viernes, 20 de mayo de 2016

“El rocío”


“El rocío es una condensación de vapor de agua que, bajo el efecto de la radiación de la tierra, se deposita antes del alba en finas gotitas. De la tierra al cielo y del cielo a la tierra, el agua hace un inmenso circuito. 

Evaporándose en la atmósfera se purifica, porque las diferentes capas que atraviesa, son otros tantos tamices que la liberan de sus impurezas. 

Ahora bien, se dice en los tratados de alquimia que cuando al fin ella está preparada, una noche, el espíritu universal viene a visitarla y la fertiliza impregnándola de sus quintaesencia. 

También, cuando ella vuelve a caer como rocío sobre la hierba, sobre las flores y toda la vegetación, es muy feliz porque sabe que aporta la vida.

Cuando pensamos en el rocío, tenemos la costumbre de detenernos en el final de su recorrido: el momento en que el agua desciende para depositarse sobre la tierra. 

El nuevo paradigma eres tú


Madres, padres, hijos e hijas, docentes de cualquier área, universitarios, responsables de equipos, profesionales de la salud y de las artes, jefes, periodistas, abogados, coaches, psicólogos y terapeutas, directores de centros, y quizás hasta algún político… Muchos seres humanos que componen la sociedad están por la labor de verdaderamente construir un mundo mejor. Quizás este mundo mejor pase por encarnar un nuevo modo de vivir y afrontar todas las áreas de nuestra vida cotidiana desde una nueva y más consciente mentalidad. Para ello es bueno llevar a cabo una rigurosa revisión de creencias, ideas y formas mentales para desechar las que no contribuyan a nuestro mayor bien, que redundan en creencias de limitación, escasez, sufrimiento, preocupación o miedo y, de este modo, abrir nuevos espacios a todo lo nuevo y a todo lo que está por descubrir en nuestro propio interior más acorde a los elevados valores de los que también somos capaces.

Esto nos pide precisamente responsabilidad mental, ser verdaderos maestros de lo que ocurre en nuestra mente, sin que nada suceda en ella sin nuestro consentimiento. Sin duda que nos van a asaltar infinidad de pensamientos y creencias limitantes, formas de ver las situaciones caducas que en nada corresponden a los tiempos que corren, formas de ver las cosas anquilosadas sin haber sido puestas en tela de juicio, defensas, ataques, luchas, prejuicios, críticas, proyecciones y sombras sin iluminar.

Es así: somos responsables de lo que ocurre en nuestras mentes. Y si todavía no somos capaces de frenar los pensamientos densos, tóxicos e improductivos, sí que somos responsables de practicar y aprender a hacerlo, por nuestro bienestar, por el de las personas de nuestro entorno y por revisar con qué nutrimos la trama que todo lo une.

Quizás estas palabras hayan comenzado con vehemencia y fuerza, quizás las energías necesarias como para comenzar a movilizar todo lo que está sujetando el antiguo paradigma de conciencia basado en el raciocinio condicionado y sin depurar: la competencia, el juicio, la crítica,… energías todas ellas “empequeñecedoras” (si me permites la invención del término) de la máxima posibilidad de grandeza interior de los seres humanos. Esto no son meras palabras bonitas, es toda una actitud de vida posible.

Es necesario que personas de toda condición y en todos los lugares atendamos con verdadero compromiso a lo que nuestros corazones nos están pidiendo, llevando a efecto nuevas formas de pensar, de sentir, hablar y actuar que configuren patrones de unidad y amor en los seres humanos. Amor, no como un concepto romántico o emocional, sino como el estado de consciencia que es y, desde esa percepción, como la verdadera fuerza capaz de transformar las sociedades y el mundo. Unificar en la diversidad y, precisamente, gracias a ella, comprendiéndola, amándola.

