miércoles, 31 de agosto de 2016

No dejes que nadie te haga creer que no mereces lo que deseas


Haz oídos sordos al “tú no sabes”, “tú no mereces” o “tú no puedes”. El primer paso del crecimiento personal es la liberación de todo aquello que vulnera y que cercena, porque si tú sabes lo que eres y lo que vales, debes hacer lo posible por alcanzar aquello que sí mereces: la felicidad.
En la millonaria industria del crecimiento personal se bordea siempre a través de los cursos de coaching, de los libros y las conferencias, en ese complejo océano que supone el logro de la felicidad. No obstante, a veces, acabamos desesperados. Nos preguntamos si esa búsqueda por el equilibrio, la calma y el logro no será más que un Santo Grial, una entelequia inalcanzable.
Podríamos decir sin equivocarnos que no existe una teoría acertada sobre la felicidad. En realidad, existen muchas. Lo único que hay que hacer es coger ingredientes de todas ellas para crear nuestra propia fórmula en base a esas complejidades y necesidades que nos definen, sin olvidarnos, eso sí, incluir un aditivo más: la valentía.
Porque aquello que mereces está más allá de las fronteras del miedo. Más allá de los vetos de quienes ponen hilos a las fisuras de tus inseguridades. Quítales poder y empieza a modificar tus estilos cognitivos para tomar las riendas de estos mares convulsos que nos alejan de nuestras islas de calma. De nuestra auténticas identidades.
Te proponemos ahondar con nosotros en estas cuestiones.
mujer triste

Cuando olvidas aquello que mereces y te vuelves invisible

A veces ocurre. Ocurre que nos volvemos invisibles, que nuestra voz se convierte en el eco de otras voces o que nuestras necesidades y deseos, desaparecen para mutar en otros nuevos que encajan mejor en las expectativas ajenas. No sabemos muy bien cómo ha empezado todo, pero lo que sí percibimos es el dolor al respirar y la corriente fría de esa autoestima tan raída, tan maltratada.
Podríamos echarle la culpa a nuestra familia, tan tóxica y egoísta. Podríamos también responsabilizar de nuestra infelicidad a esa relación afectiva tan caótica y dolorosa. Sin embargo, y aunque suene duro, la responsabilidad es solo nuestra. No es el entorno quien nos genera ansiedad es el modo en que nos vinculamos a dichos escenarios, a dichas personas hasta el punto de volvernos invisibles, de volvernos cautivos del miedo.
Hay que tomar concienciadebemos dejar a un lado lo que sentimos para recordar lo que merecemos.Algo así solo se consigue siendo plenamente responsables de nosotros mismos. Los pensamientos rumiantes y la indecisión nos hacen caer en los abismos del miedo hasta el punto de permitir que sean otros quienes decidan por nosotros. Otros quienes nos te dicten qué mereces y qué no.
hombre-lobo
No lo permitas: viste armaduras que tengan tu talla, calza suelas más fuertes  y camina por un nuevo sendero vital habitado por la responsabilidad personal y la determinación. Mereces aquello que deseas.

Quitar poder a quien te roba libertades

Vivo, Existo, Soy por Emilio Carrillo



Publicado el 23 ago. 2016

Acción y Evolución: Vivo, Existo, Soy por Emilio Carrillo, que tuvo lugar en Sevilla durante las II Jornadas de Verano: Despertar a la Unidad que Soy, los días 7, 8, 9 y 10 de Julio 2016.

Organizado por la Asociación Acción y Evolución.

EMILIO CARRILLO
Economista, escritor (54 libros publicados y más de 500 artículos), conferenciante (más de 600 conferencias en 22 países de los cinco continentes), Experto Internacional en Desarrollo Local por Naciones Unidas y Técnico de la Administración General (como tal ocupa plaza de Subdirector de Área en la Diputación de Sevilla), siendo profesor de diversas universidades españolas y extranjeras, vicealcalde de Sevilla, vicepresidente de la Diputación hispalense y presidente de la Red de la Unión Iberoamericana de Municipalistas. Compaginó siempre estas actividades con el interés por otros ámbitos temáticos.

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martes, 30 de agosto de 2016

“Necesidades”


“Desde que aparecieron en la tierra, los humanos no han cesado de experimentar nuevas necesidades. 

Esto evidentemente, es un signo de evolución: a medida que vamos sintiendo nuevas necesidades, las sociedades se transforman, se enriquecen, crean. 

Sin embargo, sería útil detenernos un momento para preguntarnos sobre la naturaleza de estas necesidades. 

