sábado, 12 de marzo de 2016

La maravillosa amplitud de las inteligencias


La maravillosa amplitud de las inteligencias
que todos poseemos…

“Los analfabetos del sigo XXI no serán los que no sepan leer ni escribir,
sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender.”
                                                                                                    Alvin Toffler

Se dice que utilizamos solo el 10 % de nuestras capacidades…
Y es muy común sentir que no estamos experimentando todo lo que somos…

Entonces nos surgen algunas preguntas:
¿qué más habrá dentro nuestro? ¿cómo encontrarlo? y ¿qué hacer con eso?

¿Una única respuesta correcta?

Pensamiento lógico y pensamiento lateral

Si revisamos nuestro patrón de acción histórico, es muy probable que descubramos un sistema repetido de actitudes, el cual nos conduce –por supuesto- a los mismos resultados…

Sabemos que esos patrones de acción, responden a preconceptos: pensamientos previos, no muy conscientes, que damos por hecho, obviedades que creemos lógicas. Esto es así porque siempre lo fue, tiene una sola respuesta correcta.
He aquí el asunto: la lógica, lo pre-supuesto, no siempre es la mejor respuesta a la situación que la realidad nos presenta.

Edward De Bono postula que existe una inteligencia lógica, que es lineal, sucesiva, que busca una sola respuesta“correcta” a cada problema y que “cava siempre en el mismo lugar… cada vez más profundo” para encontrar siempre el mismo tipo de razonamiento.

A diferencia de esto, dice De Bono, la inteligencia lateral es diversa, busca ideas nuevas, “cavar en otros lugares”, produce respuestas creativas, sencillas y eficaces.
Si entonces la mayoría de las veces (sino todas!) respondemos a los desafíos que se nos presentan, de la misma manera, por nuestras ideas pre-concebidas; surge la pregunta: ¿todas las situaciones son iguales?

Si no lo son ¿porqué respondemos de la misma manera?

Entonces revisar nuestros supuestos es el punto de partida para saber con qué preconceptos estamos juzgando una situación dada. Al encontrar ese supuesto –que la mayoría de las veces no somos concientes de su existencia- muy a menudo vemos que no es coherente con la realidad y suele ser más una creencia legitimada que una observación lúcida. Una vez revisados nuestros preconceptos, es como si hubiéramos limpiado la superficie del escritorio donde vamos a trabajar.

Einstein decía que ante un problema había que responder con diez distintas soluciones posibles. Al hacer esto, encontramos que la creencia de que ante tal problema solo cabe tal solución, no es real. Vemos que se abren diversos caminos, los cuales luego pueden integrarse y brindar otra solución que los incluya. Las alternativas son infinitas y se van enriqueciendo entre sí. Finalmente, podemos elegir la más adecuada a esa situación, lo que no es garantía de que “a partir de ahora voy a tomar esa como modelo”, pues como dijimos anteriormente: cada situación es distinta, y nosotros también lo somos en nuestro constante devenir.

Dar por supuesto es cerrar posibilidades. Cuanto menos demos por supuesto una situación, persona, objeto o a nosotros mismos, mejor preparamos el terreno para trazar nuevos caminos.

Las inteligencias múltiples

Según algunos autores, existen diversos tipos de destrezas o inteligencias, que otorgan capacidades bien distintas unas de otras e independientes entre sí.

Cada persona cuenta con una o más inteligencias que son innatas. Las mismas se pueden desarrollar o inhibir durante el proceso de crianza, según el ambiente. Y desde ya, nunca es tarde para desarrollar y descubrir dentro de nosotros cualquiera de ellas. Howard Gardner propuso que existen ocho inteligencias:

Lingüística:
Es la inteligencia de las palabras y el lenguaje. Su campo de acción incluye leer, escribir, hablar, comunicarse, contar cuentos, hacer juegos de palabras, escribir prosa y poemas, hacer discursos, etc.

Lógico-matemática:

Test de los Colores


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO ESPERO QUE OS GUSTE.

Consta de la elección de tres colores para aproximarnos a los diferentes estados que puede estar atravesando una persona, así como la fortaleza y la manera de canalizar situaciones cada vez mas profundo y consciente. 

