jueves, 23 de junio de 2016

COMO SABER QUE VIBRACIÓN EMITO


Si tenemos un pensamiento, éste emite una vibración.  Cuando ese pensamiento desencadena una emoción, emitimos otra vibración.  Nuestros pensamientos y emociones están íntimamente conectados y uno desencadena el otro y viceversa.

Pensemos por ejemplo en algo.  Si yo digo: Perro!  Cualquiera de nosotros emite una vibración con sólo evocar un perro, ya sea que nuestra experiencia sea positiva o negativa.

Si yo digo: Chocolate!

Si digo: Mamá!

Es inevitable emitir una vibración!  Aunque no estemos conscientes de ello, así es.   Lo que sea!

Si yo digo: Relación de Pareja! Inmediatamente vamos a emitir una vibración que emana de nuestro recuerdo de la experiencia de relación de pareja que tengamos!  Ese recuerdo inmediatamente se liga a una emoción provocada por esa experiencia.  Es más, si en ese momento yo escucho una canción que me evoca algo alegre con mi pareja, la vibración que emito es positiva!


Yo podría hablar con alguien sobre el matrimonio, por ejemplo.  Es posible que sea una mujer joven que ni siquiera se ha casado y no tiene experiencia propia de estar casada, pero si sus padres tuvieron una experiencia feliz, cuando ella piensa en matrimonio, la vibración que emite es positiva, y se siente optimista sobre la posibilidad de casarse.  Todavía más, cuando piense en matrimonio, pensará en que ella tiene todas las posibilidades de que le vaya bien cuando se case.  En su campo vibratorio, la emanación de su vibración es ésa.  No hay conflicto en ese tema.  En su vibración no hay dolor o lo que llamaríamos Resistencia.

Cuando hablamos con alguien así, si estamos entrenados para sentir la vibración de la persona, podemos sentir que sus palabras coinciden con lo que emana de ella. Lo dice con facilidad, con naturalidad!  Muy a menudo, aunque no estemos acostumbrados a fijarnos en lo que emana de la persona, podemos sentirla.

Cuando por ejemplo, estamos con una persona que está muy contenta o muy triste, no necesita ni hablar, lo que sentimos de ella, es la vibración que emana de su campo vibratorio.  Si pudiéramos verlo, sería una energía que rodea a la persona y que con frecuencia es como una esfera redonda a su alrededor.

Cuando decimos de una persona, por ejemplo, una novia en el día de su boda, o un joven que acaba de recibirse de la universidad, o alguien que está muy enamorada, que está “radiante”, efectivamente, desde su campo vibratorio irradia una energía positiva que tiene una fuerza que es evidente para los demás.  No importa que no la veamos, la podemos sentir.

Por la sencilla razón, de que nuestra vibración, respecto a cualquier tema, es nuestro punto de atracción.  Cualquier cosa en el universo, está vibrando y ni siquiera vamos a decir que algo sea bueno o malo.  Simplemente es nuestro punto de atracción.  Si todo en el universo vibra, dependiendo de la frecuencia que sea predominante en mi, la que emana de mis pensamientos y de mis emociones, es lo que va a empatarse conmigo.  Así de simple.  Generalmente, si no sabemos esto, o no estamos conscientes de lo que esto significa, nuestros pensamientos atraen una vibración igual y lo hacemos por de fault!

Si hacemos conciencia de esto y podemos entender mucho de nuestra experiencia y de porqué algunas cosas no cambian para nosotros.   Pensemos cada quien en cualquier tema que se complica en nuestra vida, o en lo que nos sentimos que no avanzamos, que estamos estancadas(os).  Si decimos la palabra:           Relaciones… trabajo…. dinero…. salud…. familia..

Para cada una(o) de nosotros es algo distinto y pueden ser una o más cosas.  Hagamos el ejercicio, pensemos en uno de éstos conceptos, el que sea, y aprendamos a observar lo que sentimos sobre cada uno de ellos.   Con toda seguridad, en el que estamos atoradas(os) es aquel en el que nuestra frecuencia baja.  Es decir, nos evoca preocupación, dolor, coraje, enojo, frustración,  desesperación, falta de claridad…. una de éstas emociones o todas juntas…

Entendiendo ésta explicación, cómo entonces, si nuestra vibración es baja con relación a este asunto, vamos a poder realizar cambios?  se puede?

martes, 21 de junio de 2016

“La Divinidad”


“¿Cuál es el único Dios verdadero? ¿Cuál, de entre todas las religiones, es superior a las demás? 