Porque esta avidez, esta voracidad, esta codicia que empuja a tanta gente a buscar sus satisfacciones en el plano material contaminando y devastando el planeta, está conduciendo a la humanidad a la catástrofe. 

Si se preguntaran cuál es esa voz que reclama dentro de ellos la facilidad, la comodidad, los placeres, se darían cuenta que es la voz de su naturaleza inferior, egoísta, caprichosa, cruel.

El destino del hombre está determinado por la calidad de sus necesidades; si se obstina en buscar su satisfacción en el plano físico, es porque nunca ha tratado de explorar sus riquezas espirituales. 

El día en que comprenda que el Creador ha puesto en él, en un estado sutil, el equivalente de todo lo que le es posible encontrar en el exterior, aprenderá a alimentarse con las riquezas del espíritu. 

Viniste al mundo a ser tú, no te distraigas


metas que la sociedad y la cultura en la que vivimos tienden a poner en nuestros círculos acaban siendo, en muchos casos, las que acabamos aceptando. Y, entonces, es posible que nos demos cuenta de que no son las que queremos: viniste al mundo a ser tú, no te distraigas.
Ya sea por miedo, timidez o incluso pereza, hay ocasiones en las que nos acomodamos a lo que personas ajenas establecen por nosotros y nos olvidamos de lo más importante:nadie puede hacerse, ni formarse, ni moldearse más honestamente que uno mismo.

No temas por lo que el mundo piense de ti

Nuestra personalidad se crea a partir de las vivencias que experimentemos y, por lo tanto, algunas veces la perspectiva que se tenga de nosotros acaba afectándonos hasta un punto del que no somos conscientes. Por eso, es bueno tener claro quién eres y defender tus gustos, tus opiniones y tus pensamientos. Ser tú es fundamental para descubrirte y desarrollarte como persona. 
chica con vestido rojo junto a un gato negro
Es normal estar asustado cuando vemos que somos diferentes en algo, pero ¿no es cierto que cada uno de nosotros tiene algún rasgo que el resto puede considerar “raro”?, ¿y no es cierto que es precisamente eso lo que nos hace únicos?
Tener miedo es una señal de consciencia y combatirlo una señal de rigor y templanza que nos ayudará a conseguir el bienestar espiritual. Es conveniente, en este sentido, seguir aquel camino que consideremos oportuno para nosotros.


Además, también es bueno escuchar los consejos de aquellos que nos quieren bien, pues son ellos quienes buscan lo mejor para nosotros; y, sobre todo, aquellos que aceptan la personalidad de cada uno aunque a veces no la entiendan. Abrir tu corazón es ser tú mismo y mostrar tus sentimientos puede hacerlo todo más fácil. 

Ser tú es la razón por la cual te quieren

Hay momentos en los que aceptar quiénes somos nos lleva un tiempo. Especialmente porque pensamos que van a rechazarnos, bien por nuestra raza, condición sexual o incluso por el tamaño de nuestras metas. No hay ningún problema en tomarse el tiempo necesario para ser uno mismo, pues primero hemos de estar seguros de quiénes somos: si hay algo cierto es que aquellos que nos quieren van aceptarnos sin condiciones, aunque quizá también necesiten tiempo para ello.
Chica mirando su reflejo en el agua
Al final, lo que importa es la felicidad que obtengamos y, casualmente, esta es mayor cuantas menos máscaras nos pongamos. Por eso, es bueno descubrirse de forma relajada, alejarse de ser algo que no somos y aprender de la reflexión del proceso.


Ser tú es descubrir la magia que hay en ti y quienes te guardan cariño adorarán verte disfrutando de ella. Regala tu esencia sincera, déjate brillar y tu alrededor desprenderá luz contigo. Quiérete y encontrarás el lugar que te pertenece.

Déjate de distracciones: quiérete por ser quién eres

El “Yo” es el Alma, no el cuerpo


Los órganos sensorios no son el Alma. “Previamente vi un árbol, ahora lo toco”, esto significa que puedes percibir un objeto por medio de cualquier otro sentido. Dicha expresión carecería de sentido si el “Yo” o Alma no fuera diferente de los sentidos, ya que el ojo no puede tocar y la piel no puede ver.

Hay una relación fija entre los sentidos y sus objetos, es decir, entre el ojo y el color, el oído y el sonido, y así sucesivamente. Es el ojo y no el oído el que puede percibir el color, y es el oído y no el ojo el que puede percibir el sonido. Si el alma fuera uno de los sentidos, estaría limitada a un tipo de objeto solamente (sonido, color, etc.) Sin embargo, el “Yo” puede percibir todo tipo de objetos; puede ver colores, escuchar sonidos y demás. Por lo tanto, el “Yo” o Alma que confiere unidad en las diversas clases de percepciones es diferente de los sentidos, cada uno de los cuales puede percibir sólo un objeto.