El color elegido en primer lugar, marca la situación actual mas consciente, las cosas que nos damos cuenta de que nos pasan. . 

El elegido en segundo lugar, nos muestra las herramientas que podemos utilizar en este momento. . 

El tercer color denota las situaciones mas profundas a resolver o potenciar. 



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viernes, 11 de marzo de 2016

“¿Por qué la gente grita?”


Un día Meher Baba preguntó a sus mandalíes lo siguiente: –– 

¿Por qué la gente se grita cuando están enojados? 

Los hombres pensaron unos momentos: — Porque perdemos la calma – dijo uno – por eso gritamos. — Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? – preguntó Baba — ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?

Los hombres dieron algunas otras respuestas, pero ninguna de ellas satisfacía a Baba.

Finalmente él explicó:

Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho.
Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse.
Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia

Luego Baba preguntó:

— ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?

“Hábitos”


“Deseáis desembarazaros de un mal hábito… 

Debéis saber, en primer lugar, que un hábito consiste en un cliché que se ha grabado en vuestros cuerpos sutiles. 

Una vez grabado, se reproduce hasta el infinito. Por eso, no sirve de gran cosa que después lamentemos habernos dejado arrastrar: seguiremos cometiendo la misma falta y después de nuevo lo lamentaremos. 

Será un encadenamiento sin fin de faltas y de remordimientos. Porque el remordimiento también ha grabado su cliché; y por eso vuelve cada vez después de la falta, pero no ayuda a corregirla.


¿Y qué hay que hacer entonces? 

Recubrir el primer cliché, es decir reemplazar los malos hábitos aplicándonos, poco a poco y conscientemente, en alimentar mejores pensamientos, mejores sentimientos y sobre todo un mejor comportamiento. 

jueves, 10 de marzo de 2016

DESPERTAR A NUESTRO MAESTRO INTERIOR ES VIVIR EN EL YO SOY


El Proceso de Apertura de Conciencia es un proceso paulatino de conexión con el Maestro Interior. Es el salto de una conciencia de 3D, en proceso de Evolución, a otra de 5D, en proceso de Iniciación. Es un proceso de transmutación energética cuántica con incidencia en el núcleo celular, con cambios en nuestro ADN. Para que este proceso se dé, es preciso que se produzca una Sanación de todo lo previo a este tiempo, toda carga de nuestro alma en este caminar a lo largo de tantas vidas.

El alma viene limpia, pura, sin ataduras, desde los planos de Luz de donde procede y, por tanto, de su hogar. Al final de su tiempo, ha de volver igual, limpia y pura, sin vínculos de ningún tipo ni a nadie, pero más crecida, cargada con todas las experiencias vividas y transmutadas en la luz de nuestro ser. Solo así, el proceso de apertura y recuerdo, será auténtico.

Es importante entender que en este proceso todos nuestros yoes deben fusionarse en un solo ser, de forma que, hasta nuestro yo físico, deberá hacer sus cambios para que la integración sea factible. Este punto puede ser el más complicado, pues sobre él revertimos todos los demás. Nuestro cuerpo físico es el que refleja, en realidad, lo que pensamos, lo que sentimos, lo que somos.

Además, este cuerpo, que es el propio de 3D, es el más denso de todos y, por tanto, el que más dificultad tiene para seguir los pasos a dar en este proceso. El sutilizar el cuerpo es difícil e incluso doloroso, pues en muchos casos los cambios producen alteraciones fuertes. El cuerpo necesita hacer sus cambios para acercarse a esta nueva vibración que implica el proceso de apertura de conciencia y estos cambios van a provocar unos síntomas que, estarán ligados a aquella parte de nuestro mundo emocional que se resiste a hacer sus cambios.

Es un mito que haya molestias que para todos sean iguales, cada uno somos un mundo y, es por esto, que cada uno vivenciamos los cambios a nuestra manera, amén de que cada uno tenemos nuestros propios traumas, dolores y experiencias de esta vida y de otras que nos marcan la pauta. No somos robots, no vamos todos a la vez, eso forma parte del concepto REBAÑO, muy mentalidad New Age, pero nada real. NO EXISTE EL CONCEPTO DE SINTOMAS DE LA ASCENSION, conectemos con nuestro verdadero ser y ahí podremos identificar nuestros síntomas. En este punto, es importante entender que, cuanta menos resistencia pongamos a nuestros cambios emocionales y espirituales, a nivel celular más fácil será el proceso, más rápido y, al final, menos doloroso.