Mas, ¿cómo vamos a unificar en lo externo si previamente no unificamos en nuestro interior? Es frecuente que cuando se le pregunta a la gente que qué siente, piensa, dice y actúa respecto a cualquier tema del exterior que no le gusta, responda en diferentes direcciones: que siente algo determinado, piensa justo lo contrario, expresa o dice otra tercera cosa e, incluso, hace algo totalmente opuesto a todo lo anterior. Ausencia total de coherencia interna, de autenticidad con uno mismo y con los demás.

Es imperiosamente prioritario alcanzar la unificación de mi sentir, pensar, expresar y actuar, de ser coherente, para poder influir en el mundo con esa misma coherencia y autenticidad, dos de las energías que más necesita este Nuevo Paradigma, que nos necesita a su vez para poder ser encarnado y materializarse a través de los seres humanos. Porque unificar mi interior me abre la puerta a quererme a mí mismo, a proporcionarme el amor que tantas veces busco fuera…

¿Quién no quiere lo mejor para sí mismo? ¿Quién no quiere lo mejor para sus hijos e hijas? ¿Quieres lo mejor para tu pareja, tus empleados, amigos, jefes…? Todo esto comienza por unificar tu interior en coherencia y así estarás encarnando el primer amor de todos, el Amor Propio, el Amor a uno mismo, que se compone de Auto Estima, Auto Respeto y Auto Cuidado. Sólo desde aquí podemos ejercer una influencia luminosa – más allá de lo que digamos o hagamos, tan sólo con la vibración de nuestra presencia – en las personas que amamos y en este mundo que queremos que sea un lugar mejor.

Si todo es relación -desde la que mantienen mis células u órganos, la de la luna con las mareas terrestres, o la del sol con las cosechas– la atención debería estar muy centrada en optimizar la primera relación, la que mantengo conmigo mismo. Esto es cambiar verdadera y contundentemente el mundo. Y desde ahí, desde esa fuerza de coherencia de amor interior, mis acciones llegan al planeta para iluminarle, sanarle, amarle.

El mundo nos necesita en plenitud. Es enorme el desgaste que se produce cuando no empleo de la mejor manera mis emociones, pensamientos, expresiones y acciones, armonizándolo, unificándolo. Mucha gente dice: “¡Qué difícil!”. Quizás. Pero si tras esa expresión pones punto y final sin intentarlo, además de ser difícil será dramático, en el sentido de que tu vida seguirá disociada en tu interior con los consiguientes estados de preocupación, inseguridad, preocupación, enfermedad y miedo; precisamente todo de lo que se ha estado alimentando el viejo paradigma. Y será dramático en el sentido de que será eso lo que estés ofreciendo al mundo desde tu verdad más profunda. Y de ambos asuntos, de la calidad de vida interior que me proporciono a mí mismo y de lo que vibro en el mundo, soy responsable. Responsabilidad nunca entendida como una carga sino como un consciente acto de amor, justo el alimento del que se nutre el Nuevo Paradigma de Consciencia.

jueves, 19 de mayo de 2016

Los cuatro Dones de las personas altamente sensibles.


¿Por qué veo las cosas de manera diferente de los demás? ¿Por qué sufrir más que otros? ¿Por qué encuentro alivio en mi propia soledad? ¿Por qué me siento y veo cosas que otros no se dan cuenta? Cuando estás en esta minoría, la primera sensación es sentirse en desventaja y con miedo.

Ser parte del 20% de la población que se reconoce como altamente sensible no es una desventaja y no hay que poner etiquetas como “diferente”. Es muy posible que, durante toda su vida y, especialmente, durante su niñez has sido consciente de esta distancia emocional, y con frecuencia has tenido la sensación de vivir en una burbuja de alienación y soledad.

