Con nuestro Blog y Vídeos, tratamos de motivar la búsqueda Espiritual individual de cada persona, con ello llegaremos a cambiar la Conciencia en la tierra. Entre todos crearemos un despertar de la humanidad a una nueva forma de vida, que este basada en el AMOR y la COMPASIÓN.
“¡Cuántos dicen que están buscando la verdad! Lamentándose por no haberla aún encontrado, se sienten orgullosos de haberse lanzado a una búsqueda tan difícil… Pues bien, no, la verdad no es tan difícil de encontrar y puede incluso ser definida de una forma muy sencilla. Digamos que es como una medalla, una de cuyas caras es el amor y la otra la sabiduría. Si buscáis la verdad independientemente del amor y de la sabiduría, es decir, independientemente del buen desarrollo del corazón y del intelecto, no la encontraréis jamás. Pero en cuanto tenéis amor y sabiduría, poseéis también la verdad, aunque no la busquéis. Nunca se encuentra la verdad como un principio que existe por sí mismo: sólo puede existir para aquél que sabe trabajar a la vez con el corazón y con el intelecto. Si tantas verdades diferentes, contradictorias, circulan y se confrontan actualmente en el mundo, es porque estas verdades reflejan la deformación del corazón y del intelecto de los humanos. Alguien os dice:
La palabra "amor" se refiere a una experiencia vivida. Es una experiencia paradójica porque a pesar de que todos hemos experimentado su realidad, parece escapar a todo intento de comprenderla, de describirla o de repetirla. El tierno deleite que teníamos en nuestra infancia, cuando mirábamos una hermosa ilustración en color, la dulce emoción cuando pensamos en un ser querido, el impulso que nos mueve a consolar a un extraño en un profundo dolor y ayudarle cuando está en peligro, la repulsión que nos invade cuando se comete crueldad contra la inocencia oprimida. Todas estas circunstancias entre muchas otras apuntan a una experiencia común que no puede ser descrita o definida. Si queremos profundizar en el descubrimiento de esta experiencia central parece que nuestra investigación se evapora debido a la falta de apoyo objetivo. Si no tengo palabras para expresarla y no hay imágenes para describirla, es porque no hay percepciones o sensaciones para experimentarla objetivamente. Sin embargo, sí que tenemos esta experiencia. Esa es la paradoja: está sin lugar a dudas presente. Tiene el mismo carácter innegable y etéreo como la presencia consciente. Conocemos esta experiencia de la misma manera que sabemos que somos conscientes. Si tratamos de describir la trayectoria hasta el último momento en el que se cruza con lo inexpresable, parece como si el sentimiento del "yo" se disolviera, quizás sólo temporalmente, en una realidad más amplia, infinita, una bendita paz que pone fin a toda agitación emocional o intelectual. No somos ajenos a esta nueva dimensión. No es el descubrimiento de una América espiritual. Es reconocida de inmediato como absoluta intimidad y ternura. Es el centro de nuestro ser y del mundo, al mismo tiempo. Esta presencia es amor. ¿Hay alguna condición especial antes de que esta cualidad de auténtico amor y compasión sea revelada? La condición es la desaparición temporal o permanente de la idea de un "yo" separado. Esta desaparición no puede ser nunca el resultado de una acción realizada por este "yo". El amor vuela con sus propias alas y no conoce leyes. Es la aparición de la gracia lo que nos arranca de la hipnosis de la separación. La liberación surge de la propia libertad. Pero no se debe concluir que todo acto y práctica destinada a establecernos como amor sea inútil. Tal decisión nos limitaría a un embotamiento intelectual. El anhelo de amor viene del amor mismo, no desde el ego separado. Por el contrario, tenemos que rendirnos a todo lo que nos lleve al amor. En esta entrega descubrimos la verdadera vida, la paz interior que siempre hemos buscado. ¿Puede el amor existir sin un objeto?
La causa raíz de todo sufrimiento es el sentimiento de existencia separada. Tenemos una conciencia divisiva que percibe las cosas como el yo y el no yo, lo mío y lo no mío, como mi gente y la tuya, como mi nación y la tuya. Habiendo dividido todas las cosas, nos sentimos amenazados por el otro. El miedo luego engendra guerra, conflicto y más formas de violencia. ¿Estamos entonces más allá de la redención? ¿Deberíamos permanecer como un grupo de filósofos pesimistas o apáticos observadores lamentando nuestra perdición colectiva? No necesariamente. Como raza humana, estamos al borde de una transición colosal desde la separación a la Unidad. Despertaremos de la oscuridad a la luz, de la falsedad a la verdad. Nos daremos cuenta de la unidad de todas las cosas vivas. Aunque cada uno de nosotros viva vidas diferentes, ubicadas lejos unas de otras en el espacio y el tiempo, somos biológica, emocional y espiritualmente uno. Hay sólo un cuerpo. Lo que le sucede a los animales en los mares, nos sucede a nosotros, hombres y mujeres. Lo que le ocurre a los bosques, nos ocurre a nosotros en nuestros cuerpos, ya que nuestros cuerpos, como los árboles, están hechos de la misma tierra. ¿No son nuestros cuerpos formas de barro en movimiento dotadas de inteligencia? Un esfuerzo consciente de sanar la tierra se manifestará como la sanación final de nuestros propios cuerpos. Hay sólo una mente. Ésta es la mente que ha fluido a través de nuestros antepasados, de nosotros y la que continuará viviendo a través de nuestros hijos y su progenie. El tormento colectivo o el miedo sufrido por nuestro propio hermano en una parte del mundo se manifestará como las pesadillas, en sueños o vigilia, de alguien en otro lugar del mundo. Nuestros placeres y dolores están interminablemente interconectados. Somos uno y no podemos continuar viviendo más en la ilusión de la separación. Hay sólo una conciencia. Vivimos en un universo holográfico.