Una vez que todo sea realizado y que, tanto nuestro alma como nuestro vehículo que se compone de 4 cuerpos: mental, emocional, energético y físico, se hayan reestructurado en la nueva frecuencia, podremos decir que hemos hecho nuestro proceso de apertura completo y entonces, estaremos preparados para sintonizar con la nueva frecuencia, a niveles de conciencia superiores, en plenitud de capacidades y conscientes de lo que estamos realizando.

Este proceso es lo mismo que el adquirir la vibración del nivel crístico, de forma que así desarrollamos este cuerpo, propio de los niveles de 5ª dimensión. Adquirir el nivel crístico indica que estamos unificados con nuestro Maestro Interno, que ya estamos preparados para caminar solos, que la madurez espiritual llegó a nosotros, al hacer los trabajos interiores adecuados para este proceso y al estar en resonancia con las nuevas frecuencias propias de los seres que despertaron antes y que, en algunas creencias, los llaman Maestros Ascendidos, pero que en realidad no es más que almas que ya hicieron previo este trabajo y consiguieron despertar su Maestro Interno.

Todo este proceso no se realiza en una vida, por supuesto, sino en muchas y, al final, la recompensa es haber adquirido estos niveles Crísticos de consciencia y unificación del ser.

Cuando se empieza a tomar conciencia de que no sólo se está formado por un cuerpo físico, por una emoción y por un intelecto, sino que nuestro ser interno busca algo superior, algo que salga de estas frecuencias, algo que consiga elevarse por encima de esos estados básicos del ser, necesarios para la vida pero insuficientes para el ser completo, entonces es cuando estamos preparados para entrar en la búsqueda del ser interno, en la identificación de los yoes que nos componen, en hacer consciente nuestro lado sombrío, en poder trabajar lo denso del ser para conectar con lo sutil, con lo elevado, con lo espiritual.

Cuando entramos en este estado de consciencia y deseamos hacer los cambios necesarios para ello, entonces es cuando podremos realmente identificar qué es lo que hay que cambiar y hacia donde nos tendremos que dirigir, para conseguir conocer y conectar con el ser interno, con el Maestro Interior.

El único camino para alcanzar la consciencia del yo interno, es primero trabajar lo que entorpece el camino, después dirigirnos hacia la luz de nuestro ser interior y, por tanto, hacia la del Maestro Interior.

El Maestro Interior es el guía interno que todos llevamos dentro, es la parte de nuestro alma en conexión con nuestro Ser Superior y que nos enseña la forma de hacer consciente este hecho, sería lo que también llamamos Conciencia o coloquialmente, “Pepito Grillo”.

Todo ser, llega un momento en su evolución, que posee la capacidad de conectar con su ser interno para despertar al Maestro que se lleva dentro. Este Maestro nos dará la posibilidad de alcanzar niveles de consciencia superiores que nos permita abrirnos a energías, conceptos y entidades directamente relacionadas con estos niveles.

El camino de la evolución es largo. El alma va recorriéndolo vida tras vida, para poder madurar a través de las experiencias que tenga que ir pasando y así ir almacenando esta información de forma que vayamos enriqueciéndonos de todo aquello que vaya surgiendo en nuestra vida. Este archivo de experiencias es el llamado Akáshico e implica poder acceder a la información que podamos necesitar, en el momento que lo necesitemos, para así andar más ligeros y sabiendo el porqué de las coas y para qué.

