domingo, 17 de abril de 2016

Descubriendo el Sentido de tu Vida


¿Cuál es la causa de la mayoría de nuestras enfermedades? 

¿Cuál es la causa más común de estrés en nuestra vida? ¿Y la de los ataques al corazón? ¿Y la de muchas de nuestras enfermedades? Aunque pueda sorprendernos a primera instancia, la causa más común  de muchas de nuestras enfermedades es la falta de encontrar sentido a nuestra  vida.

En el nuevo milenio mucha gente se preocupa por el mundo y nuestro  lugar en él. Nos hacemos muchas preguntas acerca de cómo conseguir la felicidad. Tan a menudo en nuestros días tenemos todo tipo de cosas que se supone son para hacernos más felices: Títulos, buen trabajo, casa, familia… pero  dentro de nosotros hay una voz apagada que nos continúa preguntando: ¿Es eso  todo? ¿Eso es todo lo que hay? …¡No puede ser! ¡Tiene que haber algo más! Algo  falta… pero ¿qué es?

Claridad de propósito

La respuesta de lo que nos falta es ‘claridad de propósito’. El poder saber responder a las siguientes preguntas: ¿Tiene sentido la vida?, ¿quién  soy?, ¿qué deseo?, ¿qué siento?, ¿cómo me satisfago?, ¿qué he venido a hacer aquí?, ¿qué pasa tras la muerte?… Para  la mayoría de nosotros, lo que la sociedad nos ha enseñado para poder responder  a estas preguntas nos lleva a callejones sin salida. Nos deja todas  esas preguntas sin respuesta.

Podemos saber cómo encontrar sentido a nuestra vida a corto plazo con metas y logros, pero a largo plazo continuamos luchando con la misma profunda pregunta: ¿Cuál es el sentido de mi vida? La respuesta a esta pregunta es una de las más importantes en nuestra vida. Conocer  la respuesta nos pone los fundamentos para la real y plena satisfacción.

Podría ser que tú fueras una de esas personas que podría llenar fácilmente una página hablando sobre lo que tiene sentido para ti en la vida. Pero si lo comparas con la vida que realmente estás viviendo, ves que hay algo más que una pequeña diferencia. Pues aunque la gente pueda llegar a definir lo que es una vida con sentido, la vida que vive nada tiene que ver con su ideal.

Ésta  falta de propósito se manifiesta en nosotros como una perpetua angustia. Pues  aunque tengamos una vida con comodidades, podemos detectar una tristeza interior  que ha estado allí desde hace tiempo, una pena que no es fácil de identificar,  un vacío en lo profundo de nuestro ser…

Continuamente pensamos que si solo tuviera  algo más, entonces sí que sería feliz. Solemos decir: cuando termine mis  estudios…, cuando encuentre un trabajo…, cuando tenga un salario más elevado…, cuando tenga pareja…, cuando tenga hijos…, cuando mis hijos sean mayores…, cuando tenga una casa más grande…, cuando tenga un coche…, cuando tenga un coche  mejor…, cuando tenga una pareja mejor…, cuando me jubile… Y sin  darnos cuenta se nos ha escapado la vida.Pues aunque vayamos consiguiendo cada una de  esas cosas continúa  persistiendo el sentimiento de que algo nos falta, de que no sabemos exactamente  qué es lo que queremos hacer con nuestras vidas.

Podemos esperar pacientemente hasta que nos jubilemos… o hasta que llegue nuestra muerte, si es que ya nos hemos conformado con ‘lo que nos ha tocado vivir’. Pero también podemos elegir encontrar el sentido de nuestra vida ahora, en este momento de nuestras vidas. Podemos elegir dejar atrás nuestras enfermedades y sentimientos limitativos y empezar a disfrutar de la vida en su máxima expresión.

Para  ello habrá que dejar atrás años de condicionamiento, décadas de falsedad, y  enfrentarse a la verdad. La verdad que nos permitirá vivir en completa libertad.  La verdad que nos permitirá ‘ver la  vida tal como es’ y no  ‘tal como nosotros la vemos’, la  verdad que nos permitirá crear una gran diferencia en nuestras vidas y en la de  los demás.

