lunes, 13 de marzo de 2017

La energía de buscarse a uno mismo



Ya sabemos todos que cuando estamos en desacuerdo con alguna cosa y queremos tener la razón al respecto, es porque tenemos claro que los demás están equivocados, y nosotros somos los que vemos con claridad radiante el verdadero estado de las cosas. También se oye de forma habitual que lo que hacemos normalmente es hablar de terceros, y de lo que hacen y dejan de hacer, con el consiguiente desgaste y pérdida energética, y reforzando una vez más, sin darnos cuenta, el poner la atención donde no debe ser puesta.

¿Cómo es esto de echar balones fuera y ver siempre la paja en el ojo ajeno? De nuevo, es otra de las funciones automáticas imbuidas en el ser humano para evitar que, realmente, pueda descubrir sus propios bloqueos, carencias y puntos débiles, y trabajar en ellos cuando funcionamos en modo autómata y nos dejamos llevar por los programas de gestión de la personalidad que poseemos.


La energía de la búsqueda de sí mismo

Algunos posiblemente sabréis que una parte de la evolución de la raza humana se sustenta en una octava (proceso energético) cuyo combustible es la energía de la “búsqueda de uno mismo”, esto quiere decir que parte del camino qué, como especie estamos andando, y por el escenario evolutivo por el que transitamos, la octava que marca el curso del sendero que hemos de recorrer tiene como gasolina la energía del “buscar realmente quienes somos”. Cuando las personas se buscan a ellas mismas, para conocer su origen, su naturaleza, su “porqué de estar aquí”, generan una energía internamente con una vibración y calidad determinada que proporciona una cierta cantidad de combustible para su propio avance, y el avance de todos.

Si todos estuviéramos involucrados la mayor parte de nuestro tiempo en esos procesos de búsqueda y conocimiento interior, el combustible generado para la octava sería mucho mayor y potente, y los acontecimientos que se van manifestando, cuando las diferentes notas de la octava van siendo alcanzadas tendrían, posiblemente, otras velocidades y ritmos y serían más difíciles de parar o manipular. Digo posiblemente, pues hay en juego octavas sobre octavas, procesos sobre procesos, y energías que dependen de otras energías de la estructura multidimensional de la realidad, para que todo esto funcione de forma armónica para ese crecimiento en consciencia de todos nosotros, y del conjunto de la vida en el planeta.



Mirar hacia fuera, para ocultar lo de dentro

Así pues, para evitar que las personas en general se miren hacia si mismas para encontrar a los responsables de las situaciones que no nos gustan en la realidad que co-creamos entre todos, el mecanismo creado e imbuido en el sistema mental del ser humano durante la modificación o alteración genética del vehículo que usamos, se encarga de poner el punto de atención y el foco del “porqué pasa esto” siempre en el exterior de uno mismo, ya no a escala planetaria, que también, sino simplemente en la realidad cercana del día a día de cada uno de nosotros.

Si alguien ha leído algo sobre la técnica hawaiana conocida como el Ho’oponopono, sabréis que, justamente, se basa en que cualquier cosa que pasa ahí fuera, por muy remota que parezca, tiene una base en mí, que debo sanar en mí y hacerme cargo de ella para que pueda ser solucionada externamente. Es algo que cuesta entender que yo tenga algo que ver con cosas que, a priori, me parecen desconectadas de mis procesos, pero no es así, no hay nada desconectado de nada, y no hay nada que no sea responsable y causa, en su justa medida, de todo lo demás, pero, habiendo instalado en nosotros estos programas de “mirar hacia fuera siempre” para encontrar el porqué de las cosas, no podemos darnos cuenta de ello, de nuevo, en la manera general que una mayoría de la población humana tiene aun de gestionar su realidad.

Siempre se intenta esconder que el verdadero potencial y todo lo que necesitamos para nuestra existencia está en el interior de uno mismo, pero lo interesante es que no pasa nada si a lo largo de toda una vida no lo hacemos, es decir, que por mucho que esta sea una frase repetida hasta la saciedad, no pasa nada en términos de poder tener la experiencia terrenal con sus altos y bajos si no nos damos cuenta que es una verdad factual, y que precisamente lo que se intenta hacer es que no la descubramos. Al no tener repercusiones “directas” y manifestadas inmediatamente, podemos pasarnos toda la vida sin comprender que esa vida la podríamos haber gestionado de otra forma de haber mirado “hacia adentro”, todo lo que intentábamos comprender “ahí fuera”.