No os planteéis este tipo de preguntas y no esperéis tampoco que una religión os presente del exterior un Dios a adorar. 

A Dios debéis buscarlo en vosotros mismos.

 Mientras le busquéis en el exterior, en el cielo o en otra parte, siempre habrá una distancia, una separación entre Él y vosotros y no Le encontraréis.


Y lo que es más grave todavía, es que buscando a Dios en el exterior de vosotros, os separáis de vuestro verdadero Yo. 

Por eso no conseguís reencontraros y pasáis por toda clase de estados contradictorios: durante un momento os sentís en paz, el sentido de la vida se os aparece claramente y después de repente os sentís angustiados, turbados y todo se oscurece.

¿Donde esta la Luz?


La luz es un símbolo que ha definido una de la polaridades dentro de nuestra dualidad. La luz unida a un ser consciente nos ha hecho que lo identifiquemos automáticamente con ese lado positivo o del bien, en el cual creemos que todos los seres que emiten esa luz automáticamente pertenecen a esa polaridad. Por el contrario la ausencia de luz u oscuridad se ha definido por sistema a el polo negativo o al mal. Por esta regla basada en la apariencia, nosotros mismo que no emitimos luz, podríamos ser considerados como seres oscuros o negativos, pero sin embargo nadie (salvo ridículas excepciones) se identificaría jamas, como un ser oscuro o puramente negativo.

Si tomamos esta lógica, el lado del bien o de la Luz, tampoco puede ser juzgado con este rasero tan simple, porque hay muchas formas de simular esa luz y aparentar lo que no se es. Se que muchos repudian términos como Falsa Luz, porque no se ajusta a sus creencias metafísicas, y creen infantilmente que la luz va ligada a la sabiduría, a una consciencia elevada y a una intención respetuosa o de bien. Evidentemente no es así, y como siempre sucede, creer en algo te impide comprender y tener la referencia y la perspectiva adecuada.

Si no sujetamos a las leyes físicas, es sencillo entender como un ser puede ser de Luz real y no tener una intención positiva ¿Como? Sencillo, nuestra estructura mental, nuestra programación y nuestras creencias, nos impiden ver el bosque y solo vemos arboles. Las leyes naturales y el principio de frecuencia y vibración, nos da la respuesta de forma básica y elemental. Los rangos de frecuencias distintos a los que un ser humano corriente suele portar o tener, definen el punto cero o neutro, en el que no hay luz física, ni oscuridad. Por lo tanto los seres de oscuridad, partirán de una frecuencia inferior a la nuestra, por lo tanto, nosotros estaríamos en un rango superior al suyo y los veríamos oscuros, pero ese ser oscuro, jamas se vería así mismo como un ser de oscuridad, simplemente seria un nivel de percepción distinto y no podría llegar a entender porque nosotros lo definimos como oscura, si el así mismo no se percibe de igual forma.


De igual manera pasa con la Luz, todo lo que este por encima de nuestro rango normal de frecuencia, sera Luz, pero a pesar de que a nosotros nos parezca un ser luminoso, esa Luz simplemente nos esta causando engaño, ya que ese ser de “Luz” no se ve a si mismo como un ser luminoso y su percepcion de ello, le llega por culpa nuestra, al rendirnos ante su luz, cuando en realidad solo esta minimamente por encima de nuestro rango. Nuestra mentalidad sujeta a patrones jerarquicos autometicamente lo asimila como alguien superior, pero en realidad sus intenciones siguen siendo igual de egoístas que las de cualquiera. Evidentemente todas las frecuencias, que estén por encima de su escala, él los vera como seres de Luz, y así sucesivamente.

