domingo, 18 de octubre de 2015

LA ÚLTIMA COSA QUE TIENES QUE HACER ANTES DE IR A DORMIR POR LA NOCHE – WAYNE DYER...


La última cosa que tienes que hacer antes de ir a dormir por la noche 

– Wayne Dyer 

COSAS BUENAS YA ESTÁN SUCEDIENDO!!! 

Esta es una breve nota que Wayne publicó hace un par de años. Su familia la subió hoy a Facebook, con la foto. La traduje para ustedes… 

La última cosa que tienes que hacer antes de ir a dormir por la noche 

(¿Qué hacer antes de ir a dormir?) 

En cuanto a deseos cumplidos, ya  escribí sobre la importancia de los últimos cinco minutos del día, justo antes de entrar en un sueño reparador largo. 

Estos preciosos momentos antes de sueño pueden ser utilizados por cualquiera para la revisión de todas las cosas en tu vida que te hacen infeliz, frustrado y ansioso, o pueden ser utilizados para programar tu mente subconsciente con pensamientos de alegría, bondad, gratitud y la anticipación de tener tus deseos cumplidos. 

Esta muestra, que cuelga en mi cama es la última cosa que veo antes de irme a dormir. En cuanto me acuesto en la cama reviso en mi mente todo aquello por lo cual agradecer a mi PRESENCIA YO SOY que siempre está conmigo. 

Sé que las cosas buenas no sólo van a suceder sino que ya están sucediendo en mí y en  mi entorno.

 Me recuerdo a mí mismo todas las noches en estos momentos anteriores al sueño lo portentoso que dice el libro de Job (33: 15-16) …

 “En un sueño, en una visión de la noche, mientras dormitan en sus camas, entonces Él abre los oídos de los hombres, y sella su instrucción. “

LAS OCHO CARACTERÍSTICAS DE UN ADULTO ÍNDIGO...


Los  niños de aura azul han crecido dando paso al surgimiento de adultos muy especiales, que por desconocimiento no logran comprenderse a sí mismos ni menos adaptarse al sistema. 

¿Perteneces a este grupo?

 En las últimas décadas hemos escuchado hablar de los niños índigo, cuyos nacimientos aumentaron en número hace más de 20 años. Una especie de “raza” cuya misión es luchar contra el sistema establecido.

“Se les denomina índigo porque su aura contiene una gran cantidad de color azul índigo, el color de la intuición y la espiritualidad. Después de la Segunda Guerra Mundial empezaron a nacer índigos, aumentó su número en los años 70 y se hizo un fenómeno más masivo en los años 80”, explica la sicóloga Esther Morales León, quien es miembro del equipo de Niños Indigo de Chile. Pues bien, a estas alturas muchos de los pequeños ya se instalaron en la vida adulta, la mayoría sin siquiera saber si pertenecen a este grupo y, por consiguiente, sin llegar a entenderse. Un tema que para ellos resulta clave.

“Su tarea es aceptarse, valorizarse y encontrar su particular misión en la vida, haciendo uso de todos los talentos que tienen y de su elevado nivel de conciencia, para ser un real aporte a la evolución planetaria”, plantea la experta, quien nos ayuda a dilucidar qué adultos se ajustan a estas características. Idealistas, perceptivos, rebeldes…

 El adulto índigo se caracteriza por: 

No encaja: El índigo es una persona muy sensible, inteligente y creativa, disfruta haciendo cosas, tienen profunda empatía por otros, pero también intolerancia ante la estupidez; puede tener problemas con el enojo y la ira. Se siente diferente a la masa, no encaja, le cuesta adaptarse, es modelo para otros. Se resiste ante la autoridad y el sistema laboral jerárquico, prefiere esfuerzos cooperativos, posiciones de liderazgo o trabajar solo.

Ha tenido experiencias psíquicas: Nos referimos a premoniciones, ver ángeles o fantasmas, experiencias fuera del cuerpo, escuchar voces. Al poder conectar con otras dimensiones, pueden ver el aura, percibir la energía de personas y lugares, soñar o saber cosas que ocurrirán en el futuro, adivinar el pensamiento, tienen amigos imaginarios, ver elementales, ángeles, seres desencarnados, etcétera.

Ligados a lo espiritual: Busca el significado de su vida y comprensión del mundo a través de religión o espiritualidad, grupos y libros de autoayuda.

Quieren mejorar el mundo:Siente un ardiente deseo de hacer algo para cambiar y mejorar el mundo, pero puede tener problemas para identificar su camino.

Tiene problemas con los sistemas que considera ineficientes, como por ejemplo, político, educativo, médico y legal. En la infancia…: Tiene una clara conciencia de sí mismo, es muy perceptivo e intuitivo, trae una sabiduría innata, desarrolla el pensamiento abstracto desde pequeño, es dotado y/o talentoso, soñador y visionario.

sábado, 17 de octubre de 2015

Tu pareja eres tú mismo


Nuestra relación con el inconsciente siempre es ambivalente: nos atrae y nos atemoriza.

No menos ambivalente suele ser nuestra relación con la pareja: la queremos y la odiamos, deseamos poseerla plenamente y librarnos de ella, la encontramos maravillosa e irritante.

En el cúmulo de actividades y fricciones que constituyen una relación no hacemos más que andar a vueltas con nuestra sombra.

Por ello, es frecuente que personas de carácter opuesto congenien.

Los extremos se atraen: esto lo sabe todo el mundo, y no obstante siempre “nos asombra que se lleven tan bien siendo tan distintas”.

Mejor se llevarán dos personas cuanto más distintas sean, porque cada una vive la sombra de la otra o- más exactamente- cada una hace que su sombra viva en la otra.

Cuando la pareja está formada por personas muy parecidas, aunque las relaciones resulten más apacibles y cómodas, no suelen favorecer mucho el desarrollo de quienes la componen: en el otro sólo se refleja la cara que ya conocemos: ello no acarrea complicaciones pero resulta aburrido.

Los dos se encuentran mutuamente maravillosos y proyectan la sombra común al entorno, al que juntos rehuyen.

En una pareja sólo son fecundas las divergencias, ya que a través de ellas, afrontándose a la propia sombra descubierta en el otro, puede uno encontrarse a sí mismo.

Está claro que el objetivo de esta tarea es encontrar la propia identidad total.

¿Cómo podemos aceptar?


La aceptación es una de las cosas más difíciles, es todo un trabajo interior que requiere de mucha comprensión.

Cuando se da una situación concreta en la vida, la cual te produce malestar, como por ejemplo tener un trabajo que no disfrutas y no te sientes feliz con él; no te gusta y es algo que te ves obligado a vivir, pero no puedes de ninguna manera cambiar la negatividad y el rechazo que sientes con respecto a ello, suele surgir resignación en ti.

La resignación no es aceptación, la resignación es cuando algo no te gusta, no sientes alegría con ello, pero interiormente dices “no tengo más remedio que aguantar”.

Llegar a este punto, es ir en contra de nosotros mismos, pues no podemos realizar ninguna actividad si no sentimos en lo más profundo de nuestro interior alegría alguna. De aquí surge el enojo, la ira, la depresión, la resignación, la esclavitud…Te sientes totalmente preso, sin alternativa alguna, y no eres feliz. Te ves “obligado” a vivir esa experiencia que la vida te ha puesto delante, sin otra solución.

Esto es un karma
Cuando la vida te pone delante cualquier experiencia de la cual sientas sufrimiento y negatividad, es karmático.
Por tanto, la única manera que tenemos de transformar nuestra negatividad y resistencia interior ante la experiencia es con laACEPTACIÓN.

¿Y cómo podemos aceptar?

Con comprensión… con sabiduría… con una visión superior.
Sabemos que la vida está regida por el karma, la ley de causa y efecto. También sabemos que todo es impermanente. Somos conscientes de que en la vida venimos a experimentar lecciones para “aprender” de ellas (volvernos más sabios y conscientes), por tanto, lo único que debemos hacer para lograr aceptar es CAMBIAR NUESTRO ENFOQUE.

 Es decir, cambiar nuestra manera de ver las cosas… mirar desde otra perspectiva más elevada y superior, conscientemente, con sabiduría, sin identificarnos con la experiencia en sí, ya que es en la propia experiencia donde se esconde el aprendizaje, la lección.

Si cambiamos nuestra percepción de las cosas, podremos lograr más comprensión y por tanto, más aceptación.