Un motor inconsciente para nuestra existencia

sábado, 11 de marzo de 2017

Yo Soy, el Yo Soy (La Hueste Ascendida)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE.

¡Oh, Magno Ascendido Jesucristo, Presencia Individualizada en todos y cada uno! Te alabamos y te damos gracias por Tu portentosa actividad en cada momento del día, —por cuanto eres Tú la Conciencia que eleva a la humanidad de la mente humana.
 Damos gracias y alabanzas porque la Magna Hueste Ascendida se manifieste, tanto visible como invisiblemente.



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viernes, 10 de marzo de 2017

Lo que mis ojos no ven


Continuando con la introducción respecto a los otros sentidos que poseemos pero que no están activos, hemos de añadir y recalcar que, simplemente, en la mayoría de los casos, es por falta de energía, de la calidad y octanaje adecuado, que su puesta en marcha se hace tan difícil, amén de otros bloqueos y restricciones impuestas bien por uno mismo (miedos a ver, a percibir, a sentir, a lo desconocido, etc.), bien externamente (programas, patrones inducidos, fantasías respecto a lo que son provenientes de la educación y la sociedad, etc.)

La parte de bloqueos y restricciones se puede eliminar con trabajo interior, a través de las diferentes técnicas de sanación energética que tenemos disponibles, la parte de tener energía suficiente para poder activarlos es ya un trabajo más complejo de aprender de forma detallada el funcionamiento de todo el conjunto del sistema energético, y de cómo usarlo correctamente. Combinando ambas funciones, y con constancia y paciencia, todo el mundo puede ver resultados a la hora de poner a funcionar las seis marchas del coche en vez de seguir siempre conduciendo en primera.

La percepción de lo que no se ve

De una de esas marchas hablaremos hoy, que no es otra que aquella que nos permite percibir (que es diferente a “ver”) lo que los ojos no captan. Se puede percibir con la piel, se puede percibir con la mente, se pueden percibir con las manos, ya que el “percibir”, es un concepto muy amplio que significa que podemos captar una serie de frecuencias, que no forman parte del rango visible del espectro lumínico, y dirigiéndolas hacia la pantalla mental (que es una herramienta interna presente en todos nosotros, y controlada por la glándula pituitaria), uno puede tener imagen mental de decenas de cosas del entorno que no son percibidas por la vista ordinaria.

Y es que, de este sentido, la visión “extra-ocular”, derivan cosas tales como la visión remota o la clarividencia, a partir de la cual uno puede entender lo que se mueve alrededor suyo, sin que por ello deje de ver el mismo mundo de mesas, coches y arboles físicos que ven el resto de seres humanos. En este aspecto, el principal problema es el miedo que subyace, especialmente en capas profundas del subconsciente, y en el cuerpo mental normalmente, a captar y ver algo que sabemos que existe pero que entra en conflicto con lo que nos han dicho que existe, o mejor dicho, que todos hemos podido ver algo alguna vez, sea de pequeños, sea en sueños, sea en otras encarnaciones donde esta facultad estuvo activa, que ahora mismo genera tal contradicción con la programación natural e implantada por los sistemas de control y gestión de la humanidad que hay, literalmente hablando, un conflicto de intereses entre lo que sabemos que está “más allá de nuestros sentidos” (lo saben otras partes de nosotros que no permiten o tienen acceso a la mente lógica y racional) y lo que esa misma programación y sistema de creencias racional admite.

Así pues, en un amplio número de situaciones sociales, puedes percibir que hay cierto tipo de entidades no físicas alrededor de la gente, puedes percibir desencarnados, puedes percibir que estás sintiendo un cierto tipo de energías, pero quizás no puedes admitirlo delante de los demás. Para muchas personas, el entrar a un sitio y largarse inmediatamente porque está lleno de “cosas” que no te gustan, pero que no puedes explicar, porque no es aceptado como algo “natural”, causa tantos conflictos en el inconsciente humano, colectivo e individual, que llega a extrañar que no se nos crucen los cables y nos cortocircuitemos más a menudo.