Que estén en escalas de frecuencias superiores o inferiores no quiere decir que sean seres superiores o seres inferiores, esto sucede por nuestra programación, y nuestra estructura mental, también son defectos de lenguaje, ya que hablar de superiores o inferiores nos hacen caer en ese programa de “arriba o abajo / bueno o malo”. Una forma sencilla de entenderlo seria usar la escala musical, donde las siete notas musicales partirían de una situación neutra, una escala básica de frecuencia desde la cual, se subirían o bajarían octavas o subtonos, La nota seria la misma ni superior ni inferior, solo que al subir su frecuencia se vuelve mas aguda y al bajarla se vuelve mas grave. Misma nota distinta frecuencia distinto resultado, pero mismo tono.

Por lo tanto es defecto de percepción el que al estar ante un ser con una frecuencia minimamente superior (ojo, su frecuencia no su intención) lo percibamos con luz, por eso caemos en ciertos engaños y automáticamente los colocamos en roles positivos, si siquiera conocer sus verdaderas intenciones. Por eso en movimientos como la nueva era o distintas disciplinas espirituales o metafísicas, han caído repetidamente en este error y se han dejado guiar por seres de luz, con intenciones muy egoístas y negativas, seres que han tomado la voluntad de unos adeptos y los han manipulado como arcilla húmeda.

Seres negativos toman tú energía para subir su frecuencia.



Lo que conocemos como Falsa Luz, no es otra cosa que un principio de transferencia. Un ser que no tiene luz o que tiene una frecuencia inferior, puede subir su frecuencia artificialmente y parecer un ser de luz, cuando en realidad es un ser de frecuencia muy baja, muy oscura. ¿Como lo hacen? Sencillo, te roban tu energía y logran elevar su frecuencia y emitir esa luz, pero cómo esa frecuencia no ha sido elevada de forma natural, a partir de una toma de conciencia, o a través de una expansión consciente, sino que ha creado lazos con seres vivo que le reportan una constante transferencia de energía, elevandole su frecuencia lo suficiente como para aparentar ser luminoso. Esto es la Falsa Luz, falsa porque no ha logrado su luz a través de la concienciacion, la comprensión o la expansión de su conciencia, sino a través de vulnerar el libre albedrío de seres vivos a través del engaño, transferiendole su energía voluntariamente, ayudandole a mostrarse como lo que no son, básicamente gracias a nuestra propia Luz, ciertamente es ingenioso el engaño, esa luz que muestra es la Luz que te roba en tus narices. Es como darle limosna a un ladrón.

No debemos pensar que únicamente nos quitan la energía para alimentarse, aunque así sea, no tienen tanta necesidad de alimento como nosotros, pero si necesitan mucha energía, cuanto mas nos roban, mas energía logran concentrar y mas suben su frecuencia, pudiendo así crear mas lazos con mas seres vivos y aumentar su poder. Como podrás imaginar entre ellos si existe una jerarquía, cuanto mas incautos engañen, mas energía acumulan, mas alta es su frecuencia y por supuesto mas Luz emiten, con lo cual podrán engañar a mas y mas. Pero no creáis que al elevar sus frecuencias artificialmente pueden llegar a ciertos planos donde la conciencia si es elevada, su limite físico, lo impone su conciencia, egoísta, mezquina y predadora.

Es una forma artificiosa de intentar lograr una ascensión, esta es la estúpida ascensión que persiguen muchos, en la que es necesario mostrar una faz, positivista y de aparente amor, forzados a negar lo negativo y creyéndose dioses o adoptando roles mesiánicos o angelicales, para empezar a crear lazos (contratos) con seres vivos a los cuales quedar ligados energeticamente e incluso implantados etericamente, para comenzar a robarles energías y elevar su posición jerárquica, dentro de esta progenie oscura.

Por supuesto todo esto tiene un limite, aunque consigan crear lazos con millones de humanos a través de cultos o religiones, existe un tope de frecuencia, que esta marcado por leyes físicas en los que ese ser no podrá cambiar su densidad a pasar de estar absorbiendo gran cantidad de energía, por que el estado de su conciencia debe ir paralelo a su estado físico, por lo tanto por mucha luz que emita, por mucha energía que robe, su conciencia no estará acorde y no variara de densidad, por lo tanto su ascensión es ilusoria, solo asciende dentro de una jerarquía muy limitada y cerrada, una jerarquía que no existe en un entorno natural.

