miércoles, 2 de noviembre de 2016

¿Qué es el Aura?


En términos básicos, el aura es una energía luminosa o campo electromagnético que rodea en forma de óvalo a todos los seres vivos y que es imperceptible a plena vista. 

El aura es la combinación del cuerpo etéreo, emocional y físico, al igual que de la información de nuestras almas. El aura está ligada a los chakras.


¿De qué está hecho el aura?

El aura usualmente se extiende entre uno y tres pies de distancia del cuerpo físico en todas las direcciones, rodeando a la persona como un “huevo de luz” de múltiples capas.

Se dice que el aura consiste en 7 capas o cuerpos sutiles (algunos dicen que son 12 o muchos más) que se interconectan y afectan mutuamente constantemente.


El cuerpo etéreo es el más cercano al cuerpo físico y usualmente refleja nuestra salud física y nuestros instintos más básicos. Se manifiesta usualmente con un color azul o plateado suave pero si existe una enfermedad, se torna en colores oscuros, sobre todo alrededor del área afectada.


El cuerpo emocional, como su nombre lo indica, refleja el estado anímico de la persona, al igual que las reacciones emocionales frente a otros individuos y a situaciones. Por esta razón, es la capa del aura más inestable, y cambia continuamente de acuerdo con el estado de ánimo de la persona.

Sin embargo, los residuos de las emociones más fuertes como la rabia y miedo, permanecen almacenados en esta capa por algún tiempo y pueden con el tiempo afectar la salud emocional y física de la persona.

Cada emoción genera colores diferentes en la capa emocional del aura y por lo tanto ésta puede manifestarse en cualquier tono o combinación de colores. Los colores más brillantes y puros usualmente indican emociones elevadas y paz. Los colores turbios son más característicos de emociones violentas o instintos bajos.


La capa o cuerpo mental se relaciona con lo que llamamos consciencia. Los pensamientos e intenciones conscientes del individuo se reflejan en esta capa. El amarillo y naranja son los tonos característicos del cuerpo mental. Se dice que las personas altamente intelectuales tienen un cuerpo mental de color amarillo brillante.


El cuerpo astral está atado al cuerpo físico por un cordón plateado, y refleja nuestros deseos superiores y nuestro avance espiritual en términos de amor incondicional.

Es de alguna manera un portal con otras dimensiones, y se dice que puede desprenderse del cuerpo físico y transportarse libremente en las llamadas proyecciones astrales. También está ligado en parte a nuestra fuerza de voluntad. Puede manifestarse en varios colores que van desde el rosado puro hasta una mezcla de todos los colores del arco iris.


El cuerpo espiritual tiene que ver realmente con conexión y comunicación – con otros, con nosotros mismos y con nuestro propósito superior.


El cuerpo mayor o celestial es la conexión entre nuestra consciencia humana y el plano espiritual en donde frecuentemente se encuentran sueños y memorias de otras vidas o de experiencias extracorporales.


El cuerpo divino es la conexión con el plano superior y la sabiduría divina, y se puede manifestar en un rayo y luz dorada brillante. Entre más separado esté el individuo de su propósito supremo y su camino espiritual, más oscura o bloqueada estará esta capa del aura.


¿Qué refleja y dice el aura?

¿Sabes cuál es el sentido y propósito de tu vida?



“El hombre se autorrealiza en la misma medida en que se compromete al cumplimiento del sentido de su vida.” 
-Viktor Frankl-

Me despierto abriendo suavemente los ojos. Hago una respiración profunda, inhalo y exhalo sintiendo cada parte de mi cuerpo recobrar su actividad después del sueño.
Estiro mis brazos y mis piernas en la cama mientras tomo conciencia de lo que me rodea, del espacio y el tiempo en el que estoy.

Descubro unos juguetones rayos de sol colándose entre las rendijas de las persianas de mi habitación. Sonrío desde el corazón a la luz de un nuevo amanecer.
Doy gracias mentalmente por un nuevo día, y comienzo la mañana con ilusión porque recuerdo que mi vida tiene un sentido y un propósito.

¿Sabes tú cuál es el sentido y propósito de tu vida?

Llegamos a este mundo “sin pedirlo” y sin entender muy bien las razones por las que estamos aquí, si tenemos algún propósito o misión que cumplir. Al nacer nuestros padres no tienen un manual de instrucciones para educarnos, ni nadie nos regala un mapa de la ruta a seguir. Vamos creciendo, construyendo nuestro camino en cada despertar.