Si no admitimos un Alma permanente más allá de nuestro frágil cuerpo, nos enfrentaremos a muchos absurdos tales como la pérdida del fruto de una acción (Kritahani) y la obtención del fruto de una acción que no hemos realizado (Akritabhyagama). Un hombre que ha cometido cierta falta puede que no sufra sus resultados en esta vida y, a menos que haya un Alma que continúe en la siguiente vida, no los sufrirá en absoluto. Esto es pérdida del fruto merecido por una acción. Por otro lado, a menudo encontramos a un hombre sufriendo los resultados de acciones que nunca llevó a cabo en esta vida. Esto sería la obtención del fruto de una acción que no merece, a menos que creamos que esa Alma existió antes de esta vida y que llevó a cabo la acción en su vida anterior.

Algo visto previamente con el ojo izquierdo es reconocido ahora por el ojo derecho. Esto hubiera sido imposible si el Alma fuera idéntica al ojo izquierdo solamente o al derecho, según el principio de que el centro de reconocimiento debe ser el mismo que el centro de percepción. De allí que debamos admitir que hay un Alma distinta de los ojos izquierdo y derecho, y que ésta es la sede común de percepción y reconocimiento.

El Alma es distinta de los sentidos, porque hay una excitación de un sentido por medio de la operación de otro sentido. Cuando uno ve un mango o un encurtido de lima, se le llena la boca de saliva. El sentido del gusto se excita. Esto se debe al funcionamiento del sentido de la vista. Eso sería imposible a menos que haya un Alma que es distinta de los sentidos y que los une. El Alma ve la fruta o el encurtido, y recuerda sus propiedades. El recuerdo de las propiedades del objeto excita el sentido del gusto.

Sólo puedes recordar el objeto que has visto. Recuerdas el olor de un objeto cuando ves su color*. Esto sería imposible si el recuerdo fuera una cualidad de un sentido, por ejemplo, el ojo, el cual nunca ha olido el objeto. Por lo tanto, debe admitirse que el recuerdo es la cualidad de una entidad distinta llamada Alma, la cual es la sede común de la percepción del color y el olor.

lunes, 29 de agosto de 2016

“Una palabra positiva”


“Oís proferir acusaciones contra alguien… Evitad propagarlas, sobre todo si no estáis seguros de que estas acusaciones estén fundadas. 

Porque ninguna palabra se queda sin consecuencias. 

Si propagáis acusaciones falsas, debéis saber que, de una manera o de otra, despertáis algo negativo en aquél que es objeto de estas acusaciones, en aquél que os escucha y también en vosotros mismos. 

Sí, ¡va muy lejos este asunto! Incluso añadiré que, aunque os veáis obligados a señalar que tal o cual persona se ha comportado mal, procurad de todas formas, como medida pedagógica, acabar vuestra conversación mencionando alguna de sus cualidades… ¡al menos tendrá una!

Mencionar los defectos de la gente nunca ha servido para corregirlos. 

Así pues, cuando criticáis a alguien, sin indicar que tiene también ciertas cualidades, añadís mal al mal: ésta no es una actitud constructiva. 

¿Que me limita?


Vamos a ver si terminamos esta mini-saga de entradas sobre el tema de la creación de la realidad holográfica personal, y del despertar del potencial latente, con el último tema que tenía en mente. Como son conceptos tan vastos y complejos, es imposible hacer un solo artículo con todo. Espero que hayáis leído y seguido los tres anteriores para poder ponerle punto y final a este apartado, al menos de momento.

¿Que me limita?

Decíamos en un artículo anterior:

“Si no tuvieras la creencia de que es imposible que te hagamos aparecer de la nada el receptor en la palma de tu mano, podríamos hacerte aparecer el receptor ahí, en vez de haberlo tenido que esconder en el bolsillo de la camisa, creando una historia y una posibilidad real de que así haya sucedido para que la mente racional y tu sistema de creencias acepten como válido ese cambio en tu holograma personal.”

Huelga decir que no nos queda otra que desprogramar todas esas creencias, programas y patrones presentes en la psique, cuerpo mental, esferas mentales, patrón conductual, ADN, memoria celular, etc., etc.

¿Qué es exactamente eso que hay que desprogramar para llegar a manifestar el potencial que todos tenemos?

