viernes, 19 de junio de 2015

Mensaje de vida


Siempre ten presente que la piel se arruga,
el pelo se vuelve blanco,
los días se convierten en años.
Pero lo importante no cambia,
tu fuerza y tu convicción no tiene edad.

Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una partida.
Detrás de cada logro, hay un desafío.
Mientras estés vivo, siéntete vivo.

Si extrañas lo que hacías,
vuelve hacerlo, no vivas de fotos amarillas.
Sigue, aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.

Haz que en vez de lástima te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr trota.
Cuando por los años no puedas caminar, usa el bastón.
Pero… ¡Nunca te detengas!

Me puedo caer,
me puedo herir,
puedo quebrarme,
pero con eso no desaparecerá
mi fuerza de Voluntad.

Madre Teresa de Calcuta

http://cuentossufies.blogspot.com.es/search/label/Voluntad

LAS MISIONES ALMICAS


La misión de nuestra alma en esta vida es una de las mayores inquietudes que albergamos. A modo de resumen he explicado tres misiones álmicas (hay veintisiete). Puede que te sientas identificado con alguna de estas tres o puede que en alguna de ellas identifiques a alguien a quien conoces. Espero que te ayude mucho esta lectura. Ahora prepárate, que comenzamos.

MISIÓN ÁLMICA 1:

MIEDO PRIMIGENIO: TERROR A VIVIR EN UN CUERPO

Te ves a ti mismo como un observador de la vida.

Te gusta estar solo.

Te interesan temas relacionados con el comportamiento humano, las leyes del Universo, el psicoanálisis, la verdad oculta de la historia, los códigos secretos de la vida, etc.

Siempre quieres saber más, te gusta profundizar.

Cuando algo te resulta aburrido no te involucras, sólo empleas tu tiempo en aquello que te hace aprender y que de verdad te interesa.

Tienes muchos conocimientos pero nunca llegas a materializarlos porque piensas que no estás suficientemente preparado.

Sueles ver a la mayoría de las personas como menos preparadas y profundas que tú.

Aprendiste a estar solo de niño porque necesitabas huir de un progenitor autoritario, agresivo, abrumador, que no te permitía dar tu opinión libremente, y que no respetaba tus emociones ni las entendía, quizá fue un progenitor inmaduro y egoísta que sólo pensaba en sí mismo, pero que sin embargo, trataba de inmiscuirse en tu vida continuamente, por lo que no te quedó más remedio que aprender a evadirte y lo hiciste con el siguiente pensamiento inconsciente: “podrá tratar de controlar lo que hago, pero jamás controlará lo que soy”.

 Aprendiste a reprimir tus deseos para amoldarlos al adulto que mandaba y de esa forma tener los menos problemas posibles, y así, inconscientemente aprendiste a conformarte y a no reclamar lo que por derecho propio te pertenece.

Como de niño tus deseos pasaban por el filtro del adulto intransigente, aprendiste a minimizar tus deseos, a no escucharlos, por eso, ahora piensas que no necesitas muchas cosas materiales y pides poco en ese aspecto. No te dejas llevar por modas ni por publicidad alguna, sigues tus propios criterios intemporales.

Tienes dificultades para acabar lo que empiezas.

En vidas anteriores sufriste daños físicos importantes, fuiste rechazado, repudiado y asesinado por tus descubrimientos, porque éstos ponían en peligro a las clases altas o a las religiones poderosas de la época, por eso tu mayor temor es existencial, en el fondo de tu corazón te da miedo vivir en la Tierra y por eso no te gusta mucho estar en la calle. Eres más bien casero.

Puedes haber sufrido problemas alimenticios.

No sientes deseos de brillar ni de sobresalir. Tu espiritualidad sabe que no hay nadie mejor que otro, sin embargo, tus grandes conocimientos espirituales y tus investigaciones terrenales te hacen lucir aunque no lo desees. Te da miedo mostrar esa luz porque tu historia de vidas pasadas, te ha demostrado que sobresalir supone el ostracismo, la tortura e incluso la muerte física. Y aunque en esta vida no te han torturado, ni te han expulsado de tu territorio, sí que has sentido la humillación, el ninguneo, y la envidia más cruel de personas muy cercanas y queridas.

Te cuesta salir a divertirte. Te cuesta relajarte y disfrutar.

Seleccionas muy bien con quien te relacionas. Prefieres estar solo a estar con alguien que no llene tus profundas inquietudes.

