viernes, 10 de junio de 2016

Las doce dimensiones de la Consciencia


Una dimensión es una locación interna para estados similares de conciencia que funcionan de una manera especializada

Lo que determina la dimensión en que vive una persona no tienen nada que ver con el dinero, con la educación, herencia cultural o crianza que haya tenido. El porqué ciertas cosas le suceden a ciertas personas, tiene que ver con el estado de su ser – que es el resultado directo del karma y/o de una tarea de vida. En los más altos niveles del ser, uno escoge sus condiciones de vida.

La dimensionalidad es un fenómeno interno relacionado con la percepción y la realidad interna. Cada dimensión, como el mundo que es, consiste en su propia forma de vida y actividad. Estas dimensiones penetran y afectan nuestra común vida tridimensional, dependiendo del grado de acceso supraconsciente que tengamos de ellas.

Por ejemplo, las personas que pueblan un parque, tienen distintos estados de ánimo sicológicos y además la calidad misma de su funcionamiento mental también es totalmente diferente. He aquí el dominio de la interdimensionalida d, en el cual la psicología aún no ha penetrado, pero donde sí ha llegado el arte y la ciencia.

No podemos observar la dinámica interior de las mentes de los visitantes de ese parque. Pero a través de su actividad física podríamos intuir lo que dimensionalmente podrían ser. Por ejemplo, los amantes podrían estar en los chakra más bajos en las más sublimes alturas de una actividad dimensional superior, donde uno percibe las emanaciones de la luz y la fuerza tan trascendentales en la naturaleza.

La gente que lee libros, los solitarios, la muchedumbre, inclusive los corredores, y los que hacen picnic podrían estar operando desde una lógica tridimensional hasta mecanismos cuánticos elevados. En cambio, los que alimentan las ardillas podrían estar inmersos en un mundo de creación dentro de los confines de una vida elemental.

Alcanzamos la mente superior cuando logramos trascender las cargas emocionales de la personalidad y los sentidos; y somos capaces de observar y comulgar con la vida a nivel de la causalidad. Pero la mente superior en sí tiene dos niveles. El primer es abstracto pero aún personal. A este nivel podríamos llamarlo cuarta, quinta, sexta y séptima dimensión. El segundo nivel, entre la séptima y la doceava dimensión, va más allá de la identidad personal y abarca los dominios espirituales de la religión y la metafísica.

Aparte de nuestra participación en estos niveles de actividad simultáneos a nuestra vida tridimensional común, estas dimensiones comprenden una realidad propia, con formas de vida y actividades inherentes a ellas. Al ingresar en estas dimensiones no sólo extraemos de ellas, sino que tenemos experiencias dentro de ellas. De esta forma somos capaces de vivir dentro de varias dimensiones al mismo tiempo. Nuestro conocimiento lo limitamos a las facultades que se expresan dentro de nuestro mundo inmediato, sin embargo tenemos un remoto conocimiento de las formas de luz, de inteligencias superiores y avances científicos musicales y tecnológicos de formas de vida superiores de las cuales también somos parte.

Dependiendo de a qué tipo de dimensión se conecte, una persona puede vivir en el mundo de las altas matemáticas, de la estética, de principios religiosos y espirituales, de ejercicios intelectuales o habilidades técnicas, de genio musical o de facultades de sanación y clarividencia. A través del camino de la alquimia interior podemos conectarnos con todas estas dimensiones al elevar nuestras vibraciones hacia los niveles donde ellas existen.

Los planos o dimensiones de la consciencia corresponden a los cuerpos de conocimientos similares a los siete cuerpos. Estos planos no sólo están situados alrededor de nuestro cuerpo físico, interpenetrándolo, sino que existen en anillos concéntricos alrededor del centro del cuerpo del planeta. A uno se lo ve como espacio exterior mientras que al otro se lo experimenta como espacio interior. Ambos son, experimentalmente, sinónimo el uno con el otro. Para poder comprender esto nuestra forma de pensar debe dar un gran salto.