Cuando comenzamos a tener consciencia de esta parte de nosotros y queremos conectar con ella, parece como si fuera un ser extraño, alguien externo a nosotros ya que aun no sabemos quién es, no hemos dialogado con ella, no entendemos que podemos tener una parte elevada próxima a nosotros y que nos guía, aconseja y acompaña en cada momento sin ser un Guía o Maestro exterior. Conforme la consciencia y el trabajo personal se hace mayor, cada vez nos sentimos más cercanos, más identificados con este ser interno o Maestro Interior. Aquí está el punto, siempre buscando fuera, la guía desde fuera, la protección desde fuera, que sean otros pero, llegó el momento de reconocer que no podemos depender siempre de lo otro, sino responsabilizarnos de lo propio, bucear en nuestro interior y sacar todo lo válido que encontremos ahí, pues será la mejor forma de realmente acceder a nuestro yo auténtico, individual, divino. Y donde está la llave? en el corazón, solo a través de él, podremos dar este salto, nunca a través de la mente que es la que va ligada al ego, la que nos dualiza la que nos debilita.

Pero este camino hacia el interior se hace paulatino, no es posible desearlo y que se produzca, es un camino de trabajo y dedicación, es un camino de reconocimiento de lo que llevamos dentro y de lo que tenemos que transmutar. Es muy importante para conectar con nuestro interior que reconozcamos nuestra sombra, lo que nos entorpece el caminar y que trabajemos las trampas que nos pone. Estas trampas del ego, como yo las llamo, son las actitudes y comportamientos que nos acompañan y entorpecen el camino ligero y elevado, las que nos hacen tropezar, disgustarnos con nosotros mismos por no ser capaces de reaccionar de la forma correcta en cada momento o de sentir lo correcto en cada situación o de no tener pensamientos erróneos o negativos ante algo o alguien. Todo ello, forma parte de estas trampas del ego o de la sombra.

Cuando entendemos que somos seres con una conexión directa con lo divino y que estamos en estos planos para reencontrarnos con esta divinidad, entonces y solo entonces, estamos preparados para ascender y reconocer a nuestro Maestro Interno. Cuando reconocemos nuestra sombra y entendemos que estar en estos planos de tercera dimensión, en la densidad de la materia, implica el arriesgarnos a dejarnos arrastrar por ella y, por eso, es por lo que se desarrolla una sombra o un ego alterado, que hay que identificar, retomar y transmutar para que se integre en nuestro ser de luz, entonces y solo entonces, estamos preparados para conectarnos con el Maestro Interno.

Pero ¿qué implica esta conexión?

Los Sueños, El Lenguaje del Inconsciente


Los seres vivos tenemos una capacidad innata que es la posibilidad de comunicarnos. Cuando nos comunicamos, utilizamos todos los recursos conscientes que poseemos, pero nos olvidamos que existe otro lenguaje ligado a nuestro ser interno, que no sabemos traducir. Este lenguaje es el utilizado en nuestros sueños.

Soñar es un acto necesario para nuestra salud mental así como para poder conectar el consciente con el inconsciente. El acto de soñar es la forma que tiene nuestro ser interno de comunicarse con nosotros, es la manera de saber qué es lo que realmente vive en nuestro interior así cómo poder saber qué es lo mejor para nosotros, por estar ligado este inconsciente o ser interno a nuestro Yo Superior.
Los Sueños, El Lenguaje del Inconsciente.


El mundo de los sueños, cada vez va adquiriendo más importancia pero aun queda mucho por aprender , así como facilitar la información para que podamos entender su lenguaje al igual que hablamos a diario. La labor de los sueños es facilitarnos el entendimiento, la salud y la vida, creo que son suficientes razones para querer aprender su lenguaje.

Cuando soñamos utilizamos el lenguaje de los símbolos que son palabras, términos, formas o dibujos que poseen significado por sí mismas aparte del corriente o conocido. El símbolo representa algo más que lo que significa en sí.

Para entender los símbolos se tiene en cuenta las tradiciones, culturas, mitos, etc. Todo esto forma un código por el cual se rige el lenguaje de símbolos ligados directamente a nuestro inconsciente. Este ámbito, al cual uniríamos también el subconsciente, se mueve por sensaciones, impresiones, olores, sonidos, formas, colores, etc., en definitiva, aquello que tiene sentido y significado para el ser humano independientemente de su nombre o definición académica. Este sentido y significado es lo que se llama código simbólico o lenguaje de símbolos.

