Todos nosotros utilizamos la palabra "yo" muchas veces cada día. Pero, ¿a qué o quién nos estamos refiriendo? Como lo explicó el Sr. Ouspensky en sus Comentarios Psicológicos, esta cosa que llamamos "yo" no es una entidad única y constante, sino que cambia de un momento a otro:
Cada deseo, cada anhelo, cada "gusto" y "aversión", cada opinión y cada tendencia, cada creencia y cada incredulidad es un "yo". Y cada uno de ellos tiene su propia voluntad y su propia resistencia a la voluntad de otros "yoes". ...
En primer lugar, quiero repetir lo que se dijo antes acerca de la ausencia en el hombre de un "yo" controlador permanente diferente de otros "yoes". Todos los "yoes" son iguales; es mejor decir que todos ellos son igual de débiles. Cada uno de ellos puede de vez en cuando conquistar a otros "yoes", cada uno de ellos puede convertirse en el Califa durante una hora y luego ser sustituido por otro "yo". Ninguno de ellos puede hacer mucho bien, pero casi todos ellos, en una hora o incluso menos, puede hacer tanto daño que todos los demás "yoes" tendrán que pagar por ello toda su vida.
Sólo un poco de auto-observación confirmará este punto de vista. Cuando miramos con atención e imparcialidad vemos capas y capas de diferentes "yoes". Se inicia en un nivel superficial con el trabajo o profesión que "hacemos": "yo" el experto, el músico, el ingeniero, el diseñador, el cuidador ... Justo debajo de eso están nuestras opiniones y creencias: "yo" el ecologista, el anti-globalizacionista, el ateo, el cristiano, el budista, el advaitín ... Cerca del fondo, las etiquetas se vuelven más generales ― "yo" el pensador, el perceptor, el sentidor, el elegidor, el hacedor ... El factor común que pasa a través de todos estos "yoes" es la creencia y sensación de que "yo" soy una entidad separada ― separada del mundo y separada de todo y de todos los demás que hay en él.
El sistema enseñado por Gurdjieff al Sr. Ouspensky afirmaba que no hay un verdadero "yo" permanente ― que tenemos que desarrollar un "Yo Real" dentro de nosotros mismos. Sin embargo, como el Sr. Ouspensky reconoció, el sistema es incompleto. Estaba convencido de que si se puede encontrar el origen del sistema, este incluiría un método para recordar el Sí-mismo (Self) que realmente somos y siempre hemos sido.
Cuando el Dr Roles conoció al Shankaracharya Shantananda Saraswati en 1961 se dio cuenta de que la filosofía hindú del Advaita enseñada por la tradición Shankaracharya era la fuente del sistema enseñado por Gurdjieff. Una de las enseñanzas fundamentales del Advaita es "tat tvam asi", que se traduce por "Eso eres tú" y se interpreta con el significado de que la Realidad Última, Brahman, es idéntica al Sí-mismo individual, el Atman. Queda claro que la idea de la necesidad de "desarrollar un Yo Real" tenía que ser abandonada. En su lugar, el Advaita enseña que la luz del Sí-mismo Real brilla todo el tiempo, pero simplemente parece ser velada. Son esos aparentes velos lo que crean la ilusión de un yo separado.
El camino tradicional hacia la comprensión de nuestra verdadera naturaleza, como se enseña en la tradición Shankaracharya, implica un largo proceso de purificación en el que se han de cumplir los requisitos previos para la comprensión de nuestra verdadera naturaleza. Muchas, pero en modo alguno todas las enseñanzas de SS Shantananda Saraswati siguen estas líneas, extrayendo ideas de las principales ramas de la filosofía de la India en respuesta a las preguntas. Sin embargo, él, junto con el Dr Roles y otros hicieron mucho para acortar este proceso tradicional para aquellos que viven vidas comunes en el mundo occidental que desean seguir una vía del Cuarto Camino.
En los últimos tiempos el proceso se ha vuelto del revés en la Vía Directa que se deriva de las enseñanzas de Atmananda Krishnamenon y Ramana Maharshi. En la Vía Directa empezamos por descubrir nuestra verdadera naturaleza, y luego sigue un proceso mucho más largo para permitir que nuestra comprensión colonice la mente y el cuerpo ― el equivalente a la purificación prescrita en el camino tradicional. Así es como Rupert Spira describe la primera etapa:
Normalmente nos consideramos que somos una entidad separada, localizada en y como el cuerpo. Para descubrir lo que verdaderamente somos, a diferencia de lo que parecemos ser, será necesaria, en la mayoría de los casos, una investigación sobre la creencia y, lo que es más importante, sobre la sensación de ser esa entidad (separada).
Es inevitable, en primer lugar, que esta investigación parezca ser una actividad de la mente que lleva a cabo la entidad que suponemos que somos.