Mente Interdimensional

Imagínese que tira una piedra dentro de un tranquilo lago. Fíjese en los círculos concéntricos que se forman alrededor del sitio donde cayó la piedra. El círculo de afuera es el más grande, tiene una mayor circunferencia – energía o experiencia – y llega primero a la orilla. Los otros círculos de menor tamaño lo siguen en pequeñas ondas y tienen que viajar mayores distancias para alcanzar la orilla.

A diferencia de la mente inferior que opera en secuencias lógicas rectas, nuestra mente superior funciona de la misma manera que esas pequeñas ondas, como lo hace también el sonido, el radar, etc. La realidad de la mente interdimensional es concéntrica.

Cuando nuestro pensamiento se desarrolla más allá de la personalidad y eventualmente más allá de lo personal, lograremos alcanzar reinos dimensionales más elevados. Para poder hacer esto, necesitamos generar cada vez más y mayores frecuencias de energía, acompañadas por grados más refinados de enfoque y afinamiento. Existen personas que, habiendo acumulado facultades en encarnaciones previas y habiéndose comprometido en dominios interdimensionales antes de esta reencarnación, nacen con la desarrollada habilidad de entrar en esos dominios superiores. Su tarea es traer esa información a la realidad concreta. Existe hoy en día mucha gente que adquirió dicho compromiso para que todos podamos beneficiarnos con esa información y conjuntamente elevar la actividad vibratoria de todo el planeta y de la vida que en él se encuentra.

Para nosotros, estas dimensiones pueden parecer demasiado futuristas, al igual que un desarrollo demasiado adelantado mecánica y científicamente nos parece sumamente sospechoso. Pero uno no tiene que ser considerado un genio para poder adentrarse en estas dimensiones. Atrévase a afinar sus propias energías. Explore el elevar conscientemente un nivel vibratorio. Dese permiso para percibir y recordar, especialmente durante su actividad nocturna, cuando fuera del cuerpo hace contacto con esas dimensiones de una manera más fácil y natural. Guarde un diario de sus percepciones. Preste atención a los más mínimos cambios de imágenes en su mente. Finalmente, afine su receptividad para incluir cada vez más refinados niveles de sensación. Regístrelos sin juzgarlos o interferir en ellos, no importa cuán extraños o banales puedan parecer. Déle validez a sus percepciones. Haga un llamado a su propia Familia de Seres – a si mismo como existe en cada una de estas dimensiones.

Recuerde que al principio sus percepciones serán coloreadas por referencias del tercer plano. Utilice su alianza con su ser superior, con los maestros, profesores y guías disponibles de los reinos de la Luz y muy suavemente de la mano y con mucha paciencia construya su propia confianza en sí mismo. Nunca compare sus experiencias con las de otros. Atrévase a estar solo, a sentirse solo. Recuerde que en esa soledad está su totalidad y su maestría. En ese estado recibirá respuestas directas a sus preguntas y a sus necesidades. Crea en ellas como cree en sí mismo. Recuerde Quién y Qué es en realidad.

Puede utilizar métodos de imágenes guiadas y visualización o puede activar sus chackras. Puede intensificar los puntos de luz en el centro de los átomos de su cuerpo físico o puede proyectarse a través del Tuvo de Luz hacia dimensiones más elevadas del Ser.

Algunas personas experimentan la interdimensionalidad como un aspecto interior, mienta que otra lo toman como una dimensión que está por encima y por fuera de ésta. Los caminos son tan diversos como las religiones existentes, ya que cada religión ha intentado alcanzar y utilizar sistemáticamente facultades y poderes inherentes a la vida interdimensional.

El método que escoja reflejará su propia naturaleza. Para un individuo predominantemente sentimental la forma más sencilla de conectarse con el Origen y con guías interdimensionales es a través de la oración, dirigida hacia arriba con confianza, referencia y una profunda gratitud para la Luz. Para un hombre de intelecto e inteligencia puede ser a través de la ciencia y la lógica y de acercamientos sistemáticos que proyectan la mente mediante parámetros cada vez más amplios e intensos. Para una persona de acción e inclinaciones físicas, el camino de un servicio físico, inclusive la danza, es una forma de oración e inmersión para acelerar las frecuencias de la vida.