Una activación paulatina

Para poder activar ciertos sentidos extrasensoriales, hay que superar el miedo a lo que hay más allá de lo que actualmente vemos. No tenemos la culpa en cierto sentido ninguno de nosotros de poseer esos miedos, ya que han formado parte siempre de los procesos de indoctrinación que están en marcha para mantener siempre a la población confinada en unos parámetros adecuados para su gestión, lo que sucede es que es necesario hablar abiertamente de ello, porque millones de personas, por los cambios energéticos del planeta, van a abrirse, lo quieran o no, a otra realidad, a la percepción de otras realidades, por las razones que explicamos en el artículo sobre los picos en la resonancia de Schumann, y, si esta apertura se hace sin preparación intelectual previa, el resultado será muy contraproducente incluso para la propia salud mental de la persona.

Con esto quiero decir que el hecho que ahora nos esté dando en el blog por escribir de temas que en el mundo occidental muchos millones de personas consideran fantasía, es por la necesidad de que imbuyamos en nosotros la idea de que quizás, solo quizás, a medida que el entorno en el que nos movemos cambia, nuestro sistema energético cambia, y si este cambia, cambiará la forma en la que vemos la realidad. No hace mucho, en una incursión para lidiar con un problema, un ente me emitió, literalmente el mensaje: “otro humano que puede vernos y oírnos”, y si esta frase, generada con una energía de desprecio brutal, que se produjo haciendo una sanación a una persona, no vino como si fuera la primera vez que le pasaba, significa que estamos ante una situación donde el ser humano ha de ser consciente de que, en cualquier momento, puede empezar a percibir muchas cosas que pueden causar quizás algo de aprensión al principio, pero que no puede ser parado ni frenado, ya que, en una parte sí que depende de nosotros y de lo que nos trabajemos, pero, por otro lado, simplemente es consecuencia de los cambios planetarios que estamos viviendo y de los que no podemos escapar.

Una realidad más expandida

Estados de Consciencia


Comenzamos con la descripción de los estados de consciencia del señor Ouspensky:

Según el sistema que estamos estudiando, el hombre tiene la posibilidad de cuatro estados de consciencia. Son: dormir, estado de vigilia, auto-consciencia y consciencia objetiva. Pero aunque tiene la posibilidad de estos cuatro estados de consciencia, el hombre vive en realidad sólo en dos estados: una parte de su vida la pasa durmiendo y la otra parte en lo que se llama "estado de vigilia", aunque en realidad difiere muy poco del dormir.


En el primer estado de consciencia, es decir, en el dormir, no podemos saber nada de la verdad. Incluso si llegan a nosotros algunas percepciones o sentimientos reales, se mezclan con los sueños, y en el estado de sueño no podemos distinguir entre los sueños y la realidad.

En el segundo estado de consciencia, es decir, en el estado de vigilia, sólo podemos conocer la verdad relativa, y de aquí viene el término de "consciencia relativa".

En el tercer estado de consciencia, es decir, en el estado de auto-consciencia, podemos conocer la verdad completa sobre nosotros mismos.

En el cuarto estado de consciencia, es decir, en el estado de consciencia objetiva, se supone que somos capaces de conocer la verdad completa sobre todo; podemos estudiar "las cosas en sí mismas", "el mundo tal como es".



Hoy en día, normalmente dividimos el estado de "dormir" del señor Ouspensky en dos estados completamente separados ― el sueño profundo y el sueño con sueños, de acuerdo con la tradición Vedanta Advaita de la que Ouspensky derivó su sistema. El Dr. Roles reconoció la importancia de esta distinción desde el punto de vista de la neurociencia. Puede que fueran los descubrimientos sobre el cerebro lo que le llevaron a darse cuenta de que no es correcto considerar estos cinco estados de consciencia como una simple jerarquía. Los estados de auto-consciencia y consciencia objetiva están, desde el punto de vista de la función cerebral, más estrechamente relacionados con el sueño con sueños y el sueño profundo, respectivamente. Aquí está la descripción del Dr. Roles, basada en su diagrama esquemático del cerebro que aparece abajo:

Aquí están los tres niveles (A, B y C); puede usarse para muchos propósitos, pero digamos que (A) es el área del sistema nervioso (tronco cerebral) que todavía está operativo para mantener al organismo vivo en el estado más profundo de sueño sin sueños o en coma; (B) es el área más evolucionada más arriba del cerebro que opera en el estado de sueño; y (C) es aquella área que se añade cuando entramos en el mundo diurno con sus impresiones sensoriales externas y sus repercusiones en nuestra consciencia.

