Del miedo al amor
He visto la verdad.
No es como si la hubiera inventado con la mente.
La he visto, VISTO,
Y la imagen viviente de ella
Ha llenado mi alma para siempre....
Si en un día, una hora,
Todo pudiera arreglarse a la vez...
Lo más importante es amar
Fiódor DOSTOYEVSKY
Sé que la esencia misma de mi ser; y la forma de transformar mi vida, es el
amor
Puede que crea que lo contrario de amor es el odio. Yo no veo estas dos
emociones como opuestas. De hecho, el amor y el odio con frecuencia se
encuentran muy próximos. Para mí, lo contrario del amor es el miedo.
El amor y el odio son poderosas emociones que pueden darse de manera
simultánea. Hay cosas que amamos. Hay cosas que odiamos. ¿Por qué fingir
que no es así? Hay momentos en que amamos lo que odiamos y momentos en
que odiamos lo que amamos.
Pero cuando uno tiene miedo, no tiene amor. El ego usa el miedo como medio
para mantener el amor auténtico fuera de su vida. Cuando el amor no está
presente en su vida, usted ha sucumbido ante el ego y permitido que el miedo
entre donde el amor reside. Ha permitido que el ego reemplace a Dios.
El amor, como dijo Dostoyevski, es lo más importante de la vida. Constituye la
esencia del universo. Es el vínculo que mantiene juntas todas las cosas. Es la
sustancia de tu yo superior. “Dios es amor” es una tautología, la frase tiene
exactamente el mismo significado cuando se la lee hacia delante o hacia atrás.
El ego intenta mantenerle desconectado de su amorosa esencia divina, porque
el interés del ego se ha concentrado en el mundo exterior. El go tiene miedo de
morir si usted comienza a desarrollar una relación con la parte interna de sí
mismo. Ser capaz de amar a su ego, basado en el miedo, incluso mientras
fomenta el miedo –como técnica de supervivencia- podría constituir uno de los
más difíciles retos de su búsqueda espiritual.
Provocar miedo es una táctica del ego, ya sea de su propio ego como del ego
del mundo. El ego del mundo es un reflejo del poder del ego individual y de la
cantidad de miedo existente. El miedo está presente cuando no sabemos que
formamos parte del designio divino de Dios.
El ego hace que transmitamos la energía del miedo en lugar de la energía del
amor. Y esta energía del amor está presente en todos nosotros durante
nuestra breve estancia en el aquí y ahora.
Aprender a gozar de amor auténtico significa abandonar la insistencia del ego
de que tiene mucho que temer y de que nos encontramos en un mundo hostil.
Para aprenderlo primero hay que examinar su reticencia a abrazar el amor.
ASI PUES, ¿QUÉ DEBE NO GUSTARLE?
La madre Teresa de Calcuta dice que el amor es e tema central de nuestra
existencia. Ella escribió: “Con este propósito hemos sido creados: para amar y
ser amados”. Estas útiles palabras le recuerdan que comience a dominar su
ego, pues usted está aquí con el propósito de amar y ser amado.
Si no está viviendo en amor, ello se debe a que tiene miedo. Necesita examinar
con honradez sus miedos y con amor. Cuando lo haga, transformará sus
miedos, mediante el amor, en amo r. Abrirá dentro de usted un espacio que
sólo puede ser ocupado por el amor. En este espacio tiene un propósito,
recorrer el camino del yo espiritual. Pero primero tiene que ver cómo sustituir
el miedo por amor.
Su ego fomenta de manera constante el miedo porque teme al auténtico amor.
Este falso yo ayuda a convencerle de que, de alguna forma, usted está
incompleto. Ésa es la fuente de todos los miedos. Así que usted, como mucha
gente, intenta llenar ese vacío con las soluciones del ego.
Temeroso de que su vacío, su ser incompleto, quede al descubierto, dedica una
gran cantidad de tiempo a crear una falsa imagen de felicidad. Pero si se
detuviera y llevara a cabo una valoración realista, podría percibir que el
sentimiento de ser incompleto es la llamada que le hace una parte de usted
mismo que ha repudiado.
¿Qué puede no gustarle de la inteligencia universal que fluye a través de
usted? Darle la bienvenida al ser espiritual que usted es, tener una experiencia
humana y sentir el amor que hay en ella... ¿qué puede no gustarle de eso?
El miedo a dejar al descubierto su vacío hace que busque de forma constante
relaciones que el ego le dice que satisfarán el anhelo que hay en su interior. Lo
que sucede es que cuando se entra en una relación se está hambriento del
amor que supone el yo superior.
Su anhelo se encuentra enmascarado, finge ser otra cosa. No es de extrañar
que tanta gente piense repetidamente que ha encontrado el amor, y
repetidamente declare haberlo perdido.
Qué diferente es cuando se puede detectar el vacío interior y pensar: “¿Qué
puede no gustarme? Este anhelo forma parte del ser humano y del
conocimiento del amor”. Entonces le hará saber al ego que el miedo no es lo
que prefiere. Imagínese cómo podría ser nuestro mundo si la gente supiera
que ya está completo.
¿Qué necesitaría comprar ¿Qué tendría que poseer? ¿A quién debería
impresionar? ¿A quién necesitaría llevar del brazo? Las respuestas le darán
una idea de cuán a merced estamos del miedo de que somos incompletos,
inaceptables, y lo inconscientes que somos de nuestra conexión divina.
El miedo que sustituye al amor no es nada más que un miedo a que nos
rechacen. A la práctica totalidad de los miedos puede seguírseles la pista
hasta la propia estima. Si se ama a sí mismo será capaz de transformar sus
miedos mediante el amor, y no permitirá que dirijan su vida.
Si tiene una sensación interna de estar completo, de conocer la esencia divina,
el miedo se convierte en una amorosa invitación a saber más o a cambiar algo
en su vida. El miedo ya no le amenazará como hacía cuando no conocía su yo
superior.
Hace poco, mi esposa pasó una semana de meditación silenciosa en un
monasterio de California del Norte. Acudió allí para tener una experiencia de
Dios más profunda; para trabajar en su libro sobre la forma espiritual de bordar
el parto y el cuidado del bebé; y para vivir toda una semana de silencio, oración
y meditación. Se sintió hondamente afectada por el contento y amor que halló
dentro de aquella comunidad de personas que habían vivido allí durante
décadas. Dijo no haber sentido ninguno de los miedos que tan a menudo son
una parte aceptada de la vida.
Cuando se conoce íntimamente el yo superior, uno tiene a su disposición una
profunda sensación de amor, y el miedo, tal y como se conocía, se convierte en
un imposible. Con esto en mente, la respuesta a la pregunta retórica “así pues
¿qué debe no gustarme?”, es que no hay en absoluto nada que no deba
gustarle. No hay nada que temer cuando uno sabe que es una criatura divina y
está completo, y que no tiene que hacer nada para demostrarlo.
No tiene por qué ingresar en un monasterio y vivir en silencio para llegar a esta
respuestas.
Sólo tiene que hacer el voto de reemplazar el miedo por amor. Cuando sea
capaz de hacer esto, estará escuchando a su yo espiritual.
CENTRARSE EN EL MIEDO Y CENTRARSE EN EL AMOR