No hay uno de nosotros que no se haya equivocado, muchos nos hemos sentido perdidos, sin saber cuál ruta de las muchas disponibles tomar. Esa sensación de vacío, esa aflicción que te causa el no saber cuál es tu lugar, qué se espera de ti, qué es lo mejor que puedes realizar con tu vida, quizás te resulten sensaciones familiares.


Vivimos en una sociedad saturada de estímulos externos (las modas, los estereotipos, las tecnologías, las ideologías y un largo etc.) a los que respondemos automáticamente, sin embargo pienso que debemos detenernos, buscar un poco de silencio para permitir escuchar nuestra propia voz interior, en lugar de estar respondiendo constantemente a las expectativas y llamados del exterior.
¿Te has planteado alguna vez qué le da sentido a tu vida, cuál es tu propósito fundamental?
Si no es así, tranquilo, aún estás a tiempo de hacerlo. No es de extrañar que muchas personas no se cuestionen el sentido de sus vidas. Convivimos en un mundo en el que a menudo nos centramos más en lo que hacemos y tenemos que en lo que somos.

Reflexiona sobre esto: Cuando conocemos a alguien no le preguntamos: ¿Quién eres? sino ¿Qué haces?

Probablemente esta sea una de las raíces de la confusión de muchos individuos, que identifican su valor y el de los demás, con lo que hacen y lo que tienen, pero el sentido de la vida no mora en lo que hacemos ni en lo que tenemos, sino más bien en quiénes somos.

Si me preguntas, te diría que el sentido de nuestras vidas está en encontrar el equilibrio interno, esa paz interior que se traduce en bienestar y armonía, que no significa que siempre nos sintamos felices, pero sí siempre involucra la coherencia entre lo que queremos que sea nuestra vida y lo que hacemos cada día para que así sea. Cuando encuentres aquello que te permita estar en concordia con tu realidad, sentimientos y acciones, entonces habrás encontrado lo que da propósito a tu existencia.

El sentido y propósito de tu vida es una revelación muy personal, lo que sí sé es que pasa siempre por la ruta del AMOR. Intuimos que todo lo que tiene sentido está hecho con Amor.
Conocemos que el amor tiene como ingrediente ese misterio con el que incluso lo más insignificante cobra sentido.

Una vida con propósito y significado es aquella que se vive en primer lugar desde el amor propio, que no es egolatría, es el reconocimiento de que cada uno de nosotros es un ser único, digno de amar y de ser amado. Para dar amor, primero tenemos que albergar amor dentro de nuestros corazones, no podemos dar aquello que no tenemos.

Cuando nos amamos podemos percibir que somos criaturas amadas del universo y que por tanto nuestra vida tiene algún sentido, de lo contrario no estaríamos aquí, ni siquiera existiríamos.
Desde ese amor a nosotros mismos, será posible percatarnos de nuestros talentos, virtudes, sentimientos, y las razones que nos estimulan a levantarnos cada mañana, para emplear todo esos dones que hemos recibido de la vida, en el servicio a los demás. Dándole así una dimensión trascendente a ese verbo que todos conocemos, pero que pocos le damos su máximo potencial: Vivir. Intrínsecamente el ser humano posee un auténtico y genuino deseo de vivir una vida lo más significativa posible.

Todos los aspectos de la vida son igualmente significativos, y estarás cumpliendo tu propósito primordial si en cada cosa que haces pones toda tu presencia, y te alineas internamente con el Aquí y el Ahora. Intenta que todo lo precioso que haces en el momento presente no sea un medio para algún fin futuro, sino un fin en sí mismo. Si convertimos cada instante de nuestra existencia en una meditación, enfocando toda nuestra consciencia, cada cosa que hacemos cobrará un sentido sagrado: desde lo más simple como es respirar o comer, hasta crear una obra de arte.
Aclarar nuestra razón de vivir. Preguntas que pueden ayudarte.

Hay momentos vitales en los que no podemos eludir preguntarnos nuestra razón de vivir. Puede ser consecuencia de una transformación espiritual, de un cambio interior que estás experimentando, o de una situación en que pierdes lo que creías imprescindible.

En circunstancias especialmente difíciles, el hecho de saber que nuestra vida tiene un sentido, nos puede ayudar a sobreponernos, recordándonos que tenemos “algo” por qué vivir y por qué luchar, un sentido potencial que nos aguarda para ser cumplido.