La alta sensibilidad es un don, una herramienta que le permite profundizar y tener empatía con todas las cosas y personas. Pocas personas tienen esta capacidad de aprender de la vida.
Elaine N. Aron en los años noventa hizo una investigación de las personalidades introvertidas, explicó en detalle las características que reflejan una realidad social: las personas altamente sensibles son pensativas, empáticas y emocionalmente reactivas.
Si este es tu caso, si estás identificado con las características que la Dra. Aron publicó en su libro “El Don de la sensibilidad“, es importante saber que esta sensibilidad no es una razón para sentirse extraño o diferente. Por el contrario, debes sentirse feliz de haber recibido estos cuatro regalos.
Los dones de las personas altamente sensibles

1- El don del conocimiento interior

Desde la infancia, el niño altamente sensible percibirrá aspectos de su vida diaria que le traerá una mezcla de sentimientos de: ansiedad, conflictos y mucha curiosidad. Sus ojos captarán las cosas que los adultos no perciben.

Esa mirada de frustración de sus profesores, la expresión preocupada de su madre … Ser capaz de ver cosas que otros niños no ven les enseña desde el principio que a veces la vida es difícil y contradictoria. Es un niño precoz que ve el mundo sin la suficiente madurez para entender las emociones.

El conocimiento de las emociones es un arma poderosa. Nos hace entender mejor a la gente, y también nos hace más vulnerables al dolor y al comportamiento de los demás.
La sensibilidad es una luz brillante, pero siempre escuchar comentarios como: “te lo tomas todo muy en serio” o “eres demasiado sensible.”
Eres lo que eres. Esto requiere una gran responsabilidad, su conocimiento de las emociones requiere cuidado y protección.

2. El don de disfrutar de la soledad

Las personas altamente sensibles encuentran placer en los momentos de soledad. Son personas creativas que les gusta la música, la lectura, aficiones…. Eso no quiere decir que no les guste la compañía de los demás, sino que también se sienten feliz solos.
Ellos no tienen miedo de la soledad. Es en esos momentos son capaces de conectar con ellos mismos, con sus pensamientos, libre de las ataduras y de las miradas indiscretas.

3- El don de vivir con el corazón

Las personas altamente sensibles viven a través del corazón. Viven intensamente el amor, la amistad y se sienten muy feliz con los pequeños gestos de la vida cotidiana.
A menudo se asocian con el sufrimiento por su tendencia a desarrollar depresión, tristeza y vulnerabilidad frente al comportamiento de las personas. Sin embargo, viven el amor con gran intensidad.
No estamos hablando solamente de las relaciones afectivas, también de la amistad, el afecto del día a día, la belleza de un cuadro, un paisaje o una canción especial. Todo se experimenta con gran intensidad por la persona altamente sensible.

4. El don de crecimiento interior

La perfección que habita en la imperfección


Curiosamente, una de las mejores frases sobre la imperfección no surgió de los labios de un filósofo afamado o de un célebre psicólogo. Fue un actor italiano, Vittorio Gassman, quien afirmó que “nuestras imperfecciones nos ayudan a tener miedo. Tratar de resolverlas nos ayuda a tener valor”.
Tal vez resulte irónico y llamativo, pues es fácil pensar que lo perfecto hubiese sido que un gran filósofo de talla mundial e histórica recitase las sentencias más perfectas sobre la imperfección. Sin embargo, el ser humano es imperfecto, de ahí que cualquier persona, por muy insignificante que se sienta, sea capaz de llevar a cabo grandes hazañas.
No obstante, es sensato pensar que todo individuo cometerá errores a lo largo de su devenir vital. ¿Significa esto que no puede ser feliz? ¿Hemos de purgar eternamente nuestra mente por cada fallo realizado? La respuesta es no, pues en nuestra propia imperfección habita la perfecciónTodos podemos ser perfectamente imperfectos.
“No quieres a alguien porque sea perfecto. A las personas las quieres a pesar de que no lo son”
-Jodi Picoult-

