Destierre la duda
Las dudas son nuestros traidores
SHAKESPEARE
Me libré de mis dudas recordando que hay una razón válida para todo lo que
sucede
En la primera parte de este libro he descrito las ideas y opiniones que le han
transmitido y que han influido en su vida. Muchas de estas ideas podrían ser
ahora su realidad cotidiana, podrían definir lo que es posible y lo que es
imposible en su existencia.
Le he instado a abandonar muchas de estas creencias y establecer una nueva
relación con la realidad que se base en lo que usted sabe que es verdad. Una
vez conozca su verdad personal, su realidad quedará libre de dudas.
Puede que no crea que la duda tenga mucho efecto sobre su vida. Pero parte
del daño que crea radica en que se e3ncuentra tan por completo integrada en
su sistema de creencias que le resulta imposible pensar de ninguna otra forma.
Al dudar de nuestros logros potenciales, proclamamos con certeza lo que es y
lo que no es posible. Pero cuando se destierra la duda, llegamos a un
conocimiento que conduce a soluciones creativas e inspiradas que van
muchísimo más allá de lo que creíamos posible.
Con la duda usted es incapaz de recorrer con éxito el camino de su búsqueda
sagrada y alcanzar su yo espiritual. Tiene que reconocer este obstáculo para
alcanzar su conciencia superior. Necesitará trabajar en el destierro de la duda
de su mundo interior. Cuando sea extirpada de sus pensamientos
desaparecerá de su mundo exterior, y se hallará en un viaje interno y eterno
mucho más satisfactorio.
Andrew Cohen, en su delicioso y sencillo libro Enlightment Is a Secret:
Teachings of Liberation (La iluminación es un secreto: enseñanzas de
liberación), explica una manera de librarse de la duda:
P: No tengo claro cómo librarme de la duda.
R: Arrojándola de ti. Si vieras a tu hija jugando en la cocina, advirtieras que ha
encontrado un frasco de veneno para ratas y que está a punto de bebérselo,
¿qué harías?
P: Se lo arrebataría de la mano
R. Sí. Porque sabes lo peligroso que es. Cuando sepas lo peligroso que es la
duda, harás lo mismo. Una persona ignorante no se da cuenta de lo peligrosa
que es la duda; por lo que se permite abandonarse a la duda, y al hacerlo
destruye la posibilidad de despertar de verdad.
Cuando comience a desterrar la duda de su vida con esta primera clave de
acceso a la conciencia superior, recuerde este diálogo y lo sencillo que resulta.
La presencia de la duda puede impedirle despertar. Cuatro sencillas palabras
describen por qué es así: como pienses, así serás. En efecto, nos convertimos
en lo que pensamos durante todo el día. No permita que sus pensamientos y
actos los dicte la duda.
Permitirse dudar es igual a tener un traidor a cargo del timón de su vida. La
duda es un traidor porque usa las limitaciones y los defectos para influir en el
curso de su existencia. Recorrer el camino de su búsqueda sagrada, guiado
por su yo superior, implica que debe desterrar la duda.
¿Puede imaginar su realidad si le hubiesen criado en un ambiente libre de
dudas? ¿en que sería diferente su vida si nunca hubiese oído “eso no puede
hacerse”, “eso es imposible”, “acepta tus limitaciones”? ¿Y si le hubiesen
alentado a usar la energía de su mente? Podría haber usado esa energía para
explorar la capacidad de influir en otros seres, cosas, el tiempo atmosférico, su
creatividad.
Puede que eso le suene un poco fantástico. Pero recuerde que está valorando
lo posible y lo imposible con dudas, que de forma automática se deslizan hasta
su mente cuando alguien sugiere algo que usted cree absurdo. Si hubiera sido
lo bastante afortunado como para se criado sin dudas, poseería un increíble
sentido interior de su capacidad.
Nunca pronunciaría frases que reflejan duda, como “No tengo el talento
suficiente”, “eso no puede hacerse sé realista” y “¿no sabes que existen
límites para todo?”. Libre de dudas, habría comprendido mucho más temprano
que es una criatura divina. Habría conocido su capacidad interior para crear el
mundo y abordar los males de la sociedad sin ninguna duda sobre su
capacidad para crear utopías.
Sabría que la humanidad es fundamentalmente buena. De los defectos
humanos no culparía a una incapacidad ingerente o al diablo. Sabría que la
satisfacción de las exigencias del ego es la actividad que crea esos defectos.
El yo sagrado no conoce la duda. No tiene límites ni fronteras. ¿Cómo sería
nuestro mundo si hubiésemos aprendido esto en la infancia? Es hora de que
sepamos que tenemos la responsabilidad de incorporar la búsqueda espiritual
a nuestra vida y de introducir a nuestros hijos en ese aspecto de la vida.
Yo les ofrezco a mis hijos oportunidades de aprender sobre su limitado interior
mediante varios métodos. Por ejemplo, los invito a salir conmigo para “hacer
nubes”. Después de comer, a menudo nos llevamos una manta fuera, nos
tendemos sobre ella y nos dedicamos a ello.
Los niños comienzan por crear la imagen interior e una forma que quieren ver
en las nubes. Luego concentran su energía en una nube en particular, e
intentar que adopte esa imagen interior. El vecindario se ha habituado a oír
gritar a mis hijos “Estoy haciendo una casa, papi. Mira cómo se mueve mi
nube. ¡Estoy moviéndola con la mente!”.
Puede que muchos niños del vecindario piensen: “Esos Dyer están locos. ¿de
verdad creen que pueden hacer que las nubes adquieran una forma? “. Pero
¿por qué no deberían aprender los niños que por dentro de ellos fluye la misma
inteligencia divina que mueve las nubes? Si está en todas las cosas, lo cual
sabemos que es verdad, entonces está tanto en mis hijos como en las nubes.
¿Por qué no sentirse tan conectados con ella como para hacer sus propias
formas e nubes? Nuestros hijos tienen muy pocas dudas, y este conocimiento
interno les permite crear el mundo que quieren para sí mismos.
Usted hace lo mismo cuando se va a dormir. Entra en la experiencia de los
sueños con una absoluta carencia de duda. De hecho, es incapaz de llevar la
duda a ese ámbito. Es como si dios tuviera una señal de “No se admiten
dudas” a la entrada de los sueños.
En sueños, usted es capaz de hacer cualquier cosa que su mente pueda crear.
Puede volar, visitar el pasado, proyectarse al futuro, conversar con quienes se
marcharon hace mucho tiempo, ver a quienes han muerto y saber que están ahí
con usted, saltar por encima de enormes árboles, respirar debajo del agua,
crear docenas de personajes y llevar a cabo una interminable lista de otras
actividades. Durante este tercio de su vida que pasa durmiendo, no tiene
dudas. Y por tanto carece de limitaciones.
Luego, cuando despierta, introduce instantáneamente al compañero constante,
al duda, de vuelta en su conciencia de vigilia. Despierto, cree que esas cosas
no son posibles en al vida diurna. La diferencia radica en que durante el sueño
usted sabe qué puede hacer y lo hace; en sus omentos de vigilia cree que no
puede, y no lo hace.
LO QUE SABE Y LO QUE CREE