lunes, 6 de marzo de 2017

Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma


Muchas de las personas que acuden a consulta quieren cambiar su situación de malestar permanente, sin cambiarse a ellas mismas. Gran parte de la resistencia inicial a la psicoterapia que presentan estas personas tiene que ver con el miedo a aceptar lo que realmente les sucede. Algo curioso, porque lo mayoría de los cambios acertados pasan por reconocer con precisión el punto de partida.

Demasiadas personas sobrevaloran lo que no son e infravaloran lo que son. Parte de su dolor viene producido por la forma en la que se autoevalúan. A su vez, piensa que el dolor puede convertirnos en personas susceptibles y beligerantes.


Nuestras interpretaciones ligadas a nuestras reacciones emocionales son las que nos llevan a sufrir y a entrar en conflicto con nosotros mismos. En última instancia nosotros somos los causantes -o al menos los “cómplices”- de nuestro propio daño.



Elegir tomar una actitud de resistencia, impedirá que en muchas ocasiones comprendamos que la causa del sufrimiento no tiene que ver con el estímulo en cuestión, sino con la reacción que tenemos a ese estímulo. Las personas que se resisten al cambio, esperan que en un futuro los problemas mejoren por sí solos sin tomar una actitud proactiva. Esperan ser recompensados de alguna forma sin cambiar ninguno de los comportamientos que han generado el problema.

La felicidad solo puede existir en la aceptación. Cuando aceptas, te transformas.


La paz viene del interior, no la busques en el exterior

Muchos de los pacientes que llegan  consulta sitúan el foco de sus quejas en factores externos y poco controlables. Además, gran parte de esa desesperanza nace y se mantiene por una fijación excesiva en situaciones injustas sobre las que no se tiene ningún control.

viernes, 3 de marzo de 2017

Lo que está viendo aquí no existe: Así nos engaña nuestro cerebro en esta foto


En esta fotografía, que parece no tener nada de especial, hay algo que engaña a nuestro cerebro: el verdadero color de las fresas no es el que se ve a primera vista.

La imagen de un simple plato con un tartaleta de fresas ha sido compartida miles de veces en Twitter en las últimas horas. La instantánea, compartida por Matt Lieberman, un neurocientífico de la Universidad de California en Los Ángeles, parece no tener nada de especial.

Sin embargo, se trata de una imagen insólita ya que, pese a parecer lo contrario, no contiene nada de color rojo. Aunque las fresas se ven de ese color, si uno se acerca a la imagen o la amplifica verá que en realidad están compuestas de distintas tonalidades de azul.



Insólita percepción de colores

Ser más allá de una identidad personal


Descubrir tu libertad innata es el mejor regalo que puedes dar a cualquiera, incluido tú mismo. Descubriendo plenamente tu condición natural de conciencia/amor te convertirás en un recipiente para el amor incondicional y la sabiduría y beneficiar a todo aquel que entra en "tu" experiencia.

Hoy puedes empezar leyendo este artículo de instrucción básica. Te daré una buena idea o sentido general de lo que será nuestra intención para las próximas 2 semanas.


¿Qué es una identidad personal?

Una identidad personal, para mí, es en realidad un verdadero reto el describirla, ya que descubro que es inexistente cuando trato de buscarla. Una identidad personal real, como algo que existe en sí y por sí misma, como algo que tiene un corazón o alma propia, no se encuentra en ninguna parte... Sólo existe el ver y el ser de lo que yo describo como: conciencia libre.

Entonces, ¿qué es una identidad personal?

Una identidad personal sólo es un pensamiento. Es sólo una idea acerca de ti mismo. Si vas en busca de la propia identidad real, la persona real o corazón de la identidad, verás que nunca la podrás encontrar.

Seguramente puedes encontrar pensamientos y emociones que surgen continuamente, pero estos son sólo formas de pensamiento arbitrarias que giran en torno a una especie de misteriosa identidad llamada "yo".

Estos son los referenciales, los pensamientos que apuntan hacia una identidad. Pero ¿dónde está la cosa misma a la que estos pensamientos apuntan? ¿Puede la propia identidad encontrarse? Verdaderamente todo lo que hacemos es hablar de nuestra identidad personal como si estuviera ahí, pero todavía nadie ha visto nunca una identidad personal.

En pocas palabras: Esta es la mayor broma de la especie humana. El 99% de nuestras vidas gira en torno a algo que nadie ha encontrado que exista en realidad. ¡Ja! ¡Vaya juego! Es mejor reconocer esto y reír compasivamente, que disfrutar de este juego de mera fantasía y sufrimiento.