La clave está siempre en la vibración.

Dinámica Interdimensional

Los planos superiores están hechos de sustancia del grado más puro de Luz, la cual en su nivel más alto es Inteligencia pura. Es Luz como fuerza espiritual individual, expresándose a sí misma como una abstracción simultánea e inmensamente comprensible. En los niveles inferiores, expresándose así misma en detalles y secuencias, hemos condensado la sustancia de manera física, en la tercera dimensión son sustancias primarias inertes; los dominios de fuerzas de vida elementales.

Como habrá notado, estas dimensiones son alcanzadas a través de nuestros siete cuerpos y mediante la activación de los chakras superiores. Cuanto más elevada o más acelerada sea su frecuencia, los planos serán progresivamente más espirituales, más grandes, más amplios y nuestra conciencia como cuerpo será inconmensurablemente más alta.
Con excepción de nuestro casco terráqueo, todos los habitantes son Seres de Luz encarnando conceptos mucho más grandes. La conciencia de todos los espíritus encarnados y de aquellas entidades que aunque no hayan encarnado prestan ahí su servicio moran dentro de esos planos. Todos son atraídos hacia ellos por la Ley de la Atracción.

Veamos cómo son esos planos con relación a:

1. ¿Cómo se expresa la mente en cada uno de ellos. En otras palabras ¿Cuáles son las actividades que ahí se generan?
2. ¿Cómo se ve o se siente?
3. ¿Qué es lo que puede extraer de estas dimensiones?



La Tercera Dimensión

1 millón de niños se reúnen para meditar y regenerar el planeta


EN TAILANDIA SE ORGANIZAN SESIONES MASIVAS DE MEDITACIÓN EN LAS QUE PARTICIPAN HASTA 1 MILLÓN DE NIÑOS PARA SANAR AL PLANETA


Aunque a muchos aún les cueste creerlo, una sesión de meditación colectiva puede tener efecto no sólo en los participantes sino también en el entorno que los rodea. 

Esto quedó demostrado con un experimento encabezado por John Hagelin, doctor en física por la Universidad de Harvard, cuando tras organizar masivas sesiones de meditación en Washington DC probó que estas habían incidido en la tasa de delitos registrados alrededor de la sede donde se llevó a cabo la meditación (aquí más sobre ese experimento).

Considerando lo anterior, ¿te imaginas el impacto que 1 millón de niños meditando podría tener sobre el planeta? 



Pues aunque muchos lo ignoran una sesión así ya ocurrió en al menos un par de ocasiones, a principios de 2012 y a mediados de 2015, en Tailandia. 

Dentro del marco del World Moral Revival Project, 1 millón de niños provenientes de escuelas de meditación de Tailandia y otros países se congregaron para meditar en el templo Wat Phra Dhammakaya.

El objetivo de esta iniciativa es que los niños, llamados “V Stars” (estrellas virtuosas) se reúnan y compartan sus experiencias en torno a “hacer el bien” en sus respectivos entornos. El encuentro cierra con esta masiva meditación que, de acuerdo con los organizadores, actúa como una especie de pulmón o quizá hígado planetario, ayudando a limpiar la madeja de problemas y bajas frecuencias, e inspirando a que la población mundial despierte.

Los V Stars se forjan a través de la práctica meditativa cotidiana, bajo la premisa de que meditar es un instrumento esencial de autoconocimiento y compasión y que una vez que todos estemos en ese canal, o al menos tengamos la disposición para estarlo, entonces este planeta realmente será transformado para bien.

1 Millón de niños meditando en 2012, vea el vídeo:



fuente:mauandayoyi.blogspot.com.ar

jueves, 9 de junio de 2016

¿EXPERIMENTAMOS LO QUE CAUSAMOS?


Somos las únicas criaturas en la superficie de la Tierra capaces de transformar nuestra biología cambiando nuestros pensamientos y sentimientos. 

La neurociencia ya nos está diciendo que nos transformamos en nuestras interpretaciones de la realidad cuando las internalizamos. Entonces, ¿vamos a esperar a enfermarnos para hacer algo al respecto? ¿O tomaremos la decisión cuanto antes de descubrirnos y cambiar lo que necesitemos para ser felices?