En el ejemplo anterior sobre el tener un trabajo que no nos satisface, no nos produce alegría, hemos de ser conscientes de que en ese trabajo se esconde la gran lección que la vida nos ha traído. Hemos de observar en nuestro interior y discernir; buscando el “por qué y para qué tengo que vivir esto”.
Cuando indagas en tu interior, descubres que ese trabajo es la gran oportunidad para ti de lograr un estado más elevado de consciencia.

“¿Qué es lo que tengo que aprender de este trabajo que no me gusta?”…

viernes, 16 de octubre de 2015

Científicos descubren posibles huellas de vida extraterrestre en la órbita de una estrella


Astrónomos estadounidenses han detectando extraños torrentes en la órbita de una estrella, lo que podría ser el resultado de actividad de extraterrestres.

La estrella que atrajo la atención de los científicos fue identificada como 'KIC 8462852' por el telescopio espacial Kepler y se encuentra en el cielo del hemisferio norte entre las constelaciones Cygnus y Lyra. 

Los astrónomos se quedaron sorprendidos por el carácter de la luz que produce la estrella y al descubrir un extraordinario desorden de los objetos y materias próximos a ella. 

Aunque se trata de un fenómeno habitual en las estrellas jóvenes, este astro es bastante maduro. Tabetha Boyajian, astrómoma de la Universidad de Yale, EE.UU., dice que los científicos "nunca habían visto nada parecido". 

Las hipótesis sobre el origen del torrente de luz de la misteriosa estrella incluyen las teorías de que son defectos de las herramientas de investigación, son trozos de asteroides o que se deben a un impacto de escala planetaria. 

Sin embargo, Jason Wright, astrónomo de la Universidad Estatal de Pensilvania, ofrece otra interpretación: "La vida extraterrestre debería ser la última hipótesis pero esto parece el producto de una civilización alienígena", según lo cita el portal The Atlantic.


fuente:https://actualidad.rt.com/ciencias/188691-cientificos-descubrir-vida-extraterrestre-orbita-estrella

La búsqueda del hogar (Jeff Foster)


La búsqueda del hogar
Vamos directamente a la raíz:

Esto nunca nos parece suficiente.

Lo que está sucediendo ahora mismo en el momento presente —es decir,esto—, nunca nos parece suficiente. De un millón de formas diferentes, nos pasamos la vida buscando, anhelando y deseando otra cosa.

Buscando algo más.
Buscando algo distinto.
Buscando algo diferente a lo que ahora ocurre.
Buscando algo —en el futuro— que nos satisfaga, nos complete y nos salve.
Buscando respuestas… nos asaeteamos a preguntas hasta volvernos locos.

Jamás hemos sabido descansar aquí, jamás hemos sabido relajarnos completamente en lo que está ocurriendo. Siempre hemos estado sometidos a impulsos que nos empujan hacia un momento futuro en el que suponemos que las cosas irán mejor. Y, como nuestra atención está tan atrapada en el futuro —como en su reflejo, el pasado—, lo que ahora ocurre acaba reducido a un medio para alcanzar un fin, un simple momento en una larga secuencia compuesta por muchos otros momentos. Y como nunca estamos contentos con esto, siempre estamos esperando un futuro mejor.

Eso es, precisamente, lo que llamo búsqueda. Y, en este sentido, todos somos buscadores, porque todos estamos buscando algo.

La búsqueda se expresa de un millón de formas diferentes. En el llamado mundo material tenemos la búsqueda de dinero, de felicidad, de estatus, de relaciones mejores y más satisfactorias, de una sensación de identidad más fuerte. Más cosas que nos hagan sentir más seguros. Es muy importante, en el mundo material, saber quiénes somos, hacer que nuestra vida funcione, cumplir con nuestro destino, alcanzar nuestros objetivos y satisfacer nuestras ambiciones. En el mundo material, es muy importante triunfar. La búsqueda se inicia, a fin de cuentas, para ser alguien en el mundo. Queremos hacer algo con nuestra vida antes de morir.

