sábado, 5 de marzo de 2016

ACTIVA LA PROSPERIDAD EN TU PRESENTE


Recuerda, tu responsabilidad es tal, que no la puedes pasar a ningún otro, no la puedes arrojar sobre ningún otro. Tu responsabilidad es absolutamente tuya. La prosperidad en tu vida depende exclusivamente de ti. Tú tendrás que pensar, tú tendrás que sentir, tú tendrás que meditar, tú tendrás que corregir tus equivocaciones. Y déjame que te recuerde de nuevo: quizás te encuentres en situaciones en las que antes nunca te encontraste y te preguntas ¿por qué debes pasar por ellas?

Te recomiendo que mantengas activa tu atención consciente para sobrepasar esa determinada situación aprendiendo la enseñanza que Dios te quería dar. Porque si al contrario transitas por ella sin aprender el significado en cualquier otro momento futuro volverá a ti de una forma diferente para que aprendas la enseñanza.

La mente ejerce mayor influencia entre nosotros, por eso vale la pena tratar de alcanzar la paz mental y la salud global (cuerpo- mente – espíritu- emoción). El progreso material es importante pero debemos equilibrarlo con nuestra paz interior y al alcanzarla seremos capaces de enfrentar situaciones con calma y madurez.

El dar y el recibir tienen la misma importancia. El recibir es una manifestación de que también sabemos dar. Si queremos recibir, necesitamos estar abiertos a ello, debemos aceptarlo libremente sin limitar el flujo de energía. Es también aceptarnos y tener conciencia de que merecemos recibir.

Cuando en nuestra vida recibimos y aceptamos libremente con humildad muestras de afecto, cumplidos, respeto, admiración, etc., estamos aceptando que merecemos todo lo bueno que la vida nos ofrece fácilmente. Y aunque estas características no pertenecen al dinero o al mundo material en sí, es un acto de la conciencia del merecer y aceptar. En cambio si el recibir un elogio es motivo de pena, y si alguien nos dice “gracias” contestamos con un “no fue nada”, le estamos restando valor a nuestras capacidades. Estaremos rechazando el flujo del recibir.

Si damos estas mismas muestras de respeto, admiración y cortesía a nuestros semejantes, no debemos dudar en que se nos serán devueltas, multiplicadas, pero hay que estar abiertos a recibirlo, hay que aceptarlo, si no lo hacemos, es posible que no venga, hasta que estemos preparados para ello.

Cuando nosotros no sabemos dar amor, respeto o no valoramos las acciones de los demás, estamos cerrando nuestra conciencia de dar. El dar sin esperar nada a cambio nos brinda la oportunidad de sentirnos útiles, el dar también nos provee de satisfacciones.

viernes, 4 de marzo de 2016

Años de educación y aún no sabemos amarnos a nosotros mismos


Suspenso. No apto. Hiperactivo. Baja motivación. Desafiante. Son muchas, muchísimas las etiquetas que reciben los niños a lo largo de su educación escolar y muy pocas las miradas que se detienen a comprender qué emoción se esconde detrás de cada alumno difícil.

Resulta curioso cómo desde desde escenarios como la empresa o la política se valora ya a la Inteligencia Emocional como algo imprescindible y vertebrador para todo profesional, mientras que las Instituciones Educativas, cojas en este aspecto, no contemplan la Inteligencia Emocional como una competencia a potenciar.

La educación debe darnos competencias para ser capaces de valernos por nosotros mismos, y de nada nos vale formar niños aptos en ciencias o literatura si primero, no les enseñamos qué es la autoestima, el respeto o la empatía.

El peso de las competencias cognitivas siguen siendo algo esencial para el sistema académico. Las emociones, por su parte, se ven como ese aspecto “tabú” que es mejor restringir al ámbito privado, a la soledad de cada niño en su delicado intento por conocerse a sí mismo en un mundo cada vez más complejo.



Una educación que forma mentes pero no personas

Los niños y adolescentes de ahora son hábiles estrategas en las nuevas tecnologías. Los emoticonos en sus mensajes de texto son muchas veces su único acercamiento al mundo de las emociones. Pero, cuando se alejan de los dispositivos móviles, son incapaces de gestionar o prevenir situaciones como por ejemplo, el bullying.

