Cuando somos pequeños pensamos que nuestro potencial es ilimitado. Cuando le preguntamos a un niño qué quiere ser de mayor, sus respuestas a menudo nos sorprenden. Sin embargo, a medida que crecemos y comenzamos a escuchar a las personas que nos rodean, dejamos de creer en nosotros. El miedo al fracaso y la necesidad de aferrarnos a las seguridades hacen que perdamos la confianza en nosotros mismos.
Sin embargo, la autoconfianza es el ingrediente principal del éxito. Si no confiamos en nuestras potencialidades estamos condenados al fracaso, incluso antes de empezar. Por eso, desarrollar la autoconfianza, aprender a apostar por nosotros, es uno de los mayores regalos que podemos hacernos.
Y en ese momento, ocurren pequeños milagros a nuestro alrededor:
1. Criticas menos a los demás
Los juicios y las críticas en realidad reflejan más a la persona que los hace que a quien los recibe. Quienes pasan gran parte de su tiempo juzgando a los demás tienen poco tiempo para crecer como personas. Por eso, cuando empleas parte de tu energía en desarrollar la autoconfianza, te conviertes en una persona menos crítica, dejas de enfocarte en los demás para centrarte en ti. En ese momento, expandes tus horizontes y te conviertes en una persona de mente más flexible y abierta.
2. Inventas menos excusas y haces más
“No tengo tiempo” es la principal excusa que inventan las personas para no emprender nuevos proyectos o perseguir sus sueños. En realidad, en el fondo solo esconde el miedo a fracasar y la falta de autoconfianza. Por eso, cuando comienzas a confiar en ti, esta excusa desaparece y te conviertes en una persona proactiva, que toma la iniciativa y se atreve a hacer lo que de verdad le apasiona. Ya lo había dicho Henry Ford: “tanto si piensas que puedes hacerlo, como si piensas que no puedes hacerlo, en ambos casos estás en lo cierto”.
3. Te conviertes en una persona perseverante
Si no crees en ti, abandonarás ante el primer obstáculo porque este se convertirá en la confirmación de tus peores temores. Sin embargo, cuando tienes confianza en lo que puedes lograr, los obstáculos se convierten en oportunidades para aprender y redefinir tu estrategia. Sin darte cuenta, la autoconfianza te convierte en una persona perseverante, en alguien que no se desanima ante la adversidad. Comprendes que a veces la vida no te dice “basta” sino “detente y cobra fuerzas”.
4. Instas a los demás a creer en ti
Si no confiamos en nosotros, ¿cómo podemos pretender que los demás lo hagan? Al contrario, si transmitimos confianza y seguridad, los demás lo percibirán y terminarán confiando en nosotros. Si los demás ven que no inventamos excusas sino que nos ponemos manos a la obra, tarde o temprano terminarán contagiados con nuestro entusiasmo y optimismo.
5. Asumes una actitud más objetiva ante las críticas