Ni que decir que estos seres de luz necesitan estar constantemente atando contratos con seres vivos, ya que les va su posición en ello. Por eso están constantemente filtrando credos y terapias energéticas, tomad en cuenta que todo lo que nos ofrecen son manzanas envenenadas, formas de que quedemos atados a ellos, es mas algunos trataran de crear lazos tan férreos que trataran de impedir que tu, les des tu energía a otros, con lo cual ya no seras dueño de tu voluntad, esto pasa mucho con los guías, los guías ejercen un control tan férreo, creando una dependencia tal, que lograran que esa persona, no pueda ir a mear sin consultarle antes a su guía.

Existen distintos tipos de lazos a los que atarse a estos seres de aparente luz, unos crean muchos lazos con millones de personas a través de credos como las religiones, pero son lazos mas débiles, que otros que los crean con guías o seres ascendidos que contraen una relación mas cercana y mas absorbente, mas difícil de diluir, sin una toma de conciencia de por medio. Puedes abandonar un credo y romper ese lazo que te ata a ciertos seres o deidades, como santos, vírgenes o dioses como Jehova, por ejemplo (pon el que quieras da igual). En realidad esos roles son tomados para amoldarlos a nuestras creencias, es muy difícil saber si son quien dicen que son, no se puede confiar en ninguno de ello, son todos mentirosos compulsivos y si pensabas que un santo o una virgen te protegía, en realidad hacia todo lo contrario.

La clásicas peticiones, las promesas, las intercesiones y todas estos ritos clásicos de petición de ayuda, no son mas que lazos que atamos y contratamos con estos entes, no solo nos enlazamos con un ente en concreto, podemos tener múltiples exprimiendonos a la vez, cuanto mas creyente y fervoroso seas en cualquier credo, mas atrapado y parasitado estarás.

La moraleja es la misma de siempre, no creer a nadie, ni poner a nadie fuera de nosotros en ningún pedestal. Desde nuestra estructura social y mental actual no podemos saber si son lo que dicen que son así que es mejor omitir. Muchos aun tienen en figuras como Jesús o Buda, a unas muletas en las que creer, o en las que confiar “algo seguro” para mi no son una opción a tener en cuenta. Son roles que están muy contaminados y es mas prudente omitirlos que abrazarlos, pero tengo en cuenta que en según que ambientes o lugares, esto es casi imposible. Solo tener en cuenta que es muy sencillo crear un lazo (acuerdo, contrato, implante) que no necesitamos estar conscientes de ello, que nuestro libre albedrío esta constantemente violado, que un pensamiento o un momento de bajón moral les basta para agarrase a nosotros y que esas figuras que pensabas que estaban ahí para auxiliarte, en realidad hacen todo lo contrario.

¿Es qué no hay buenos?

Paciencia: El secreto para lograr y atraer lo grandioso


Decía un escritor famoso: Quiero paciencia… ¡Y la quiero ya!

Realmente la paciencia no tiene que ver con aguantar, negar o disfrazar las cosas que no queremos. No significa que tengamos que fingir que estamos bien cuando no lo sentimos, ni que tengamos que decir las cosas que no queremos. La paciencia es un estado de ser muy poderoso, un ingrediente creativo para lograr todo aquello que nos propongamos.

¿Qué significa la palabra paciencia? ¿Tolerar? ¿Aguantar lo que no nos gusta o queremos? Si intentas lograr algo en la vida y no estás bien seguro de que significa esta palabra, entonces quizá te desesperes a menudo cuando las cosas que anhelas no suceden rápido.

De nada sirve que soñemos con atraer la pareja ideal, un buen trabajo o una buena suma de dinero si no tenemos paciencia. ¿Cuántas veces hemos soñado cosas y al ver que no suceden dejamos de enfocarnos en ellas o nos conformamos con cosas menores?

La paciencia significa tener confianza. La confianza es algo que se va desarrollando poco a poco en los seres humanos. La confianza significa que uno sabe (y no cree), que lo que quiere va a llegar. No es lo mismo saber y creer. El creer tiene que ver con una conjetura.

