NADIE TIENE LA ÚLTIMA PALABRA EN MEDIO DE LAS COMPLICADAS CRISIS PLANETARIAS EN LAS QUE ESTAMOS ENVUELTOS EN ESTOS TIEMPOS DE GRANDES CAMBIOS Y DE PRUEBAS PARA NUESTRA EVOLUCIÓN CORRECTA.
Tiempos en los que abundan seminarios, talleres y cursos que nos iluminan en apretados fines de semana, que despiertan nuestra conciencia y nuestros chacras entre cuatro paredes, con unos ligeros toques, que nos catapultan a avanzados estados con dos traguitos de caras pócimas.
Tiempos sin embargo donde escasean los seminarios que contribuyen a ubicarnos en el instante grande en que nos encontramos, que nos ayudan a situarnos ante nuestros propios y verdaderos desafíos personales y colectivos, que nos acercan a la sabiduría eterna, inmanente, aquella única capaz de arrojar luz sobre nuestras vidas y sus retos evolutivos, sobre nuestro difícil, pero apasionante presente.
Donde también escasean los seminarios que nos acercan a las imprescindibles Leyes superiores, Leyes sagradas que nos permiten caminar en consonancia con la Creación, en armonía y solidaridad con cuanto nos rodea, las Leyes Universales que nos dan autonomía de vuelo y de criterio y el conocimiento necesario para orientarnos en los confusos días que vivimos. Lo fácil es iluminarnos encima de un tatami, tras un ejercicio mágico con el gurú de turno, tras un forzar de pulmones, tras una ingesta milagrosa.
Mucho más complicado es asumir aquí y ahora plenamente nuestras responsabilidades, más trabajoso es intentar abrazar la vida, su sentido, su origen, su futuro y nuestro compromiso en medio de ella. Más desafiante es sumirnos por entero en la corriente del Plan de amor, del Propósito superior, vincularnos a Quienes lo custodian, más importante es prepararnos sincera y esforzadamente POR AQUELLO PARA LO QUE VOLVEMOS UNA Y OTRA VEZ A LA TIERRA: EL SERVICIO A LOS DEMÁS.
La mirada que arrojemos sobre la realidad será preciso se ajuste a la ley de la Vida, a las Leyes inmutables e incontestables que funcionan aquí y en todo el Universo. Hay otras leyes de alto rango que tenemos dificultad para entender como la ley de la evolución. Pareciera que sólo nosotros, los benditos militantes de las honrosas filas de la “nueva era” somos susceptibles de evolucionar.
SIN EMBARGO, LA LEY SUPERIOR DE LA EVOLUCIÓN NOS DICE QUE ABSOLUTAMENTE TODO EVOLUCIONA HACIA ARQUETIPOS SUPERIORES DE ORDEN, DE ARMONÍA, DE BELLEZA, TODO CRECE EN LOS REINOS MINERAL, VEGETAL Y ANIMAL, POR SUPUESTO TANTO EN LA FACETA HUMANA COMO ESPIRITUAL.