo? ¿Habrá alguien que me diga que me quiere? ¿Cuántos ‘me gusta’ llevas?

Pendientes siempre de algo externo mientras el interior tirita de frío.

El gran problema sigue siendo estar a solas con uno mismo.

¿Aún no tienes tu vida cimentada en la soledad? La soledad no tiene nada que ver con el aislamiento.

Tenemos la sensación de que la soledad es triste, y eso no es cierto en absoluto, lo que ocurre es que ni siquiera nos hemos atrevido a conocer de cerca la soledad. 

¿Te morirás sin conocer lo que es la soledad? 
Sin soledad no hay caminos nuevos. 

“Los poderes de la vida están en vosotros”


“Ahora que os habéis comprometido en el camino de la luz, debéis proseguir incansablemente vuestra marcha sin preguntaros cuándo llegaréis a la meta. 

Uno tras otro, los obstáculos ceden ante aquél que no se detiene en el camino, porque ha puesto en movimiento las poderosas leyes de la vida.

La vida espiritual es como la ascensión de una alta montaña. 

En sus senderos arduos, escarpados, es inevitable que paséis por momentos de debilidad, de desaliento y hasta puede suceder que tengáis una caída, pero esto no es razón para deteneros. 

Por momentos, quizá tengáis incluso la sensación de morir… ¡pero resucitaréis! 

En lo más profundo del desánimo, deberéis aferraros a esta misteriosa luz que permanece todavía en vosotros: ella os dirá que a «la muerte» por la que estáis pasando seguirá una resurrección y que nadie puede socorreros mejor que vosotros mismos, porque todos los poderes de la vida están en vosotros. 

sábado, 20 de febrero de 2016

Revelación científica: Aprenda a cambiar por completo su cerebro


Hasta ahora apenas existían bases experimentales que confirmasen los beneficios de la práctica del 'mindfulness', la meditación de conciencia plena.

Un nuevo estudio revela que el entrenamiento en la práctica del 'mindfulness' (meditación de conciencia plena) puede alterar los patrones de conectividad funcional de la red cerebral, informa 'The New York Times'. Hasta ahora apenas existían bases experimentales que confirmasen los beneficios de esta práctica, ya que los estudios se habían basado en muestras poco representativas, como comunidades de monjes budistas que pasaban prácticamente la totalidad del día meditando, o no incluían un grupo al que se le suministró tratamiento placebo.

Meditar con atención plena exige ''una conciencia abierta, receptiva y sin prejuicios de su experiencia del momento presente", explica David Creswell, autor principal del estudio y profesor asociado de psicología en el Colegio Dietrich de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Carnegie Mellon (EE.UU.).

En el experimento participaron 35 adultos, hombres y mujeres en búsqueda de empleo con altos niveles de estrés, que fueron expuestos a un programa de retiro de tres días en el que un grupo practicó el 'mindfulness' en su totalidad (prestando atención a las sensaciones corporales, incluyendo aquellas desagradables) mientras que otro, el grupo placebo, realizó un programa de relajación sin componente atencional. A todos ellos se les realizó un escáner cerebral y se les sacaron muestras de sangre.

Al cabo de tres días, todos los participantes afirmaron sentirse mejor, más relajados y con una mayor capacidad de afrontar el desempleo, pero las pruebas cerebrales confirmaron que solo aquellos sometidos a la verdadera meditación consciente mostraron cambios a nivel cortical: la conectividad funcional de la red neuronal en áreas importantes para la atención y el control ejecutivo aumentó.

15 cosas a las que deberías renunciar para ser feliz


¿Cuántos de nosotros estamos felices hoy? Tú que estás leyendo este texto, ¿te sientes feliz? Si la respuesta es no, tal vez seas uno entre la gran mayoría que ignora una de las verdades más aterradoras que existen sobre la felicidad: el 95% del tiempo, ella te abandona porque tú así lo quieres. Sí, la felicidad es una cuestión de casi pura perspectiva.

Entender eso en la teoría es fácil, pero en la práctica, es algo para “gente grande”. Y cuando digo grande, me refiero a grande de espíritu. Si no tienes una idea propia de cómo construir tu felicidad, aquí hay una pequeña lista genérica en la medida de lo posible, en vista de la subjetividad inherente al tema. Cualquier parecido con la base de la filosofía budista, no es mera coincidencia.

1. Renuncia a tu necesidad de tener siempre la razón.
Somos tantos los que no podemos soportar la idea de estar equivocados, queremos tener siempre la razón, aún a riesgo de poner fin a una gran relación o causar una gran cantidad de estrés y dolor, a nosotros y a los demás. No vale la pena. Cada vez que sientas la “urgente” necesidad de saltar en una pelea sobre quién tiene razón y quién está equivocado, pregúntate: ‘¿Prefiero estar en lo cierto, o prefiero ser amable?’ Wayne Dyer. ¿Qué diferencia habrá? ¿Es tu ego realmente tan grande?

2. Renuncia a tu necesidad de controlarlo todo.
Renuncia a tu necesidad de controlar todo lo que te sucede a ti y a tu alrededor – las situaciones, eventos, personas, etc. Si son tus seres queridos, compañeros de trabajo, o simplemente extraños que te encuentras en la calle, simplemente permíteles ser ellos. Deja que todo y todos sean tal y como son y verás cuánto mejor te harán sentir. Dejando ir permites que todo se haga. ‘El mundo es ganado por aquellos que se relajan. Pero tienes que intentarlo y volver a intentarlo. El mundo está más allá del hecho de ganar.’ Lao Tzu

3. Deja de culpar.
Renuncia a tu necesidad de culpar a los demás por lo que tienes o no tienes, por lo que se sientes o no sientes. Deja de darles poder sobre ti a los demás y empieza a tomar responsabilidad de TU vida.

4. Deja de autodestruirte y hablar mal de ti mismo.
¿Cuántas personas se lastiman a sí mismas a causa de su mentalidad negativa, contaminada y autodestructiva? No creas todo lo que tu mente te está diciendo – en especial si es negativo y contraproducente. Eres mucho mejor que eso. ‘La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa de forma inapropiada, se vuelve muy destructiva.’ Eckhart Tölle.

5. Renuncia a tus creencias limitadoras.
Acerca de lo que puedes o no puedes hacer, sobre lo que es posible o imposible. A partir de ahora, ya no te permitas que tus creencias limitadoras te mantengan atrapado en el lugar equivocado. ¡Extiende tus alas y vuela! ‘Una creencia no es una idea en poder de la mente, es una idea que posee a la mente.’ Elly Roselle.

6. Deja de quejarte.
Renuncia a tu constante necesidad de quejarte de las muchas, muchas cosas, muchas personas, situaciones, acontecimientos que te hacen infeliz, triste y deprimido. Nadie puede hacerte infeliz, ninguna situación puede hacerte sentir triste o miserable a menos que se lo permitas. No es la situación que provoca esos sentimientos en ti, pero cómo tú eliges sentirlo. Nunca subestimes el poder del pensamiento positivo.

7. Olvídate de la crítica.
Renuncia a tu necesidad de criticar las cosas, eventos o personas que son diferentes a ti. Todos somos diferentes, pero todos somos lo mismo. Todos queremos ser felices, queremos amar y ser amados y todos queremos ser comprendidos. Todos queremos algo, y algo que es deseado por todos nosotros.

8. Renuncia a tu necesidad de impresionar a los demás.