Begoña Ibarrola, psicóloga e investigadora, nos indica que en aquellos centros que han integrado la Inteligencia Emocional en las aulas y en el currículum escolar, las conductas de acoso han desaparecido y el rendimiento académico ha mejorado de forma notable. Resulta esperanzador, no hay duda.



La educación tiene como propósito formar personas que cambiarán el mundo el día de mañana: instruyamos entonces personas felices, aptas en alegría, diestras en el respeto y brillantes en esperanza.
 hoja fragmentada representando el valor de la educación

Si nos preguntamos ahora la razón por la cual no se da el paso a esta transformación tan necesaria en nuestra educación, hemos de detenernos en estos aspectos para reflexionar unos minutos:

El diseño curricular está determinado en muchos casos por una tendencia política que pauta el tipo de plan de estudio que considera más adecuado.

El peso de lo cognitivo sigue muy arraigado en nuestro sistema escolar a pesar de que teorías como “las inteligencias múltiples de Gardner”, nos hablan de la clara necesidad de trabajar la Inteligencia Emocional en los niños de forma temprana.

Hemos de tener en cuenta, además, que todo cambio a nivel institucional requiere tiempo. Se necesita de una clara concienciación social, porque invertir en emociones es invertir en convivencia, es aprender a ser más aptos en relaciones humanas, en respeto y en ese cambio de enfoque donde se deje a un lado la necesidad de educar niños perfectos para formar personas felices.




Eduquemos niños únicos, no alumnos iguales

“El Principio de NO Intervención”


La mayoría de los casos de confusión y desinformación, se sustentan básicamente en el desconocimiento de este principio, el cual es vital para entender dentro de este sistema dual, quien tiene una intención positiva y quien la tiene una negativa. No nos podemos fiar (y menos a estas alturas) de las apariencias, de los códigos que nos aporte el individuo, quien sea su fuente, lo amoroso de su mensaje o lo concienciado que parezca, menos aún de lo que resuene o no finalmente este aporte. Son tantas las formas de llevarse a alguien al huerto, que lo raro sería encontrar una intención pura tras un informador, un contactado o un trabajador de la Luz.

La mayoría de las personas tienen buena intención y creen que todos juegan con las mismas reglas y esto no es así. El pueblo, cada uno de nosotros, los que engrasamos la máquina del sistema, somos básicamente seres de gran corazón y buen proceder, caemos en los prejuicios y las falsas apariencias, arrastrados por una educación incorrecta, pero en el fondo ayudamos cuando tenemos oportunidad, somos básicamente amorosos y compasivos, pero el sistema nos está recordando constantemente que el amor es otra cosa y que la empatía es inútil, que el egoísmo es lo normal y que la sensibilidad es debilidad.

Como somos almas, espíritus de luz y amor, somos la expresión real de la energía con la que se crean los ladrillos que sostiene todo lo creado, nos auto engañamos fruto quizá, de vivir insertados en una mentira, como decía, nos engañamos pensando que todos son iguales a nosotros, que todos guardan dentro de sí esa luz y que todos tienen los mismos códigos morales impresos en su ser, pero es evidente que no, esto es un juego de apariencias, unos van disfrazados de ciudadano modelo, otros de respetable vecino y otros de amantísimo amigo, pero sólo es lo que parece, la realidad por lo general es otra y llegar al fondo de la intención real que alberga cada uno, es algo que difícilmente llegaremos a ver a la luz del día.


La mayoría de la gente vive en una constante dependencia de otros, para avanzar en sus propios procesos..



Desde aquí, se entiende por qué caemos una y otra vez en la misma trampa, fiarnos de los códigos de conducta que ellos nos programaron, nos impide ver la real versión de esa persona que tenemos enfrente. Tras el primer contacto nos creamos un juicio de esa persona por simple apariencia, tras el primer dialogo, tiramos de memoria, buscado patrones en los que encajar a ese ser, dentro de los módulos que el sistema rige para las conductas, normal, singular, extravagante, raro, friki, loco… Una vez lo hayamos encajado todo, abrimos o cerramos nuestra capacidad de entablar relación y cuán profunda puede ser ésta. Aquí es donde tendríamos que empezar a poner en práctica el principio de no intervención, ya que por lo general, nos esforzamos por modular al otro para que todo su Ser encaje en el patrón que diseñaste para él, sin que quede arista alguna que distorsione tu ideal.