A menudo creemos ser algo...

Convencionalmente comenzamos creyendo que somos nuestros pensamientos y emociones. Que como algunos de nosotros nos volvemos más educados espiritualmente, tendemos a creer en un alma de algún tipo, o creemos en un cuerpo de energía sutil con el que algún día dejaremos el cuerpo físico.

Así que creemos que eso es lo que somos. Pero, ¿lo somos realmente? ¿Qué es lo que ha cambiado de creer que somos nuestros pensamientos y emociones, a creer ahora que somos un alma? ¿Dónde está el alma? ¿Puede un alma encontrarse de repente? Incluso cuando pensamos que experimentamos nuestra alma, digamos que en una meditación, ¿no es esto sólo otro, aunque sutil, sentido de uno mismo? ¿Sólo una sensación más sofisticada que surge dentro del espacio auto-consciente?

¿Qué ha cambiado realmente excepto tu creencia acerca de quién eres? Todo esto es sólo un montón de ideas apuntando y haciendo alusión a una realidad que no existe realmente aparte de estos referenciales...

Por lo tanto, yo diría que la identidad personal realmente es pura ficción. Si miras con claridad, sin creer en ninguna de tus ideas, verás que no hay una identidad existente en y por sí misma en ningún lugar. No hay ningún "yo" que tenga su propia naturaleza o fuente autónoma. Sólo hay puro ver/ser... Sólo la presencia pacífica de lo que está mirando: la Conciencia.

Estos pensamientos acerca de algo que se llama "yo", creo que estarás de acuerdo conmigo, son totalmente poco fiables a la hora de querer realmente conocernos a nosotros mismos. Ya que un día estos pensamientos que creemos nos dicen que somos esto y lo otro, luego al día siguiente cambian a una supuesta creencia más refinada de lo que somos. Pero las creencias no te harán libre. Las ideas sobre las que basamos nuestras acciones y pensamientos no nos harán ver de primera mano la verdadera naturaleza de nuestro ser.



La sensación de "Yo soy" o el sentido de "ser alguien" es también una apariencia/expresión dentro de la conciencia.

¡Deja que la vida suceda!


La vida está sucediendo - ¡así que déjala!

Literalmente, todo lo que conocemos simplemente sucede. Por supuesto, podemos fingir por un tiempo que somos el hacedor de todo lo que sucede en nuestra vida personal, pero si se mira de cerca a cada momento nuevo, con una mente abierta, una percepción fresca, entonces veremos cómo todo lo que sucede, literalmente, hace precisamente eso: Sucede. Aparece. Desaparece.

Incluso cuando creemos que somos el hacedor de algo, incluso cuando estamos en el propio acto de hacer algo usando nuestros pensamientos/intenciones y el cuerpo, cuando nos damos cuenta de ello en ese momento, veremos cómo incluso eso que llamamos "hacer" está simplemente sucediendo como un proceso fenoménico aparentemente sin esfuerzo dentro de la conciencia siempre clara.

No hay ningún esfuerzo en cualquier apariencia de la Vida. La Vida no conoce el esfuerzo. La Vida simplemente sucede de manera natural y sin esfuerzo, momento a momento.

El esfuerzo es lo que nosotros mentalmente "sentimos" cuando separamos nuestro sentido del yo de la experiencia real y empezamos a pensar en la experiencia desde una distancia. Es sólo cuando creemos que somos el hacedor de nuestra vida, que sentimos el esfuerzo, el estrés y el miedo que vienen con ser un gerente de todo.


La relación entre el hacedor y la identidad personal

Cada vez que nos identificamos con un pensamiento acerca de lo que somos, nos convertimos automáticamente en el hacedor del proceso en cuestión. O al menos eso creemos/sentimos.

La Identidad personal y el sentido de ser el hacedor/gerente, son esencialmente una y la misma ilusión; un mero pensamiento-proyección. No estoy diciendo que el libre albedrío exista o que no exista, pero la creencia de que estamos limitados a nuestro sentido de ser el hacedor, es fundamentalmente falsa.

Tanto el sentido de ser un alguien y el sentido de ser el hacedor, se resolverán de forma natural en la Conciencia en reposo.

"Se resolverán en la Conciencia" significa simplemente que ambos sentidos se verán esencialmente como no-existentes por sí mismos; veremos que es simplemente un sentido derivado de nuestro proceso del pensamiento/creencia, y que ese proceso del pensamiento en sí, no es sino las percepciones relajadas que aparecen y desaparecen dentro de la conciencia.