Estás logrando decir: “Me dolió tanto lo que me hicieron en la vida, pero elijo vivir sin odio en mi interior”. Una persona así ya no dice que la jorobaron y que tiene que perdonar. Simplemente se dice: “No me hicieron nada que yo no necesitara que me hicieran; por ende, no los puedo perdonar, los adoro, les agradezco y celebro su existencia en mi vida, y soy tan feliz por haber crecido y aprendido de la situación”.

Muchas veces, la gente se pregunta: “¿Cómo algo doloroso en mi vida puede llegar a ser perfecto para mi evolución?”.  ¡Absolutamente! “Pero me abusó, me humilló, me robó, me engañó, me dejó en la calle, me pegó. ¿Qué beneficio me aportó todo eso?”.

Acá te pido un poco de paciencia y de atención, y sobre todo de confianza, porque no son conceptos e ideas de sencilla explicación. Esta idea, que en Oriente se comprende casi genéticamente, en Occidente todavía suena extraña, provocativa y hasta delirante.

Nadie experimenta lo que no haya causado. Me dirás: “¿Y por qué no me acuerdo? Si me acordara de lo que hice, aceptaría las consecuencias, pero la verdad es que no me acuerdo”. Casi cierto. Pero existe una gran ley, llamada ley de la misericordia, o del olvido, que dice que cuando un alma encarna, automáticamente olvida.

Si recordase lo que eligió vivir según lo que causó a otra forma de sí mismo, no podría vivir a causa del miedo, o de la culpa. Entonces se permite ese olvido temporal. Hay gente, sin embargo, que recuerda. “Recordar”, en este caso, no significa “Me acordé de que yo lo abusé en otra vida”. No: cuando alguien “recuerda” esas otras encarnaciones quiere decir que en su corazón percibe una situación que le habla.

Deepak Chopra dice: “Si en tu corazón hay un alivio y una cierta calidez, por no decir una cierta paz, ahí se produce el recuerdo”.

Podés llamarlo el recuerdo del ser, el recuerdo de sí, el cuarto camino, la teosofía. En cambio, si todavía decís:

“Regenerarse”


“Todo lo que nos sucede sólo tiene valor y sentido en la medida en que estamos decididos a sacar partido de ello. 

En ese momento, incluso los fracasos, los oprobios se transforman en piedras preciosas; mientras que los éxitos, los honores, acaban por volverse contra los que no saben utilizarlos para el bien.

El Creador ha situado en nosotros todo aquello que necesitamos para hacer frente a cada situación. 

Nos ha equipado con un laboratorio en el cual podemos cada día entrar a trabajar. 

Los líquidos, los polvos, los gases, así como su modo de empleo, están ahí, en nuestro laboratorio interior. 

Todos los seres, hasta los más desheredados, los condenados, los criminales poseen los elementos necesarios para regenerarse. 

Han acumulado en ellos tantos obstáculos que ahora les resulta difícil acceder a ese laboratorio. 

¿Quién eres y para qué estás aquí?


Estar encarnados es una maravillosa oportunidad. ¿Pensamos alguna vez en ello?  En las corridas de la vida diaria, raramente nos hacemos preguntas fundamentales. Nos decimos: “esto es lo que soy; esto es lo que es” y seguimos adelante. Habiendo tanta confusión y estrés, ¿para qué nos vamos a dificultar más la vida indagando acerca de ella? Sin embargo, eso es lo que realmente nos la simplificaría.

Como comenté en otros boletines, esta sociedad es producto del Ego y está vaciada de espiritualidad y sentido. ¿Qué es el Ego? Es eso que llamamos “Yo”: yo soy Juan Pérez; yo soy empleado; yo soy hijo, padre, marido, hermano, amigo; yo soy bueno, trabajador, voluntarioso, malhumorado. Usamos mucho el “tengo” con el Ego: yo tengo una casa, un auto, un empleo, un hijo, un prestigio, un carácter. Y muchísimo los verbos que denotan actividad (generalmente, con el “tengo que” adelante): yo voy a la oficina, yo plancho, yo corro, yo hago dieta, yo llevo los chicos a la escuela.