La terapia de la imperfección

Adam Smith dijo una vez que “si abordas una situación como un asunto de vida o muerte, morirás muchas veces”. Esta sabia sentencia es perfecta para abordar una teoría psicológica que ha desarrollado una metodología clínica propia, la terapia de la imperfección.
Con grandes defensores como su propio creador, el Doctor Ricardo Peter, profesor de la UDLAP, investigador y psicoterapeuta, esta terapia trata de concebir un tratamiento eficaz para los trastornos del perfeccionismo, hoy mucho más integrados en la sociedad de lo que muchos podamos pensar.
Balanza hecha con piedras
En este caso, la terapia de la imperfección parte de una base peculiar, pues su propio nombre podría resultar erróneo y equívoco, ya que aquí se habla de ‘encuentros’, en lugar de la clásica sesión terapéutica.
Al establecer ‘encuentros’, se busca situar en el mismo plano al terapeuta y a la persona que recibe la sesión, desvirtuando así cualquier inclusión de ventaja o desventaja de ambos actores. La misión del terapeuta es explorar la autocompresnión de la persona.

La imperfección del ser humano

La idea de dedicarle un artículo a la teoría de la imperfección se debe a una contradicción:a sabiendas de que somos imperfectos, en muchos casos no nos cansamos de enfrentarnos a nuestra propia naturaleza. De hecho, la incomodidad del algunas personas es tanta que convierten este duelo en una obsesión.
Sin embargo, la perfección llevada al límite no ejerce ningún tipo de influencia positiva sobre la psique humana, pues ni siquiera somos capaces de definir con exactitud en qué consiste. ¿Un círculo, una esfera, un trabajo perfectamente llevado a cabo…?
En torno a la existencia de la idea de perfección ha nacido un debate en el que han participado especialistas de todas las épocas y ramas de la ciencia. Actualmente, la polémica sigue abierta ya que no existe un acuerdo que lo haya cerrado. Pese a las discrepancias, sí hay una corriente que goza de un buen respaldo y que defiende que la perfección no existe y estos son algunos de sus argumentos:
  • Platón buscó a lo largo de su vida la idea perfecta y definitiva, a la que solo se puede llegar encontrando la perfección. ¿Crees que lo consiguió?
  • Otras corrientes filosóficas evolutivas establecen que tras la perfección no hay nada más. Si el mundo está en constante movimiento y evolución, y nosotros somos parte de este mundo, es evidente que no podría existir tal perfección.
  • Existe también una corriente de pensamiento que establece que la perfección no existe, pero sí el perfeccionismo. La idea de hacer algo cada vez mejor no significa que un día lo lleves a cabo de forma perfecta, pero invita a mejorar.

La perfección de la imperfección

Conocerse para transformarse


La meditación es importante, pero hay que llevar la meditación a la vida diaria o, dicho de otro modo, convertir la vida cotidiana en meditación, porque la verdad está también en la vida de cada día. Y en esa vida podemos ejercer la autovigilancia y la autoobservación, a fin de regular mejor nuestras conductas y de ir realmente conociéndonos.

Esta autoobservación tiene que evitar caer en la autocomplacencia o autoindulgencia, en el autoengaño y asimismo en la autorrecriminación. Sólo observando, observando cómo nos comportamos, cómo somos, cómo reaccionamos, cuáles son nuestros rasgos negativos principales. 

¿Pereza? ¿Odio? ¿Celos? ¿Avaricia? Vemos cuáles son nuestros tóxicos inconscientes que irrumpen a la consciencia, nuestros autoengaños y falaces pretextos, nuestras contradicciones y mentiras.

 Ponemos así en marcha la vía de la autoobservación, que conduce a la vía del autoconocimiento y del descubrimiento de sí. Y mediante el autoconocimiento uno va sabiendo qué hay que cambiar y comienza a transformarse. Como reza el adagio, “si no conoces dónde está la espina, ¿cómo puedes arrancarla?”. Mediante la transformación uno se va paulatinamente realizando y los potenciales internos de sabiduría comienzan a aflorar.