Lo que todos los científicos descartan es que hay una Consciencia absoluta en todo el universo y presente desde el nacimiento físico hasta la muerte en cada individuo, que es la única Consciencia pura; todo lo que ha sido llamado "consciencia" es sólo un reflejo de eso. Teniendo esto en cuenta, tomemos al hombre que (en común con los mamíferos superiores) comparte con ellos la mayor parte de esta estructura (C) excepto una cosa, y esa es la superficie superior (a, b, c) que el Profesor Ey y otras personas como Teilhard de Chardin llaman un "reflejo". Un animal puede hacer cosas, pero sólo el hombre sabe que las está haciendo; así que llamo a esta superficie superior el "campo de la consciencia", y todo lo que no entra en nuestra consciencia se encuentra debajo de ese campo; cualquier cosa de la que seamos conscientes está en ese campo, y hay niveles más altos y una Consciencia más universal por encima de eso que se alcanza ocasionalmente.

Pensando en el "campo de la consciencia", lo que es muy importante en la meditación es que el contenido de los niveles inferiores continúa y entra en la consciencia como parte de este "campo". Entonces, si (A) es esa área en la que vivimos en el sueño más profundo de la noche cuando no estamos conscientes de nada, y (B) es el nivel de los sueños, cuando nos despertamos durante el día estos dos niveles continúan pero son completamente sumergidos en este nivel exterior (C), que es gobernado por el mundo externo y la evidencia de nuestros sentidos.





Estados de Consciencia

jueves, 9 de marzo de 2017

'Yo' es una Puerta ― parte I


Una de las expresiones que más se escuchan en el camino hacia la realización del Ser es "libérate del ego". ¿Qué significa exactamente esto?

No se refiere, por supuesto, a la forma habitual del ego que todo el mundo reconoce como egoidad o egoísmo, porque está claro que el egoísmo es, de hecho, rechazado por todos, incluso aquellos que no están siguiendo un camino espiritual. Liberarse de este tipo "burdo" de ego no es suficiente en el camino de la liberación.

El ego, que es mencionado por los maestros de las vías de liberación como el principal obstáculo, es una actividad del pensamiento, en la que uno se identifica con un objeto o figura externa que consecuentemente puede ser vista y juzgada. Una figura que podría ser imaginada como "superior" o "inferior" a otras figuras.

Este ego, en realidad, consiste en actos de comparación. También se le llama "auto-consciencia" con toda su inhibición implícita de la espontaneidad o vitalidad. Se refiere a la función de dividir, una ranura habitual que mira a otra parte del mismo ego desde un punto de vista crítico, y lo bombardea con opiniones encontradas. La principal característica del ego es el apego a las opiniones sobre uno mismo. Es decir, se construye una imagen de sí mismo, que no quiere que se disuelva y prefiere seguir como está. Esto es lo que llamamos la "persona"; es el mantenimiento de una imagen de sí mismo. Cuando procede de la "persona", cada actividad consciente del cuerpo-mente implica la suposición de que hay un "yo" haciendo algo, y que ese "yo" es una entidad permanente, perdurable.

Yo prefiero llamarlo "el yo", en lugar de "ego", porque así es más fácil reconocerlo como algo más sutil que el "burdo ego" mencionado anteriormente, a pesar de que los dos fluyen entre sí. La principal diferencia, se podría decir, es que en el caso del "burdo" ego son otros los que te molestan y son molestados por ti, mientras que en el caso de este sutil "yo", eres tú el que está molestándose a sí mismo.