Modificar su pensamiento, sus costumbres, modos y cultura, para que finalmente sólo quede un mero replicante de lo que tú estimas adecuado para ti y asi, sea lo deseado finalmente en alguien que se digne conservar tu compañía. Sus creencias se deben ajustar milimetricamente a las tuyas, su ideario político, social y moral, deben encajar de igual modo. Es prácticamente inevitable que tratemos de cambiar la opinión del otro, la lucha por la razón es la batalla inútil con la que diariamente hacemos chocar nuestra cornamenta, en una perpetua época de celo que nos empuja a ser el jefe de la manada a toda costa, lo único que nos separa de un animal es que no marcamos con orina nuestro territorio, pero en algunos casos hasta lo dudo.

El principio de no intervención dicta que el respeto al otro prima sobre cualquier otra razón o principio, el respeto a sus decisiones, a sus errores, a sus creencias, a su capacidad y a su intención. Si cualquier ser interfiere sobre otro modificando alguna de sus estructuras, se estará impidiendo que la expresión de sí mismo se manifieste, que su libre albedrío se ejerza y que su capacidad natural aflore y se desarrolle.

La mejor forma de aprender es mediante la duda, la búsqueda, la investigación y la práctica, lo que al final se imprime tras este proceso, es una forma natural de evolución y crecimiento, en la que el individuo descubre y se descubre, mediante la interacción con su entorno. Intervenir o influenciar en el proceso de cada uno es un error irreparable, ya que ese ser será desviado de su camino y transitara caminos que no fueron creados por él ni para él.

Quizá en nuestro fervor por ayudar, queramos despertar al prójimo a toda costa, pero la mayoría de las veces tras esa intención de ayudar, existe el egoísmo, quizá por no pasar a solas este complicado transito lleno de mentiras o porque creemos que así los salvamos de algo, es evidente que esto no funciona, ya que muchos que despertaron de forma forzada, engrosaron las filas de aquellos que les quisieron vender cualquier panacea, con lo que la sensación de estafa al final será aún mayor.

No intervenir no significar pasar del otro u obviar su estado, sino respetar sus decisiones por encima de tus modelos (dogmas) morales. El bien o el mal, lo correcto o lo incorrecto no sirven para medir las intenciones de otros, para con nosotros o con su entorno. Si alguien, sea quien sea, te dice que tal o cual cosa es como él dice, estará interviniendo y moderando tu capacidad de aprender por ti mismo a construir una imagen pura de ti, te estará quitando la oportunidad de pulirte y crecer por ti mismo. Si esto lo extrapolamos a cualquier ente o ser que proceda de otro estado distinto al nuestro, densidad, dimensión, plano o planeta, deberá aplicar el principio de no intervención sí o sí, porque si no tenemos esto en cuenta, por ambas partes, cualquier gesto o palabra, es una clara intervención en la libertad del otro.

“Purificación de las Emociones” Wayne W. Dyer.


Las emociones son reacciones ante los pensamientos. Estas sensaciones aparecen en su cuerpo y provienen de cómo utilice su mente. Las emociones no son cosas que sencillamente suceden; son elecciones que usted hace.

Si su cuerpo se ve atormentado por respuestas emocionales malsanas como sentimiento de culpa, enojo, preocupación, miedo, timidez y ansiedad, tiene que examinar el proceso de pensamiento que da soporte a dichas sensaciones. Las reacciones fisiológicas ante estas emociones incluyen alta presión sanguínea, rubor, aceleración respiratoria, aumento del ritmo cardíaco, sensación de tener un nudo en el estómago, úlcera, erupciones y la tendencia a morderse las uñas, entre otras.

Puede identificar sus emociones en el plano físico mediante la observación. Pero también tiene que saber que el sistema de soporte de estas reacciones es su elección de pensamientos. Si está entregado a los pensamientos malsanos estará produciendo respuestas emocionales malsanas que provocarán en su cuerpo un estado de ansiedad y desasosiego.

La verdad es que usted es por completo responsable de lo que piensa. El mundo no gobierna su mente ni tampoco su cuerpo gobierna sus pensamientos. Es al revés. Quien está al mando es el cerebro, puro y que está en paz.