Así que en realidad, no hay ni siquiera nada real que necesite resolverse, es en primer lugar pura ficción y esa es simplemente la forma en que lo vemos desde la conciencia/ser. Lo que podríamos llamar El Resolver de algo, es simplemente el claro ver de la propia naturaleza ya pura y libre. Nada tiene que hacerse acerca de nada.

El ver que el esfuerzo no existe, es libertad. ¡Todo lo que surge, es inmediatamente libre y se resuelve ya como conciencia pura!


La conciencia no tiene obstáculos

Nunca ha habido ningún obstáculo para la conciencia libre/Tú. La identidad personal, así como el sentido de ser el hacedor no tienen obstáculos tampoco, porque ambos pueden ser conocidos surgiendo en la conciencia libre en este momento... Y todo de lo que podemos ser conscientes, incluyendo nuestros pensamientos acerca de los obstáculos o nuestras sensaciones de ser o hacer, no puede ser un obstáculo para la conciencia, porque ¿qué es consciente de ellos? ¿Y esa conciencia que es consciente de ellos está de alguna manera aprisionada por estas simples ideas/sensaciones que aparecen dentro de la percepción de la conciencia?

jueves, 2 de marzo de 2017

La preocupación sin control no sirve de nada


Algunas personas viven instaladas en la habitación de la preocupación. Imaginan el futuro como un gran campo lleno de minas, de peligros, y esa actitud les impide vivir tranquilos. Temen que un carrusel de desgracias se precipite de un momento a otro sobre ellos.

Estas personas están seguras de que su hijo suspenderá el examen de la semana que viene. Creen que les va a dar un infarto en cuanto sienten un pinchazo en el pecho. Se asustan pensando que tienen cáncer si les aparece una verruga. Tienen el temor de que su hija vaya a sufrir un accidente cada vez que coge el coche, etc.


“Durante mi vida he sufrido muchas desgracias que nunca llegaron a ocurrir”

-Mark Twain-




Las profecías autocumplidas, un curioso efecto psicológico

Resulta llamativo que los acontecimientos negativos que anticipan esas personas tengan una probabilidad mucho más baja de ocurrir que la que le atribuye el afectado, eso cuando la probabilidad no es cero. Además, lo más curioso es que a veces ellos mismos hacen que sus predicciones se cumplan, dando lugar a profecías autocumplidas, como las llamamos los psicólogos. Esta forma de pensar les lleva a sentir y actuar en la dirección de sus temores.

Veamos un ejemplo de profecía autocumplida: un conductor tiene mucho miedo cuando coge el coche porque piensa que va a tener un accidente. Cuando coge el coche, lo hace en un estado de ansiedad tal que le impide conducir con seguridad, con lo que se incrementa el riesgo de que sufra el accidente que tanto teme.

“Procura vivir al día, espera a que las cosas ocurran antes de sufrir por ellas”

-Carmen Serrat-Valera-


En definitiva, algunas personas pasan la vida sufriendo por cosas que nunca llegan a ocurrir. Así, evitan experiencias que incluso podrían llegar a ser positivas por miedo a los posibles peligros y disgustos que puedan acarrear. Su preocupación patológica hace que esperen y sufran por catástrofes que nunca se harán realidad.

4 características de las personas con preocupación patológica



Inseguridad

La persona insegura realmente busca la certeza, no la verdad. Así, no se da cuenta de que la verdad se busca hacia delante, arriesgándose al error, a la aventura, renunciando de algún modo a las seguridades.

La persona insegura, entonces, buscará siempre pruebas de que aquello que teme no va a ocurrir nunca, aumentando la intensidad de la preocupación.




Baja autoestima

7 metáforas terapéuticas que nos ayudarán a entenderlo todo mejor


Las metáforas son un recurso muy extendido en terapia. Según Lankton, una metáfora es una forma lingüística que hace una comparación implícita entre dos entidades diferentes. Se ha comprobado que en el contexto terapéutico, las metáforas son un elemento esencial para que los cambios en el paciente se produzcan antes y a un nivel más profundo.

Las metáforas presentan al paciente una situación conocida, o mejor aun, vivida por él, que se asocia con el problema que presenta en la actualidad y que además, ofrece una solución al mismo.

Las metáforas terapéuticas han de albergar una serie de características para que sean eficaces. En primer lugar, la metáfora ha de ser entendida por el paciente, por lo que su relato debe estar adaptado a su nivel de comprensión. Por otro lado, se busca que la persona se vea reflejada en ella, de manera que entienda lo que le está ocurriendo y esta comprensión le motive a realizar el cambio terapéutico necesario.