Si analizamos el párrafo anterior, el Ego parece ser una colección de roles y de facetas, llevadas a la acción. Y así es.  Ese Yo que tratamos como si fuera un ente monolítico, es en realidad una multitud de aspectos, que se contradicen entre sí. 

Basta que nos pongamos un objetivo, para que surjan cantidad de ellos que dudan, se enojan, tienen miedo, se desmerecen, etc. Habitualmente, los calificamos en buenos y malos y ahí nos la complicamos peor, porque terminamos juzgándonos, culpándonos y castigándonos por no ser esa persona agradable, consistente y productiva que deberíamosser.

Así las cosas, se podrían resumir en algo así como “nazco, me reproduzco, consumo y muero”. ¿Eso es todo? Las preguntas esenciales nacen cuando logramos todas las cosas que nos prometieron que nos iban a hacer felices y no lo somos. Las grandes crisis, la frustración continua, la insatisfacción, el vacío nos llevan a plantearnos qué más somos, qué más hay además del Ego.

Existen muchas explicaciones, como sabrás. Todas reclaman ser las únicas y auténticas y tener libros autorizados y pruebas fehacientes. Conócelas y elige la que sea afín a tu corazón y sirva a tu mayor transmutación. Como habrás notado, yo tengo una síntesis personal, producto de años de estudios y vivencias. 

Entre otras cosas, creo en la reencarnación (o en algo parecido a ello, ya que somos un tanto más complejos que la sencilla idea de ir y venir en distintos cuerpos, en distintos tiempos). Sin entrar en discusiones abstractas (no evangelizo; comparto), somos un Espíritu, una chispa divina, que tiene un Alma, que coordina los aprendizajes, experiencias y evoluciones en diferentes dimensiones, tiempos, lugares y criaturas.

Una de esas posibilidades es estar encarnados en este planeta.  Para concretarla, el Alma crea en cada una de ellas un determinado diseño, para asegurarse un determinado aprendizaje. El cuerpo que tenemos, la personalidad, los padres, las cualidades y desafíos, el lugar, la clase social, los dones, todo tiene un propósito. Este propósito se despliega a lo largo de la existencia de cada uno, forzando a comprenderlo y honrarlo en su cumplimiento.

¿Vas entendiendo que no viniste aquí a tener y hacer? ¿Que tu vida es una creación desde su mismo inicio y que está en ti seguir creándola desde tu mayor conciencia y magnificencia? ¿Que lo “malo” que somos o hacemos y los sufrimientos que conllevan son una forma de aprender simplemente?

miércoles, 8 de junio de 2016

Yo Soy, el Yo Soy (El Rayo Divino de Luz) 2ª parte



«YO SOY la Poderosa Presencia, que nunca se torna impaciente, o se siente desalentada por los largos períodos, en los cuales los hijos de la Tierra le dan la espalda a la Luz para disfrutar de las
actividades sensoriales, hasta que un día se les hacen tan repelentes, y casi con el último aliento gritan:
 ¡Oh, Dios, Sálvame!




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“Soltar”



“Cuando tomáis el camino hacia la verdadera evolución, sois como un viajero que pasa una frontera. 

Al transportar con vosotros toda clase de equipajes heteróclitos acumulados desde hace milenios, sois detenidos por los aduaneros que os dicen: 

« Amigo, el camino es largo y duro, estos objetos con los que vas cargado son pesados, inútiles e incluso nocivos, debes dejarlos aquí.» 

Y os obligan a desembarazaros de lo que es pesado, oscuro y os impide vibrar al unísono con la pureza y la luz que queréis alcanzar.


Este paso de la frontera no es fácil, porque siempre es doloroso renunciar. 

Pero puesto que queréis elevaros, debéis aceptar el precio. 

¿La transmisión de almas se puede producir en los trasplantes de órganos?


La medicina moderna es considerada algo maravilloso y a la vez complejo. Se trata de una institución con sus inicios en la prehistoria, con herbolarios y chamanes que trataban cada dolencia, cada enfermedad con la magia, con ungüentos y bailando junto a la hoguera.