¿Cómo encontramos la verdad?

Después de más de una década de búsqueda, encontré finalmente una técnica -Vipassana- que no solo me permitió encontrar la verdad, sino que me permitió curarme  de una enfermedad considerada crónica e irreversible (Fibromialgia) y vivir una vida plena, con sentido, paz y armonía.

Desde entonces he encontrado muchas personas en mi camino, en distintas partes del mundo que también habían andado buscando. Habían experimentado con muchas técnicas y muchos distintos tipos de meditación pero no fue hasta que toparon con Vipassana cuando todo su mundo se transformó. Vippasana, les ofreció igual que a mí, una verdadera paz interior, revolucionando sus vidas con una nueva chispa, sanado sus enfermedades, incrementado sus niveles de energía, y armonizándolos con el mundo exterior.

La Técnica Vipássana

LA ENERGÍA DEL CORAZÓN Y SER UNO MISMO


Ya llevo un tiempo escribiendo de la energía del corazón y ser uno mismo, y aquí voy a intentar explicarlo de forma sencilla.
Ser uno mismo en pocas palabras es ser feliz con lo que hagas, es hacer lo que sientes que quieres hacer sin involucrarte ni entrometerte en la vida de los demás y no permitir que se interpongan en la tuya. Eso es ser libre, la libertad no bloquea las decisiones ajenas aunque sean erróneas. pero tampoco se deja manipular por ellas. Para ello hay que conocerse a si mismo.
Para conocerse a si mismo se tiene que adoptar  una actitud neutra, ser neutro no es ser una persona sin sentimientos amargada y fría como el hielo. Ser neutro es disfrutar de la vida y ser feliz con lo que uno siente que le gusta cuando le gusta y en el lugar que le guste, sin esperar permiso ni aprobación de nadie, ya sea familia, amigos o desconocidos.
Hacer lo que te gusta no es hacer lo que te dice la mente, la mente inventa excusas, miedos y razonamientos lógicos para alejarte de lo que realmente sientes que tienes que hacer. O simplemente intenta satisfacer los caprichos ajenos o del ego. Si solo usas la mente, la mente piensa, opina, razona, supone pero nunca sabe. Cuando uno se deja guiar por la energía del corazón ya no piensa ni supone, simplemente sabe, sabe que lo que siente es real, no hay dudas. No hay que confundir el sentir con la emoción, la emoción es manipulable por el ego, miedos y pensamientos, el sentir es inalterable no se manipula, se puede bloquear o hacer ver que no sientes, pero ahí esta, y siempre te lo recordara. Cuando conectas mente y corazón haces realidad todo lo que te propongas.
El libro de los cuatro acuerdos del Dr Miguel Ruiz expresa de forma muy simple lo que significa ser uno mismo.
estos cuatro acuerdos son:
Ser impecable con las palabras
Hacer lo mejor de ti mismo
No hacer suposiciones
No tomar nada personalmente
Estas son las cuatro claves para dejar de ser comida, y ser libre. No solo  de los toltecas,  si no de todas las culturas tribales. Todas  se guían por estas normas simples.
Ser uno mismo es aceptarse como eres, sin intentar ser otra persona, o intentar ser lo que te dijeron que tenias que ser. Y tener la valentía para hacerlo. Superar los miedos ajenos que en realidad no son tuyos, son del ego.  El ego es una energía implantada ajena a nosotros que siempre quiere destacar y competir para satisfacer a los “Dioses” y servir de alimento.
Como comenté en otra entrada de la sabiduría Lakota es eso precisamente lo que se enseña,  a ser uno mismo. Los animales de poder es una ayuda para conectarse con la vibración de ese animal que destaca en ti para aprovechar la esencia y energía que te proporciona ese ser que conecta con la naturaleza de tu alma.

sábado, 16 de abril de 2016

Yo Soy, el Yo Soy (Divinidad Olvidada)





Hubo un tiempo en el que el hombre conocía su herencia y su linaje; conocía a Dios, no como una esencia ajena a su ser, sino como el Ser sublime de vida y pensamiento continuo que era la misma fuerza vital de su Yo divino y eterno.