Tienes problemas para experimentar el tiempo lineal y sentir el estar en el ahora en el mundo físico.

TUS DONES SON LOS SIGUIENTES:

EL PASADO NOS DEJÓ MARCADOS


En mi opinión, vemos el pasado como algo lejano y antiguo –y en muchos casos casi como si estuviera olvidado- y no somos conscientes de su influencia presente y de cómo nos marca y dirige sin que nos demos cuenta.

Hemos de recordar que llegamos al mundo con la mente en blanco y sin libro de instrucciones, así que fueron otros quienes nos dieron la educación –SU educación o SU concepto de la educación-, nos dieron las normas –SUS normas-, los modos y maneras –SUS modos y SUS maneras-, la religión –SU interpretación de la religión-, las reglas sociales –SUS reglas sociales-, etc.

O sea que vivimos gobernados por normas ajenas y, en general, no se nos ha ocurrido ponernos a valorar su influencia ni a sopesar si estamos de acuerdo con ellas.

Vivimos con unas normas prestadas, ajenas, o inculcadas como órdenes, sin hacer un ejercicio de reflexión para comprobar si estamos de acuerdo con ellas, y definitivamente las convertimos en propias, y nos dedicamos simplemente a respetarlas y obedecerlas, sin rebeldía y sin opinión, y sin dar nuestra conformidad consciente.

Y esto es incongruente del todo.

Es absurdo.

Y es –o debiera ser- inaceptable.

Es muy conveniente –en realidad es imprescindible- revisar las actitudes habituales, las cosas que hacemos de un modo inconsciente, esas que hacemos y nunca nos hemos preguntado por qué las hacemos, y examinar cada norma o ley que han conseguido que cada cosa se convierta en normal.

En la mayoría de los casos, nos pasamos por alto las preguntas fundamentales, esas que no nos hacemos porque parecen tan obvias que se supone que conocemos las respuestas. Pero… ¿Realmente las conocemos?

Nos llevaremos una gran sorpresa el día que nos empecemos a bombardear con preguntas que empiecen con un “¿Por qué?”

Y más grande la sorpresa el día que pasemos a la segunda y más importante gran pregunta: “¿Para qué?”

La fórmula propuesta para “Darse Cuenta” –que es el paso previo e imprescindible cuando se pretende modificar algo- es desaletargar y poner en funcionamiento a ese Yo Observador que todos incorporamos.

Hay “alguien” o “algo” dentro de cada uno de nosotros que se da cuenta de las cosas. No es la mente ni la inteligencia, aunque pueda parecer que lo son. Es distinto porque lo único que hace es mirar las cosas como si fuera la primera vez que las ve y ponerlas a nuestra propia vista para que las veamos de un modo innegablemente distinto…

No es la mente ni es el pensamiento, porque éstos, además de darse cuenta, y sin poder ni querer evitarlo, añaden un reproche, una queja, e incluso una posible solución. Solución que viene dada desde una mente condicionada por el pasado, o sea que ni es una opinión propia ni es independiente.

El Yo Obsevador se distingue precisamente por eso: se da cuenta y nada más. Es un notario aséptico e insobornable que levanta acta de lo que acaba de observar. Sólo dice: “esto es lo que hay”.

En mi opinión –opinión que puede estar del todo equivocada- poco más hay que hacer. Darse Cuenta. Ya hay algo dentro de uno mismo cuya misión es desarrollar las cualidades y tratar de convertir a uno mismo en una mejor persona con voluntad de hacer las cosas de mejor modo posible. Es una especie de instinto de superación o de acercamiento a la pureza que cada persona tiene en su naturaleza original. (Antes de que el pasado nos marcara) Uno se da cuenta, y dentro se organiza la tarea para resolver ese asunto. Y a quien se le encargue la tarea de vigilancia nos advertirá la próxima vez y nos recordará qué es lo adecuado.

Lo menos acertado es enzarzarse en una guerra dialéctica con uno mismo en la que los reproches y el enfado sean la tónica general.

jueves, 18 de junio de 2015

CÓMO CONVIVIR BIEN CONTIGO MISMO


En mi opinión, y sobre todo quienes estamos en un Proceso de Desarrollo Personal, somos exigentes en demasía y hasta un poco intransigentes con nosotros mismos.

Nos exigimos una perfección que no tenemos, a la cual –de momento- no podemos hacer otra cosa más que aspirar a ella.

No hemos llegado a alcanzarla, y tal vez –y realmente esto no es motivo para desesperarse- no lleguemos nunca.

Todos tenemos un hándicap, inevitable, que si bien no es paralizante, sí es un obstáculo bastante dificultoso. Además, no nos podemos deshacer de él jamás y nos acompañará el resto de la vida…

Señores y Señoras… ¡Somos humanos!

Y esto, que no es un asunto que dependa de nosotros sino que es una condición de nacimiento, hará que a lo largo de la vida seamos severos con nosotros mismos -en demasiadas ocasiones-, seamos jueces implacables -y muy a menudo injustos-, y una insatisfacción nos acompañará hasta el día glorioso en que nos demos cuenta que es una ingrata compañera cuya compañía nos perjudica seriamente.

Esto sucederá a medida que vayamos aceptando con comprensiva resignación todas las cosas que nos suceden -y lo inevitable que son algunas de ellas-, que sepamos cómo en unas ocasiones tenemos que hacer y cómo en otras es mejor no hacer, que comprendamos sin dolor ni trauma que todo no va a salir siempre a nuestro gusto, que algunas experiencias dolientes son imprescindibles para nuestro Desarrollo Personal, que vayamos teniendo tolerancia a la frustración, que admitamos que en la vida no siempre se llega a entender todo lo que en ella nos pasa… en fin, que no hagamos de la vida una lucha constante pero tampoco una rendición continua.

Ir descubriendo es ir evolucionando, aunque –y esto es complicado de explicar así que hay que sentirlo sin definiciones- el Crecimiento es hacia adentro y hacia lo profundo.

No se tratará nunca de ser más, sino de ser menos.

Nunca grandilocuencia y pavoneo, sino simplificación.

La simpleza es lo más grande.

Ser simple ha de ser la máxima aspiración y lo más que se puede llegar a alcanzar.

Y mientras alcances ese estado…

¿Convives bien contigo mismo?

¿Te aceptas del todo?

¿Te perdonas fácilmente?

¿Admites tus limitaciones?

¿Te amas a pesar de todo?

O… por el contrario…

Comprender lo que somos y reflejarlo


No hay ninguna nueva filosofía, sistema, religión, grupo o libro que nos dé el conocimiento de nosotros mismos…por eso es una tarea que nos lleva siempre hacia adentro, hacia el conocimiento que tenemos en nuestro SER.

Es destructivo seguir la Verdad de otro u otros .Mientras no comprobemos algo experimentándolo, siempre navegaremos en un mar de dudas.

SOMOS EL MAESTRO Y EL DISCÍPULO, según el plano en el que nos ubiquemos.

Tenemos la necesaria tarea de dudar de cuanto nos llega de los otros, para encontrar las respuestas internamente. Lo que otros nos dicen es de segunda mano, aún así, si lo consideramos válido, de ayuda o importante para nuestro despertar, .llevémoslo ante nuestro Maestro, y escuchemos la voz de la propia conciencia despertándonos y dándonos los signos que necesitamos.

Ya no nos escondamos ante nuestras aparentes faltas, que solo son pasos necesarios.
Hay una Luz tan grande esperando que dejemos de escondernos y la asumamos.

Ir adentro, no es egoísta, sino sabio. Sin desconectarnos de la realidad de cada plano, sin dejar de considerarnos parte de todo y todos…dejemos ya la lucha.

Seguiremos luchando en tanto sigamos considerándonos separados.

No nos perdamos como parte, pero asumámonos en ese TODO que todo lo sabe

Cuando trascendemos nuestra individualidad, sin perderla…HAY UNA GRAN LUZ QUE NUNCA SE APAGA, DISPONIBLE.

Para empezar a conocernos,…observemos nuestras relaciones, pues en ellas se manifiesta mucha parte de lo que SOMOS. Es la forma más directa de escanear cómo nos estamos re-conociendo. Si nuestras relaciones son caóticas o conflictivas, hay partes desconocidas de nuestro propio Ser que no hemos puesto a la Luz…que no estamos teniendo en cuenta, observando, y se reflejan en nuestras relaciones, para que iniciemos con entusiasmo ese viaje de reconocimiento.

El conocimiento acumulado…es siempre pasado. AHORA…abrámonos a la comprensión, que no es una función intelectual, sino del corazón (intuitiva).
Comprender es más que conocer o saber. Es abarcar y darse cuenta.