A los pensamientos malsanos —como los prejuicios, los pensamientos libidinosos, el espíritu de contradicción, los pensamientos adictivos y los comparativos— puede observárselos y luego dejarlos marchar. Sencillamente obsérvelos llegar y luego decida no centrarse nunca más en ellos.
Esta sencilla fórmula es el secreto para crear en su cuerpo reacciones emocionales que manen del amor, la aceptación, la paz, la tolerancia, la comprensión, la bondad y el perdón. Estos pensamientos de pureza, dictados por su yo superior, provocarán las reacciones emocionales del contento, la homeostasis, el equilibrio, el júbilo y la calma.

Por lo tanto, para purificar sus emociones, usted tiene que purificar sus pensamientos y luego observar mientras les da la vuelta a esas antiguas reacciones emocionales malsanas a las que se ha acostumbrado llamar herencia.

Hubo una época en la que yo esperaba recibir reconocimiento cuando hacía un regalo. Si no recibía el agradecimiento que esperaba, me sentía molesto y acusaba interiormente al ingrato destinatario. Podía advertir los cambios corporales que provocaban mis pensamientos.

En la actualidad, escucho a mi yo superior y soy capaz de dar de forma anónima. Mi yo superior me hace dar por la sola razón del deseo de ayudar. Ya no doy para recibir algo a cambio. Mis pensamientos a este respecto están purificados y por lo tanto todas las reacciones emocionales de enojo y frustración han sido reemplazadas por una sensación de equilibrio y bienestar.

De modo similar, he extirpado la dolorosa reacción emocional de los celos. En lugar de permitir que mi ego esté al mando, me vuelvo hacia mi yo superior en busca de guía. Ya no me digo a mí mismo que debería sentirme desairado cuando alguien obtiene más de lo que yo tengo. Consulto a mi yo superior y observo mis pensamientos en silencio. Desde ese lugar estratégico, veo que el amor es lo que puedo enviarles a todos aquellos que están en este planeta conmigo, independientemente de las apariencias o diferencias externas.

Tenga presente que el ego es una pequeña parte de usted mismo, la cual ha asumido el mando en su intento de protegerle con su falsa idea de que usted es sólo un cuerpo. A partir de esta imagen incompleta de su totalidad, el ego fomenta reacciones emocionales malsanas así como comportamientos del mismo jaez.

Mientras avance por el sendero de su yo espiritual, tenga presente estas palabras de mi maestro Nisargadatta Maharaj:

jueves, 3 de marzo de 2016

SI TRABAJAMOS NUESTROS SUEÑOS, PURIFICANDO TAMBIÉN NUESTRA VIGILIA, PODREMOS TENER UNA VISIÓN MÁS CLARA DEL ALMA Y ASÍ DE LA DIVINIDAD


En la nueva entrega de Cadena Áurea de Filosofía conversamos sobre uno de los textos más importantes en la historia del estudio de los sueños: "Sobre los sueños", del filósofo neoplatónico Sinesio. Un texto que fue escrito a partir de un sueño revelatorio y hace de la "onirocrítica" una herramienta filosófica. Sinesio nos llama a ser obreros oníricos, a purificar nuestra psique, a limpiar la pantalla de nuestra fantasía para que se refleje la divinidad, para que la materia no oscurezca la luz del alma. 

Debemos nadar hacia el fondo de nuestro propio océano para entender y ver los sutiles mensajes de los sueños. El sueño, como el universo mismo, es un texto que debemos aprender a leer. Este texto se volverá más claro, dice Sinesio, si purificamos nuestro ser, si obramos con virtud y honestidad. De aquí que los sueños no puedan dividirse de nuestra vida cotidiana y sean un reflejo, un pulso y un marcador de nuestra evolución ética y espiritual. Con Sinesio, invitamos a darle importancia al mundo onírico, a laborar por su pureza y a permitir que los sueños hagan de la existencia un cauce multidimenisonal, lleno de significado.

Minuto:
0-1:00 Intro/ "Sobre los Sueños", el gran texto filosófico sobre los sueños y la fantasía de Sinesio/ Una reflexión sobre por qué los sueños son importantes para nuestra existencia/ Llevar un diario de noche/ Un texto que es un sueño dentro de un sueño: la fractalidad de Sinesio/ La divinidad y los sueños/ Los sueños como herramienta mántica/ Los sueños verdaderos son los proféticos/ ¿Cómo interpretar los sueños? Haciendo un trabajo de percepción del alma/ La divinidad posible que existe en todos los sueños.

