lunes, 25 de abril de 2016

10 problemas que enfrentas si tienes un alma antigua


Tu manera particular de ver las cosas te dará una perspectiva diferente de estas situaciones.

1. Nunca sentirse totalmente comprendidas

Las personas con almas viejas pueden ser vistas como personas extrañas ya que usualmente tienen ideas y estándares de vida poco convencionales. Usualmente sentirán que hay algo que los separa del mundo real, porque cosas como tener una gran riqueza y otros aspectos de vivir una vida materialno les interesan realmente. Tener expectativas e ideas diferentes sobre cómo vivir puede hacer que sea difícil que los demás te comprendan y comprendan el propósito de tu vida.

2. Nadie comprende lo relajada que eres y la facilidad que tienes para perdonar

Las almas viejas tienden a tener un punto de vista filosófico de la vida y ven las cosas en perspectiva. Es decir, que cuando los problemas aparecen y te ves forzada a superar grandes obstáculos, comprendes que incluso en los momentos más difíciles de la vida hay beneficios. Pueden ver lo bueno en las personas, en la vida y en las interacciones del día que parecen negativas o monótonas.
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3. Puedes contenerte mucho a la hora de vivir la vida

A medida que evolucionas, la conciencia que tienes sobre ti mismo aumenta y eres capaz de identificar de manera firme tus creencias sobre la vida y el mundo. El problema es que usualmente pueden ves muchas posibilidades dentro del espectro de la vida, y en vez de sentirte liberada para crear el destino que deseas, te inhibes gracias a esta libertad que has establecido.

4. Tomar decisiones basándose en unasensación parece lógico

La intuición es un lenguaje sutil y sofisticado, y estas personas trabajan todos los días para sincronizarse con la manera en que su cuerpo se comunica con ellos. Este instinto es elnivel más simple y básico de la intuición física que comunica mensajes de si/no o seguro/no seguro. Usamos esto cuando tratamos de tomar decisiones sobre ciertas personas o relaciones a nivel personal y profesional. Estas almas viejas dejan que su instinto los guíe a la hora de tomar decisiones y los demás no comprenderán cuando les digas que ‘hay algo que sientes’ con respecto a algo o alguien.
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5. Puedes ser vista como alguien solitaria

Estas personas desean tener relaciones importantes, con impacto y que duren en todos los aspectos de su vida. Preferirían tener un par de amigos cercanos que decenas de conocidos que casi no conocen, lo que no quita que sean sociables. Tal como los introvertidos, preferirían utilizar su energía social con personas con quienes puedan tener conversaciones profundas.

6. No estás seguro si alguna vez encontrarás tu hogar

Bailando con el Universo, por Deepak Chopra



NUESTRO CUERPO, NUESTRA MENTE, NUESTRAS emociones, nuestra fisiología entera está cambiando a cada momento en función de la hora del día, de los ciclos de la luna, las estaciones e incluso las mareas. Nuestro cuerpo es parte del universo y, en última instancia, todo lo que sucede en el universo afecta a su fisiología. Los ritmos biológicos son una expresión de los ritmos de la Tierra en relación con todo el cosmos, y sólo cuatro de ellos (los ritmos diarios, mareales, mensuales y lunares) son la base de todos los demás ritmos de nuestro cuerpo.

La Tierra gira sobre su eje, por lo que experimentamos un ciclo de 24 horas de día y noche al que llamamos ritmo circadiano. Dicho ritmo se basa en el giro de la Tierra y, al formar parte de ella, también todo nuestro cuerpo gira siguiendo el ritmo de la Tierra. Cuando este ritmo biológico se ve interrumpido, por ejemplo, por algún viaje de larga distancia, sentimos jet-lag. También cuando nos quedamos trabajando toda una noche, aunque descansemos durante el día no nos sentimos del todo bien, ya que nuestros ritmos biológicos están desacompasados con los ritmos cósmicos.

Los datos científicos muestran que si sometemos a un animal a cierta dosis de radiación una vez al día, éste puede experimentar algún efecto beneficioso. Pero si le damos la misma dosis de radiación doce horas más tarde, el animal puede morir. ¿Por qué? Porque su fisiología ha cambiado por completo en ese periodo de doce horas. Incluso nuestra pequeña experiencia subjetiva nos dice que a ciertas horas del día tenemos hambre, mientras que a otras tenemos sueño. Sabemos que tendemos a sentirnos de una cierta manera a las cuatro de la tarde y de otra a las cuatro de la mañana.

Los ritmos de las mareas también afectan a nuestra fisiología. Estos ritmos son el resultado del efecto gravitatorio del sol, la luna y las estrellas de galaxias distantes sobre los océanos del planeta Tierra. En nuestro interior nosotros también tenemos un océano similar a los de nuestro planeta. Más del 60 por ciento de nuestro cuerpo es agua, y más del 60 por ciento de nuestro planeta es agua. Por lo tanto, experimentamos en nuestra propia fisiología las pleamares y las bajamares y los flujos y reflujos de las mareas. Cuando nos sentimos incómodos es porque nuestro cuerpo está fuera de sincronía con el cuerpo del universo. Pasar tiempo cerca del mar o en cualquier sitio natural puede ayudarnos a sincronizar nuestros ritmos con los de la naturaleza.