Tanto los budistas como los vedantistas están de acuerdo en que este "yo" debe ser abandonado si quieres la liberación, pero no están de acuerdo en la terminología ni en cómo la creencia en este "yo" puede ser aniquilada. Los budistas dicen: "No hay una entidad en absoluto, no hay 'sí mismo' o 'yo', sólo una secuencia de procesos físicos y psíquicos causativamente condicionados". Por lo demás no hablan de un "yo". Incluso desaprueban hablar en términos de un "yo", por ejemplo, en una declaración como "Cuando consideramos la naturaleza de este conocimiento como 'yo' o 'mí', y nos aferramos a ese concepto — se trata de un punto de vista estrecho, y es confuso, erróneo". (1)

En contraste, mientras que los maestros del Vedanta Advaita están totalmente de acuerdo con los budistas en la no existencia del "yo-entidad", no obstante, siguen hablando en términos del "yo" y del "sí mismo", incluso cuando apuntan a niveles más altos de realidad. ¿Por qué es esto así?

Vamos a tratar de dar una respuesta a la luz de la "gran tríada" de maestros Advaita del siglo XX: Ramana Maharshi, Krishna Menon (Atmananda) y Nisargadatta Maharaj. Los tres utilizan la palabra "yo" para indicar el más alto (o casi más alto) principio, respectivamente como "Yo-Yo", "Yo-Principio" y "Yo Soidad". Esto puede, si se ve desde el punto de vista de su rechazo del "yo" como una realidad, causar fácilmente malos entendidos, debido a la insuficiencia del lenguaje.

Primero vamos a escuchar al más antiguo de los tres, Bhagavan Sri Ramana Maharshi. Él ha tenido la influencia más fuerte, y no en vano Ananda Mayi Ma le llama "el Sol" (2). Ha sido reconocido como la auténtica voz del Advaita y su mensaje de la posibilidad de ser liberado en esta vida.

Todo en su enseñanza versa sobre el verdadero sentido del "yo". Él invita al visitante o devoto que pide orientación a que se haga la pregunta "¿Quién soy yo?" Consideraba a ésta la verdadera forma de auto-indagación (vichara). Él reveló la poderosa naturaleza de la pregunta, que cuando es hecha apropiadamente, provoca la disolución de los pensamientos y las identificaciones. Bhagavan dejaba que el efecto de la pregunta fuera experimentado directamente por el devoto que solicitaba orientación.

Sin embargo, él también comprendía que para la mayoría de la gente la experiencia en sí misma requería también del correcto fundamento de la comprensión. La correcta interpretación de la experiencia es muy importante. Por lo tanto, él explicaba en varias ocasiones con gran detalle la relación entre "el yo" y lo que es realmente "yo", el "Ser" o "Sí mismo" último.

Indicaba que "el yo" (aham-kara), o el "pensamiento yo" (aham-vritti) como a menudo lo llamaba, tiene que ser matado, destruido. Siempre he pensado que este es un uso lingüístico muy engorroso, ya que parece invitar al conflicto. En general, una persona ya está ocupada con luchas internas y creo que esta terminología agresiva requiere una explicación. Si en última instancia la meta es la paz, entonces la escalada del conflicto interno no puede ser la intención.

El mismo Sri Ramana también hablaba de manera diferente. Si alguien preguntaba cómo este "yo" debería ser eliminado, decía por ejemplo: "Usted no necesita eliminar el 'yo' falso. ¿Cómo puede 'yo' eliminarse a sí mismo? Todo lo que necesita es encontrar su origen y permanecer ahí" (3). Y en otro momento decía acerca de matar el ego: "¿Puede el ego aceptar matarse a sí mismo nunca? ... Si usted busca el ego, encontrará que no existe. Esa es la manera de destruirle" (4). Y: "¿Cómo puede ser matado algo que no existe?" (5)

"Encontrarás que no existe". Esta es una y otra vez la esencia de su argumento. Sin embargo Ramana a menudo hablaba sobre el "yo", y lo describe como si existiera, así que uno comienza a preguntarse: "pero entonces ¿qué existe y qué no?" La siguiente cita viene al caso a este respecto.

"Hay el Sí mismo absoluto, del que procede una chispa como de fuego. La chispa es llamada el ego. En el caso de un hombre ignorante, el ego se identifica con un objeto simultáneamente con su surgimiento. El ego no puede permanecer independiente de esa asociación con los objetos. Esta asociación es ajnana o ignorancia, cuya destrucción es el objetivo de nuestros esfuerzos. Si su tendencia a objetivizarse es matada, el ego permanece puro, y también se sumerge en la fuente" (6). Si de nuevo ignoramos el uso de la palabra "matar" por un momento, la "asociación con los objetos" mencionada anteriormente es la frase clave — la tendencia del "yo" a identificarse con los objetos. Ese es exactamente el error.