Como puede verse, por tanto, el lenguaje de símbolos nos abre las puertas del inconsciente, utilizando la vía de los sueños. Creo que esto ya le da la suficiente importancia como para entender que este conocimiento se convierte en algo básico y necesario para nuestra vida, para nuestro completo autoconocimiento y desarrollo personal. Pensemos que más del 50% de la información que captamos o percibimos a lo largo del día queda en ese sector de nuestra mente y que esto nos impide hacernos conscientes de nuestra totalidad. Por este motivo, el lenguaje de símbolos, ligado a los sueños, nos habla de un tipo de comunicación interna, mucho más profunda y completa.

Las fuentes de este lenguaje están en las tradiciones y culturas, no es lo mismo el lobo para un nativo americano que para un europeo, para el primero es un animal especial ligado a los maestros mientras que para el segundo es un asesino; los arquetipos universales, los cuales son iguales para todo el mundo como puede ser el concepto de padre, de madre, de ladrón, de prostituta, de rey, etc.; y las creencias, temores y simbolismos propios, como sucede con la caída de dientes que para unos simboliza muerte de un ser querido y para otros pérdida de energía o de salud. Todo ello, nos aportará la información necesaria para la interpretación. Además, deberemos tener muy en cuenta la situación particular del individuo, ya que todo sueño hay que ubicarlos en un contexto específico, por lo que habrá que preguntar lo que consideremos necesario para entender qué es lo que está moviendo a esa persona a tener ese sueño.

Por otro lado, dentro de los sueños pueden distinguirse diferentes tipos, así podremos encontrarnos con los que son meros desahogos de nuestra mente, necesarios para descargar tensiones o preocupaciones del día; vivencias reales que no nos hayan gustado pero variando los resultados; de tipo premonitorio; y el puramente simbólico, el que va ligado a la información que sale de nuestro interior y que necesitamos saber para conocernos mejor y también a vivir mejor.
¡Cuántos errores o enfermedades evitaríamos si hubiésemos entendido lo que nos querían decir ciertos sueños que tuvimos! En este sentido, es muy común soñar que se nos avería el coche porque una parte concreta de él se rompe. Si sabemos que el coche representa nuestro cuerpo y que cada parte de éste va ligada a una parte de aquél, sabríamos cuál es el riesgo que corremos y pondríamos el remedio evitando la enfermedad o el accidente. Así de sencillo, sólo hace falta traducir lo que el sueño nos quiso decir.

POR QUÉ LA CIENCIA NECESITA METAFÍSICA PARA COMPRENDER EL UNIVERSO


AL FINAL DE CUENTAS LA CIENCIA NECESITA INTEGRAR (Y APOYARSE EN) LA METAFÍSICA PARA PRODUCIR UNA EXPLICACIÓN NO SÓLO PLAUSIBLE DEL MUNDO SINO TAMBIÉN QUE BRINDE SENTIDO A NUESTRAS VIDAS

 No me interesa este fenómeno o ese otro fenómeno. Quiero conocer los pensamientos de  Dios. Lo demás son solo detalles.

Albert Enstein

El profesor de filosofía de la Universidad de Warwick, Roger Trigg, alza la cuestión de por qué la ciencia necesita metafísica en un artículo publicado en la revista Nautilus. Muchos científicos verán esto como una contradicción y seguramente reaccionaran con despecho. ¿Qué puede necesitar la ciencia --encaramada en lo más alto del árbol del conocimiento-- de la metafísica, una vilipendiada rama de la filosofía, que hoy en día parece rebasada o simplemente impráctica? Y es que la metafísica no produce tecnología, ni permite convertir la naturaleza en capital, ni formula predicciones consistentes. Y, sin embargo, la metafísica trata de los grandes temas que la ciencia acapara actualmente --el ser, el conocimiento, el tiempo, el espacio, el origen del universo y la inteligencia-- y resuelve con teorías físicas que pretenden abarcar la totalidad de la existencia, pero poco aportan para dar sentido y significado.  Tal vez el problema yace en que estas grandes preguntas --¿quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos?-- son esencialmente metafísicas: la ciencia debe de hacerse a un costado o ir más allá de sí misma para poder lidiar con estas cuestiones y no sólo producir datos y conocimiento factual sino modelos que tengan una relevancia y una aplicación filosófica en la vida humana.