5:00-10:00 Debemos evitar una fantasía gorda y terrosa, mantenerla etérea y celeste/ Tener una fantasía esbelta, un alma delgada/ Una nueva dieta onírica y celeste/ Purificación para entender los sueños/ Sample: Waking Life/ Cultivar la virtud para soñar/ Realizar las 12 labores de Hércules para poder ver/ "El sabio es el que descubre los vínculos del cosmos".

10:00-1500 La fuerza descendente y la fuerza ascendente/ Sample: Waking Life: "They Say Dreaming is Dead"/ Decir la verdad nos lleva a lo divino/ La forma más transparente de medir nuestro nivel de conciencia son los sueños/ Los sueños son el pulso de nuestra actualidad.

15:00-20:00 Cita de Sinesio/ "¿Como el agua turbia y la transparente, la estancada y la que está en movimiento podrían comportarse de igual manera al reflejar una misma figura?"/ Una psique pura tiene sueños a su altura y refleja imágenes en correspondencia/ Tener un trabajo onírico/ Sobre la interpretación/ Después de Freud: los sueños ya no ven hacia el futuro, sólo al pasado/ Los sueños siempre tienen algo que decir/ La gramática de los sueños existe sólo en el interior del soñador/ Sample.

20:00-25:00 El sentido práctico de los sueños/

POR QUÉ LO INVISIBLE ES SIEMPRE SUPERIOR A LO VISIBLE


Intentaremos aquí exponer la primacía de lo invisible y revaluar aquello que no percibimos por nuestros sentidos ordinarios y que se escapa de la densidad material a la que estamos acostumbrados. En esta supremacía de lo invisible se encuentran y coinciden de alguna forma la ciencia, la filosofía y el misticismo. En el caso de la ciencia, cabe puntualizar, esto sólo se da en un aspecto cuantitativo, en el caso de la materia oscura: un misterioso tipo de materia invisible más abundante que la materia común en el universo; pero no ciertamente desde el paradigma dentro del que opera, en el cual predomina la determinación de estudiar y reducir los fenómenos solamente a sus componentes materiales, argumentando que lo que no se puede observar con los aparatos y la metodología científica no puede existir.

Pero acaso la ciencia olvida que la forma y el lugar desde el cual formulamos la pregunta delimita la respuesta que podemos recibir. Haremos aquí entonces un recorrido desde otro lugar más cercano a la poesía y a la filosofía que, en cambio, se deleitan en lo misterioso, a la manera de una pequeña antología a favor de lo invisible; una invitación a mirar hacia aquello que permanece oculto, que no se revela, que seduce en silencio y que pide de nosotros la sutileza de ver más allá de las apariencias.

Con el término "invisible" aquí nos referimos no sólo a cuerpos sutiles o entidades numinosas que yacen en una banda elusiva del espectro de la percepción, nos referimos también a las ideas, pensamientos, emociones,  valores, arquetipos y la suma de las partes que conforman unidades a las cuales llamamos la esencia de las cosas, la personalidad o el espíritu y que nunca se muestran de manera explícita y exhaustiva en la materia visible, sino que solamente se manifiestan a través de ella --que la utiliza como se usa un vehículo, como algo que irradia o que refulge pero que se retira igualmente de nuestra percepción, nunca permaneciendo como algo que ha sido enteramente revelado. Siempre, como escribió Saint-Exupéry, "lo esencial es invisible a los ojos". Siempre en el mundo de la conciencia existe una relación metafísica con la realidad, siempre se tienden puentes invisibles para poder relacionarnos con las cosas al nivel de la experiencia y la memoria.

Ya sea que tomemos la postura platónica de la naturaleza o la postura aristotélica, la esencia al final de cuentas es invisible y superior a lo visible. Para Platón, lo equivalente a lo que aquí llamamos esencia no está circunscrito a los cuerpos, sino que los cuerpos son imágenes de formas o ideas universales, modelos o copias que han sido moldeados por las energías de la inteligencia, ya sea del individuo (como alma racional) o del cosmos mismo (como animal divino), en su movimiento bajo las leyes y los arquetipos matemáticos que existen sub specie aeternitatis, inmutables más allá del tiempo.

En la filosofía de Platón la superioridad del alma sobre el cuerpo hace de la misma manera que lo invisible sea superior a lo visible, siendo que, como explica en la alegoría de la cueva, lo que pensamos que es real y luminoso es sólo una sombra de la verdadera luz y realidad, la cual está más allá de los cuerpos y los sentidos materiales. La labor del ser humano en este mundo, entonces, es abrir el ojo espiritual para ver las formas universales y recordar lo que el alma ha presenciado en el cielo o en el mundo de las ideas, ver, por ejemplo, en una flor no ya sólo la belleza de esa flor en particular, sino servirse del color y la forma de esta flor para percibir la invisible belleza que existe en todas las flores y en todas las cosas bellas, una especie de esencia o alma universal que se transparenta.

La función de lo material es únicamente llevarnos a lo espiritual; de lo visible, llevarnos hacia lo invisible. En un sentido ciertamente místico, dice Platón en Las Leyes: "Todos los hombres perciben el cuerpo del Sol, pero ninguno su alma". Percibir el alma del Sol es el fruto radiante de la percepción y del trabajo filosófico, como para Einstein la física era el medio para el supremo deseo de conocer "los pensamientos de Dios", aquello que yace detrás del tejido del espacio-tiempo.

A diferencia de Platón, Aristóteles creía que la esencia estaba unida al cuerpo (en Platón el alma sólo desciende parcialmente); pero esta esencia, a la cual llama también alma, es superior al cuerpo en tanto a que es su causa formal, eficiente y final. Si bien en Aristóteles el alma tiene una sustancia material, no puede reducirse solamente a su forma, sino que es su actualidad. Y, aunque el alma para este filósofo no puede separarse del cuerpo, el alma no es un cuerpo como tal y por lo tanto no es algo que podamos llamar visible.

De alguna manera, Aristóteles concibe al alma como una fuerza vital, literalmente lo que anima a un cuerpo, a veces asociado con el corazón. Si lo anterior es un poco confuso, todo lo más si consideramos que Aristóteles argumenta en su tratado sobre el alma De Anima iii 5 que el intelecto activo (nous poiêtikos) tiene una existencia inmortal separada del cuerpo. Dice ahí que "la mente existe llegando a ser todas las cosas y un tipo de mente existe produciendo todas las cosas, como un efecto positivo, igual que la luz.

Puesto que en cierta forma, la luz hace que los colores que existen en potencia se vuelvan colores en actualidad". Y esta mente se separa del cuerpo y "solo ésta es como es, y solo ésta es inmortal y eterna". El anterior pasaje es uno de los más controversiales y algunos han querido interpretar que Aristóteles no habla de la mente del individuo sino de una mente universal divina que sería lo que permite establecer la facultad intelectual en el individuo.



Habiendo repasado estas dos grandes corrientes originarias de la filosofía occidental, consideremos el lugar de lo invisible en la física moderna. Actualmente se piensa que la materia oscura constituye 85% de la masa total del universo y aunque sólo podemos observar esta sustancia invisible a través de su interacción con la fuerza de la gravedad, se cree que es una especie de sustancia o estructura de cohesión sobre la que las galaxias se integran.

Algunos científicos recientemente han teorizado que la materia oscura es responsable de los ciclos de extinción de 26 millones de años que, por ejemplo, han borrado de la faz de la Tierra a los dinosaurios, esto a través de una atracción gravitacional que puede desviar cometas de sus órbitas. Así la materia oscura, dentro de su invisibilidad, podría estar ejerciendo toda una serie de importantes efectos que apenas estamos descubriendo.

La influencia y potestad de lo invisible sobre lo visible nos provoca temor e incomodidad, psicológicamente hemos aprendido a rechazar la incertidumbre y a suprimir lo que no podemos explicar. Ya lo dice el Libro 4 del Corpus Hermeticum: "las cosas visibles nos deleitan, pero las invisibles producen desconfianza". Esto, como hemos visto, es la ilusión fundamental de la materia, la seducción del maia, que nos hace cautivarnos en las formas físicas, en la celada (y en la celda) de los sentidos y dejar a un lado la naturaleza esencial.

Hace unos 2 mil 500 años Heráclito había advertido que "la naturaleza ama ocultarse" y por lo tanto si queremos acceder al conocimiento verdadero debemos de ir más allá de lo aparente, hacia lo oculto. Es por esto que tenemos toda una tradición filosófica que llamamos ocultismo, ciertamente despreciada en la actualidad pero que tiene una razón de ser que se apuntala en este valor esencial de que existen cosas que van más allá de nuestras facultades sensibles y que se debe cultivar una percepción y un entendimiento de lo oculto si se quiere tener una visión completa del mundo.

En su poema "La rima del antiguo marinero", Samuel Taylor Cooleridge elije el siguiente epígrafe del texto Archaeologiae Philosophicae (1692):

Sin temor a equivocarme creo que existen más naturalezas invisibles que visibles en el universo. ¿Pero quien nos explicara la familia de estos seres, sus jerarquías, sus relaciones y características y funciones distintivas? ¿Qué hacen? ¿Qué lugares habitan?

Diferentes científicos opinan sobre la Inmortalidad de la Conciencia



En el libro The Secret PhysicsThe Secret Physics of Coincidence. Quantum phenomena and fate - Can quantum physics explain paranormal phenomena?, el doctor Rolf Froboese compila una serie de investigaciones entre científicos con una mentalidad más abierta para sondear los misterios de la conciencia, quienes sugieren que ésta podría ser una propiedad más fundamental de la naturaleza que la materia y quizás también explicar fenómenos paranormales y hasta soteriológicos. Compartimos aquí algunos ejemplos, traducidos de aquí.

El doctor Hans-Peter Dürr, del Instituto Max Planck de Física, sugiere que la dualidad onda-partícula que existe en el mundo subatómico en realidad se halla en todas las magnitudes, en todo el universo. Por lo tanto, se puede hablar de un componente espiritual a la par de un componente material:

Lo que consideramos como aquí y ahora, este mundo, es en realidad sólo el nivel material de lo que comprendemos. Lo que yace más allá de esto es infinitamente más grande. Que es en lo que este mundo está enraizado en. 

Así, nuestras vidas en este plano están ceñidas, rodeadas por lo que se conoce como el mundo de más allá. Podemos imaginar esto de la siguiente forma: escribimos nuestra existencia en una especie de hard drive de lo tangible (en el cerebro), pero también transferimos esta data a un campo cuántico espiritual, de tal forma que cuando morimos, no perdemos esta información, esta conciencia. El cuerpo muere pero el campo cuántico espiritual continúa. De esta forma soy inmortal. 

El doctor Christian Hellweg, también investigador del Max Planck pero de biofísica, explica:

Nuestros pensamientos, nuestra voluntad, nuestra conciencia, y nuestros sentimientos muestran propiedades que podrían llamarse espirituales. Ninguna interacción conocida con las fuerzas fundamentales de la ciencia natural, como la gravedad, las fuerzas electromagnéticas, etc., puede detectarse en lo espiritual. Sin embargo, las propiedades espirituales corresponden exactamente con las características distinguidas en el extremadamente enigmático mundo cuántico. El mundo cuántico, en este caso, es ese reino en nuestro mundo que no es todavía factual; en otras palabras, el reino de la posibilidad, de la incertidumbre, donde sabemos "qué", pero no exactamente "dónde o cuándo". 

Según el físico David Bohm, existe una totalidad implicada de la cual emerge el mundo que percibimos cotidianamente, esta totalidad implicada es un mundo de infinito potencial energético en el que de hecho todas las cosas yacen en un estado de completa unidad. "El resultado de las ciencias naturales tiene sentido sólo si asumimos una realidad interna, uniforme y trascendente que es la base de toda la data y las experiencias externas". Bohm sugiere que la conciencia es esta misma realidad unitara trascendente. 

Jeremy Hayward, de la Universidad de Cambridge, señala una cierta tendencia entre físicos que colocan a la conciencia dentro de la ecuación fundamental del universo:

miércoles, 2 de marzo de 2016

Programas y patrones en la memoria y consciencia celular


Es impresionante la cantidad de información que se guarda en multitud de sitios diferentes en nuestro complejo sistema físico y energético. Nuestra esfera de consciencia aloja en su centro de gravedad la conexión con nuestro Yo Superior, su superficie es nuestra consciencia artificial, y los miles de puntos que la forman es nuestra personalidad virtual a través de centenares de “Yos”, sub-personalidades o facetas de nuestra fachada ante el mundo.

Nuestro programa ego gestiona la psique y la mente, compuesta por centenares de programas, patrones y arquetipos en seis esferas mentales diferentes, que abarcan desde el pre-consciente hasta la mente subliminal. El cuerpo mental en sus diferentes sub-capas y estratos es el repositorio de millones de datos, experiencias, vivencias, formas mentales de todo tipo. El patrón conductual marca nuestro comportamiento y carácter base, así como las modificaciones constantes que se realizan en el mismo, tanto las que queremos como las que nos imponen externamente, grabándonos en las runas formas de reaccionar ante el mundo según interese.

Los átomos simiente actúan de enorme “caja negra” y base de datos de lo que sucede en cada uno de los cuerpos sutiles respectivos a los que pertenecen, enlazados por el llamado cordón de plata. El ADN a nivel energético contiene información en varios sectores y a diferentes niveles sobre todas nuestras áreas de vida, composición multidimensional y decenas de programas, y, por si el estudio y compresión de todo esto, para posterior sanación de posibles bloqueos y problemas causados por disfunciones en estas áreas,  no fuera suficiente para explorar y tratar de escribir alguna página más en el manual de cómo estamos hechos los seres humanos, también hemos de sumar la enorme cantidad de información, programas y patrones que se almacenan en la memoria celular, de órganos, tejidos, huesos, músculos, etc., y que pueden marcar enormemente el estado vibracional, energético, y, por supuesto, mental y emocional de cada uno.

La inteligencia celular y la memoria del cuerpo

Todos los que trabajáis conscientemente con el vehículo que nos permite tener un soporte para movernos por este plano físico, o al menos os habéis parado a escucharlo alguna vez, sabéis que el cuerpo tienen memoria, tiene inteligencia, tiene conciencia. La tiene desde el primer momento que las células empiezan a desdoblarse para crecer y dar forma a este traje humanoide que habitamos. El primer acuerdo que hacemos con nuestro cuerpo sucede en el momento de nuestra encarnación, dónde la consciencia y el ser que somos se ha de poner a colaborar con la conciencia del cuerpo.

En la mayoría de los casos se llevan bien, se aceptan, y ambas conciencias se convierten en una sola, con una especie de acuerdo simbiótico, sin el cual, ni la una ni la otra podrían funcionar a su máximo nivel. El cuerpo sin la conciencia directora de la mónada, el Yo Superior, el alma y el resto de aquello que somos, no sería más que una máquina biológica con una limitada consciencia de si mismo. Por otro lado, nosotros, sin el vehículo de crecimiento y experimentación que es el cuerpo, no podríamos jamás adquirir experiencias y crecer en nuestro camino de compresión de la vida y evolución a través de la misma.


Pero ¿de dónde viene la memoria de las células?

No es demasiado complicado. El cuerpo tiene memoria, ya lo hemos dicho, de hecho, la memoria y consciencia del cuerpo no es más que la suma de los trillones de pequeñas memorias y conciencias de cada una de nuestras células, cadenas de ADN y elementos químicos de los que estamos hechos. Ese conjunto responde como una sola entidad, con la cual podemos “conversar”, hablar, comunicarnos. Muchos ya lo hacen, a través de la kinesiología, otros muchos a través de la meditación o la terapia craneosacral, y otros muchos más no tienen ni la más remota idea de que pueden hacerlo.

Pero lo que si que sabemos es que todos estamos hechos de millones de células, que contienen en su núcleo la información necesaria para la función que realizan, y para el conjunto al que pertenecen, y con el cual deben interactuar. No solo la célula “nace” de base con una codificación determinada para su trabajo, dada por el ADN, sino que además recoge y graba en su memoria las impresiones recibidas, los patrones adquiridos y los programas que ejecutamos. Esto es posible porque toda la parte física de nuestro cuerpo son mónadas con aspecto materia que en su momento llamamos de “tipo 3”. Para recordar la explicación de los diferentes tipos de “bloques básicos” que forman todo lo que existe podéis remontaros a este artículo primero y luego a este otro.


Mónadas que “aprenden” por almacenamiento de patrones