«La gente malvada también se parece a quien agita el polvo contra el viento. El polvo no se levantará sin perjudicarle.
»Por eso el sabio nunca saldrá herido, pues la maldad acabará destruyendo a los propios malvados.»
RECUÉRDALO.
Vamos haciendo cosas contra nosotros mismos. Vamos haciendo cosas suicidas. Vamos haciendo cosas que destruirán nuestro futuro. Todos los actos que realizas definen en cierto modo tu futuro. Ten cuidado, no hagas algo que vaya a perjudicarte. Y siempre que intentes dañar a alguien, te estarás dañando a ti mismo. Siempre que intentes herir, que quieras herir, estarás creando “karma” para ti mismo. Serás tú el que salga herido.
En una ocasión, un hombre escupió al Buda, es cierto. El Buda se limpió el rostro y preguntó: «¿Tiene usted algo más que decir?». El hombre se quedó perplejo, asombrado. No esperaba aquella reacción. Pensaba que el Buda se enfurecería. No daba crédito a sus ojos. Se quedó mudo, pasmado.
Ananda, discípulo del Buda, se hallaba sentado a su lado. Ananda se enfureció muchísimo, y le dijo al Buda:
—¿Pero esto qué es? Si dejas que la gente haga eso la vida se torna imposible. Dímelo y lo pondré en su sitio.
Este Ananda era muy fuerte. Había sido un guerrero, era primo hermano del Buda, y también príncipe. Estaba muy enfadado, así que dijo:
¡Qué tontería!. Dame permiso y le daré lo que se merece.
El Buda se rió y dijo: