La zona de confort es ese espacio en el que nos sentimos cómodos, seguros, en el que tenemos el control de la situación. Salir afuera puede hacerte sentir que ya no hay red de seguridad, y que cualquier cosa puede suceder.
Cuando nos movemos fuera de ella, o empujamos sus fronteras, podemos sentirnos ansiosos, inquietos e inseguros, sin la familiaridad de saber que tenemos nuestros conocimientos, habilidades y experiencia para respaldarnos. Estar un poco ansioso nos mantiene alerta y despiertos, y por lo tanto afila todos nuestros sentidos. Si hablas con cualquier ejecutante acertado, un atleta por ejemplo, te dirán cómo han empujado este límite de la ansiedad hasta el final, consiguiendo así salir de la zona de confort.
El desafío es este: Te sientes inseguro por perder el control, encontrarte en terreno desconocido. Pero en el exterior de esta zona, la magia sucede. Siempre y cuando queramos crecer y aprender. Llamemos a esto la “zona de aprendizaje”.
“No podemos convertirnos en lo que queremos ser al permanecer lo que somos.” – Max DePree
Cómo te sientes acerca de tu vida entera, te dirá mucho acerca de lo cómodo que eres. Puede ser que no sea lo que esperabas, pero cuando estás insatisfecho, es muy probable que también estés cómodo. Vivir una vida llena de rutinas que te mantienen haciendo lo mismo todos los días, esperando que el viernes aparezca, no es gratificante. Dentro de la zona de confort, hay orden y continuidad, repeticiones y estructura. La red de seguridad es claramente visible.
Decir zona de confort suena bastante agradable, y a veces lo es, pero aunque nos sentimos cómodos nos estamos perjudicando a nosotros mismos. Al igual que con las creencias falsas y la resistencia al cambio, estamos evitando las oportunidades de crecimiento por nuestro propio miedo al dolor, al sufrimiento, o al fracaso. Qué dulce es revolcarnos en nuestra propia tristeza, y ser cómodamente capaces de decir “no” a cualquier cosa que nos quite nuestro enfoque de nuestra verdad; cualquier cosa que nos saque de nuestra zona de confort.
“Amplía tu zona para que puedas extender tus alas.”
– Hilde Larsen
Cuanto más y más tiempo permanezcamos dentro de nuestra zona, menor es lo que tendemos a conseguir; y más difícil nos resulta salir fuera. Nos ponemos aún más cómodos y perezosos, y nos llenamos con falsas creencias. El muro se hace más alto y más difícil de escalar, una pared invisible construida, con la ayuda de la vieja y siempre presente programación.
Si decidimos quedarnos atados a nuestra comodidad, nunca encontraremos nuestros verdaderos potenciales, y nunca experimentaremos lo que somos capaces de lograr. Cualquier aprendizaje ocurre fuera de esta zona. Siempre que empieces algo nuevo, como un hobby, aprendas un nuevo idioma, un nuevo deporte, o comiences un nuevo trabajo, estarás operando fuera de tu zona de seguridad. Los límites deben ser empujados.
8 efectos de la vida libre de zona:
1. Te darás cuenta de que el miedo está sobrevalorado.
La declaración más común que sigue, tras haber hecho algo que te daba miedo y que era aparentemente arriesgado, es: “Si hubiera sabido que iba a ser tan fácil o a ir tan bien, lo habría hecho años atrás”. El miedo en sí es a menudo lo que más tememos. La falsa creencia de que el miedo es algo de lo que debemos huir también cambiará, como te diste cuenta de que el mundo no llegó a su fin, y nadie murió.
2. Crecerás más allá de la creencia.
Nada es más potenciador que conquistar algunos obstáculos de larga duración. Ya sea la resistencia a dar el salto hacia el inicio de un régimen de salud, mudanza o iniciar tu propio negocio. Tal vez quieres vender todo lo que posees, para iniciar el viaje de tu vida, para viajar por el mundo; o simplemente quieres pedir a alguien que realmente te gusta, una cita.
No importa cual sea el punto; crecerás, y tu horizonte se ampliará. El primer paso es siempre el más difícil, pero promoverá el hambre de más. A medida que tu zona de confort crece, el crecimiento se vuelve constante; imparable. Se ha plantado una semilla. Ahora, todo lo que tienes que hacer es regar y nutrirla.
3. Te convertirás en tu propio jefe.
La posición era siempre nuestra, aunque tan fácilmente la regalamos, o tratamos de regalarla. Hablamos de recuperar nuestro poder, como si alguna vez hubiera dejado de ser nuestro; ¡empoderarnos!
Nunca ha dejado de ser tuyo, siempre ha estado allí, aunque escondido o suprimido. Resulta fácil esconderse detrás de los juicios y defectos de otra persona, cuando nos sentimos pequeños e inferiores en nuestras propias vidas. En última instancia, siempre has sido el que has estado esperando; esperando a poder elegir por tí mismo, a dejar de ceder la elección. Siempre has sido lo que has estado buscando, pero ahora se volverá aún más claro para ti, y sentirás más.. ¡Qué poderoso e inspirador!
4. Te volverás más entusiasta y perderás el arrepentimiento.
Hay varios refranes que enfocan en esta dirección del pensamiento: “Es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado en absoluto”, o “Es mejor haber intentado y fracasado, que lamentar no intentarlo”, o mi favorito “Mas vale un me arrepiento que un porqué no lo hice”. Creo firmemente que esto es muy cierto. El entusiasmo que surge de entrar en terreno nuevo es contagioso. Fácilmente te animará a estirar más, para llegar a conocerte aún mejor. Nunca nos arrepentiremos de haberlo intentado, una vez que veamos los beneficios que nos dará. Además, aunque no nos salga bien la primera vez, verás como te es más fácil intentarlo una segunda.
5. La incomodidad se convierte en un camino hacia el éxito.