Roger Trigg nota que las teorías científicas constantemente hacen afirmaciones metafísicas, pero rápidamente niegan cualquier rastro de metafísica en la ciencia o en su discurso. "Aquellos que dicen que la ciencia puede responder a todas las preguntas están ellos mismos colocándose fuera de la ciencia para hacer esa afirmación... Negar la metafísica y sostener el materialismo necesariamente es una movida dentro de la metafísica... La afirmación de que la ciencia puede explicar todas las cosas no puede jamás provenir de la ciencia. Es siempre un enunciado sobre la ciencia". Sobre la ciencia, más allá de la ciencia (que ha llegado a convertirse en un sinónimo de física) está la metafísica.

Una de las grandes controversias en la historia de la filosofía tiene que ver con la posibilidad de conocer la realidad, de que exista una realidad y que podamos conocer las cosas. Un famoso argumento en contra de esto viene de Kant y de su tesis de que lo que creemos que conocemos podría ser solamente un reflejo de las categorías de nuestra mente; la cosa en sí por siempre inalcanzable, del otro lado del filtro de nuestra percepción.  Sin embargo, es la ciencia la que parece indicarnos que el conocimiento es posible, aunque esto sea otro misterio. Einstein se maravilló: "lo eternamente incomprensible del mundo es su comprensibilidad". El mundo parece estar hecho para que nosotros lo descubramos.  Como dice el físico Max Tegmark, citado por Trigg, la utilidad de las matemáticas para describir el mundo "es una consecuencia natural del hecho de que el mundo es una estructura matemática, y simplemente lo estamos descubriendo poco a poco". Es curioso, pero la ciencia misma, al notar la realidad aparentemente independiente de las matemáticas, nos lleva a la metafísica. "La forma en la que las matemáticas parecen mapear la estructura racional intrínseca del mundo físico, es presupuesta por la ciencia y no puede explicarse científicamente. Parece ser un hecho metafísico, y la explicación, si es que existe alguna, debe de surgir de más allá de la ciencia".



*            *          *



La ciencia ha hecho de la materia la única materia de estudio, lo único que merece estudiarse, puesto que lo inmaterial, lo metafísico, necesariamente trasciende su dominio (lo metafísico se vuelve peligrosamente ilegítimo y "pseudocientífico"). Y, sin embargo, la ciencia produce conclusiones que pretenden abarcar toda la realidad, todo el conocimiento: se postula como un conocimiento del todo, una teoría del todo --aquí yace la inconsistencia, puesto que la realidad, nuestra experiencia del mundo no es solamente material, existe un componente elusivo a este reduccionismo, el sujeto que conoce, la conciencia que reflexiona y observa (e incluso afecta lo que observa ejerciendo un efecto inmaterial o al menos que no puede explicarse según el modelo materialista), así como un substrato matemático o arquetípico por no hablar de un substrato espiritual.

La versión más radical del materialismo científico considera que el sujeto que percibe y el psiquismo incrustado en la materia --el procesamiento de información, la asimilación de la experiencia-- son solamente efectos colaterales (e ilusorios) de la evolución de la materia hacia estados de mayor complejidad  --una ilusión del usuario, como la que podría ocurrir cuando un aparato es suficientemente complejo para simular ser él mismo inteligente. Sin embargo, negar la realidad de la conciencia o negar toda realidad más allá de la materia es altamente insatisfactorio, poco poético y altamente desolador para los fantasmas con los que nos hemos identificado. Pero esta psique que creemos ser  -- o esta alucinación cognitiva, según nos definiría la ciencia-- no se contenta con esta versión prosaica y mecanicista del mundo. La belleza y el orden que vemos en el universo nos hace creer en algo más grande que nosotros, algo en lo cual participamos (puesto que ese mismo orden y belleza parecen existir en nosotros también),  y en tanto a que somos parte de ese orden podemos concebir una unidad que trasciende nuestra existencia material.

Actualmente asumimos que la metafísica debe de, para existir, adherirse a los principios y las convenciones de la ciencia, debe de, por así decirlo, hablar el idioma de la ciencia y someterse a su método de inquisición (de otra forma debemos de concluir que no dice nada o que es una especie balbuceo  o sinsentido). ¿Pero acaso la metafísica no es, por definición, lo que va más allá de la ciencia, de lo meramente físico y material, y por lo tanto requiere que vayamos más allá de la ciencia, y de los paradigmas con los que estudiamos la materia?

miércoles, 9 de marzo de 2016

Yo, la Conciencia


[...] La desidentificación consiste, precisamente, en caer en la cuenta de que yo no soy aquello que creía ser. Lo que se descubre primero es, en realidad, quién no soy yo. Como decía Nisargadatta Maharaj, "No puedo decirte lo que soy, porque las palabras sólo pueden describir lo que no soy".

Llegados a cierto punto del proceso de desidentificación, es probable que la conciencia de un ser humano se descubra a sí misma, es decir, que intuya que ella es algo diferente a sus contenidos (que es lo que hasta ese momento había asumido). Este hallazgo implica una suerte de Big Bang anímico, una explosión universal que cambia radicalmente la vida de ese ser humano. Se nos evidencia que no podemos ser aquello que contemplamos y se nos va revelando que sólo puedo ser el que contempla, esa conciencia que hace posible la aparición de cualquier forma. En lugar de considerar que somos el contenido de la conciencia, nos reconocemos en la Conciencia misma, en ese espacio en el que los contenidos surgen, un espacio necesario para que puedan escenificar sus piruetas los objetos del mundo de las formas.

Dado que el estado de reconocimiento en la Conciencia es prácticamente indescriptible con palabras, se han empleado diversas metáforas o símiles para comunicar al menos una parte de su sabor. Puede hablarse del mundo sin forma, frente al mundo cotidiano de las formas, en el que habitualmente creemos que se agota todo lo que existe. En el capítulo 11 hablaba del Ser, que es otra manera de designar a ese mundo informal, al Ser del que emanan todas las formas, por lo que también podemos conocerlo como la Fuente o el Origen. En la Conciencia, en el Ser, en la Fuente, el tiempo no existe. Es una dimensión atemporal. Es, precisamente, el origen del tiempo y del espacio, necesarios para que puedan manifestarse las formas.

Desde el punto de vista de la experiencia humana de todos los días, la manera más asequible de acceder a ese mundo de lo Absoluto es a través de la Presencia, a través de ser conscientes de que somos conscientes, de que en nosotros existe esa conciencia que en algún momento puede desligarse de sus contenidos (de nuestra individualidad) y reconocerse como la Conciencia. (Decía Ramana Maharshi: "Uno no puede ver a Dios y seguir conservando la individualidad") (2)

Cultivar la Presencia, la conciencia de la Conciencia, puede estar, hasta cierto punto, en nuestras manos. Pero llegar al descubrimiento fundamental, a ese atisbo de lo que implica ser la Conciencia, se encuentra probablemente más allá de cualquier voluntad humana. Que ese hecho se produzca o no, depende del Absoluto, del Ser, de los designios insondables de la Totalidad. Como escribió Ramesh Balsekar:

Lo único que necesitamos es dejar de pretender ser algo (quizás un ser iluminado) o conseguir algo (quizás la iluminación). Y entonces estamos en nuestra verdadera naturaleza, en la pura Conciencia, que es todo lo que es, todo lo que ha sido y todo lo que tiene que ser, por siempre jamás: Yo Soy. (3)

Hemos de comprender que no se trata de llegar a ser algo que no somos (porque ya lo somos, nunca pudimos dejar de serlo), sino de dejar de creer que tan sólo somos la forma efímera bajo la que la Totalidad se manifiesta. Somos también esa forma pero, sobre todo, somos el Ser, la Fuente que da origen a esa forma impermanente.

El sabernos espacio nos hace sentirnos invulnerables a las heridas que pueden sufrir los contenidos de ese espacio. El espacio, al contrario que sus contenidos, no tiene límites, ni duración, ni escasez, ni penuria. En el espacio todo cabe, pudiendo albergar cualquier objeto, cualquier fenómeno o