La metáfora también debe tener una estructura de acción, de forma que en la narración se reflejen los pasos necesarios que el paciente tiene que emprender si quiere conseguir el cambio. Además, debe ofrecer una solución o salida al problema, de forma que el paciente vea con claridad que los pasos que tiene que dar le van a llevar, si los hace de forma correcta, a solucionar el problema por el que está en consulta.

Algunas metáforas que podemos usar en terapia

Sobre todo en la terapia de aceptación y compromiso (ACT), el uso de metáforas está bastante extendido. Nos complace exponer al lector algunas de las metáforas que a nuestro entender, más pueden ayudar a los pacientes o a cualquier persona que se encuentre perdida.

La metáfora de los dos escaladores

Imagina que tu terapeuta y tú sois dos escaladores, cada uno subiendo por una montaña distinta, pero cercanas. El terapeuta puede ver un camino que puede ayudarte a subir mejor tu montaña, pero no porque sea más listo que tú, ni porque la haya subido antes, sino porque está en una posición desde donde puede ver cosas que ahora mismo tú no puedes ver. Finalmente, aunque el terapeuta indique el camino, tú eres el que tiene que subir la montaña.

Por lo tanto, la ventaja del terapeuta respecto al paciente es la perspectiva. El terapeuta puede ofrecerle una perspectiva al paciente con la que este no cuenta; será el paciente el que tenga que integrar esta información, con la que él ya tiene, para avanzar.





La metáfora de la luz

Los pensamientos automáticos negativos, como su nombre indica, aparecen en nuestra mente de forma automática porque han sido repetidos y repetidos durante mucho tiempo. Así, hemos creado un hábito de pensamiento.

Una metáfora que se utiliza mucho en terapia para explicar este fenómeno mental tiene que ver con algo que alguna vez nos ha pasado y hemos hecho todos. ¿Qué ocurre cuando se funde una bombilla o se va la luz? Pues que entramos en una habitación y a sabiendas de que la luz no va a encenderse, apretamos el interruptor. Pasa lo mismo que con los pensamientos, es algo que tenemos automatizado.

La metáfora de la casa y los muebles

miércoles, 1 de marzo de 2017

YO SOY



Yo soy
Yo no tengo palabras para expresarme pero todas las palabras me expresan sólo a Mí
Yo no tengo sentido pero doy sentido a todo lo que es percibido
Yo soy sin principio ni fin pero todas las cosas comienzan y terminan en Mí
Yo no tengo nombre pero soy llamado por todos los nombres
Yo no tengo forma pero todas las forman Me indican
Yo no tengo origen pero soy el origen de todas las cosas
Yo soy sin división pero todas las divisiones existen en Mí
Yo existo por Mí mismo

Yo soy el anhelo en la tristeza y lo anhelado por todos los anhelos
Yo soy la espera y lo esperado en toda esperanza
Yo soy la inquietud de los inquietos
Yo soy la paz de los pacíficos
Yo soy felicidad

Yo no puedo ser contemplado pero soy el objeto de toda contemplación
Yo soy imperceptible sin embargo me percibes sólo a Mí
Yo soy completo pero no tengo nada
Yo soy vacío pero contengo todo
Yo doy todo pero nunca soy disminuido
Yo recibo todo pero nunca aumento
Yo soy el amante de todos
Yo brillo


Yo hablo pero soy silencioso
Yo me muevo pero soy inmóvil
Yo veo pero no puedo ser visto
Yo oigo pero no puedo ser oído
Yo saboreo pero no puedo ser saboreado
Yo huelo pero no puedo ser olido
Yo toco pero no puedo ser tocado
Yo sonrío

Todo lo que aparece aparece en Mí pero yo nunca aparezco
Yo soy el silencio en la música y la música en el silencio
Yo soy oculto del mundo pero revelo el mundo
Yo soy la matriz y la tumba de todo lo que existe
Yo ofrezco y contengo en un solo acto como un recipiente abierto
Yo me entrego sin condiciones a todas las cosas
Yo recibo todas las cosas sin elección
Yo soy vacío

Yo soy el conocer en todo lo que es conocido
Yo soy el experimentar en todo lo que es experimentado
Yo soy el permitir de todas las cosas aparentes
Yo soy pura sensibilidad, apertura y disponibilidad
Yo soy el sol en la luna
Yo soy la amistad de los amigos
Yo soy conocido y desconocido
Yo soy oscuro en el día y brillante en la noche
Yo soy luminoso