Lo primero que uno se encuentra ante esta tesitura es que el sistema de creencias es multinivel, y que tiene muchas capas de profundidad, así, te topas con que hay cosas naturales o “habituales”, producto de la interacción y procesos entre personas,  y que hay cosas artificiales insertadas ahí. Así que hay que empezar por lo básico. Cada uno debe encontrar la técnica o herramienta que mejor le valga.

Visionado en la pantalla mental

Suelo aprovechar momentos libres para explorar mi psique, mi sistema energético, mi estructura mental, etc., para poder comprenderme y conocer cómo funciona el ser humano, así que incluso yendo en el autobús o en el avión, aprovecho momentos de no poder hacer nada más para ello. Me acostumbré a cerrar los ojos y pedir, clara y nítidamente a mi Yo Superior (o a cómo cada uno llame a los niveles de consciencia más elevados de uno mismo) que me mostrara, en este caso, que me estaba limitando para poder expresar todo mi potencial (que es el tema en cuestión del artículo).

Esta primera fase, al menos en mi caso, resultó en un sinfín de escenas con la raíz de la creencia insertada: por ejemplo, con pocos años mis padres diciéndome que eso no se podía hacer, un profesor diciéndome que nunca conseguiría esto, una noticia insertando un subliminal, etc. Con kinesiología testo si la imagen que veo es correcta según lo que se me quiere transmitir, para evitar que material almacenado subconscientemente salga a la luz aleatoriamente y refleje en mi pantalla mental cosas sin sentido (la responsable de la nitidez y buen funcionamiento de esta pantalla mental que te permite ver cosas en tu interior es la glándula pituitaria). Poco a poco, y con práctica, pues al principio era incapaz de discernir claramente lo que percibía, fui borrando (a través de mi mónada), con paciencia y constancia, las decenas o centenas de mensajes, creencias y limitaciones de esta y muchas otras encarnaciones acumuladas y/o activas (vidas simultáneas) en otras partes de mi.

Eso, para empezar, ya suelta lastre.

Borrado subconsciente

En este otro artículo os expliqué como borrar y limpiar de basura parte de la información que almacenamos de forma subconsciente. Hay centenares de programas en nuestras esferas mentales que “emiten” y crean nuestra realidad personal de ahí fuera sin que seamos conscientes de ello, ya que funcionan de forma automática lejos del alcance de la mente consciente. Especialmente importante es el borrado de la esfera mental subconsciente. Si emites “escasez” a nivel subconsciente, olvídate de manifestar nada que esté mínimamente asociado al arquetipo abundancia. Si posees un programa de “no lo voy a conseguir”, o “miedo al éxito” ya puedes leer todos los libros de superación personal que existen que no tendrán efecto. Así que, para ello, me monté unas tablas con todos los programas que se me ocurrían, centenares de ellos, todos los miedos, limitaciones, patrones emocionales negativos, etc. Tenéis ayuda en Google. Luego, usando la herramienta que cada uno crea oportuna, péndulo, kinesiología, meditación, autoobservación, etc., ir sacando uno a uno, comprendiéndolo y borrándolo. De nuevo, un trabajo largo y que requiere constancia. Ídem con el resto de esferas mentales.

Patrones de conducta

El patrón conductual es lo último a lo que hemos de meterle mano. Es “la caja de fusibles del ser humano”, ya qué, literalmente, si fundes una de las runas con un comportamiento grabado, ese comportamiento desaparece. Es de las partes del ser humano más complejas de explicar, porque está relacionado con los diferentes Yos que tenemos en la esfera de consciencia (las diferentes subpersonalidades) y con los contenidos de los cuerpos emocionales y mentales, así como con los programas de las esferas mentales. Es un tinglado muy complicado, pero es la base de la personalidad de cualquiera de nosotros. Si borras, por ejemplo, la envidia del patrón conductual, ningún estímulo externo (procesado por el centro emocional por ejemplo) tendrá asidero para detonar formas energéticas de envidia que puedas tener presente en el cuerpo emocional, y el Yo envidioso de tu personalidad, por ejemplo, no tendrá contenido para poder ser activado por el programa ego, con lo cual, no podrás “emitir” o manifestar envidia como emoción, si eso es lo que quieres llegar a conseguir. En prácticamente ninguna terapia o sanación que haya podido hacer me han dejado tocar el patrón conductual de las personas, más que en mi mismo, o en mi entorno muy cercano, que están al tanto de lo que implica y lo que hago cuando metemos mano ahí.

Modificaciones artificiales

De ilusiones y espejismos


Hay un par de términos en inglés: “ilusion” y “delusion”, que, en castellano, serían así como “ilusión” y “engaño o espejismo”, que ilustran bastante bien dos formas de percibir cosas en nuestra mente que nos inducen a generar escenarios ficticios basados en información presente en nosotros, por un lado, o información proveniente del exterior, por otro.