Por supuesto, la medicina ha avanzado y ahora conocemos a la perfección la transmisión de enfermedades, los gérmenes que nos rodean, tenemos productos farmacéuticos modernos, análisis genéticos, terapias con células madre, y por supuesto, el trasplante de órganos.

El trasplante de órganos es una cosa increíble, un avance de la medicina moderna para nuestra supervivencia. Y si lo piensas un momento, la verdead es que es sorprendente: la idea de extraer un órgano del cuerpo de una persona, ponerlo en otra persona, y que ese mismo órgano forma parte de la segunda persona, lo que le permite una nueva oportunidad en la vida.

Según los últimos datos, España es líder mundial en trasplantes de órganos desde 1992, con 100.000 trasplantes, el 4% de ellos en niños. Y a nivel mundial, estas cifras aumentan significativamente. Así que piensa por un momento. Unas 100.000 personas, sólo en España, recibieron una segunda oportunidad en la vida porque alguien estaba dispuesto a renunciar a sus órganos ( en vida o después de su muerte). Y a partir de ese momento, donante y receptor se fusionan físicamente, convirtiéndose esencialmente en una sola persona.

Muchas personas pueden pensar que se trata de una idea ridícula, una teoría extraña, pero en realidad podría haber algún tipo de conexión entre donante y receptor después del trasplante de órganos.

Un fenómeno real

Desde que comenzaron los primeros transparentes de órganos (hace más de 2000 años), algunos receptores han afirmado sentir que estaban viviendo una nueva vida, con cambios de personalidad, en ocasiones extrañas sensaciones que no correspondían a su comportamiento normal.
Los gustos por diversos alimentos cambiaban drásticamente; algo que antes les gustaba, después lo odiaban; o algo que previamente encontraron desagradable de repente se convertía en un deseo constante.

Otros aseguraron sentir ganas incontrolables de fumar, o de practicar una afición particular. Casi como si una parte de la personalidad el donante se hubiera adherido a su cuerpo Para algunos todas estas sensaciones son bastante familiar, pero por desgracia en la actualidad este misterioso fenómeno está considerado casi como una leyenda urbana.

Cualquier persona que lea estas líneas podría pensar que tal vez los trasplantes de órganos tienen una conexión espiritual, una transferencia del alma de una persona a la otra. Y mientras esta teoría es plausible, la verdad es que también hay una base de realidad.

Explicación científica

Son muchos los casos de personas que han experimentado directamente lo explicado anteriormente. También es cierto que hay un colectivo escéptico que se niega a creer que esto sea posible. Estamos hablando es de la memoria celular, un concepto antiguo con conexiones a vidas pasadas y la reencarnación.

La memoria celular es una teoría que sugiere que nuestras células en realidad contienen registros de nuestras memorias. No es necesario decir, que a día de hoy nadie sabe realmente cómo o dónde se almacenan los recuerdos, pero siempre se ha creído que se encontraban en el cerebro.
Sin embargo, esto no sería correcto. A través del estudio de la epigenética, cómo los genes familiares pueden afectar a sus descendientes, y que durante mucho tiempo se ha considerado pseudociencia, junto con la memoria celular, ahora sabemos que nuestras células, o incluso nuestro propio ADN en realidad contienen algún elemento de nuestra memoria. Ese elemento puede ser transmitido de padres a hijos durante la gestación. Los investigadores han encontrado que los instintos básicos, los miedos y las asociaciones primarias pueden transmitirse de esta manera.

Resulta que la misma transferencia puede ocurrir con el trasplante de órganos. En 2013, un equipo de investigadores del Instituto Karolinska de Suecia, anunció el descubrimiento del mecanismo de la memoria celular y su transferencia entre las células. Sin embargo, no consiguieron saber exactamente qué información se transfiere entre las células de esta manera, y dado que las células necesitan tener los recuerdos de las otras células en las generaciones anteriores, se transfiere la información contenida en esos recuerdos, incluso si no cumple ni desempeña ninguna función.

Más allá de lo que podemos comprender