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“Saludar la aurora”


“En Grecia se la llamaba ambrosía, en la India el soma, los alquimistas la llamaban el elixir de la vida inmortal… Todas las culturas han mencionado la existencia de un brebaje de la inmortalidad y algunas incluso explican cómo prepararlo.

En realidad este brebaje existe en la naturaleza, pero evidentemente no en cualquier parte: sólo se encuentra en las regiones más sutiles y las más puras del espacio, y en ciertos momentos particulares, como a la salida del Sol. 

La aurora es el momento más favorable de la jornada, porque la verdadera bebida de la inmortalidad es la luz, y por la mañana, al salir el Sol, podemos captar esa luz para alimentar nuestros cuerpos sutiles.

Si, en la primavera y durante el verano, vamos a contemplar la salida del Sol, es precisamente para beber de esa quintaesencia de vida que se extiende por el universo. Las piedras, las plantas, los animales y los humanos reciben al menos algunas partículas. 

El camino hacia La Libertad


Libertad, es una palabra maravillosa que, me animaría a decir sin temor a equivocarme, la es para cada ser que habita este planeta.

Todos asociamos a la libertad con algo, por ejemplo; “si tuviera dinero sería libre…” o, “si mi trabajo fuera viajar, me sentiría libre…”, en fin, las variantes pueden ser infinitas y en difinitiva es sinónimo de felicidad.

¿Pero es en verdad así?

¿Alguna vez nos pusimos a pensar qué significa realmente para nosotros?
Probablamente, cuando éramos chicos y estabamos entrando en la adolescencia, ser libres era crecer más rápido y ser grandes para “hacer lo que yo quiera”. Y cuando crecimos y nos convertimos en adultos, se nos empezó a complicar; los deberes, obligaciones, responsabilidades y mandatos varios, tanto familiares como sociales, nos hicieron ver la Libertad como algo que sólo existía en los libros o una sensación de la cual gozábamos por corto tiempo.

En mayor o menor medida, todos hemos tenido a lo largo de nuestra historia, uno o varios, momentos de crisis, donde el dolor, la angustia o quizás la rabia nos han hecho sentir atrapados, sin salida.
Es probable también, que en esos momentos desesperantes, nos haya sorprendido algún pequeño “flash” donde sentimos que la salida estaba dentro nuestro.

Pero vayamos a las cosas de todos los días, a las limitaciones cotidianas. Cada, “no puedo…”, “no sé si me animo…”, “no tengo dinero, o suerte, o pareja, etc.”, “no sé si me irá bien…”; son pequeñas cárceles que nos construimos. Cada vez que decimos una de estas frases nos creamos un cerco que nos impide ir más allá e incluso no nos deja ver el mundo de infinitas posibilidades que nos rodea.

El miedo automáticamente nos encierra, nos limita, nos hace caminar en círculos. Es el que nos paraliza y ya es tiempo de que empecemos a desarmarlo pues que se achique o se agrande, depende exclusivamente de nosotros.

Desbaratarlo, es un trabajo de cada día, enfrentando de a una las situaciones en las que el miedo se hace presente. A lo mejor, no lo logramos la primera vez, pero si insistimos tenemos el éxito asegurado.

No nos olvidemos que muchas veces es más grave el miedo al miedo que a lo que realmente vamos a enfrentar o resolver.

Probemos cambiar nuestra actitud en lo de todos los días, y en cada pequeño triunfo, vamos a experimentar la libertad, y esa misma sensación nos va a dar fuerzas para hacer cambios cada vez más importantes.

viernes, 15 de abril de 2016

“Herramientas mentales para conseguir todo lo que deseas”


“Herramientas mentales para conseguir todo lo que deseas” 
por Alfredo Alcázar.


Alfredo Alcázar: Confundador de Mindalia.com, la red social de ayuda a través del pensamiento positivo, y Mindalia Televisión, que recorre todo el mundo para llevar conocimiento y crecimiento humano a todo el planeta. 