El ritmo lunar es un ciclo de veintiocho días que se produce como resultado del movimiento relativo de la Tierra, el sol y la luna. Dicho ritmo es evidente considerando el crecimiento y decrecimiento de la luna. Vemos la luna llena, media luna, dejamos de verla, y el ciclo vuelve a empezar otra vez. La fertilidad humana y la menstruación son buenos ejemplos de ritmos lunares, pero hay otros muchos ciclos de veintiocho días. Cuando trabajaba como medico en una sala de urgencias, era de esperar que atendiésemos a más pacientes con determinados tipos de problemas dependiendo de la hora del día y de los ciclos de la luna.

Debido al movimiento de la Tierra alrededor del sol, experimentamos los ritmos estacionales en forma de diferentes cambios bioquímicos en nuestro cuerpo y mente. Por eso somos más propensos a enamorarnos en primavera o a deprimirnos en invierno. Las personas que padecen un síndrome conocido como desorden afectivo estacional se deprimen en invierno pero mejoran al ser expuestos a la luz solar. Los cambios estacionales no sólo afectan a la bioquímica del cuerpo humano: afectan a la de los árboles, las flores, las mariposas, las bacterias y todo lo que está presente en la naturaleza.

La Tierra se inclina sobre su eje en primavera y brotan las flores, las marmotas salen de sus madrigueras, migran las aves, los peces regresan a sus territorios de desove y comienzan los rituales de cortejo. Las personas se sienten inclinadas a escribir poesía, los amantes cantan sus canciones y corazones jóvenes y viejos se enamoran. Los ritmos estacionales nos afectan biológica, mental y emocionalmente; todos ellos tienen que ver con la relación entre la Tierra y el sol.

Hay otros ritmos y ciclos que oscilan cada pocos segundos, como las ondas cerebrales y electrocardiográficas, mientras que otros como los ritmos ultradianos duran desde treinta minutos a veinticuatro horas. Hay ciclos dentro de otros ciclos, alcanzándose un elevado nivel de complejidad que en su conjunto funciona al unísono como una sinfonía.

Todos esos ritmos crean la sinfonía del universo; cuerpo y mente siempre están intentando sincronizar sus ritmos con los ritmos universales.

domingo, 24 de abril de 2016

“Despiertos y lúcidos”


“La mayoría de los hombres no sólo encuentran natural dejarse llevar por las emociones, por las efervescencias, por las pasiones, sino que piensan que es eso lo que da gusto e intensidad a la existencia. 

¿Acaso se preguntan alguna vez en qué estado se encontrará su cerebro cuando tengan necesidad de reflexionar para resolver problemas importantes y comprender las verdades esenciales de la vida?


Para que vuestro cerebro sea siempre resistente y esté disponible, debéis ser prudentes, mesurados en cada una de vuestras actividades y sobre todo debéis tratar de dominar los movimientos de vuestra vida psíquica. 

Si no, aunque el sabio más grande viniese a revelaros el enigma del universo, no comprenderíais nada, no oiríais nada, no veríais nada. Y es una lástima. 

Actitud | Victor Küppers


Actitud | Victor Küppers | TEDxAndorralaVella

¿Alguna vez ha pensado en la gestión de su entusiasmo? 

Victor es un entrenador optimista y positiva que nos ayudará a traer lo mejor de nosotros mismos de manera eficiente. 


sábado, 23 de abril de 2016

Yo Soy, el Yo Soy (El Rayo Divino de Luz)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE


Es muy importante saber que hay Rayos Naturales que penetran a través de la atmósfera o cinturón etérico dentro de la atmósfera de la tierra. Al decir naturales, me refiero a los Rayos proyectados por la Divinidad o Gran Sol Central, que en años recientes han sido hechos permanentes. 



SI QUIERES SUSCRIBIRTE PINCHA EL SIGUIENTE ENLACE:
https://www.youtube.com/channel/UCx01wtZxSkOSk31Arrgk6Uw

Los niños amados se convierten en adultos que saben amar



Nuestras primeras experiencias con el mundo marcan nuestro desarrollo emocional.En los niños se entreteje una red que conectará su mente y su cuerpo, lo que determinará en gran parte el desarrollo de la capacidad de sentir y de amar.
En este sentido, nuestro crecimiento emocional dependerá de nuestros primeros intercambios emocionales,los cuales no enseñarán qué ver y qué no ver en el mundo emocional y social en el que nos encontramos.
Así, el campo de nuestra infancia nos permite sembrar las semillas del amor de manera natural, lo que determinará que la capacidad de amar y ser amados crezca de manera saludable y nos ayude a desarrollarnos.
“Somos seres emocionales que aprendimos a pensar, no máquinas pensantes que aprendimos a sentir”
-Stanisla Bachrach-
El significado de la nostalgia