El tiempo toma prestada su continuidad de Mi continua presencia
El espacio toma prestada su permanencia de Mi inmensidad
Todos los colores toman prestada su luz de Mí
Todos los amantes toman prestado su amor de Mí
Todas las cosas toman prestada su existencia de Mí
Yo soy abundante

EL SER HUMANO ESTÁ ENTREGANDO SU PODER DIVINO A LAS MÁQUINAS


EL SER HUMANO SIEMPRE HA BUSCADO LA INMORTALIDAD Y LA DIVINIDAD PERO AHORA LA BUSCA SÓLO HACIA AFUERA, UTILIZANDO UN SOPORTE EXTERNO QUE LE HACE OLVIDAR QUE TODO LO MARAVILLOSO QUE EXISTE EN SUS APARATOS EXISTE EN ÉL MISMO.

Una expresión griega dice: “lo divino es”, lo divino indeterminado. Este hecho existe en la experiencia de todos. No es algo que pertenezca sólo a un momento determinado de la historia. Pertenece al tejido de nuestra vida. La verdadera diferencia estriba en reconocerlo o no.

Roberto Calasso




Yuval Noah Harari se ha convertido en uno de los escritores de cabecera de los ejecutivos de Silicon Valley. En su Homo Deus: A Brief History of Tomorrow argumenta que los avances tecnológicos exponenciales, de la mano de la desigualdad que impera a favor de una élite privilegiada, crearán una brecha en la que los señores de este nuevo mundo serán tan diferentes de nosotros como nosotros de los neandertales. Esta nueva especie será el Homo Deus y la relación que surgirá entre la élite aumentada tecnológicamente a niveles indistinguibles de la divinidad y todos los demás será parecida a la actual entre hombres y animales. Todos los que no seamos parte de esta élite seremos como los animales de hoy en día: ganado, mascotas, curiosidades de zoológico y acaso el tema de una conmovedora campaña de conservación entre los Homo Deus (si es que la compasión y la empatía aún tienen tracción entre los miembros de esta especie).

Harari escribe que hemos llegado a un punto en el que podemos dedicarnos a objetivos trascendentales, habiendo superado nuestras necesidades básicas. "Al buscar la dicha y la inmortalidad, los humanos de hecho están intentando elevarse a la condición de dioses". Harari utiliza la palabra "upgrade", como si estuviéramos en un proceso en la cúspide de la historia de actualizar el programa humano e instalar la divinidad por medios tecnológicos. Harari olvida, sin embargo, que desde el principio de la civilización los hombres han querido hacerse dioses y que la sola conciencia ha hecho que, desde que se tiene memoria, la humanidad tenga un deseo de trascendencia que va más allá de lo meramente biológico. Lo que ha cambiado es sólo la percepción de cómo esto es posible en la mentalidad occidental.

Deslumbrados por el poder de la tecnología, hoy en día las élites que controlan esta tecnología, y la economía que se basa en ella, se atreven a creer que la inmortalidad y una especie de divinidad mediatizada están ahora sí al alcance. Esto mismo, sin embargo, ha sido parte de otro tipo de grupos, que por mucho tiempo se han movido a los márgenes de la sociedad --se les llama místicos, aquellos que se mueven en el misterio, en el secreto, y que buscan agenciarse la experiencia de lo divino. Evidentemente, para la tecnoélite de nuestra civilización todas las tentativas de místicos, chamanes y demás son meramente balbuceos primitivos o alucinaciones que hoy se pueden explicar por medio de la neurociencia.

Desde el principio de nuestra civilización, en los textos religiosos más antiguos que tenemos, ha sido esencial a la condición humana la búsqueda de elevarse hacia lo divino. En esto consiste el misterioso ritual del Soma:

¡Hemos bebido el soma y somos ya inmortales!

Hemos logrado la luz, hemos hallado a los dioses. 

Rig Veda

Occidente tiende a desacreditar todo conocimiento que no sea parte del progreso del materialismo científico. Para los científicos de hoy, con sus sofisticados y multimillonarios aceleradores de partículas, es ridículo pensar que hombres semidesnudos hubieran podido conocer los secretos del universo hace miles de años simplemente mirando hacia el interior, utilizando el telescopio de la mente (lo que en la India se conoce como samadhi). Sin embargo, la ciencia moderna comparte con la religión antigua un impulso místico y espiritual hacia el conocimiento: la mayoría de los grandes científicos han estado inspirados en ideas religiosas: Copérnico, Galileo, Newton, Lemaitre, etc., todos vieron en las leyes del cosmos ecos del pensamiento divino.