Tú puedes creer que hay un gato blanco afuera de tu casa porque alguien te lo dijo. Pero no lo sabrás hasta que realmente salgas y veas al gato.

Si tú crees que va a llegar lo que quieres, entonces la duda y los sentimientos de que quizá no llegue lo que buscas, por cualquier razón, podrían rondarte a menudo por la cabeza. Tú intentaras negarlos o sobreponerte a ellos, y entonces lo que sueñas se convertirá en una lucha entre tu incredulidad y lo que quieres.

Saber significa que tú has comprobado algo, y lo has asumido como verdad. Creer es una conjetura. Una conjetura significa que algo podría o no podría ser, que sólo lo tienes como información intelectual, pero no lo has experimentado como tal.

La paciencia es un estado donde tu sabes que lo que sueñas sucederá. Cuando tienes paciencia, simplemente fluyes con lo que quieres, actúas como si ya lo tuvieras, hablas en torno a esa verdad. Cuando te sientes impaciente, estas dudando de ti mismo, y mientras haya duda hay dualidad, y si hay dualidad no sucede nada.

Desconfiar significa que estás actuando de acuerdo a juicios previos o que crees lo que piensa la mayoría en lugar de confiar en ti. Por ejemplo: quieres encontrar un mejor trabajo pero no renuncias al que tienes porque te has dejado llevar por lo que dicen los periódicos o las noticias acerca de los desempleados. Además, en tu oficina te han dicho que la cosa está difícil y que será mejor que aguantes. Tú admites esto como verdad y entonces desconfías de ti y de las condiciones externas, no confías en que encontrarás un trabajo mejor. Así que te vuelves tolerante con el trabajo que tienes, aunque no te guste.

Por otro lado, podemos nosotros atrevernos a dejar el trabajo que no nos gusta, pero si vemos que después de un determinado tiempo no llega el trabajo que queremos, quizá nos desesperamos, es decir, empezamos a creer que en verdad la situación está difícil, que no hay empleos y que se nos han juntado cuentas por pagar. Puede ser que empiece la queja con los demás, la protesta, el enojo. Nos volvemos intolerantes y poco pacientes porque estamos dejando ese estado de saber, de sentirnos conscientes de nuestras habilidades creativas, dudamos de que lo que queremos llegará, y volvemos a aceptar cosas que no queremos o nos gustan porque “es lo que hay”.

lunes, 20 de junio de 2016

“Sensibilidad”


“De aquél que se siente herido, ofendido, con facilidad se dice que es sensible. 

No, la verdadera sensibilidad es una total apertura a la belleza y a la luz del mundo divino y un cierre a todas las fealdades y absurdidades del mundo humano. 

Así pues, lo que se llama generalmente sensibilidad, es decir la capacidad de sentir dolorosamente la indiferencia, el desprecio, las críticas y las ofensas, no es en realidad más que susceptibilidad, sensiblería. 

Entonces, ¿qué queda para estos pobres desgraciados, para quienes no existe ni el Cielo ni los ángeles ni los amigos ni la belleza, sino sólo la gente injusta, malvada y malintencionada?

No debemos confundir sensibilidad con sensiblería. 

La sensiblería es la manifestación enfermiza de un «yo» pobre, mezquino, estrecho y neurálgico. 

El título más valioso que puedes conseguir es el de buena persona


El título más valioso que puedes conseguir es el de buena persona. Este título, por supuesto, no se concede en la escuela o en la universidad, sino en nuestro caminar por la vida. Así, sea este el que sea, si nuestros valores son buenos, lo reflejaremos en nuestras actuaciones.
No obstante a este respecto cabe destacar que si creemos que siempre debemos “dar lo bueno”, entraremos en un bucle del que es complicado salir, pues no siempre podemos sembrar bondad y hacer lo correcto ya que las características psicológicas difícilmente pueden conceptualizarse de manera polarizada.
Lo que quiero decir es que hay veces que lo correcto a través de nuestros valores implica algún tipo de sufrimiento que no deseamos y que, por supuesto, no es bueno. Pero con todo ello ser buena persona requiere minimizar el daño en pro de lo considerado cuando este sea inevitable.
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La capacidad de amar y de trabajar refleja nuestra madurez