Leía hace poco que podemos definir la ilusión como una fantasía autogenerada en nuestra mente, mientras que la “delusion”, es una fantasía más bien generada o inducida externamente. Si uno crea sus propias historias en la psique sobre cualquier tema, a partir de las rutinas del programa ego de generación de escenarios futuros, como habíamos explicado en artículos anteriores, y se las cree como realidades verdaderas, solemos decir que esa persona está viviendo su propia ilusión. Por otro lado, si uno es programado mediante alguna de las mil formas que ya conocemos: medios, publicidad, educación, religiones, etc., para creer en algo falso, o para subirnos al carro de las creencias de otras personas, asumiéndolas como nuestra propia verdad, entonces podríamos decir que vivimos en una “delusion” o “espejismo”.

De hecho, en general, todos vivimos nuestra propia ilusión. Lo hemos visto en varios artículos cuando hablábamos del modelo holográfico de la realidad, y de cómo cada uno puede moldear la suya. ¿Porqué entonces lo catalogamos como ilusión si, en realidad, todo lo que existe, y todos nosotros, formamos parte de la mayor de todas ellas? Básicamente por el concepto nuevamente de realidad o macro ilusión consensuada para todos, ya que, al tomar como base una realidad común que más o menos aceptamos como molde básico para ordenar nuestra vida, cuando alguien se aleja mucho en su propia burbuja holocuántica y distorsiona en su psique lo pre-establecido a nivel macro, es cuando empezamos a hablar de eso, que alguien vive en una ilusión.

De alguna forma, podemos decir que las ilusiones son ideas y creencias falsas, malentendidos, percepciones distorsionadas de la realidad que han sido puestas en nosotros por influencias externas, o que bien hemos captado del inconsciente colectivo y las hemos incorporado a nuestro sistema energético y mental. Una ilusión puede consistir en hacerme creer que algo es blanco para mi cuando en realidad es negro para el resto de la humanidad.

En general, muchos de los conceptos y arquetipos con los que trabajamos en nuestro día a día forman parte de grandes ilusiones que dependen solo del punto de vista de la persona que los decodifica. Esto pasa con los arquetipos de abundancia y escasez, por ejemplo. En general, podemos decir que la abundancia es la sensación o sentimiento de “todo  lo que necesito en estos momentos, y un poco más”. Es el sentimiento de que puedes confiar en tu futuro, en tu mundo personal y en que la vida proveerá de aquello que te sea necesario. Como lo que cada uno necesita en cada momento de su vida es diferente, la definición de abundancia tiene tantas variantes como personas hay en el planeta. La escasez es, al contrario, la incerteza de que lo que vayas a necesitar estará disponible, y activa partes de la psique que gobiernan la competición, la lucha por los recursos, la urgencia, y, a veces la desesperación. De forma simple, la abundancia te hace sentir de forma estupenda y la escasez te hace sentir mal.

Lo curioso es que estos dos conceptos también son una ilusión, dependiendo de los escenarios que la persona genere en su mente al respecto. Una persona tremendamente rica puede sentir escasez respecto a los papeles de colores que llamamos dinero, ya que su escenario mental pasa por cantidades mucho mayores de las que posee, y por el miedo a perderlo, mientras que un simple ermitaño que no posee absolutamente nada puede sentirse en abundancia y con la certeza de que tiene todo lo que necesita en su vida, y más. Al final, la definición es personal y subjetiva, y, como tal, no se puede medir por un baremo común para todos, sino que depende de la realidad interior que cada uno haya creado.

Por razones obvias, el sentimiento de abundancia es el más buscado por todos nosotros, en todas las áreas de vuestra vida, proporciona paz, tranquilidad y seguridad. Pero si nos proporciona eso, será porque de alguna forma hay algo en nuestro interior que no siente de forma natural esa paz, esa tranquilidad y esa seguridad. ¿Cómo es eso? Vuelvo a encontrarme en lo mismo cada vez que me auto-observo y me autoanalizo. Si no me siento seguro de forma natural respecto a mi mundo material o cualquier otro aspecto del mismo, ¿de dónde viene esa inseguridad? ¿Viene de fuera de mi? Busco y encuentro programas y formas mentales inducidas por el mundo en el que vivo y el sistema que nos cobija, pero me doy cuenta que son una “delusion”, un engaño, ya que es una creencia falsa insertada externamente en mi. Así que, al buscar, detectar y borrar los patrones, programas y runas que generan inseguridad ¿que sucede?,