Si estás atravesando una crisis, puedes pensar que la vida te está castigando injustamente o por el contrario puedes sentir que te está ofreciendo una oportunidad para despertar, para que crezcas y empieces a vivir desde la consciencia y el optimismo.

Cada uno de nosotros escribe su propia historia, de esto se deriva que el propósito que demos a nuestras vidas, será una respuesta personal a nuestras más profundas creencias y a nuestras circunstancias particulares. Lo más importante no es el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada uno de nosotros como individuos. Tu vida tendrá el sentido que tú quieras darle.

Considero que no hay que tomar una decisión definitiva sobre el sentido y propósito de nuestra vida, porque eéste cambiará a medida que maduramos y ganamos en sabiduría. Sin embargo, no me gustaría que por encontrar un sentido, te obsesionaras alejándote de lo más importante: el camino en sí mismo, este ahora en el que transitas.

Aquí te dejo algunas preguntas que te pueden ayudar a encontrar las respuestas que te permitan vivir una vida con propósito y significado:

martes, 1 de noviembre de 2016

“Armonía cósmica”


Aunque os traigan todos los tesoros del mundo, para saborearlos verdaderamente, es necesario saber utilizarlos, sino continuaréis siendo interiormente tan pobres como si no tuvierais nada. Imaginad que os sientan ante una mesa repleta de los platos más suculentos: también en este caso, debéis al menos hacer el esfuerzo de tender la mano para llevar este alimento a vuestra boca, y después masticarlo. 

Cualquier cosa que se os dé, siempre os corresponde a vosotros hacer los esfuerzos físicos, afectivos, intelectuales para apropiaros de ella verdaderamente.

¡Cuántos de entre vosotros desearíais encontrar un método que os diera resultados en muy poco tiempo! 

Pero he aquí que en la vida espiritual, por el contrario, sólo necesitáis métodos muy simples y mucho tiempo. 

Evidentemente, os sentís decepcionados… 

Lo siento, pero es así. 

Para adquirir la luz, la paz, el amor, la fuerza, haced algunos gestos, algunas respiraciones profundas, pronunciad una fórmula o una oración, y poco a poco sentiréis que entráis en los ritmos de la armonía cósmica. 

En este momento, la naturaleza os dirá: 

¿Qué es el karma?


La ley del karma es un ejemplo especial de la ley de causa y efecto que establece que nuestras acciones físicas, verbales y mentales son causas, y nuestras experiencias son sus efectos. La ley del karma enseña por qué cada individuo posee una disposición mental, una apariencia física y unas experiencias únicas. 

Estas son los efectos de las incontables acciones que cada uno ha realizado en el pasado. Puesto que no hay dos personas que hayan realizado las mismas acciones en vidas pasadas, nadie puede tener los mismos estados mentales, experiencias y apariencia física que otro. Cada ser posee su propio karma individual. 

Algunas personas disfrutan de buena salud y otras sufren enfermedades sin cesar. Unas tienen un físico atractivo y otras no. Algunas siempre están alegres y se conforman con poco, mientras que otras suelen estar de mal humor y nunca están satisfechas. Algunas personas entienden con facilidad el significado de las enseñanzas espirituales, pero otras las encuentran difíciles y oscuras.

La palabra karma significa ‘acción’ y se refiere principalmente a nuestras acciones físicas, verbales y mentales. Las acciones que efectuamos dejan huellas o impresiones en nuestra mente muy sutil que, con el tiempo, producen sus correspondientes resultados. 

Nuestra mente es comparable a un campo de siembra, y las acciones que cometemos, a las semillas que en él se plantan. Las acciones virtuosas son las semillas de nuestra felicidad futura, y las perjudiciales, las de nuestro sufrimiento. 


Estas semillas permanecen ocultas en nuestra mente hasta que producen su efecto, cuando se reúnen las condiciones necesarias para su germinación. Además, desde que se realiza la acción original hasta que maduran sus consecuencias, pueden transcurrir varias vidas.

Como resultado de nuestras acciones o karma, renacemos en este mundo impuro y contaminado y tenemos problemas y dificultades sin cesar. Nuestras acciones son impuras porque nuestra mente está contaminada por el veneno interno del aferramiento propio. Esta es la razón principal por la que experimentamos sufrimiento. 

El agua alcalina puede matar el cáncer, he aquí cómo hacerla tu mismo


Tenemos la necesidad de beber agua para mantenerse con vida, el cuerpo puede estar un máximo de 3 semanas sin comida, y sólo 3 días sin agua.

Es probable que hayas oído hablar de la cantidad recomendada de 8 a 10 vasos de agua al día, pero una nueva investigación muestra que incluso podrías necesitar hasta 15 vasos por día.

El agua potable con un equilibrio del pH sano es esencial para la buena salud y el agua alcalina es la mejor para este trabajo.

La escala potencial de hidrógeno (pH) varía de 0 a 14, con 7 Siendo el medio. Cualquier nivel menor de 7 es un pH ácido y mayor que 7 es alcalino.

Es crucial que nuestros cuerpos se mantengan en un estado de alcalino, si tu cuerpo se vuelve demasiado ácido, estás en riesgo de:

·         Energía baja
·         Fatiga
·         Problemas digestivos
·         Aumento de peso
·         Frecuentes resfriados e infecciones

Por nombrar unos cuantos. Más aterrador aún, si el cuerpo se mantiene en un estado de acidez durante demasiado tiempo, puedes llegar a tener un mayor riesgo de enfermedades en vías de desarrollo, como el cáncer.

De hecho se demostró hace mucho tiempo que el 95% de todos los cánceres proceden de y entorno ácido, y simplemente no pueden sobrevivir en un ambiente alcalino. Esto fue descubierto en 1931 por el Premio Nobel, el Dr. Otto Warburg. Dr. Warburg quien llegó a la conclusión de que la acidosis (exceso de acidez) también puede conducir a otras enfermedades, como la osteoporosis, diabetes, enfermedades del corazón y muchas otras enfermedades crónicas.

Se puede concluir que muchos de los males que todos sufren provienen de tener demasiada acidez en nuestro cuerpo.

Mantén tu cuerpo en un estado alcalino saludable en todo momento mediante el consumo de verduras orgánicas frescas y otros alimentos vegetales, bebe agua pura y minimiza el estrés ya que estos pueden ser factores reductores.

¿Qué es el agua alcalina?


El agua del grifo, que bebemos millones de nosotros en todo el mundo en realidad nos puede estar dañando a diario. Está llena de cloro, antibióticos, hormonas y metales, que absorbemos cada vez que tomamos un sorbo. Las impurezas que se encuentran en el agua del grifo pueden ser perjudiciales y pueden elevar en nuestros cuerpos el nivel de acidez.

Cómo hacer agua alcalina

Afortunadamente, hay maneras de neutralizar el ácido en el agua que bebemos, una gran manera es reducirla en tu dieta por completo. Las botellas de agua alcalinizantes y sistema alcalinizante para tu hogar están disponibles en línea, pero se puede hacer agua alcalina en casa con unos pocos ingredientes simples.

Los limones son frutas que equilibran el pH. No te deje engañar por su sabor ácido, ya que es altamente alcalino, también tienen potentes propiedades antibacterianas que combaten y ayuda con el cáncer.

Agua alcalina de limón desintoxicante

Ingredientes

lunes, 31 de octubre de 2016

“Cuando tenéis amor y sabiduría, poseéis también la verdad”


“¡Cuántos dicen que están buscando la verdad! 

Lamentándose por no haberla aún encontrado, se sienten orgullosos de haberse lanzado a una búsqueda tan difícil… 

Pues bien, no, la verdad no es tan difícil de encontrar y puede incluso ser definida de una forma muy sencilla. 

Digamos que es como una medalla, una de
cuyas caras es el amor y la otra la sabiduría. 

Si buscáis la verdad independientemente del amor y de la sabiduría, es decir, independientemente del buen desarrollo del corazón y del intelecto, no la encontraréis jamás. 

Pero en cuanto tenéis amor y sabiduría, poseéis también la verdad, aunque no la busquéis.

Nunca se encuentra la verdad como un principio que existe por sí mismo: sólo puede existir para aquél que sabe trabajar a la vez con el corazón y con el intelecto.

Si tantas verdades diferentes, contradictorias, circulan y se confrontan actualmente en el mundo, es porque estas verdades reflejan la deformación del corazón y del intelecto de los humanos. 

Alguien os dice:

¿Qué es el amor?


La palabra "amor" se refiere a una experiencia vivida. Es una experiencia paradójica porque a pesar de que todos hemos experimentado su realidad, parece escapar a todo intento de comprenderla, de describirla o de repetirla. 