Como en una ocasión diría Sigmund Freud a su discípulo Erik Erikson, la capacidad de trabajar y de amar son dos maravillosos indicadores del logro de la madurez plena. El buen desempeño en estas dos parcelas vitales se construye fielmente de la mano de nuestra inteligencia emocional.
Por eso no es de extrañar que, como dijo Howard Gardnerd, “una mala persona no puede llegar a ser un excelente profesional”. Realmente la bondad personal se observa en la confluencia de una serie de valores que nos ayudan a ser mejores con nosotros y con los que nos rodean.
No obstante, para evitar caer en el mero sentimentalismo carente de autocrítica, debemos tener claro que nuestra balanza no debe inclinarse a pensar que todo se resuelve a través del diálogo, de la tolerancia y de la solidaridad. Sin embargo, tampoco es adecuado creer que la fuerza y la intolerancia es la vía más adecuada para resolver los problemas.
Lo bueno y lo malo, el ying y el yang, lo blanco y lo negro coexisten y estructuran nuestro mundo y en nuestra personalidad. Así, ser buena persona debería entenderse como un equilibrio de fuerzas basadas en buenos valores y, por ende, en el respeto mutuo.
No ganamos nada creyendo que somos unos santos y los demás unos diablos. No ganamos nada cayendo en el victimismo crónico que hace que el resto de la gente sean verdugos de nuestros males.
Es más inteligente emocionalmente hablando que no confundamos tolerancia conbuenismo, pues estaríamos equiparándolo a términos como la resignación y otros conceptos derivados de la palabrería que caracteriza la autoayuda. Esto no redunda en beneficio directo sino que, como hemos dicho, nos envuelve en un bucle insano.
Cuando hago referencia a “ser buena persona” me refiero a ser una persona con dignidad y buenos valores, no a dejarse aplastar porque “debemos poner la otra mejilla”. Tenemos una serie de derechos asertivos que debemos mantener siempre presentes para hacernos valer a nosotros y a los demás:

Creencias equivocadas del Camino Espiritual


Cuando comenzamos a transitar el camino espiritual, buscamos la perfección en nuestras vidas. Tratamos de mejorar nuestro carácter, costumbres, ideas, alimentación, y hasta la vida social. A veces, hacemos “SACRIFICIOS” con el fin de alcanzar una vida más plena y feliz; sin embargo, muchas veces no llegamos al estado de éxtasis o plenitud que anhelamos.

La decepción puede llevarnos a rechazar la disciplina que habíamos emprendido, o en el peor de los casos, puede desmoralizarnos a tal punto de pensar que “Dios se ha olvidado de nosotros”. En realidad los errores como tales no existen, pues todo nos conduce a un necesario aprendizaje. Todo es un asunto de consciencia que solo puede expandirse a partir de las vivencias que nosotros mismos hemos invocado, sin juicio alguno si tales experiencias son “buenas” o “malas”.

El Universo funciona como una gran computadora: hay que saber presionar las teclas adecuadas para obtener lo que se desea. Cuando no lo estamos haciendo, la computadora se detiene, espera fría y silenciosamente la señal eléctrica correcta. El Universo tiene sus “teclas” y la metafísica nos las enseña. ¿Cuáles son? Algunas escuelas esotéricas han tergiversado estas enseñanzas, quizá sin ninguna mala intención, con lo que han llevado a muchas personas a cometer “errores” y a frustrarse en sus expectativas.

Algunos de los “errores” más comunes son los siguientes:

1. ENVOLVERSE EN UNA BURBUJA DE PROTECCIÓN, O EN UNA LUZ, O EN COLOR, O PEDIR A ÁNGELES, O CUALQUIER OTRA FORMA QUE PROTEJA DE LOS PELIGROS QUE EXISTEN AFUERA

Lo único que logra este tipo de ejercicio es fomentar la idea de que algo externo puede tener más poder que nosotros. Nuestra mente percibe que hay algo allí afuera que puede, por ejemplo, lastimarnos o hacernos daño. Pero, según las enseñanzas espirituales, TODO ES DIOS; por lo tanto, nada puede hacernos daño.