Si alimentamos a los niños de amor, los miedos morirán de hambre

Las muestras de cariño y afecto elevan la autoestima en los niños y les ayudan a construir una personalidad emocionalmente adaptada e inteligente. Es decir, nuestro amor les ayuda a manejar los miedos naturales que surgen en las diferentes edades, fomentando un grado de sensibilidad saludable.
Los niños tienen una confianza natural en sí mismos. De hecho, nos asombra que ante desventajas insuperables y fracasos repetidos no se rindan. O sea, que la persistencia, el optimismo, la automotivación y el entusiasmo amistoso son cualidades innatas.
En este sentido, es el mundo o, mejor dicho, los adultos, los que vamos mermando esa inteligencia emocional con la que todos nacemos.
Darnos cuenta de esto nos ayuda a ser conscientes del papel tan relevante que tiene amar a nuestros hijos y educarlos desde el respeto, la empatía, la expresión y la comprensión de sentimiento, el control del enfado, la capacidad de adaptación, la amabilidad y la independencia.
el mundo azul

¿Qué podemos hacer para criar niños felices y saludables?

UN DÍA DECIDÍ PERDONARME



Un día decidí dejar de culparme y hacer algo más constructivo, perdonarme y soltar algunas cosas de mi pasado que aún me pesaban. Dicen que cuando no llegas a perdonar a una persona, nunca terminas de superar lo que te hizo, no lo sueltas; cargas en tu corazón con el resentimiento, el rencor y la rabia; sentimientos que te intoxican desde dentro y que, a la larga, sólo traen consigo amargura y frustración. Entonces, ¿qué podía pasar si no me perdonaba a mi misma?. Nada bueno.

Decidí dejar de justificar mis errores. Que confundimos justificar con perdonar y no es lo mismo. Las justificaciones alivian, a veces vienen bien, pero pueden actuar como una venda en los ojos; las excusas no nos permiten responsabilizarnos de nuestros actos, y así, nunca llegamos a afrontarlos. Sentarme cara a cara con mis equivocaciones, sin justificaciones, ni excusas, pero también sin culpas ni reproches, fue el primer paso.

Decidí dejar de culpar a los demás de mis problemas. Es verdad que a veces no supe elegir bien mis compañías. Invertí esfuerzos en quienes no los merecían, relegando a un segundo plano a personas maravillosas. Pero al fin y al cabo, esa fue mi elección en ese momento de mi vida; me responsabilicé y me perdoné por ello.

Siempre nos dicen, “no te preocupes si te equivocas, que de los errores se aprende”. Pero eso no es tan fácil. Hubo cosas que aprendí a la primera, pero no fueron muchas. Tropecé siete veces con la misma piedra, me caí, me rompí, me levanté y me volví a caer. Culpé a la piedra. Y volví a caer. Intenté cerrar los ojos para no verla. Y volví a caer. Traté de saltarla. Y volví a caer. Y es que no se trataba de ir por el mismo sitio esquivando piedras, sino de cambiar de camino.

Perdoné las lágrimas que solté de más, por cosas que no valían la pena, que no valían mi pena. Fue más duro perdonar las lágrimas que no salieron. Aquellas que nunca encontraron camino a través de mi dolor, que quedaron dentro, ahogando mi corazón.

Me perdoné por haberme dejado en último lugar tantas veces. Por no haberme cuidado y protegido. La tristeza que algunas personas traen a nuestra vida, aparece para avisarnos de que nos alejemos de esas personas; si te paras a escucharla, te lo dirá, pero es algo que no solemos hacer. Cuando una situación nos frustra y nos enfada, ha llegado el momento de luchar para salir de ella; pero en lugar de utilizar la fuerza de ese enfado para tomar impulso, se lo echamos a alguien a la cara, o nos lo tragamos y nos quemamos por dentro. Me perdoné por no haber sabido escuchar mejor a mis emociones y valorar su sabiduría.

Me perdoné mis perfeccionismos, mis exigencias, mis miedos. El tiempo perdido en cosas sin importancia, un tiempo que jamás volverá. Paradójicamente el tiempo es algo que he aprendido a valorar con el tiempo. Me perdoné no haber sabido valorar lo que tenía, por darme cuenta demasiado tarde. Esto costó más. Recordé los momentos pasados, los momentos felices, aquellos que dan sentido a la vida y me prometí a mi misma no volver a pasarlos por alto. No pude perdonarme hasta que no pude sonreír al recordar. O quizás fue al revés. Da igual.

Solté esa parte de mi pasado que siempre me pesó, quedé libre de él y, entonces, pude aceptarme de verdad, entera, completa, con mis luces y mis sombras. Pude soltar de una vez por todas esa maleta de mi pasado que ya no cabía en mi presente. Me sentí libre de cargas antiguas, preparada para lo nuevo que llegue a mi vida.

Y entonces me di cuenta de que todos aquellos errores, equivocaciones y pérdidas formaban parte de mí, del mismo modo que mis éxitos y mis alegrías. Abracé todas aquellas experiencias, gracias a ellas soy quien soy.

Y agradecí.