La pituitaria, que también se llama el séptimo sello, gobierna tu cerebro. La pituitaria es una glándula diminuta, pero maravillosa, que muchos llaman el «tercer ojo» La pineal, o sexto sello, es responsable de amplificar las frecuencias de pensamiento para que puedan ser enviadas a través de todo el cuerpo.
“Podemos aceptar una prueba, podemos comprenderla, pero al mismo tiempo experimentar amargura, tristeza, pesar: ¡pensamos que hubiera sido mucho mejor no haber tenido que pasarla! En este sentido, se puede decir que la prueba no ha terminado todavía. ¿Cuándo se puede decir que una prueba ha terminado? Cuando somos capaces de alegrarnos de ella. Es posible que aparentemente no sólo no nos haya aportado nada, que nos haya hecho perder muchas cosas e incluso a seres queridos… Sin embargo, después de esta prueba sentimos que nuestra luz, nuestro amor, nuestra fuerza han aumentado y la paz y la alegría nos invaden.
Conversaciones con Victor Brossa y su obra "Como reprogramar tu vida" Publicado el 27 oct. 2016 Dentro del marco de entrevistas y conferencias de La Ventana Alternativa
“Las células de nuestro cuerpo son pequeñas almas inteligentes. Es todo un pueblo que tenemos ahí en nosotros, un pueblo con el cual podemos entrar en relación y que tenemos la misión de educar. ¿ Acaso sois conscientes de ello? No, o muy raramente. Es por ello que vuestras células no os obedecen. Desearíais mejorar el estado de vuestro hígado, de vuestro estómago, de vuestro corazón, de vuestro cerebro, etc., pero no podéis, las células de todos estos órganos no os obedecen, no conseguís imponeros a ellas, funcionan según su propia voluntad. La Ciencia iniciática, que ha estudiado la anatomía psíquica del ser humano y las reglas que presiden su funcionamiento, nos enseña que podemos mandar a las células de nuestros órganos.
A veces no encontramos las respuestas, porque no sabemos cómo formular las preguntas. Nos embarcamos en la aventura de diseñar grandes interrogantes sobre temas generales y profundos, pero al final no llegamos a ninguna parte. Preguntar, por ejemplo, “¿Qué sentido tiene mi vida?” puede ser una buena forma de perdernos aún más.
Las grandes preguntas conducen a grandes respuestas. Pero hay una diferencia entre “grandes preguntas” y “preguntas imprecisas”. Estas últimas se vuelven más que difíciles de responder porque involucran demasiadas variables al mismo tiempo y carecen de límites que las acoten.
Por eso, lograr formular correctamente la pregunta es ya una manera de adelantar la respuesta.Enseguida te vamos a presentar 7 interrogantes diseñados para que evalúes la forma en la que vives y definas si estás en el rumbo correcto, o si es hora de hacer un alto para dar un giro en la dirección que caminas. No se trata de un examen, así que tómate tu tiempo para contestarlas.
1. ¿Qué cambiarías en tu vida si te dijeran que vas a morir dentro de 10 años? ¡Una gran pregunta!
Las experiencias cercanas a la muerte cambian la vida de muchas personas. Esto no es gratuito. Por lo general, vivimos como si fuéramos eternos. Eliminamos por completo la idea de la muerte, pese a que es lo único totalmente cierto que hay en nuestro porvenir.
Al recordar que todo terminará, emergen con mayor nitidez todas las cosas que son realmente importantes para nosotros. Por eso, si te atreves a contestar a esta pregunta con total sinceridad, podrás trazar una nueva jerarquía de prioridades que te haga más feliz.
2. ¿Qué consejo le darías a un niño recién nacido?
Piensa esta pregunta muy bien antes de contestar. En esa respuesta va a quedar condensado mucho de lo que has aprendido desde que tu corazón comenzó a latir. Va a ser como una conclusión de tus experiencias y de lo que has conseguido con ellas.
Lo interesante es que después de diseñar tu “cápsula de sabiduría”, lo que debes hacer es ser coherente con ese consejo que tú le darías a ese recién nacido imaginario. ¿Ya lo practicas o deberías comenzar a hacerlo?
3. Si no dependiera del calendario, ¿qué edad dirías que tienes en este momento de tu vida?
La edad es un asunto muy relativo, aunque siempre traten de enmarcarnos en una casilla cada vez que decimos cuántos años tenemos. En estricto sentido, desde que nacemos hay un niño, un adolescente, un adulto y un anciano dentro de nosotros.
Sin embargo, lo frecuente es que sea una de esas edades la que prime en un momento dado de nuestra existencia. Por eso la pregunta es válida: ¿Cuántos años tienes realmente? ¿Cómo te hace sentir el hecho de tener esa edad?
4. ¿Cuál ha sido el error más grande de tu vida y cómo lo solucionaste?