En realidad, debería practicarse algún tipo de ejercicio de reconocimiento de la seguridad personal. Este ejercicio podría decir: “Vaya donde vaya, estoy siempre a salvo, estoy rodeado de hermanos, vivo en el mundo que Dios ha creado y sólo veo amor en todas partes”. En síntesis, al elegir qué ejercicio mental o meditación hacer, se deberá buscar aquel que nos recuerde la naturaleza divina de la vida y no el peligro que percibe nuestro ego.

Muchas personas creen que repitiendo ciertas afirmaciones pueden transformar su situación personal, lo que encierra un “error”. No son los pensamientos lo que determinan nuestra realidad sino nuestras “creencias”. Solamente los pensamientos que hemos interiorizado y tomado como nuestra verdad son los que se manifiestan. Dicho de otra manera, aquello que sentimos internamente que es así, es lo que toma forma en el mundo externo.

La mente humana produce un promedio de 60,000 pensamientos diarios, la mayoría de los cuales son negativos para quienes se encuentran inmersos en los medios masivos de comunicación. Las afirmaciones son necesarias para lograr implantar una creencia nueva en nuestra mente subconsciente y la repetición de estas afirmaciones es un procedimiento adecuado, pero hasta que no le agregamos la emoción o sensación que acompaña a esa idea, no la interiorizamos como una verdad dentro de nosotros.

La repetición de palabras carentes de emoción no es efectiva. Por lo tanto, si yo repito “Vaya donde vaya, estoy siempre a salvo” pero no me siento realmente seguro, de nada me servirá. Es necesario seleccionar ejercicios mentales, meditaciones o visualizaciones que fomenten las creencias de: paz, armonía y prosperidad.

2. ENVIAR LUZ A OTROS PARA QUE MEJOREN

Se puede enviar luz o energía a otras personas para que se curen de cierta enfermedad, para que mejoren su situación económica, su vida afectiva, y demás. Sin embargo, la mayoría de estos ejercicios se parecen más a una forma de manipulación que a una verdadera ayuda espiritual.
Primero y principal: si se va a ayudar a otro, hay que asegurarse de que la persona lo pida y lo necesite. Si esto no se da, tenemos que trabajar con lo que estamos percibiendo, porque “el problema” es algo personal que nos atañe a nosotros mismos y no a la persona que está sufriendo. Si la persona a ayudar esta inaccesible o inconsciente, habrá que pedírsele permiso a su alma y recibir confirmación de alguna manera antes de proceder.

La mayoría de los problemas o enfermedades son sólo momentos de prueba que está viviendo un individuo; son necesarios y muy útiles para el “despertar de su conciencia”. Nunca sabemos en realidad desde afuera cuán importante puede ser para cada persona la situación que está atravesando en determinado momento. Podemos percibir esa situación como algo terrible, doloroso, injusto o innecesario, pero cualquiera sea nuestra interpretación nunca será correcta ni completa.
El enviar la luz a la persona podría incluso hasta acelerar o entorpecer su ritmo personal. Nuestra intervención es innecesaria y, la mayoría de las veces, no es más que un deseo egoísta de que la persona resuelva rápido su problema porque éste nos despierta angustia o dolor.

Personalmente, recuerdo que una vez se acercó un amigo íntimo a decirme que estaba muy preocupado por mi situación. Yo le respondí que su preocupación no me ayudaba, que si realmente quería hacer algo bueno por mí, tenía que confiar en mí y saber que mi Guía Interior me revelaría en el momento adecuado lo que yo necesitaba hacer.

En lugar de enviar luz a otros cada vez que veas una situación difícil, comienza por enviarte luz a ti mismo para que tu Guía Interior te haga ver la Verdad que está operando en dicha situación.

3. CREER QUE VAMOS HACIA DIOS, QUE EVOLUCIONAMOS ESPIRITUALMENTE

No vamos hacia Dios, YA ESTAMOS EN DIOS! Todo lo que nos rodea forma parte del gran cuerpo universal de Dios. No evolucionamos espiritualmente. Nuestro Espíritu es Perfecto y Completo; no puede ni tiene que evolucionar. En realidad, es un problema semántico, ya que la evolución espiritual no existe. Lo que queremos significar con eso es el despertar de nuestra Conciencia a esa perfección y cuanto más rápido lo hacemos, más plenos y felices vivimos.