Profesional de la comunicación desde hace más de 35 años, en radio, televisión, prensa e Internet, decidió junto con Eva López, cofundadora de Mindalia.com, alinear toda su experiencia y trabajo con su corazón, creando el movimiento Mindalia, ONG sin ánimo de lucro, con la que colaboran miles de personas en todo el mundo.

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“La armonía interior y la meditación”


Encontrar nuestro centro. Ésa es la cuestión.
En mayor o menor grado, al no lograr ser totalmente dueños de nosotros mismos, todos estamos desintegrados o, lo que es más grave, tironeados por una infinidad de tendencias opuestas y contradictorias que nos hacen perder la conexión con nuestro verdadero ser interior.

Los conflictos que cada uno lleva dentro suyo, nos hacen sentir frustrados, tensos, desamparados. Dichos sentimientos generan inseguridad, confusión, temores. Ellos nos quitan energía; las fuertes presiones internas dividen a nuestro ser en pedazos que se tornan cada vez más difíciles de recomponer…

Un ejemplo vivo de conflicto interno es la neurosis, un tema de nuestro tiempo que pocas personas son conscientes de padecer. Por lo general, “esos” son males que le llegan a los otros y no a nosotros. Ante la imposibilidad de “ver” en su interior, de detectar en sí mismos este tipo de males y la incapacidad de asumir que su verdadera visión se encuentra bloqueada por fuerzas inconscientes, el ser humano recurre a artificios de todo tipo para reconquistar la armonía perdida. Aquí entran en juego los psicofármacos, ilusorios donantes de una paz momentánea.

La vida de la persona se torna penosa: pierde su capacidad de disfrute y comienza a girar en un movimiento circular del que difícilmente logra salir. La sensación de soledad en compañía la asalta a cada instante, la chispa de vida interior se extingue de a poco y el cuerpo va sintiendo las consecuencias en cada vuelta de rueda.
Sólo el desarrollo de la consciencia en forma completa, puede llevar por el camino correcto.

La práctica de la meditación permite alcanzar el equilibrio de todas las partes a través de la búsqueda interior consciente. En un principio puede resultar difícil integrar la mente con el alma para hacer de la vida algo equilibrado, beneficioso. Pero con la práctica se va logrando una mayor concentración y serenidad que llevan a la resolución de los conflictos internos. Con cada paso que se avanza, la integración es más notoria. De a poco, la práctica de técnicas de respiración o introspección, se vuelve tan necesaria todos los días como el dormir o el respirar.

Naturalmente, los occidentales vivimos en un medio que muchas veces no nos permite enfocar fácilmente los cambios en este sentido; pero aún así, nadie ignora que existe el libre albedrío: cada uno de nosotros tiene la posibilidad de elegir elevar o bajar los brazos.

El hombre en busca de la completud


Comúnmente escuchamos decir: “Todo lo que necesitamos está dentro” o “Somos seres completos”, pero aunque parece una idea muy simple conlleva todo un proceso de descubrimiento.

El hombre en busca de la completud

En general, en nuestro habitar el mundo, nos movemos por necesidad, y la necesidad pasa de lo material a lo emocional, cubriendo inconscientemente una carencia por otra.

En las parejas esto se ve a menudo en el siguiente reclamo: “Necesito que seas así” o “necesito que lo hagas por mí” o “no me haces feliz, necesito que cambies”. También se puede ver en las relaciones:  “cuando tenga tal puesto de trabajo, estaré mejor”, “las cosas serían diferentes si conseguiera aquello…”, “algún día esta situación va a cambiar, entonces yo podré manejarme como quiera”.
En resumen todo ronda en lo siguiente: “necesito llegar a esto para poder ser feliz”. Me siento un hombre incompleto, un hombre desdichado, entonces espero que el afuera me dé lo que no encuentro en mi propio espacio interior. ¿Es esto posible?.

Se trate de una búsqueda material, como alcanzar cierto status social o un progreso económico; o de una necesidad emocional, como que alguien me dé la felicidad que no consigo por mí mismo, ambas búsquedas están enfocadas en lo mismo: completarse en el afuera.