La autoobservación es como un rayo láser que le permite a uno conocer sus agujeros psíquicos, sus complejos, sus miedos y ambivalencias. 

También es posible así conocer las reacciones egocéntricas y no dejarse atrapar por las redes de la autoimagen. Va uno aprendiendo a vivir desde uno mismo y no solo en base a viejos patrones, pautas, esquemas o descripciones ajenas. Todos estamos engañados por lo que no somos e implicados en lo que nos es ajeno, y tenemos que trabajar sobre nosotros mismos para recuperar nuestra real forma de ser.

Si nos vamos conociendo, muchas emociones tóxicas que nos dominan, las iremos enfriando y superando, e incluso lograremos transmutar emociones nocivas en aliadas, pues reorientaremos adecuadamente esa energía.

 Los enemigos se vuelven aliados. Observando inafectadamente lo que va surgiendo en nosotros, estaremos más preparados para no dejarnos tanto arrastrar por lo observado. 

miércoles, 18 de mayo de 2016

“15 tweets de Alejandro Jodorowsky”


Dijo mi abuelo: “Las mujeres recuerdan a los hombres que las hicieron reir.

Los hombres recuerdan a las mujeres que los hicieron llorar”.


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“El primer paso para ser libres es darnos cuenta de lo que nos encadena”.

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“Las cosas son como son, sufrimos porque las hemos imaginado distintas.”

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“Pobrecitos, venden su voto, han perdido su yo auténtico.
El hambre les ha hecho olvidar quienes son.”

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“Entre lo que yo pienso, lo que quiero decir, lo que digo y lo que tú oyes,
lo que quieres oir y lo que crees comprender, hay un abismo”.

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Me dijo un Maestro: “Lo que te impide avanzar en la vida no es quien eres,
sino lo que crees que no eres.”

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Cuento de mi abuelo: “Cuando el hacha entró en el bosque,
los árboles se calmaron diciendo: “No puede ser mala, su mango es de los nuestros”.

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Me dijo mi abuelo: “Vive como si fueras a morir mañana,
estudia como si fueras a vivir siempre”.

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“Tu felicidad depende no de lo que te sucede
sino de cómo interpretas lo que te sucede.”

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“Un callejón sin salida tiene una salida: su entrada.
Cuando no sabes hacia dónde vas, nunca olvides de donde vienes.”

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“Donde te encuentras hoy es donde debes estar. Confìa.
Todos los sitios son sólo parte de un viaje.”

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“No es cursi decirle “Te amo”, es una confesión heroica.
No es cursi decirle “Me haces falta”, es humildad emocional.”

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“El tránsito, ¿qué sucede cuando morimos?” Emilio Carrillo.


Emilio nos cuenta todos los pasos que suceden cuando desencarnamos. 

Conferencia ofrecida el 16 de abril de 2016 en Barcelona.



RECIBIR Y DAR DAR Y RECIBIR


RECIBIR Y DAR DAR Y RECIBIR

“Aquél que se siente insatisfecho, desdichado, tiene tendencia a atribuir esta desazón a una carencia y espera que una persona o un objeto, venga a colmar esta carencia. 

Pero la solución no esta ahí. La solución es, que a pesar de esta sensación de desasosiego, de carencia, él mismo se decida a dar algo a los demás, a ayudarles, a sostenerles, a consolarles, a participar en sus actividades. 

Entonces, una vida nueva empieza a circular en él y la sensación de carencia desaparece poco a poco. Comprende que, al tratar de dar algo bueno a los que le rodean o incluso a desconocidos, ya está recibiendo una fuerza, un apoyo… 

Mientras que aquél que no aporta nada, aunque le den a él, no recibe nada. La vida se basa en los intercambios: recibir y dar, dar y recibir. Y aunque no os den nada a cambio de lo que vosotros habéis dado, por el simple hecho de haber dado, ya recibís interiormente.”

Omraam Mikhaël Aïvanhov.