Comprender es un proceso infinito, un proceso inacabable, que fluye a cada instante..y esa comprensión hace que podamos ir cambiando el AHORA y nuestras relaciones.
Por otra parte, comprender no involucra el pasado.
El verdadero aprender, se realiza en el HOY…
Para ello…el lema para todos es “VIVE CONTIGO MISMO” …librando la mente de opiniones,(nunca son certeras) de estructuras (se caen),…observándola…y también a nuestro corazón.
SINTÁMOSLO

Sin aprobar o desaprobar…solo movámonos al ritmo del flujo…sin juicio ni valores…sin condenas…sin justificaciones. Todo eso confunde…y sobre todo, confunde la idea que tenemos de nosotros mismos. DESECHÉMOSLA.

Perdimos la capacidad de vivir fuera de la mente…perdimos la sencillez de mirar la naturaleza sin medir, sin comparar, y hemos perdido la capacidad de observarnos sin distorsión, sin mentirnos,
POR TEMOR A NO ACEPTARNOS.

“Pasado” “Presente” “Futuro” ¿Será todo una ilusión…?


Hay algunas historias que merecen ser contadas y de ellas, podemos obtener información valiosa de cómo surgieron algunos nombres y qué hicieron algunos personajes, y, precisamente aquí que hablamos tanto de la Tierra, de Marte y de la Vida dentro y fuera del planeta, creo que está bien dejar el siguiente trabajo que resulta aleccionador y que, he podido entresacar de las ideas originales de John Gribbin en su magnifico libro: Así de Simple.
El otro nombre de la Tierra es…

  

 
No siempre sabemos ver… lo que el Tiempo es. Algunos quieren olvidar su pasado para comenzar a escrinbir su futuro, y, no son conscientes de que, el pasado siempre nos acompañará, nunca podremos olvidarlo, forma parte de nosotros, de nuestras vidas. Por otra parte,  estamos condenados a vivir en un perpetuo presente en el que elaboramos un futuro que nunca podremos conocer. Nuestro futuro no existe y en realidad, se trata del presente de otros.

Hablamos del pasado y del futuro estando en el presente pero, por lo general, el pasado lejano se nos muestra como si estuviera retratado por la cámara fotográfica que sostenía una mano temblorosa, todo aparece movido, confuso, sin claridad. Los espacios oscuros en los que nada podemos ver, tendemos a rellenarlos con conjeturas, hipótesis y teorías de lo que pudo ser, de lo que en realidad pasó. Otras veces, sin embargo, se alza ante nosotros inmenso, sostenido por un fuerte pedestal y nos habla de su magnificencia mientras nos muestra las hazañas del pasado y el transcurrir de la Naturaleza en aquel tiempo pretérito. También, en ocasiones ocurre que, lo que “vemos”, nos parece increíble.
Bueno, al menos del pasado podemos buscar vestigios, huellas y señales que nos hablen de lo que pasó. Otra cuestión muy distinta es eso que llamamos futuro y que está más allá del presente, es lo que aún no ha pasado, lo que no tiene historia, lo que tiene que llegar. Es en ese plano de lo que podrá ser, donde entra de lleno nuestra imaginación que, haciendo un ejercicio de inventiva, trata, con los datos del pasado y del presente, de construir una imagen de lo que podrá ser ese imaginado tiempo por venir que llamamos futuro.
              Pero hombre… ¡No te das cuenta de que eso, no puede ser!
Claro que, somos grandes animales con algo de racionalidad y, nuestra tendencia, es magnificar todo lo nuestro y, en la mayoría de los casos, nuestra perspectiva resulta ser errónea, ya que, el sentido que tenemos de la “realidad”, no siempre concuerda con la realidad de la Naturaleza que no hemos llegado a comprender. La mejor demostración de ello es que, ni sabemos explicar lo que el Tiempo es. ¡El Tiempo!, ahí están encerrados esos conceptos de pasado, presente y futuroque, en realidad, hemos inventado poder ubicar nuestro paso por este mundo.
Algunas veces me sorprendo a mí mismo pensando en esa abstracción que llamamos Tiempo, en su transcurrir, en lo que caro que nos resulta a todos poseerlo, toda vez que, mientras pasa, nosotros estamos consumiendo nuestra estancia aquí que está marcada por un “tiempo” limitado que debemos aprovechar para desarrollar lo que seremos.
Somos animales eminentemente sociales, tendemos a explicar nuestras ideas y tratamos de que, todo lo nuestro quede, de alguna manera, para la posteridad. Los hechos destacados quedaron grabados, primero en rústicos dibujos en las paredes de las cuevas, más tarde en las piedras y en los muros de las construcciones, en papiros y finalmente en los libros de historia y, más modernamente, en grabaciones filmadas en películas que nos permiten visualizar la historia.
Claro que, del futuro, como aún no ha llegado, sólo podemos imaginar. Tenemos los medios tecnológicos construir los futuros que podrían ser, y, representamos historias inventadas que nos llevan a ese futuro soñado. Unas veces será idílico y perfecto y otras, por el contrario, será un futuro en el que, la misma tecnología que hemos creado, se apodera del mundo y trata de destruirnos.