¿Qué está asociado con qué? ¿Qué o quién está cometiendo este error?

¿ Y si pudieras?


¿Cuántas cosas has dejado de hacer porque no te atreves, porque crees que eres incapaz o porque tienes miedo, o porque eres demasiado mayor, demasiado tonto, pobre, gorda, etc..?

¿Y cuántas cosas has hecho, haces y tienes agendadas para un futuro porque debes hacerlas?

¿Y qué pasaría si fuera tu día a día al revés?

Es decir, si tu agenda estuviera programada con cosas que te aportan crecimiento personal, te llenan, te dan energía, y te hacen sentir vivo, aunque te cueste esfuerzo y superación, porque ya no tuvieras miedo a hacerlas?

Pues ¡es posible! Sí lo es. Siempre y cuando seas consciente de que mecanismos tienes que cambiar y ejerzas tu libertad de pensamiento y decisión.

Para ello es necesario que destierres de tu mente y de tu vida lo que ya no te sirve ni te interesa y le hagas hueco a lo que realmente deseas. Porque sólo tú sabes lo que mejor te conviene. Ya no eres un niño/a que necesita que le digan lo que debe o no debe hacer; lo que es bueno o malo. Ahora ya eres adulto y eres dueño de tu vida!

Cuestiónate cada uno de tus deberías y mira a ver en realidad al criterio de quien corresponden. ¿Ha sido en realidad idea tuya? puede que hayan venido de tus padres, educadores, etc. .Si lo haces que sea porque es tu elección y no la de otros.

Con respecto a todo lo que crees que no puedes, no es más que eso, creencias.

Destierra tus viejas, obsoletas y limitantes creencias si te están perjudicando y comienza a construir tu nuevo credo; el tuyo propio.

Nuestra verdadera libertad reside en nuestro pensamiento. Usémosla!

No es que tú no puedas, son tus miedos y creencias las que te lo impiden; y esos y esas no son parte de nuestro ser más profundo; son algo aparte de nosotros, con lo que nos hemos identificado hasta el punto de perdernos en ello; pero de verdad es algo ajeno a nuestra esencia y que podemos modificar y eliminar cuando queramos.


 ¿Sigues pensando que es imposible?

miércoles, 8 de marzo de 2017

Más allá de la experiencia


Consciencia [Consciousness] y Conciencia [Awareness]:

(*) Consciencia [Consciousness]: Yo uso este término a veces como sinónimo de conciencia, pero si queremos ser específicos y científicos, la Consciencia se refiere a SER CONSCIENTE DE algo. En otras palabras, la consciencia es el sujeto que observa objetos/apariencias/experiencias. La consciencia es el experimentador de experiencias.

La Conciencia [Awareness] es Experiencia Pura ineludible. Ya está ahí antes de que seas consciente de ella o no. La Conciencia se refiere a la ilocalizable obviedad del hecho de que hay un saber interior impersonal de todo lo que ES ahora. A diferencia de la consciencia, la conciencia no tiene un punto de referencia. Es sin objeto, y como resultado también sin sujeto.


Presencia [Presence] y Ser [Being]:

Presencia = Ser en relación con las apariencias. En cierto sentido, la presencia es Ser hacia el exterior, en relación con un "mundo".

El Ser puede ser con una sensación de presencia o no. Con una sensación de presencia, es la sensación YO SOY. Sin una sensación de presencia o foco, es el Ser Vacío (no esto, no eso, simplemente el ser indivisible, unificado, inasible).


El sí mismo [self], Sí mismo [Self] y Más Allá del Sí mismo (Vacío Absoluto, Fuente):

El sí mismo con "s" minúscula, se refiere al sí mismo imaginado: la burda mente pensante. La imagen de uno mismo como individuo. La idea del "yo".

El Sí mismo con "S" mayúscula, se refiere a ese espacio o presencia dentro de la cual estos pensamientos del "yo" (self) surgen, perduran, y desaparecen. Para llegar a ser consciente del espacio entre pensamientos, o el espacio alrededor de los puntos focales, hay que realizar el Sí mismo. Ese Espacio-Consciente de Ser.