El tierno deleite que teníamos en nuestra infancia, cuando mirábamos una hermosa ilustración en color, la dulce emoción cuando pensamos en un ser querido, el impulso que nos mueve a consolar a un extraño en un profundo dolor y ayudarle cuando está en peligro, la repulsión que nos invade cuando se comete crueldad contra la inocencia oprimida. 

Todas estas circunstancias entre muchas otras apuntan a una experiencia común que no puede ser descrita o definida. Si queremos profundizar en el descubrimiento de esta experiencia central parece que nuestra investigación se evapora debido a la falta de apoyo objetivo. 

Si no tengo palabras para expresarla y no hay imágenes para describirla, es porque no hay percepciones o sensaciones para experimentarla objetivamente. Sin embargo, sí que tenemos esta experiencia. Esa es la paradoja: está sin lugar a dudas presente. Tiene el mismo carácter innegable y etéreo como la presencia consciente. Conocemos esta experiencia de la misma manera que sabemos que somos conscientes.

Si tratamos de describir la trayectoria hasta el último momento en el que se cruza con lo inexpresable, parece como si el sentimiento del "yo" se disolviera, quizás sólo temporalmente, en una realidad más amplia, infinita, una bendita paz que pone fin a toda agitación emocional o intelectual. 

No somos ajenos a esta nueva dimensión. No es el descubrimiento de una América espiritual. Es reconocida de inmediato como absoluta intimidad y ternura. Es el centro de nuestro ser y del mundo, al mismo tiempo. Esta presencia es amor.

¿Hay alguna condición especial antes de que esta cualidad de auténtico amor y compasión sea revelada?

La condición es la desaparición temporal o permanente de la idea de un "yo" separado. Esta desaparición no puede ser nunca el resultado de una acción realizada por este "yo". El amor vuela con sus propias alas y no conoce leyes. Es la aparición de la gracia lo que nos arranca de la hipnosis de la separación. La liberación surge de la propia libertad.

Pero no se debe concluir que todo acto y práctica destinada a establecernos como amor sea inútil. Tal decisión nos limitaría a un embotamiento intelectual. El anhelo de amor viene del amor mismo, no desde el ego separado. Por el contrario, tenemos que rendirnos a todo lo que nos lleve al amor. En esta entrega descubrimos la verdadera vida, la paz interior que siempre hemos buscado.

¿Puede el amor existir sin un objeto?

La causa de todo sufrimiento


La causa raíz de todo sufrimiento es el sentimiento de existencia separada. Tenemos una conciencia divisiva que percibe las cosas como el yo y el no yo, lo mío y lo no mío, como mi gente y la tuya, como mi nación y la tuya.

Habiendo dividido todas las cosas, nos sentimos amenazados por el otro. El miedo luego engendra guerra, conflicto y más formas de violencia.

¿Estamos entonces más allá de la redención? ¿Deberíamos permanecer como un grupo de filósofos pesimistas o apáticos observadores lamentando nuestra perdición colectiva? No necesariamente.

Como raza humana, estamos al borde de una transición colosal desde la separación a la Unidad. Despertaremos de la oscuridad a la luz, de la falsedad a la verdad. Nos daremos cuenta de la unidad de todas las cosas vivas.

Aunque cada uno de nosotros viva vidas diferentes, ubicadas lejos unas de otras en el espacio y el tiempo, somos biológica, emocional y espiritualmente uno. Hay sólo un cuerpo. Lo que le sucede a los animales en los mares, nos sucede a nosotros, hombres y mujeres. Lo que le ocurre a los bosques, nos ocurre a nosotros en nuestros cuerpos, ya que nuestros cuerpos, como los árboles, están hechos de la misma tierra. ¿No son nuestros cuerpos formas de barro en movimiento dotadas de inteligencia?

Un esfuerzo consciente de sanar la tierra se manifestará como la sanación final de nuestros propios cuerpos. Hay sólo una mente. 

Ésta es la mente que ha fluido a través de nuestros antepasados, de nosotros y la que continuará viviendo a través de nuestros hijos y su progenie. El tormento colectivo o el miedo sufrido por nuestro propio hermano en una parte del mundo se manifestará como las pesadillas, en sueños o vigilia, de alguien en otro lugar del mundo.

Nuestros placeres y dolores están interminablemente interconectados. Somos uno y no podemos continuar viviendo más en la ilusión de la separación. Hay sólo una conciencia. 

Vivimos en un universo holográfico.