miércoles, 17 de junio de 2015

El verdadero perdón y la muerte de la ilusión


Estamos acostumbrados a ver la idea del perdón como “me hiciste algo malo, le confiero realidad a eso malo que me hiciste, pero hago cierto esfuerzo, y te perdono, incluso sintiéndome un poco superior a ti.” Hoy intentaremos ir más allá, y compartir una idea del perdón muy diferente.

El verdadero perdón es darme cuenta de que no hay ni buenos ni malos de la película, porque en realidad no hay película. Es darme cuenta y comprender que tanto la parte que hiere como la parte que se siente herida son ilusorias.

Es ver y comprender que si libero me libero.

Es comprender que si condeno, si mantengo a mi hermano prisionero de mi juicio y resentimiento, me estoy haciendo prisionero junto con él, y que la profunda paz y dicha solo son posibles si estoy libre.

Es comprender la gran liberación que significa no tener la necesidad de armar bandos o pertenecer a bandos, del tipo que estos sean. Es incluso, el don de ayudar a otros a ver la liberación que esto significa, desde actos y palabras sencilllas que van de la mano del sentido común, desde una mirada profunda que dice más que mil palabras. Transmitir y extender esto solo siéndolo.

Hay muchísimos testimonios de personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte (se pueden ver algunos aquí). Son estas experiencias en las que la persona llega a estar clínicamente muerta por cierto período de tiempo, y luego vuelve a la vida.

Las experiencias de los que regresan suelen ser de una belleza más allá de toda descripción posible, intensos colores, viajando por el cosmos, a través de nebulosas … hasta salir del tiempo y espacio, hacia otras dimensiones.

Pero más allá de lo similar y variado de cada experiencia, hay algo en común a todas ellas: los que han experimentado esto invariablemente reportan que se encontraron en un estado en el que no existía ningún tipo de rencor, ningún tipo de angustia ni dolor, ningún tipo de resentimiento ni sensación de separación, solo una profunda e indescriptible Dicha, un profundo Amor, hacia todos y hacia todo, un estado de Unidad.

Eso es lo que somos en realidad, esa es la experiencia de nuestro verdadero y eterno Ser, cuando lo ilusorio que creemos ser deja de existir. ¿Por qué no vivirlo en vida en lugar de esperar a morirnos? ¿Por qué no morir en vida, para renacer y estar más vivos que nunca?

El verdadero perdón es un estado, es una frecuencia, en la que realizo esta verdad que soy, en donde puedo ver con claridad esto que tanto se dice, que todo esto es una ilusión. Se puede ver y sentir a través de ese velo, sentir más alla de este gran juego, y volver, a querer estar aquí con toda el alma y el cuerpo y la fuerza de vida, para ahora si, amar, sin barreras, y ya no un amor especial o selectivo, sino un amor que se expande, que todo abarca y derriba cualquier obstáculo.

 Ese amor que atraviesa la apariencia y reconoce la esencia de mi hermano sea quien este sea.
Es también aceptarme plenamente, aceptarnos como humanos, reconocer que no siempre podemos estar vibrando esto, y permitirnos las aparentes caídas, abrazándolas, sabiendo que siempre vamos a volver al único lugar posible, eso que somos.

Permanezcamos en este Santo Instante en donde convergen todas las dimensiones, donde lo que Realmente Somos y nuestra humanidad se funden en Uno.
Gracias, Gracias, Gracias

Autor: Sebastián Alberoni
Creador del Curso a Distancia: “Camino Espiritual Integrado”