Cuando el Sí mismo es impregnado de presencia, comienza a volverse cada vez más fino, cada vez más transparente. La ilusión del Sí mismo, o Seidad [Beingness], se vuelve inconcebible. Como resultado de ello, empezamos a darnos cuenta de que hay algo más allá incluso del Sí mismo/Presencia/Consciencia/Seidad.

Nos damos cuenta (realizamos) que: "Si puedo ser consciente del Sí mismo como ese campo de puro conocimiento o saber innato, esa pura experiencia, esa pura existencia-presencia, entonces eso significa que yo debo estar más allá de alguna manera..."

Es esta realización que, cuando ha sido marinada, abre la puerta trasera a la intuición de que hay algo más allá de la consciencia de algún tipo... hay algo más allá del Sí mismo. El propio Sí mismo necesita una fuente. ¿Cuál es su fuente ?

Sé tú mismo y las personas adecuadas llegarán a tu vida


Sé auténtico, soñador, amable, a instantes cabezota e incluso poseedor de un punto locura que te hace único. Sé tú mismo, defiende tu identidad en cada instante de tu vida aunque a muchos no les agraden tus rarezas, tus opiniones o tus manías. Mantén tu esencia y las personas adecuadas llegarán cuando menos te lo esperes.

Esta idea, que a simple vista a todos nos parece lógica, comprensible y esperable, es una de las principales razones por las que una persona acude a la consulta de un psicólogo. Los síntomas casi siempre son los mismos: agotamiento mental, cansancio físico extremo y la sensación de que uno ha perdido el rumbo, de que ha quedado diluido entre las prioridades ajenas, las presiones del entorno y el sonido de un mundo con el que ya no se identifica.


“El reto más difícil es ser uno mismo en un mundo que intenta siempre ser otra persona”
-EE Cummings-


Cuando dejamos de ser nosotros mismos para ser lo que otros esperan, perdemos lo más hermoso de nuestro ser: la propia identidad. Aún más, cuando dejamos a un lado lo que nos hace únicos para convertirnos en una persona “estándar”, solícita y manejable que a todo se ajusta, permitimos que entren en nuestra vida personas a las que en realidad querríamos lejos.

Poco a poco y sin que nos demos cuenta, nuestros días adquieren una tonalidad gris, ahí donde no existe el brillo que inspira ni la espontaneidad que alegra y motiva. Así, es nuestra responsabilidad descubrir y defender nuestra propia luz, aquello que nos hace distintos, aquello que nos convierte en seres irrepetibles para un mundo que somos sustituibles.



Ser uno mismo en un mundo de personas iguales

William Ury, cofundador del programa de negociación de la Universidad de Harvard, es uno de los mayores expertos en temas de comunicación. Muchos de sus trabajos son contribuciones muy valiosas al campo del crecimiento personal. En ellos también describe algunos procesos psicológicos con los que aprender a ser más felices en estos entornos personales, sociales y profesionales complejos y muy demandantes.

En el libro “Getting to Yes with Yourself” (“Obtenga un sí de usted mismo”) del doctor Ury nos explica que el mayor problema que tenemos las personas a la hora de comunicar, de llegar a acuerdos o incluso de establecer relaciones personales significativas es que no creemos en nosotros mismos. Cuando uno se siente inseguro se coloca máscaras, se viste con armaduras y calza pies de plomo. Si vivimos con temor atraeremos el fracaso en todos sus niveles.


Ser uno mismo, en una sociedad que se empeña en crear personas iguales no es fácil. La escuela se esfuerza por enseñar a los niños a pensar del mismo modo y en aunar aptitudes en una misma jerarquía. Por otro lado, muchas empresas también prefieren trabajadores dóciles que no desafíen la política de la organización. No es fácil ser único cuando los indicadores marcan para todos el mismo camino y el mismo destino.




A pesar de todo ello estamos obligados a esforzarnos, a luchar y a defender lo que somos: personas irrepetibles. Ser fiel a uno mismo nos puede costar ser incomprendidos, ser el niño solitario de las filas de atrás o ese empleado contestón que protesta por todo y que se empeña en improntar en su labor un tinte personal. Es complicado, lo sabemos, sin embargo ser capaz de darnos el sí a nosotros mismos es el punto de partida para acercarnos a una felicidad real.


Sé tú mismo y las personas especiales llegarán a tu vida