Todos podemos reconocer un sentimiento, una sensación incómoda, que nos está diciendo “esto no es todo, hay algo más”.Esta sensación acarrea muchas veces una gran frustración, incluso depresión.
Este sentir tuvo un origen, y si no lo hacemos consciente, continuaremos buscando insaciablemente afuera, cuando en realidad se trata de zambullirse en un mundo que es sólo mío, porque único es mi recorrido como ser espiritual.

Recordemos para comprender

A menudo parece que la historia comenzó con la llegada de Cristo, o un tiempo antes tal vez. También muchos toman como punto de partida las comunidades de los pueblos originarios habitando la tierra. Pero si creyéramos que todo comenzó aquí, sería muy angustiante, porque ya desde este tiempo el hombre tenía la conciencia de estar esperando “algo más”.

Hubo un momento en que el hombre no esperaba nada, pues vivía en otro estado de conciencia, vivía en comunión con todo. El otro y él eran uno; él y la naturaleza eran uno. Él y la divinidad eran uno. El hombre vivía sus días en comunión, sin polaridad. Él actuaba guiado por una Voz que lo penetraba. No pensaba en lo que tenía que hacer, sabía lo que tenía que hacer. No había lugar a confrontación alguna entre ellos ni a abusos sobre la naturaleza; todo se respetaba, todo era un mismo cuerpo.
Como el hornero que lleva en si el conocimiento de cómo hacer su casita de barro sin que nadie se lo explique, sólo construye cuando es el momento exacto, sin ningún beneficio mayor que sencillamente existir, el Hombre existía también así.

Él y Dios eran uno. No había Dios, era el Hombre, no había Hombre, era Dios. Este periodo de elevada conciencia colectiva muchos lo han llamado la época de Atlántida y Lemuria. Igualmente el nombre no es lo importante, sino lo que sucedió y lo que marcó en el hombre.

Se vivía en una perfecta unidad que permitía al hombre existir sin error, sin polaridad, pero había algo que no resplandecía; algo que hoy nos hace individuos y responsables de nosotros mismos: No existía la conciencia de un Yo único, de un Espíritu único. Conciencia que nos hace únicos y responsables de nuestro camino.

Entonces, empujado por la búsqueda de sí mismo, por la ambición innata de reconocerse como un ser separado, el hombre se preguntó “¿Quién soy yo separado de todo esto?”, “¿qué quiero Yo separado de todo esto?”, “¿Cuál es mi vida, dónde empieza y dónde termina?”.
Y como la luz nunca impone su voluntad, aceptó este proceso como una necesidad evolutiva, y la  raza humana se separó del Todo…

Este proceso de separación y maduración se dio como parte de una evolución necesaria, similar a cuando un niño o adolescente deja de sentirse niño y pequeño, necesita separarse, diferenciarse de su familia, necesita negar su origen e incluso rechazarlo. Necesita encontrar sus propias respuestas y no escucha consejos ni permite que hagan las cosas por él. Este ser toma su adultez y emprende la vida como un ser responsable de sus aciertos y errores. Luego es seguro que volverá a su hogar, reconocerá a la familia, valorará lo que se le dio, pero para verlo necesitó alejarse.
El hombre se separó buscando lo mismo: su propio camino. Decide separarse, no para olvidarse de su origen, sino para luego volver por propia decisión.

El tiempo transcurrió, y el recuerdo de aquella unidad fue disipándose. El hombre cree que siempre estuvo así, separado, solo en un mundo de multitudes. Pero a la vez, una chispa divina, herencia de su primer hogar, continúa hablándole como siempre y le dice: “Regresa. Busca el camino de regreso”.
Pero sumergido en el olvido de su origen, ¿cuál es el camino de regreso?, ¿será progresar económicamente…?  No, debe tratarse de estar cerca de los seres más amados y ser feliz junto a ellos…. No, tanto materia como cuerpo, son pasajeros. Debe haber algo que esté más allá de mi mismo, de mis comodidades físicas y emocionales. Debe haber algo que me haga estar en paz más allá de lo que tenga o no… pero ¿cómo lo conquisto?

Perderse para encontrarse