Tal vez el “error” provenga de las enseñanzas religiosas que nos dicen que Dios está “en el cielo”, como si nosotros estuviéramos separados de Él. Nosotros y el “cielo” somos UNO, y debemos aprender a reconocerlo y a vivenciarlo; en eso consiste nuestra Evolución de Conciencia o Despertar Espiritual. Conócete a ti mismo -profundamente- y despertarás de toda ilusión y engaño implantado por agentes exteriores a ti.

4. ANGUSTIARSE O PREOCUPARSE CUANDO HAY UN FAMILIAR ENFERMO O ATRAVESANDO ALGÚN TIPO DE CRISIS

En nuestra cultura está bien visto que uno se aflija o sufra a la par de sus seres queridos; sin embargo, eso sólo aumenta el pesar. Si interpretamos nuestro pesar desde otro nivel, esto significa que creemos más en el poder de la enfermedad o la crisis que en la solución.

Cuando te afliges por la enfermedad de un ser querido, agravas esa enfermedad, le das más fuerza y poder, alimentando a la víctima en su propia victimización. La solución es hacer un esfuerzo personal y reconocer que, más allá de nuestro entendimiento, hay una Inteligencia Superior que está actuando y que tiene el poder de restaurar completamente a nuestro ser querido, si así lo desea dicha persona. Lo mismo ocurre con cualquier tipo de problema o crisis. Si nos afligimos, es porque nuestro ego ha aceptado que hay una fuerza más potente que el Poder Divino.

5. CREER QUE UNO HA SIDO “ELEGIDO” POR DIOS

Muchas personas que estudian en escuelas esotéricas se sienten especiales y evolucionadas. Sienten que Dios los ha conducido al lugar adecuado para su crecimiento y evolución; que la información que va a recibir es muy importante y no puede divulgarse a personas que no están tan evolucionadas, porque no tienen la capacidad para entenderla o para darle un buen uso. Esta presunción se convierte en una forma de arrogancia, nada espiritual, que nos hace pensar que somos privilegiados, especiales, elegidos, y que los demás están descarriados o perdidos en la vida.

Esta forma de arrogancia también se ve en las religiones que se sienten propietarias de Dios. Si uno no sigue su culto, está perdido. En el Universo existe un solo Dios y es el mismo para Todos. Los humanos inventan diferentes maneras de rendirle culto, crean dogmas y doctrinas, pero, en esencia, todos adoramos al mismo Dios.

Todos somos iguales ante los “ojos” de Dios. En realidad no existe tal Dios como lo que está pintado en las imágenes de la mayoría de las religiones estructuradas. Solo hay Existencia, el poder de la Vida, en sus multidimensionales e infinitas manifestaciones. Para La Existencia nadie está más adelante ni más atrás. Nadie vale más ni menos. Cualquier interpretación y clasificación como ser especial corresponde al terreno del ego humano y no al terreno de lo existencial.

6. SACRIFICARSE POR OTROS

domingo, 19 de junio de 2016

“Dejar fluir el agua”


“¡Cuántas tierras se han convertido en desiertos a causa de la falta de agua! 

Pero también, ¡cuántos desiertos en los que se ha podido llevar el agua, han sido transformados en tierras fértiles! 

El agua es la vida que circula. Aquél que quiere convertirse en una tierra fértil debe siempre dejar fluir el agua de la vida en él, sin ocuparse de saber qué árboles crecerán, florecerán y darán frutos ni qué pájaros irán a cantar en esos árboles.

Alguien dirá: 

«Pero yo quiero saber de antemano cuál será el lugar de este árbol o de este pájaro y sobre qué rama irá a cantar.» 

Si espera conocer todos estos detalles antes de decidirse a dejar fluir el agua, los siglos pasarán y ninguna hierba crecerá, ningún pájaro cantará. 

Dejad pues fluir el agua, veréis entonces cómo cada cosa encontrará su sitio, cómo todo cantará, todo florecerá. 

Dejar fluir el agua significa no cesar nunca de amar.