De la agitación a la paz
Todo lo que Dios quiere del hombre es un corazón en paz
Johann Eckhart
Sé que puedo conectar mi mente con la mente divina y garantizarme la paz en
cualquier momento
La pregunta que más a menudo se me formula con respecto al papel del yo
espiritual y el ego es: “¿Cómo sé si mi ego o mi yo espiritual el que me llama
en un determinado momento?”. La tercera parte, que comienza con este
capítulo, ha sido escrita para guiarle hasta la respuesta a esta pregunta.
En cualquier momento de su existencia usted escoge entre dos imágenes de sí
mismo. Las opciones son la que le ofrece su alma o yo espiritual, la voz de
Dios y la que le ofrece el ego o la falsa idea de usted mismo. Decida cómo se
ve a sí mismo y cómo ve también a los demás. En esencia, acepta la imagen
que su ego tiene de usted y de los demás, o bien la de su yo espiritual.
La primera respuesta a la pregunta antes planteada es: “Si le aporta una
sensación de paz, entonces el que está en acción es su yo espiritual2. Su yo
superior le impulsa siempre a resolver los conflictos con los que se encuentra,
con el fin de que haya sitio en su vida para la serenidad y la armonía. Le insto
a que preste muchísima atención a esos sentimientos.
La única paz de su mundo, de su vida personal, es la paz de Dios. Si está
viviendo sumido en la agitación, peleándose de forma constante consigo
mismo y sintiendo ansiedad, está permitiendo que el ego domine su vida. Si se
siente sereno, el ego ha sido desbancado por su yo espiritual.
Pregúntese siempre: “¿Esto me traerá paz o agitación?” Si la respuesta es
agitación, ya sea en sus pensamientos como en su mundo físico, debe
examinar cómo y por qué está permitiendo que el ego domine su vida. Si la
respuesta es paz, sabrá qué hacer y cómo pensar. Y sabe que su yo espiritual
está trabajando en su beneficio.
REEMPLAZAR LA AGITACIÓN POR LA PAZ
En todos los momentos de su vida, usted tiene la opción de escoger la paz. Su
falso yo se crece en la ansiedad porque cree que eso es lo que necesita para
continuar con vida. El ego fomenta pensamientos como éstos: no puedo ser
feliz ni sentirme contento; tengo que ser un malvado pecador; si me sintiera en
paz me limitaría a vegetar; tengo que fijarme de modo constante en cómo viven
y actúan los demás con el fin de valorarme. Este continuo estado de
comparación mantiene la agitación con vida.
El ego quiere que esté en un constante estado de agitación para impedirle ser
uno con su yo espiritual. Le convence de que si no está siempre con los
nervios de punta usted no puede desarrollarse. Pero debe tener presente que
la experiencia de esta agitación es una elección que usted ha hecho, al permitir
que su falso yo domine su existencia. Cuando escoge la paz, está dejando
entrar a Dios en su vida. En lugar de vegetar, descubrirá que puede estar
ocupado, tener un propósito y sentirse contento, tener paz.
Todos ansiamos la placidez de vivir sin agitación ni angustia. Tenemos una
sensación de iluminación interna cuando sabemos que estamos dentro de
nuestro curso natural, en al senda espiritual. Así pues,. ¿por qué a menudo
elegimos emociones, pensamientos y creencias que nos apartan de este
camino, que agitan nuestra mente, enturbian nuestra percepción y dificultan
nuestras relaciones?
Es necesario que examine con cuidado aquellas elecciones que le alejan de la
paz, de Dios. Saber que la paz es siempre una opción a nuestro alcance ya es
un paso significativo. Esto le ayudará a domar el ego cuando insista en que
usted es un ser aislado y especial.
Reemplazar la agitación que tan a menudo escoge es, pues, una simple
cuestión de permitir que su yo espiritual se haga cargo en cualquier
circunstancia en la que esté a punto de sumirse en la agitación. El ego le
empujará a la lucha... alejándole de la paz. Usted tiene que estar dispuesto a
verlo cuando está a punto de suceder, e invitar a su yo espiritual a que no le
permita actuar a su ego.
Me gusta mucho la siguiente cita de A Course in Miracles, que yo veo a
propósito del reemplazo del ego: “No hallarás paz excepto la paz de Dios.
Acepta este hecho, y ahórrate la agonía de más amargas decepciones, pura
desesperación, y sensación de completa impotencia y duda. No busques más.
No hay nada más que encontrar que no sea la paz de Dios.
Considere estas profundas palabras mientras lee el resto del presente capítulo.
Sólo retenga que, en su interior, siempre tiene esta opción y qe cuando opta
por la ansiedad y la agitación está permitiendo que su ego sea quien gobierne.
No lo acepte, puede ser la morada de la paz.
ALGUNOS COMPORTAMIENTOS QUE NOS ALEJAN DE LA PAZ