El objeto de dividir en etapas o niveles nuestro comportamiento y lo que en este influya es con el fin de guiar hacia la solución y comprensión de las situaciones que se presentan en la vida diaria, apoyando el desarrollo personal en la etapa de preferencia.
La Evolución Espiritual es un proceso personal y esencial para progresar en la vida. Depende 100% de nosotros el estar en determinado nivel.
Es tiempo de conocer el proceso evolutivo-espiritual por el que pasan los seres humanos.
Es importante aclarar que todos los seres humanos recorrerán cada una de estas etapas (ya sea en esta vida o en la próxima) y pueden en cualquier momento de sus vidas pasar a la siguiente.
El objeto de dividir en etapas o niveles nuestro comportamiento y lo que en este influya es con el fin de guiar hacia la solución y comprensión de las situaciones que se presentan en la vida diaria, apoyando el desarrollo en la etapa de preferencia.
Etapa 1: Ser Humano Dormido
Las personas normales a las cuales nos referimos aquí como “ser humano dormido”, emprenden prolongadas divagaciones mentales en su vida cotidiana. La actividad mental sin ningún rumbo ni meta específica se suele llamar en psicología “pensamiento no dirigido, flujo de conciencia o conciencia normal en estado de vigilia”.
Aparte del pensamiento no dirigido existe el “pensamiento dirigido”. Este se orienta hacia una meta determinada y esta vinculado con una situación o problema específico. Tanto el pensamiento no dirigido como el pensamiento dirigido, son los responsables de que el ser humano viva “dormido”.
La característica principal, del “ser humano dormido” es que la persona que se encuentra en este estado, no se da cuenta de que es y está mientras lo experimenta, no se da cuenta de que existe mientras vive, piensa y actúa. Esta es la razón por lo cual se le conoce también como un estado de sueño psíquico, del cual el ser humano puede despertar.
Otro nombre para referirse al sueño psíquico es el de “mente mariposa”, porque tal y como la mariposa vuela de flor en flor sin detenerse jamás, el pensamiento del “ser humano dormido” vuela de tema en tema, sin detenerse nunca.
Las personas comunes en general son mas materialistas y escépticas en relación a los temas espirituales, porque como están “dormidas” ven solo el aspecto material de la existencia o sea viven pendientes de la “punta del iceberg”.
Estas personas suelen estar dominadas por los caprichos de su ego (tienen muchos “egos” dentro de ellos, por eso son dispersos y de conducta impredecible), no son capaces de escuchar su voz interior y tienen una tendencia a cometer frecuentemente errores básicos en su vida (los cuales raramente reconocen) suelen atribuir sus malos momentos a “la mala suerte”, “el destino” y en gran mayoría no se hacen responsables de sus actos.
Estas personas se dejan arrastrar y dominar fácilmente por otras, no tienen muchas opiniones personales, ya que generalmente no profundizan en los temas, se quedan con lo superficial. Este grupo de personas son las llamadas “masas”, las cuales son dominadas por los políticos de turno, además de las distintas religiones y sectas mediocres que todos conocemos.
Palabra clave de este nivel: “Ignorancia”
(Ser humano indiferente, inconciente y poco comprometido)
Ahora, no soy nada… y soy todo.
Hice mi primera comunión y la confirmación, he practicado budismo, he participado activamente en ceremonias hinduistas, a ellos les he llevado mis ofrendas… Le he gritado a la Virgen de, y mi corazón se emociona cuando oigo la llamada a la oración en algún país cuando voy a casa de mi padre y bendice la mesa.
Celebro cada religión porque se que todas nacen del mismo lugar: el corazón, y que todas pretenden elevarse desde el corazón hacia el mismo Gran Espíritu.
En mis vidas pasadas fui guerrero maorí, ladrón, puta o monje, viví en muchos países y pertenecí a muchas religiones.
Con las manos en el corazón, me pregunto si hay alguna diferencia entre ser hindú, ser musulmán o cristiano, o ser madrileño, catalán o murciano, y sinceramente, no encuentro ninguna.
Yo no soy nada… y soy todo.
Etapa 2: Ser Humano Despierto
Cuando el ser humano despierta, el pensamiento no dirigido desaparece para siempre de su vida, pero no el pensamiento dirigido que puede utilizarlo cuando así lo necesite.
El “ser humano despierto” es aquel que permanece siempre como un testigo atento y vigilante, no sólo del mundo que lo rodea, sino de sí mismo también: de su cuerpo, sensaciones, emociones y pensamientos.
Esta actitud provoca que nunca se olvide de sí, experimentando esto como un despertar: cuando el ser humano permanece alerta de sí mismo, se da cuenta de que es y está, de que existe, característica principal del “ser humano despierto” (“Conciencia del Ser”).
El trayecto desde el “ser humano dormido” hasta el “ser humano despierto”, usualmente pasa por tres peldaños.
En el primer peldaño y como resultado de conocer las enseñanzas espirituales básicas y haber practicado las técnicas que conducen al despertar (entre ellas la meditación), la persona irrumpe ocasionalmente en el estado de “ser humano despierto” para, momentos después, volver nuevamente a su estado habitual de sueño psíquico (“Primera Iniciación”).
En el segundo peldaño y como resultado de una prolongada práctica de las técnicas que conducen al despertar, la persona puede permanecer como “ser humano despierto” una parte importante del día, pero con dificultad (“Segunda Iniciación”).
En el tercer peldaño el proceso culmina y el ser humano vive ahora permanentemente y sin dificultad como “ser humano despierto”, convirtiéndose éste en su nuevo estado de conciencia (“Tercera Iniciación”).
En la Primera Iniciación se encuentra otro grupo numeroso de personas, las cuales han practicado y conocido parte de las enseñanzas de la Nueva Era.
La mayoría de ellos abandonan el camino espiritual porque sucumben a sus problemas personales, especialmente porque aun tienen mucho apego a las cosas materiales, dudas sobre el conocimiento espiritual y dependen demasiado de otras personas, sobretodo en el aspecto emocional. Estos seres no conocerán la verdadera felicidad a menos que decidan cambiar su sistema mental y creencias.
La Segunda Iniciación es el límite de los practicantes de cualquier religión, ya que para avanzar al siguiente nivel es necesario liberarse de los esquemas rígidos y las cadenas mentales de los dogmas. Por eso es necesario que las personas que pertenezcan a una determinada religión deban “trascenderla” para seguir su evolución espiritual, de lo contrario ellos se quedarán estancados en el camino, es esencial abrir la mente al conocimiento del Cosmos, que es ilimitado.
La plena conciencia del ser solo se obtiene en la Tercera Iniciación. Esta etapa de la vida es la más importante, porque aquí se produce el cambio radical que todos los seres humanos necesitan. “El ser espiritual” despierta por fin desde el interior para trabajar concientemente al servicio de el mismo y de la sociedad.
Palabra clave de este nivel: “Pasión”
(Ser humano positivo que actúa con energía y entusiasmo)
Etapa 3: Mente Espejo