Por ello el mundo material suele ser tan insatisfactorio. Y por ello nos orientamos también hacia las enseñanzas espirituales. Pero nuestro objetivo, a partir de entonces, deja de ser el de tener un millón de libras esterlinas en nuestra cuenta corriente, un coche más rápido o un matrimonio más satisfactorio. Ahora queremos despertar. Ahora queremos la iluminación. Ya no queremos un nuevo coche, sino acceder a un estado alterado de conciencia. Ya no queremos una nueva relación, sino la beatitud permanente. Y, en lugar del éxito mundano, queremos la iluminación, queremos perder algo llamado ego y trascender algo llamado mente.

Pero no, por ello, la búsqueda espiritual deja de ser, como la material, una búsqueda. En ambos casos, tanto si se trata de la búsqueda de riqueza material como de la búsqueda de iluminación espiritual, se trata del mismo movimiento mental, es decir, de una búsqueda, de un movimiento que se orienta hacia un futuro inexistente.

Es la búsqueda, para mí, de algo en el futuro.

Lo que se halla, pues, en la raíz de toda búsqueda es el “yo”.

Quiero tener, en mi cuenta corriente, un millón de libras y también quiero tener, para mí, la iluminación espiritual. ¡Yo, yo y más yo!

En el núcleo mismo de toda búsqueda se asienta la sensación de un individuo, una identidad, una persona o un yo separado.

La sensación de ser una entidad separada de la vida, separada de esto, separada de los demás, separada del mundo y separada de la Fuente.

En el núcleo mismo de toda búsqueda se halla la sensación de incompletud, la sensación de no estar completos, la sensación de estar fragmentados, perdidos, alienados y, en suma, alejados de nuestro verdadero hogar.

Esta sensación de carencia impregna todos los resquicios de la vida del individuo separado. El yo separado siempre repite el mismo mantra: «No es suficiente, no es suficiente». Y esta sensación de carencia no es exclusivamente intelectual. No es una mera creencia, sino la sensación, tan profundamente arraigada que impregna toda experiencia, de no estar en casa. En algún momento estuvimos en casa, pero ya hemos dejado de estar ahí. Y, en tanto que individuos separados, vivimos angustiados por el recuerdo difuso de una intimidad tan próxima que ni siquiera podemos nombrarla.

Es como cuando, en la infancia, nuestra madre nos dejaba solos en la habitación. Súbitamente desaparecía y nos veíamos desbordados por una añoranza y una nostalgia que, pese a ser inexplicables, parecían dirigirse al núcleo mismo de nuestro ser.

Esta nostalgia parece brotar directamente de la sensación de ser una persona separada.

Pero, como veremos, no es nuestra madre lo que realmente añoramos. Nuestra madre no es más que el símbolo de algo mucho mayor. Lo único que queremos es regresar a la Fuente, regresar al Océano, regresar a casa… regresar, en suma, a lo que éramos antes de que todo esto comenzase.

Dijo el Buda:


«La gente malvada también se parece a quien agita el polvo contra el viento. El polvo no se levantará sin perjudicarle.

»Por eso el sabio nunca saldrá herido, pues la maldad acabará destruyendo a los propios malvados.»

RECUÉRDALO.

Vamos haciendo cosas contra nosotros mismos. Vamos haciendo cosas suicidas. Vamos haciendo cosas que destruirán nuestro futuro. Todos los actos que realizas definen en cierto modo tu futuro. Ten cuidado, no hagas algo que vaya a perjudicarte. Y siempre que intentes dañar a alguien, te estarás dañando a ti mismo. Siempre que intentes herir, que quieras herir, estarás creando “karma” para ti mismo. Serás tú el que salga herido.

En una ocasión, un hombre escupió al Buda, es cierto. El Buda se limpió el rostro y preguntó: «¿Tiene usted algo más que decir?». El hombre se quedó perplejo, asombrado. No esperaba aquella reacción. Pensaba que el Buda se enfurecería. No daba crédito a sus ojos. Se quedó mudo, pasmado.
Ananda, discípulo del Buda, se hallaba sentado a su lado. Ananda se enfureció muchísimo, y le dijo al Buda:

—¿Pero esto qué es? Si dejas que la gente haga eso la vida se torna imposible. Dímelo y lo pondré en su sitio.

Este Ananda era muy fuerte. Había sido un guerrero, era primo hermano del Buda, y también príncipe. Estaba muy enfadado, así que dijo:

¡Qué tontería!. Dame permiso y le daré lo que se merece.

El Buda se rió y dijo: